Piñera margina a la UDI de segunda vuelta y comienza la disputa por el gabinete
16.12.2009
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16.12.2009
Concentrado en evitar que se le escape el porcentaje de votos que dejó ME-O, el candidato opositor excluyó al gremialismo –partiendo por Joaquín Lavín- de la primera línea de la campaña, repitiendo un diseño que el 2005 no le permitió derrotar a Michelle Bachelet. Bajo forzoso silencio a fin de garantizar el triunfo en enero, la UDI optó por apurar las negociaciones para el gabinete, pero dividida por el cuestionado rol de su presidente, Juan Antonio Coloma, y del grupo liderado por Andrés Chadwick, Andrés Allamand y Alberto Espina, que monopolizan la interlocución con Piñera. Éstos preparan una agenda legislativa que parte por regular las uniones civiles homosexuales, la que declaran “intransable”. Víctor Pérez, secretario general del partido más poderoso de Chile contesta: “Si alguien quiere un conflicto, que no olvide que ahora tenemos 40 diputados”.
Una profunda pero bien contenida indignación comenzó a apoderarse de la UDI, al enterarse que su candidato presidencial, Sebastián Piñera, decidió marginar no sólo al derrotado candidato a senador por la Quinta Región, Joaquín Lavín, sino que a todo el gremialismo de cualquier rol público relevante en la campaña de segunda vuelta. El argumento: la presencia de rostros connotados de la UDI le impediría capturar los votos contestatarios de ME-O, de los que requiere al menos un tercio para garantizar el 17 de enero su ingreso a La Moneda.
En las disciplinadas filas gremialistas, el discurso de “privilegiar el bien común mayor”, esto es ganar la presidencial, ha frenado que se ventilen los airados reclamos de los parlamentarios y del ala más dura de la colectividad.
Así lo confirmaron diversos dirigentes de la UDI a CIPER tras las primeras 48 horas de la elección del domingo. La serie de bruscos ajustes que ha experimentado el comando de campaña de Piñera revelan cuán alto es el precio dispuesto a pagar por ese partido con tal de alcanzar La Moneda, esta vez bajo el paraguas del que fuera su peor enemigo.
Hasta ahora, el costo incluye pasar por alto el enorme poder parlamentario conquistado por el partido de calle Suecia -logró 40 diputados versus 19 de RN-, el sacrificio de los dirigentes que perdieron y la ausencia de gestos de retribución a su despliegue territorial, que hasta en el propio comando piñerista reconocen como fundamental para el 44,05% obtenido por el empresario. A la hora del recuento, se cita el trabajo del presidente metropolitano de la UDI, Víctor Kreft, y los diputados de la región, que lograron movilizar a más de la mitad de las casi 15 mil personas que se congregaron en el acto de cierre de campaña y “el 99% de los que asistieron a la proclamación del Arenazo, todos llevados por nosotros”.
-Dejarlos fuera es un suicidio. A mí tampoco me gusta la UDI, pero todos saben que no pueden hacer eso -comenta un allegado al comando de Piñera, recordando que se procedió en términos similares para el balotaje de 2005 ante Michelle Bachelet, y el resultado fue que Piñera no logró captar todos los votos de Lavín en primera vuelta.
La prueba más fuerte para la paciencia de los gremialistas surgió el martes, con el lanzamiento de las nuevas vocerías del comando. Fueron acaparadas por figuras parlamentarias de RN, precisamente las que inflingieron las derrotas más dolorosas para la UDI: Lily Pérez, que venció a Marcelo Forni, y Marcela Sabat, que hizo lo mismo con el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Álvarez. La lista la completaron la también RN Karla Rubilar, mientras que la única UDI es Mónica Zalaquett, completamente desconocida antes de la campaña.
