UNA DE LAS SOCIEDADES QUE TOMÁS SERRANO UTILIZÓ PARA SU ESTAFA FUE GESTIONADA POR MOSSFON
Los secretos tributarios que revelan las reuniones de Mossack Fonseca con bufetes chilenos
09.06.2016
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UNA DE LAS SOCIEDADES QUE TOMÁS SERRANO UTILIZÓ PARA SU ESTAFA FUE GESTIONADA POR MOSSFON
09.06.2016
Durante más una década, agentes del bufete de abogados Mossack Fonseca (Mossfon) aplanaron las calles de Santiago visitando firmas de abogados, estudios contables e instituciones financieras. El objetivo: captar nuevos clientes. La tarea no era fácil. Para los representantes de la firma panameña dedicada a crear sociedades de fachada en paraísos fiscales, el chileno, comparado con sus vecinos latinoamericanos, había ganado fama de conservador en el manejo de su riqueza.
Así y todo, Mossack Fonseca logró que más de un centenar de chilenos o extranjeros con inversiones en Chile abrieran cerca de 200 sociedades offshore domiciliadas en Panamá, Islas Vírgenes, Bahamas y otro puñado de paraísos fiscales (ver reportaje de CIPER). La cifra, que abarca desde la década de los ’80 hasta antes de estallar el escándalo mundial de los “Papeles de Panamá”, no es despreciable: Perú y Paraguay, según han reportado medios asociados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) en esos países, exhiben cifras similares. Solo Argentina sale de ese marco con 270 sociedades offshore.
Buena parte de los beneficiarios de estas sociedades las crearon valiéndose de intermediarios o facilitadores. Ese es el apelativo para los abogados, estudios jurídicos, oficinas contables o instituciones financieras (corredoras de bolsa y bancos), que hacen de eslabón entre empresarios e inversionistas con el bufete panameño para la apertura y, en algunos casos, administración de sociedades offshore. Son ellos, los intermediarios, los primeros clientes de Mossack Fonseca. Para contactarlos, cada año, ejecutivos del bufete viajaban de Panamá a Chile con una agenda cargada de reuniones. Una rutina que cambió en 2010, cuando la firma tuvo un representante permanente en Santiago.
A partir de 2003, las visitas a Chile del equipo de agentes de Mossack Fonseca se intensificaron. El mercado chileno había comenzado a repuntar. Así lo evidencian los números: si entre 1978 y el año 2000 el bufete panameño había abierto solo 50 sociedades vinculadas a chilenos o extranjeros con negocios en Chile, entre 2001 y 2015 la cifra se triplicó.
Los viajes se extendían por una o dos semanas, a razón de ocho reuniones por día. Así, en el transcurso de los últimos 15 años, Mossack Fonseca golpeó puertas en más de 150 oficinas de abogados, contadores y entidades financieras en nuestro país, ofreciendo ultra confidenciales métodos para refugiar dineros en algún paraíso fiscal. Desde Fundaciones de Interés Privado (FIP) –para planificar sucesiones o herencias ahorrando impuestos– hasta los “innovadores” Life Insurance Wrappers, una suerte de armadura a prueba de balas que protege patrimonios incluso frente a requerimientos judiciales de embargo.
En el historial de intermediarios recurrentes de Mossack Fonseca en Chile figura el estudio Cariola, Díez, Pérez Cotapos y Cía. con una decena de sociedades creadas en la década de los ’80; el estudio Prieto y Cía., con seis sociedades en 1997 para los protagonistas del “Caso Chispas” en Islas Vírgenes; el abogado Gonzalo Delaveau Swett,que aparece vinculado a cinco sociedades con domicilio en Bahamas, algunas constituidas cuando era miembro del estudio Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz; el bufete Larraín, Rencoret, Lackington y Urzúa, que intermedió en la creación de cinco sociedades en Panamá; y los abogados de Vial y Cía., ligados como gestores a cinco offshore en Bahamas, Seychelles e Islas Vírgenes (ver intermediarios).
Entre los clientes “top” de Mossack Fonseca se encuentra también la extinta corredora de Bolsa Raimundo Serrano Mac Auliffe, propiedad de Tomás Serrano Parot, condenado en 2015 a presidio por estafa reiterada. Serrano fue hasta hace poco controlador de Unión La Calera y hombre de estrecha confianza del ex mandamás de la ANFP, Sergio Jadue, quien también presidió ese club de fútbol y recibió pagos de una consultora ligada al ex agente de Bolsa (ver reportaje de CIPER).
Serrano defraudó en más de $12 mil millones a cerca de 350 clientes de su corredora. Entre 2001 y 2009 (año en que se conocieron las fraudulentas maniobras del empresario), la empresa de Serrano gestionó siete sociedades offshore en Panamá e Islas Vírgenes Británicas con Mossack Fonseca. La mayoría muestra al mismo director: Sebastián de Rementería Videla, quien era el gerente de la corredora.
En mayo de 2001, un mes antes de que se gestionara a través de Serrano Mac Auliffe la primera sociedad offshore con Mossack Fonseca, Serrano y de Rementería constituyeron en Chile la empresa Los Choros Power & Gas. Los Choros, junto a Accent Trading Inc., sociedad registrada por el bufete panameño en Islas Vírgenes Británicas, fueron identificadas por el Ministerio Público como dos de las piezas clave del millonario esquema de defraudación que diseñó el empresario.
