La falta de fondos y los dilemas que marcan la lucha de Frei contra el olor a derrota
17.11.2009
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17.11.2009
No alcanzó para optimismo. Los responsables de la candidatura de Eduardo Frei saben que el arranque “oficial” de la recta final de la campaña, precedido por la encuesta CEP de la semana pasada, los sorprendió con síntomas de asfixia. Los que se suman a los aprietos que ya estaban, partiendo por el manoseado dilema del puñal –ese que mata igual, lo saquen o lo dejen- frente a Marco Enríquez-Ominami. Los números de la CEP -26% contra 19% de Enríquez- dicen que el abanderado oficialista pasaría a segunda vuelta. Pero eso no alcanza para tapar un cuadro en que el senador cae en vez de crecer, y que obliga a rearmar su estrategia priorizando la votación de los que abandonaron su nicho para irse donde ME-O.
Pero nadie en su comando deja de olfatear por primera vez el peligro de la derrota.
Que en vez de disputarle directamente votos a Sebastián Piñera sea más urgente rescatar lo que le era propio –y más encima sin atacar a ME-O-, es la mayor de las paradojas que marcan la candidatura presidencial más complicada de estos 20 años de la Concertación en el gobierno. Tras ella se cruzan los choques estratégicos entre los que prefieren tratar al diputado díscolo con “mano de terciopelo”, como los proveedores programáticos de Océanos Azules y el asesor Eugenio Tironi; contra los que han predicado mano dura, partiendo por el responsable de comunicaciones del comando, Pablo Halpern.
Y en contra de este último se debería zanjar en estos días dicha disyuntiva, según algunos cercanos a Frei. Los números CEP dicen que el 39% del apoyo a ME-O –unos 590 mil votos- vuelve al redil en segunda vuelta y que 29% (aproximadamente 440 mil) se va con Piñera, pero que otro 32% (486 mil votos) queda en tierra de nadie después del 13 de diciembre. Cifras que podrían convertirse en pesadilla ante el rechazo de Enríquez a cualquier acercamiento, tal como se vio en el último debate televisivo de Anatel.
Pero no es la única paradoja que enfrenta el candidato. Piñera está aún a diez puntos de distancia, y en el círculo de Frei tampoco hay consenso en torno a dos opciones. Una es la que circula entre algunos dirigentes ligados al comando: dar por perdida la primera mano, asumir que la foto no se moverá mucho hasta el 13 de diciembre y recién entonces lanzar una gran ofensiva contra la derecha, ya sin la preocupación del “segundo frente”. Otros asesores, en cambio, insisten en que –por difícil que sea- hay que seguir combatiendo en el “primer frente” a fin de pasar al balotaje lo menos debilitado posible.
Al menos en un punto coinciden todos: hay que zanjar las disputas internas. En paralelo, cobra fuerza la tesis impuesta por ME-O de la jubilación de los viejos cuadros políticos. Aunque sea a costa de los dirigentes de los partidos oficialistas, muy críticos del manejo de la campaña. La paradoja, apuntan los observadores del proceso, es que si Frei es candidato es precisamente porque en la DC hay sectores que llevaban casi diez años repitiendo que no soportarían una nueva elección presidencial sin candidato propio.
Todas son aristas del drama de fondo: Frei, la mejor votación de un presidente concertacionista (58% en 1993), es hoy el candidato del 26%. Apenas marca poco más de un punto que la penosa performance de Arturo Alessandri Besa (24,39%) en esa misma elección. Es el abanderado que tiene por primera vez a la Concertación al borde de la derrota, con el agravante del altísimo respaldo de Michelle Bachelet (78%) y del primer competidor único de la derecha que marca bajo el 40% a menos de un mes de los comicios. (Ver cuadro histórico del CEP)
Ya forma parte del inventario, reconocen los freístas, el desorden endémico de la Concertación. Lo mismo se repite con las peleas internas en el comando, que han provocado tropiezos públicos y problemas hasta en la gestión territorial de la campaña, punto que en los últimos dos meses se ha intentado revertir con la llegada del senador DC Jorge Pizarro. Pero pocos reconocen que también influye el carácter y estilo del candidato, célebre por esas frases lacónicas y silencios que dejan a sus interlocutores con más dudas que certezas. Los más sinceros no demoran en recordar que así sacó al PS Germán Correa de Interior en 1994: diciéndole muy poco y nada.