Las señales comenzaron al día siguiente de los comicios, el lunes 14, cuando dos de los lugartenientes RN de Piñera, su generalísimo Rodrigo Hinzpeter y el senador Andrés Allamand, descartaron públicamente lo que hasta entonces todos daban por hecho: que Lavín asumiría como vocero del comando ese mismo día. Mientras el primero anunciaba que “nuestro comando en sus trazos gruesos no va a sufrir modificaciones” y “no hay nada que explicar” respecto al rol del ex alcalde; el segundo le bajó de un plumazo la importancia a su ausencia: “su situación es asimilable a la que van a tener el resto de las personas que compitieron y perdieron por una votación muy estrecha”.
Horas después, Hinzpeter fue aún más lejos al comentar en Radio Agricultura que Lavín “no necesita que nosotros lo llamemos o que nosotros esperemos que nos llame”. Al final, Lavín se fue de vacaciones –lo mismo que él, siendo candidato el 2005, le prohibió hacer a Longueira- y a su regreso podría sumarse al discretísimo trabajo de aportar contenidos para un eventual futuro gobierno opositor. Destacados personeros del comando aseguraron el mismo lunes a CIPER que la marginación del ex alcalde y del grueso de la UDI no sólo obedece a evitar espantar a los viudos y viudas de ME-O, sino también a una serie de razones electorales y políticas, incluyendo viejas pasadas de cuenta [ver recuadro].
Pero el problema de fondo no es Lavín, cuyo tercer fracaso electoral no fue tan llorado por sectores de la UDI que le guardan rencor por dos motivos. Uno, por los costos que les hizo pagar durante su última campaña presidencial, a raíz del respaldo que le dieron a Longueira cuando éste se inmoló durante el Caso Spiniak, tratando de salvar al mismo tiempo la carrera presidencial del ex alcalde y el honor de Jovino Novoa. Dos, por sus acusaciones de corrupción hacia los alcaldes UDI de Huechuraba y Recoleta, que detonaron el escándalo GMA. Éste aún tiene a la esposa del ex edil Gonzalo Cornejo y recién reelecta diputada, Claudia Nogueira, al borde de una posible acusación del fiscal de Valparaíso, pese a lo cual no tuvo problemas en figurar junto a Piñera en campaña y en sacar una altísima votación en su distrito.
Y no faltan los que recuerdan el efecto de los dichos de Lavín cuando se declaró “aliancista-bacheletista”, y el titubeo del presidente de la UDI Juan Antonio Coloma en bajar a una de las hijas del ex alcalde (Asunción) de una candidatura a diputada, lo que sólo hizo después de enfrentarse a una de las tantas rebeliones internas del último tiempo.
No. El drama de fondo, explican en la UDI, es que no entienden cómo se le paga así a un partido que rompe todos los récords electorales; que controla por sí misma un tercio de la Cámara de Diputados y que olvida súbitamente que acusaron a Piñera de estar detrás del supuesto “complot” para masacrar la honra de Novoa, cuando los diputados gremialistas Patricio Melero e Iván Moreira motejaban al actual candidato como “el Guasón” o “el Capitán Veneno”. No hay explicación para el pago que recibe un partido que además de meter en la hielera todo lo anterior, soporta bajas simbólicas en la elección y además, aguanta estoicamente que le doblen la mano al incluir homosexuales en la franja.
-Hemos sido extremadamente generosos con Piñera, y queremos que gane. Pero esta no es la forma de hacer las cosas. Así y todo, muchos, pero no todos, están dispuestos a tragarse esto con tal de ganar. La cuenta la pasaremos después- resume un integrante de la directiva.
En dicha instancia recalcan que la UDI, consciente de que el eventual futuro presidente manejará a su antojo el nombramiento del gabinete, debe hacer valer precisamente sus 40 diputados, los cuales “ahora cuestan mucho más que los cargos que nos habrían correspondido si sólo hubiésemos mantenido los 33 que teníamos”, indica un dirigente.
-Si alguien quiere un conflicto, que no olvide que ahora tenemos 40 diputados- advierte a CIPER el secretario general de la UDI, Víctor Pérez.