Más encima, Frei llega a la recta final con graves problemas de caja. Los fondos aportados por empresarios y grupos económicos han caído “dramáticamente”, asumen algunos de los responsables de la campaña. Los más pesimistas hablan de un escenario “paupérrimo”, que ha detenido el flujo de propaganda y ha hecho cada vez más difícil las negociaciones con los proveedores. Una situación de la que algunos responsabilizan -en parte- al mismo candidato. Lo real es que varios de los que históricamente financiaban las batallas presidenciales oficialistas le dieron vuelta la espalda esta vez.
Los que recuerdan la desnutrida campaña presidencial de Alessandri Besa el ’93, suelen citar que terminó haciendo giras en un bus acompañado por muy poca gente, mientras los privados de derecha apostaron al seguro triunfo de Frei y a la más urgente elección de parlamentarios opositores. El Frei 2009 no está pasando las mismas pellejerías: un hombre de su extrema confianza calcula que en total se recibirán y gastarán alrededor de $3.400 millones, pero de ellos unos $2.200 corresponden a créditos pedidos que se espera recuperar vía reembolsos del Servicio Electoral, mientras que los empresarios terminarán poniendo $1.200 millones.
Hasta los que vivieron el “ritual de pasar el sombrero” con Ricardo Lagos (1999) y Bachelet (2005) coinciden en que, esta vez, el aporte de los privados devela una situación más seria que la habitual queja concertacionista de que los empresarios privilegian a la UDI y RN.
Y no es sólo porque el senador DC vaya segundo –ninguno de los otros presidentes concertacionistas pasó por eso- ni porque enfrente a una de las mayores fortunas del país, que debió poner de su bolsillo una suma al menos equivalente al de los empresarios que lo apoyan. Para algunos de los recaudadores de esta campaña y encargados de administrar las platas, hay varias razones que explican por qué el mismo sector privado que antes no dudó en apoyar a Frei y a sus sucesores ahora está poniendo hasta un 40% menos de lo acostumbrado. Los más pesimistas calculan que “apenas es un tercio de lo normal”.
Frei, la mejor votación de un presidente concertacionista (58% en 1993), es hoy el candidato del 26%. Apenas marca poco más de un punto que la penosa performance de Arturo Alessandri Besa (24,39%) en esa misma elección. Es el abanderado que tiene por primera vez a la Concertación al borde de la derrota, con el agravante del altísimo respaldo de Michelle Bachelet (78%) y del primer competidor único de la derecha que marca bajo el 40% a menos de un mes de los comicios.
La baja es más sensible en los grandes grupos económicos, conocidos en la jerga campañera como los “dadores de sangre”. No son los que salvan a un moribundo: sin ellos ni siquiera se comienza a vivir. Salvo lo que ocurría a comienzos de los ’90, por regla general tienden a darles a todos. Claro que a unos más que otros. Lo mismo esta vez, pero con cifras mucho menores.
-Si antes, por ejemplo, uno te colocaba US$ 300 mil, ahora pondrá US$ 80 mil -resume un viejo conocedor del sistema.
Los que estuvieron con Frei el ’93 y conocen la caja actual son brutales en su comparación. “Diría que entonces los grandes grupos le dieron un 75% a Frei y un 25% a Alessandri. De lo que dan hoy, un 50% se va a Piñera, y un 25% a Frei, aproximadamente”, resume uno de ellos.
La explicación más escuchada es la crisis económica. “Si las empresas recortan todos sus gastos, ¿cómo no van a disminuir sus donaciones? El último año de Lagos había plata para tirar al cielo, pero ahora no”, comenta un ejecutivo históricamente ligado a la Concertación. Otra razón mencionada es que, aun cuando a los privados les haya ido más que bien durante los últimos dos gobiernos –no olvidar cómo le dolió a la derecha la hoy olvidada “canonización” de Lagos- ahora están cansados de perder una y otra vez la presidencial. Y esta vez sí creen que pueden ganar.