Esto último está siendo manejado por la cúpula del partido como una válvula de escape que asfixie las rencillas pendientes de la reciente campaña y las críticas internas por su “blanda” defensa de los intereses gremialistas en el comando de Piñera. Allí, el mejor ubicado de los dirigentes UDI es su primo, el senador Andrés Chadwick Piñera. Si a esto se suma que las disputas por el reparto de puestos comenzaron incluso antes de la elección –mientras Felipe Larraín (Independiente de derecha) se le da como seguro ministro de Hacienda, no hay acuerdo en torno a Juan Andrés Fontaine para el Banco Central-, la trastienda es mucho más agitada que el recorrido por el país que inició el candidato.
Pocos minutos antes que Hinzpeter y Allamand sepultaran lo que quedaba de protagonismo de Lavín –quien ahora duda de aceptar un ministerio como premio de consuelo-, la directiva de la UDI disectaba el problema en la sede de Suecia. Sus integrantes ya estaban al tanto que Piñera los marginaba de la primera línea pública de la segunda vuelta. El ánimo se debatía entre resignarse o no.
Porque una cosa es no estar arriba del escenario, pero otra es lo que pasa en la cocina de campaña. A la petición de apoyo territorial desde el comando presidencial para organizar al menos tres actos en lo que queda de la semana –uno de ellos en Concepción-, se sumó el trabajo contra el tiempo de sus militantes en la casona de Apoquindo para afinar el presupuesto de campaña en la Región Metropolitana, y la llamada al vicepresidente de AFP Cuprum y miembro de la comisión política de la UDI, Pablo Wagner, para ayudar en los estratégicos cálculos estadísticos.
Labores, por cierto, todas anónimas.
Por lo mismo, en la UDI no se pasó por alto que desde los cuarteles generales de Piñera no convocaran –ni menos llamaran para felicitar por su reelección- a diputados UDI como Marisol Turres y Carlos Recondo, todos de la Décima Región, zona a la que el candidato se dirigió el martes. Uno de los asistentes a la cita del lunes agrega que cuando el comando llamó directamente a la nueva diputada gremialista Mónica Zalaquett para ficharla como vocera, no le avisaron formalmente al partido.
-Obviamente, ninguno recibió bien que Piñera nos relegara de esa forma. El gallo tiene que ganar, y en segunda vuelta podrá hacer lo que quiera, pero tenemos que mostrar lo que es la UDI- resume uno de los miembros de la directiva, representante de una postura intermedia.
Ya está claro que la cúpula del partido –y de ahí para abajo- se divide entre los que están por reclamar y los que no, así como los que desean una negociación enérgica con Piñera y los que no. Consciente de ello, el senador y ex timonel de ese partido Jovino Novoa, optó por no rechazar públicamente la marginación de la UDI en segunda vuelta, para adelantarse al tema de fondo: sacar a relucir las conquistas del domingo y abocarse a la negociación por los cargos en el eventual gobierno de la derecha. Así, sobre la marcha, se organizó para este miércoles una celebración del resultado parlamentario en la sede de Suecia.
En el comando de Piñera toman nota de los movimientos gremialistas. Y sobre todo de las gestiones que se comenzarán a hacer desde la Fundación Jaime Guzmán para coordinarse con el Instituto Libertad de RN. Novoa además, le marcó pauta al propio presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma, al decirle muy a su manera a través de El Mercurio: “Piñera va a necesitar a la UDI de todas maneras, no estamos nerviosos pidiendo cargos” y “en los institutos ligados a la UDI y a RN se están trabajando los equipos de gobierno. Ese es otro aporte que vamos a hacer”.
Pero la misma directiva gremialista, así como los senadores y diputados de partido, advierten que la negociación por el gabinete y otros puestos choca con una barrera -hasta ahora- infranqueable. Si el poder en torno a Piñera lo monopolizan el mismo candidato y su generalísimo, Rodrigo Hinzpeter, el siguiente peldaño lo copa un grupo que irrita a la mayoría de la UDI: Chadwick, Allamand y el senador Alberto Espina. Casi ningún gremialista tiene pudor en agregar a ese trío a Coloma, quien ha guardado un “luto público” por Lavín que para algunos ya se hace demasiado largo.
La queja más recurrente después del domingo, y que se volvió a repetir el martes en el Congreso, es que mientras se mantenga dicho esquema “Piñera no nos va a dar ni una subsecretaría siquiera”. También insisten en que el presidente de su partido (Coloma), pese a haber obtenido el mejor resultado parlamentario de la historia de la UDI, no es garantía de firmeza ante el abanderado presidencial. Entre los más molestos, además del diputado José Antonio Kast y los derrotados Rodrigo Álvarez y Marcelo Forni, se cuentan sus colegas Carlos Recondo, Juan Lobos, Alejandro García-Huidobro y Ramón Barros.
Incluso, se afirma que algunos diputados –cuya bancada perdió en esta elección a su jefe, Claudio Alvarado- no estarían dispuestos a trabajar para la segunda vuelta.
La ya desatada pugna interna por el control del gabinete, entonces, también pasa por cobrarle cuentas a Coloma y “corregir ahora mismo la interlocución con Piñera, partiendo por quiénes se harán cargo de ella”, agrega un integrante de la directiva.
La ira contra Allamand, Chadwick, Espina y Coloma arranca desde hace ya varias semanas. En la testera del partido enumeran las causas. Primero, la propuesta de los dos primeros para regular las uniones civiles entre homosexuales. Pese a que el presidente UDI le reclamó a Piñera, la rupturista idea no sólo llegó a la franja, sino que además se prepara un proyecto de ley con el que se pretende inaugurar la agenda legislativa del próximo período.
Segundo, los gremialistas se quejan de que sus candidatos a parlamentarios que postularon en las zonas de Allamand (Región de los Ríos) y Espina (Araucanía) fueron pasados a llevar por dicha dupla, al punto que el secretario general del partido, Víctor Pérez, debió viajar para evitar que fueran ignorados cada vez que Piñera visitó esas regiones. Así y todo, en la Región de los Ríos el partido reeligió diputados.
En ese cuadro, un sector de la directiva está decidido a “cambiar desde ya las condiciones y personas que se entienden con el candidato presidencial”. El resultado del domingo reafirmó los planes de designar a dos negociadores permanentes para tratar con Piñera los nombramientos que se vendrían. Un alto dirigente UDI raya la cancha:
-Tiene que ser alguien con independencia frente a Piñera, y por tanto no puede ser pariente suyo. Además, que tenga mano firme para que no nos pasen la máquina. Pero en una dupla así no puede quedar fuera el presidente del partido, porque si no, no va a existir –resume.
La alusión es clara: la UDI no quiere a Chadwick bloqueándole el paso, especialmente luego que éste le notificara a varios dirigentes que “yo no soy representante de los intereses del partido ante Sebastián”. El senador y primo de Piñera pareciera tener asumido el costo de su incómodo rol: los que han hablado con él subrayan que está dispuesto a enfrentar cualquier oposición a Piñera, tanto los reclamos por derrotas parlamentarias emblemáticas como por el diseño del nuevo gobierno.
Chadwick ya tuvo que vérselas el lunes con una indignada Evelyn Matthei, luego que la senadora perdiera a su candidata a diputada por Coquimbo, Susana Verdugo, a manos del cacique local ex DC y acérrimo enemigo suyo, Pedro Velásquez. Aunque la zona es históricamente adversa para la derecha, en la UDI cuentan que Matthei encaró al senador y a su grupo, culpándolos de falta de apoyo en la zona. Pese a lo duro del quiebre, ella no se restaría de la segunda vuelta.
Según el ya mencionado rayado de cancha que busca la cúpula UDI, en reemplazo de Chadwick se clama por alguien que tenga la muñeca dura. Sólo así Coloma podría tomar un rol en ese esquema, reeditando el viejo juego del policía “bueno” y el “malo”. Para el segundo rol la mayoría pide a Longueira.