Algunos hombres de negocios concluyen que el empresariado está más ideologizado que otras veces. “Nunca había escuchado reacciones como ya han robado mucho, por ejemplo”, se queja un empresario. Otro grafica: “La tribu –los que tienen casa en La Dehesa, Las Brisas y La Parva- está con las pistolas cargadas. Son muchos años sin ganar y la tribu es muy competitiva, está en su ADN. Además, tuvo la mala idea de comprarse la tesis del Desalojo”.
Y eso que esta es la primera elección sin Pinochet. Literalmente. Con suerte se menciona en la prensa a Jorge Pinochet, el jefe de operaciones de Piñera.
A lo anterior se suma la “descentralización” de los donantes. Ya no es 1993, cuando los partidos concertacionistas carecían de redes propias y debieron depender de las del propio Frei para recaudar. Hoy los parlamentarios piden y reciben por su cuenta, y si más encima pelean su reelección, peor para el candidato presidencial. “Varios empresarios los privilegian a ellos”, confirma un personero.
Hasta ahí se le podría echar la culpa al empedrado. Pero si de lazos con los privados se trata, los más autoflagelantes 2.0 responsabilizan a Frei: “Pese a que fue el candidato de los empresarios el ’93, Eduardo está muy aislado de ellos y no ha recompuesto el contacto”. Un testigo de este proceso confiesa que con algunos –como los Luksic- no se reúne hace más de un año y medio.
También pesa un factor que los privados toman muy en cuenta: el equipo económico detrás del abanderado y sus posibles ministros de Hacienda y Economía. Pensando en los códigos empresariales, acá no hay un Velasco, un Eyzaguirre ni un Aninat (antes de la debacle del ’98, claro). Con la apuesta de un equipo joven en que destaca Óscar Landerretche Jr. “eso no convence, no basta”, apunta un hombre del oficialismo.
El contraste es aún más duro si se toma en cuenta que en el gobierno de Frei se multiplicaron las privatizaciones. Hoy, el candidato propone terminar con los abusos de los grandes grupos económicos, algo que al menos habría sorprendido hace 16 años y que hoy ayuda a su vital pacto con la izquierda de Jorge Arrate. Pero como lo que se gana por un lado se pierde por otro, éstas y otras medidas han caído pésimo en algunos donantes históricos, ya distantes por los motivos antes expuestos. “Te sacan en cara lo de ir contra los abusos y finalmente te dicen Vaya a pedirle a otro”, cuenta un dirigente que ha trabajado en esta recaudación.
Aunque la sorpresiva decisión de Frei de marginarse del vistoso foro de Enade fue comunicada formalmente a los organizadores, bajo la excusa de que su prioridad era participar en la discusión del presupuesto en el Senado, la explicación interna de que “asistiendo no se ganaba nada, en ese mundo ya está todo cortado” refleja el cuadro ya descrito.
Dura es, entonces, la tarea para los recaudadores de Frei. El número uno es ya un clásico en esto: Jorge Awad Mehech, presidente de LAN. A propósito, en el clan Cueto, controlador de la aerolínea, se cruzan los intereses de todos los candidatos, menos Arrate: están las preferencias de Ignacio Cueto por Piñera; su hermana Esperanza, ex esposa de Raúl Alcaíno es hoy la esposa del dueño de la candidatura de ME-O, Max Marambio; mientras los nexos DC del patriarca del clan, Juan Cueto Sierra, se remontan a Radomiro Tomic.
Para los que conocen el delicado arte de recaudar platas para campañas, Awad es el perfecto ejemplo “del que los empresarios grandes consideran un par, confiable, conocido, discreto y leal con el manejo de fondos”. El prestigio es clave: aún se recuerdan casos –y eso ocurre en todos los partidos- en que el aporte que salió de una oficina no fue el mismo que llegó a la campaña. Awad goza de un muy buen nombre y no suele involucrarse, que se sepa, en decisiones políticas de la contienda.
Frei también cuenta con otros nombres, partiendo por el de su hermano Francisco –el ex director de TVN administra su patrimonio-, Luis Matte Lira, Alfredo Ugarte, el ex subsecretario Jorge Rosenblut y Máximo Pacheco Matte. Algunos forman parte del grupo “Empresarios por Frei”, tal como antes existieron instancias homónimas por Lagos y Bachelet.