Para el rol de “policía malo” también se menciona al propio Víctor Pérez. Otros quieren allí al líder de la disidencia UDI, que ha mantenido un silencio expectante: el diputado José Antonio Kast. Aunque éste perdió el domingo a sus aliados Rodrigo Álvarez y Marcelo Forni, hasta sus detractores calculan que controla al menos a 10 de los 40 diputados que asumirán en marzo.
El choque con la actual directiva, admiten en la UDI, es inevitable. Aunque el domingo en la noche muchos calculaban que el resultado “salvaba” a Coloma y le permitía quedarse otro período al frente del partido (la directiva debe renovarse en junio), ahora ambos bandos subrayan que Kast ya tiene decidido forzar al partido a una nueva elección interna cargada de antagonismo. Sólo le falta zanjar con sus cercanos si competirá él mismo.
En el comando piñerista y en el ala autocomplaciente de la UDI dicen estar notificados de los planes para cambiar el eje de interlocución con Piñera. Pero insisten en que los harán fracasar con la ayuda de Chadwick y Coloma: “Si quieren entrar en un gallito, les va a ir mal. Ningún cargo se va a definir antes de la segunda vuelta y muchos podrán proponer, pero Sebastián decidirá sin amarrarse con nadie”.
En el centro del poder piñerista adelantan dos hitos que medirán fuerzas tanto entre las facciones en pugna de la UDI como entre los críticos de ésta y Piñera. Dan por descontado que recién comenzado el nuevo gobierno, en marzo, “veremos si Kast u otros juntan las 30 firmas para impugnar el proyecto de la píldora del día después (votado ayer en el Senado) ante el Tribunal Constitucional”.
Pero la prueba más dura será algo en que Chadwick y el comando presidencial no piensan ceder: el proyecto de ley para regular las uniones civiles de parejas homosexuales, que por estos días afina un grupo de expertos y sería uno de los primeros del próximo Congreso si gana Piñera. Sus adherentes en la UDI dicen estar dispuestos a negociar con Kast o quien sea, pero desde ya declarando “intransables” tres puntos: beneficios previsionales, de salud y regulación patrimonial y de herencia. Hasta asumen el costo de que el gremialismo se divida aún más en las votaciones en el Congreso.
-Sería un error garrafal intentar imponer criterios, porque daría una sensación de desunión interna que no es real. Estos temas hay que conversarlos primero –contesta un dirigente del ala dura.
A estas batallas se agrega una más inmediata. Ella refleja que la pelea por los cargos no pudo esperar: la designación del reemplazante de Jorge Desormeaux (esposo de Evelyn Matthei) en el Consejo del Banco Central, un nombre que podría presidir dicha institución el próximo año. La derecha ha insistido nuevamente en colocar allí a Juan Andrés Fontaine, protagonista de los Grupos Tantauco, el motor programático de Piñera. Pero no sólo el gobierno se opone a ese nombre.
También se suman algunos del bloque disidente de la UDI, dispuestos a recordar que “no se ve muy bien” que Fontaine esté en el directorio de Quiñenco y del Banco de Chile -ambos ligados a la familia Luksic-, y que esta última institución aún le deba al Central $990.227 millones, que se arrastran desde las negociaciones que hubo a mediados de los ’90 por la deuda subordinada.
Si Fontaine llegara a ese cargo, reconocen en el comando, se despejaría cualquier obstáculo para que el economista e íntimo amigo de Piñera, Felipe Larraín, se convierta en su eventual Ministro de Hacienda.
Aunque la directiva UDI no quiera complicar la segunda vuelta apuntando en público a los culpables de sus derrotas parlamentarias, puertas adentro se suceden durísimas recriminaciones y pasadas de cuenta. Por ejemplo, entre el derrotado presidente de la Cámara, Rodrigo Álvarez y el “oficialismo” de la UDI: los mismos que hace unos años lo levantaban como el “delfín” de Longueira y Novoa, ahora no se hacen problemas en responsabilizarlo de su fracaso.