Matte, hijo de un ex ministro de Salvador Allende y ex socio de Viña Morandé, es primo en segundo grado de Bernardo y Eliodoro Matte. En su casa se hizo la primera comida de los Empresarios por Frei. Ugarte, secretario de la Fundación Eduardo Frei, es abogado y socio del estudio del influyente Darío Calderón –amigo de Piñera y ex director de LAN-, y en la campaña del 2005 desmintió al candidato RN cuando éste lo colocó en una lista de democratacristianos que lo apoyaban.
A la lista se suma el abogado Pedro Yaconi, viejo conocido del senador que ha representado a la Fundación Frei y que comparte estudio con el ex ministro Isidro Solís y Juan Pablo Hermosilla, miembro de Océanos Azules. Pese a que casi todos los consultados lo nombran como “recaudador top”, sus cercanos dentro y fuera del comando lo niegan: señalan que sólo se encargó de cerrar contratos, como el arriendo de la enorme sede de Bilbao 1159 a la Universidad de Aconcagua. Si bien el alquiler “salió más barato de lo normal”, los dueños insistieron en que el contrato terminará en marzo y no en enero, como se pensaba originalmente.
De los “nuevos” del equipo destaca también el geógrafo PPD y ex Izquierda Cristiana Giorgio Martelli, administrador electoral de Bachelet el 2005 y experto en aplicar la Ley de Gasto Electoral. Su rol es clave, como se verá más adelante.
Los fundraisers del candidato oficialista se han encontrado con varios inconvenientes, aparte de los ya descritos. Algunos “dadores de sangre” en esta vuelta ni siquiera han disminuido su aporte o sus buenos oficios: sencillamente se han restado. Aunque hay varios, el caso más mencionado –y lamentado- es el de Juan Eduardo Errázuriz, ex socio del candidato: ante la disyuntiva de elegir entre Frei y Piñera, esta vez se inclinó por el segundo.
Duro golpe. Se trata de uno de los fundadores de Sigdo Koppers –donde se conoció con Frei-, viejo amigo y compadre suyo: es padrino de su hija Magdalena. Durante su gobierno incluso ayudó a financiar el proyecto del Museo Interactivo Mirador, impulsado por la entonces Primera Dama, Marta Larraechea. Sin embargo, siempre ha sido cercano a RN y también amigo de Piñera.
“Hace un tiempo que dejó claro, incluso lo dijo, que no iba a estar”, cuenta un cercano a Frei. Otro agrega un dato decidor: “pasé de juntarme con él más o menos seguido a no verlo desde hace por lo menos un año”. Incluso hay quienes, conociéndolos a ambos, mencionan una fuerte discusión que involucró a la familia del ex senador.
Errázuriz -hermano de Francisco Javier, cardenal y Arzobispo de Santiago- es la gran baja financiera del freísmo en esta contienda y simboliza lo que muchos en la DC temían en silencio: la peligrosa intersección entre las amistades y nexos de los dos candidatos en el mundo de los negocios. Allí hay empresarios falangistas pero muy amigos de Piñera –como José “Joe” Cox, su principal recaudador- o gente pro RN pero amigos de Frei. Si alguien pensó que la amenaza venía por el lado del “humanismo cristiano”, como se vio en la campaña pasada, este otro flanco parece haber sido más letal.
Estas pérdidas se suman a una más antigua: el presidente de Sonda, Andrés Navarro, quien ya en la campaña 2005 sorprendió apareciendo en la franja televisiva de Piñera. Sin embargo, altos personeros DC aseguran que Navarro estaría apoyando la candidatura senatorial por la V Cordillera de Ignacio Walker (DC). El ex diputado y ex Canciller es precisamente uno de los nombres que más repiten los cercanos al abanderado presidencial opositor para ejemplificar el perfil que buscan atraer para la segunda vuelta o para un eventual gobierno.
En el círculo de Frei aseguran que otro de los hombres de Sigdo Koppers, Ramón Aboitiz, está de su lado, y descartan que lo ocurrido con Errázuriz se haya repetido con Vicente Caruz, histórico concertacionista y ex cabeza del Banco del Desarrollo. “Vicente está comprometido totalmente con Eduardo. Siempre ha tenido una sola línea y no lo va a dejar botado, pero no podría jurar que no ayuda a Piñera”, sentencia -paradójicamente- uno de los consejeros políticos del abanderado oficialista.
¿Podrá mejorar el flujo de platas en la recta final, después de la CEP? “Muy difícil. La mayor parte de los fondos, tal vez hasta un 80%, ya estaba cortado antes de esto”, resume un entendido en la materia. ¿Se nota la carencia en terreno? En el entorno de Frei, de capitán a paje, no hay nadie que no conozca el conflicto con una de las grandes imprentas contratadas por el comando, que hace un par de semanas sencillamente se negó a entregarle una gruesa cantidad de “palomas” y otras piezas gráficas. Todo porque los pagos se retrasaron a la espera de aportes que venían vía Servicio Electoral.
Los responsables del despliegue territorial añaden que los proveedores han puesto condiciones más duras esta vez, y que los pagos a plazo son un dolor de cabeza. Con todo ello tienen que lidiar los encargados de finanzas del comando, un equipo de menos de diez personas comandado por la ingeniera civil Francisca Contreras, administradora electoral de Frei. De ella dependen desde los contratos de propaganda pública y las radios locales, hasta el pago de sueldos.
Aunque su cercanía con Yaconi y su amistad con Magdalena Frei son innegables, los que han tratado con ella aseguran que es ideal para ese trabajo. Apenas por encima de la treintena y de presencia agradable, con las cuentas tiene fama de implacable. “Es una fiera. Revisa todo y si no le gusta algo te lo tira de vuelta, pero no es nada de rencorosa”, apunta un miembro del comando. Otro subraya que es muy meticulosa y que “jamás se conforma con una sola cotización”.
Contreras es la que decide, junto al senador DC Jorge Pizarro –encargado territorial- cómo y en qué se gastan los fondos. También cuenta la opinión de Yaconi y la del hombre a cargo del control de los gastos, Giorgio Martelli, uno de los pocos expertos en aplicar la Ley de Gasto Electoral y evitar problemas en ese campo. En Bilbao 1159 insisten en que “Francisca no podría hacer su trabajo sin él”.
¿Mejorará el flujo de platas en la recta final, después de la CEP? “Muy difícil. La mayor parte de los fondos, tal vez hasta un 80%, ya estaba cortado antes de esto”, resume un entendido en la materia. ¿Se nota la carencia? Hace un par de semanas, una de las grandes imprentas contratadas por el comando se negó a entregar una gruesa cantidad de “palomas” y otras piezas gráficas. Todo porque los pagos se retrasaron a la espera de aportes que venían vía Servicio Electoral.
Las platas es una de las pocas áreas en las que el jefe de Comunicaciones, Pablo Halpern, no se involucra. Pero sus interlocutores recuerdan que hasta antes del quiebre con Eugenio Tironi –ocurrido a fines de octubre por diferencias en la cirugía interna que relegó a un tercer plano a Sebastián Bowen-, el primero solía intervenir “en la franja y otros aspectos que implicaban encarecer costos”. Dos cercanos a Frei calculaban hace un par de semanas que la franja podría haber costado cerca de $300 millones. Pero pocos días después el comando publicó el detalle de sus gastos, con una cifra mucho menor para el mismo ítem: poco más de $80 millones entre mediados de septiembre y fines de octubre.
La franja quedó finalmente en manos de Tironi. Los que han estado junto a él aseguran, sin dar cifras, que “ha salido casi un 40% más barata que la de Bachelet”. Es ahí, agregan, donde se intentará rescatar votos de ME-O bajo el concepto de “convencerlos de que vuelvan a casa”.
-Ya no sirve hablarle al mismo electorado. Al ‘marquismo’ hay que convocarlo y no ahuyentarlo -resume uno de los involucrados en el proceso.
Dicha línea ha sido una de las tantas fuentes de conflicto internas con Halpern, por lejos el hombre de Frei más criticado en esta campaña. A él se le relaciona con la salida del publicista Martín Vinacur –aunque en su momento se dijo que era por diferencias económicas-, con la caída en desgracia del coordinador del comité ejecutivo, Sebastián Bowen –a quien primero “encumbró” y luego abandonó-, y con la mal disimulada disputa con el asesor Eugenio Tironi.