Primero, dicen, el partido le entregó el distrito de Providencia-Ñuñoa “en bandeja”, luego de sacar de ahí al RN Nicolás Monckeberg. “Pero Rodrigo se confió y sólo apuró el tranco cuando Marcela Sabat ya le había ganado la mano”, agregan. Los más duros contra el diputado no paran de repetir que en plena campaña privilegió su puesto en la testera de la Cámara e incluso viajó al extranjero por el trabajo de la Cámara, crítica que algunos estiman “impresentable”.
Aunque Álvarez no ha querido dispararle de vuelta a la UDI, sus amigos recalcan que está indignado con el comando de Piñera y con el gremialismo “blando”. Espina y Allamand, por ejemplo, son aliados históricos del alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, quien usó el aparato municipal en favor de su hija. El edil protagonizó un bochornoso episodio en el cierre de campaña opositor, cuando intentó subirse al escenario principal –tomando a su hija de la mano- a empujones y codazos con tal de coincidir con el candidato presidencial.
Los cercanos a Álvarez también culpan a Chadwick y Allamand, ya que la actual diputada por ese distrito, Marcela Cubillos –amiga del primero y pareja del segundo- ni siquiera lo acompañó en terreno. Del otro lado responden tajantemente: “Rodrigo no pidió ayuda”. Los aliados del derrotado congresista reconocen que tuvo responsabilidad en su derrota, “pero el partido no admite que dejó ese distrito botado”.
El caso de Lavín tiene otros matices. Aunque el grueso de la UDI no lo llore, ahora el partido tendrá que partir de cero si quiere volver a intentar llegar a La Moneda el 2014. “Habrá que buscar al candidato entre los futuros ministros”, acota un dirigente. Hasta ahora, en el comando de Piñera tienen pensado que el ex alcalde asuma el denominado Ministerio de Desarrollo Social –que concentraría la “caja” para los programas sociales-, que se pretende crear si la oposición gana la presidencia.
Pero Lavín, advierten sus cercanos, ahora duda si asumiría. Él lo ha conversado con sus viejos aliados y financistas, Carlos Alberto Choclo Délano y Ernesto Silva Bafalluy. Este último estuvo la noche del domingo en la sede gremialista, vestido de vivos colores y bastante molesto con el desenlace, telefoneando al primero.
Pero como muy pocos quieren pelear ahora, los aliados que le quedan a la ex carta presidencial de UDI ni siquiera quieren culpar a Piñera. Uno de los colaboradores de éste relata que la derrota de Lavín no sólo lleva la firma del presidente de RN, Carlos Larraín, que financió la campaña de Francisco Chahuán motivado por su vieja animadversión contra el líder UDI. El mismo Piñera jugó un rol decisivo al apoyar a Chahuán con visitas a terreno, aportes extra de propaganda y al aparecer con el contrincante de Lavín el último día de la franja televisiva, sabiendo que la UDI no tendría margen para reclamar.
En el comando, además, hubo quienes celebraron muy discretamente la derrota. Para la generación que ha acompañado a Piñera desde su guerra contra el lavinismo entre el 2001 y el 2005, era una cuenta que ansiaban cobrar y saborear.
Novoa también pasó su factura. En la UDI no olvidan que en pleno Caso Spiniak, Lavín intentó cerrar el conflicto para salvar su carrera a La Moneda diciendo que “había que dar vuelta la hoja”, desatando la ira de las esposas de Novoa y Carlos Bombal, que en marzo de 2004 fueron a encararlo a la Municipalidad de Santiago. Cuando El Mercurio le preguntó al ex presidente UDI por la caída de Lavín, Novoa admitió que la campaña había sido violenta, “pero hay que dar vuelta la hoja de las cosas ingratas”.