En la Concertación rematan diciendo que “lo único en que siempre hay acuerdo entre los presidentes de partidos es en criticarlo, especialmente porque primero propone medidas, y si fallan busca un chivo expiatorio”. El ejemplo más citado es la quitada de piso al abogado Juan Pablo Hermosilla, miembro de la plataforma programática Oceános Azules: cuando éste reconoció errores en la desafortunada mención de Frei a la “puerta giratoria” –a fin de evitar, sin éxito, un conflicto con la Corte Suprema- lo hizo precisamente porque se había coordinado con Halpern.
El episodio reflejó un profundo desorden de vocerías. Los cercanos a Frei sostienes que sirvió para poner “un límite” a los problemas internos, el que podría terminar con un recorte de atribuciones para Halpern. Resta saber si Océanos Azules, un símil del rol que jugó Expansiva el 2005, ganará terreno en las semanas entrantes. “Pero a Halpern no lo van a sacar antes del 13 de diciembre. En eso, Eduardo ha sido clarísimo”, dice un dirigente del comando.
Pero como la Franja no decide una competencia como ésta, la batalla por recuperar votos se libra de varias formas. Por un lado, el oficialismo y el sector menos confrontacional de ME-O tienen un pacto tácito de intentar llegar a un acuerdo, “pero sin nada que se parezca ni de lejos a una mesa de negociación”, cuentan dos personeros que han hecho de puente en estos días. Después del episodio de la Casa Naranja –restorán donde equipos de ambos bandos fueron sorprendidos en tratativas- “son más los que no se quieren quedar abajo”, rematan. Pero sin que nadie lo reconozca, porque perjudica a ambas candidaturas, acotan.
“Hay conversaciones en varios niveles, pero aún nadie se mueve de sus posiciones originales”, describen desde el PPD. Los nexos más fuertes son los que tiene Carlos Ominami con el senador PS Jaime Gazmuri y con el ex ministro Ricardo Solari, además del PPD Guido Girardi. Este último es además coordinador territorial de Santiago Poniente de la campaña de Frei, según la estructura que depende de Jorge Pizarro y que completan el diputado PS Carlos Montes (Santiago Oriente), el diputado PRSD Alberto Robles (Zona Norte), el senador PS Juan Pablo Letelier (VI Región), el diputado DC Roberto León (de la VII a IX regiones) y el presidente socialista Camilo Escalona (X Región al sur).
Uno de los interlocutores de Ominami sostiene que las condiciones para un acuerdo post primera vuelta han mejorado después de la CEP, “especialmente porque Marco está dejando de confrontar a Frei para centrarse en Piñera”. Y advierte que la gran diferencia sería que el que el padre del candidato díscolo logre reelegirse en el Senado (compite con el radical Nelson Ávila y el DC, Ignacio Walker). Pero esa posibilidad se ve lejana.
-Carlos ha sido muy cauto -dice, sobre lo que pasará si pierde en la V Cordillera.
En el oficialismo subrayan que, por lo mismo, ya se quedó corta la solución del ingreso al comando del titular de Hacienda, Andrés Velasco, quien junto al Secretario de Comunicaciones de La Moneda, Juan Carvajal, tienen línea directa con Pablo Halpern. En el comando desean que la Presidenta se involucre aún más de lo que ya ha hecho hasta ahora. El posible desembarco de la vocera Carolina Tohá iría en esa dirección.
Pero otros no creen que sea sólo un asunto de traspaso de figuras del gobierno. Ni tampoco de rostros, como las tratativas para “empatar” el impacto de Karen Doggenweiler en la campaña de ME-O a través del fichaje de Felipe Camiroaga. A éste ya se le adelantó otro integrante del Matinal de TVN, Ricarte Soto, hoy integrado al trabajo territorial en Santiago.
Los que se entienden con el entorno de Ricardo Lagos, van más allá, tomando prestado un truco varias veces ocupado por la UDI en circunstancias similares: “La noche del 13 de diciembre, Frei debe rodearse de toda la `joven guardia’ de la Concertación, los nuevos diputados y senadores como Fulvio Rossi, Felipe Harboe y Marcelo Díaz, y los alcaldes como Claudio Orrego y Alberto Undurraga. Eso expresará renovación de verdad y que se ha aprendido la lección de jubilar a la vieja guardia”.
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