Al mediodía del 20 de abril de 2001, Sebastián de Rementería, gerente internacional de la corredora Raimundo Serrano Mac Auliffe y Jorge Fuenzalida Barraza, gerente comercial y director de la empresa (condenado junto a Tomás Serrano Parot por fraude), llegaron al exclusivo restaurante La Toja, en Ciudad de Panamá. Ambos ordenaron langostinos, la especialidad de la casa.
Sobre la mesa, junto a los crustáceos, había folletos de Mossack Fonseca. Tres ejecutivos de la firma panameña los acompañaban en el distendido almuerzo, donde la conversación giró en torno a los instrumentos de planificación tributaria que ofrece la firma. “Se mostraron interesados en licencias bancarias y fondos mutuos”, dice un registro del bufete en el que quedó constancia de lo conversado en la cita. CIPER encontró cientos de registros como éste en los más de 11 millones de documentos filtrados del bufete panameño. A través de ellos CIPER pudo rehacer la huella del recorrido de los agentes de Mossack Fonseca por las oficinas de cientos de potenciales intermediarios chilenos.
Tras el banquete en La Toja (Panamá), Fuenzalida y de Rementería visitaron las oficinas de Mossack Fonseca ubicadas en una lujosa zona de la ciudad. El día terminó con un tour por las concurridas esclusas de Miraflores, donde se puede ver subir y bajar los barcos que transitan por el Canal de Panamá.
En 2001, los negocios en Chile del publicista Tomás Serrano iban en subida. Ese año, la recientemente constituida sociedad Los Choros Power & Gas anunció que tomaría el control de la Empresa Eléctrica del Norte Grande (Edelnor), en una transacción cercana a los US$4,5 millones.
Dos meses después de la visita a Centroamérica de los gerentes de Serrano Mac Auliffe, la corredora gestionó la apertura de la primera de siete sociedades offshore con Mossack Fonseca: Kenville Group Corp., registrada el 20 de junio de 2001 en Panamá. Kenville fue constituida con un directorio de fachada proporcionado por los mismos ejecutivos de Mossfon. Meses después el directorio fue cambiado y en su reemplazo ingresaron: Sebastián de Rementería y las sociedades Inversiones San Martín Limitada y Accent Trading. San Martín fue constituida en enero de 1995 por de Rementería y por el publicista y empresario Andrés Vicuña Escala. Vicuña, al igual que Tomás Serrano, también estuvo vinculado a Deportes Unión La Calera. En octubre de 2015, según registros de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), el publicista vendió 51% de las acciones de ese club a Andes Inversiones Deportivas, sociedad ligada a los argentinos Sebastián y Ricardo Pini (ex controladores de Rangers de Talca).
Según los registros de Mossack Fonseca, Accent Trading fue registrada en Chile el 21 de febrero de 1996. San Martín y Accent figuran en los registros de la firma panameña con domicilio en Nueva York N°9, piso 13, Santiago. La misma dirección donde funcionaba la corredora Raimundo Serrano Mac Auliffe.
Para los representantes de Mossack Fonseca, el aspecto, la ropa, los modales de los interlocutores y la decoración de las oficinas que visitaban, funcionaban como un semáforo. Todos los reportes de los ejecutivos de Mossfon tras sus reuniones con bancos, bufetes de abogados y estudios contables, comienzan con las impresiones que les dejaba el primer contacto con el cliente y su lugar de trabajo. “Los tres socios eran ya de edad avanzada (…), oficina de nivel medio, ya que está en el centro de Santiago y por la decoración se aprecia que no han invertido mucho en ella”, reportó en una oportunidad una agente de Mossfon luego de visitar un estudio de contadores chilenos. No hicieron negocios con ellos.
Los gerentes y las oficinas de la corredora Serrano Mac Auliffe en calle Nueva York, causaron impresiones opuestas entre los vendedores de sociedades de fachada de Mossfon.
Representantes de Mossack Fonseca visitaron en tres oportunidades las oficinas de la corredora en Chile. El 18 de marzo de 2003, la agente Betty Motta –tal como lo anotó en su agenda con color rojo– llegó con regalos para de Rementería, Fuenzalida y Serrano. A los clientes importantes, se les entregaba como cortesía un abre cartas, lápices o libros con fotografías de Panamá. “El señor Fuenzalida quedó encantado con el regalo”, se lee en el reporte de Motta a sus superiores. Allí también consignó que el ambiente de la oficina era “profesional”, que la decoración era “excelente” y que Fuenzalida era un tipo de apariencia “cordial” y“de muy buen aspecto”.
Para entonces, la corredora había abierto una segunda offshore en Panamá: Harton Global Corporation, registrada por Mossack Fonseca el 13 de agosto de 2001. Nuevamente aparece como director el gerente internacional de la corredora Sebastián de Rementería y como asociados figuran Accent Trading e Inversiones San Martín.
Una tercera sociedad gestionada a través de la corredora de Serrano, Adelton Investments Inc., fue registrada por Mossack Fonseca en Islas Vírgenes Británicas el 5 de marzo de 2002. En ella también figura Sebastián de Rementería como director. La cuarta sociedad quedó registrada el 11 de abril de 2003 en Islas Vírgenes: Accent Trading Inc. (mismo nombre que la sociedad ya mencionada). Como primeros directores figuran Sebastián de Rementería y el ciudadano peruano Modesto Daniel Hernández Guerrero. Las acciones fueron emitidas a nombre de dos empresas domiciliadas en Lima: IFNI S.A.C. y Sofía Antonia S.A.C. En registros comerciales de Perú, de Rementería aparece como gerente general de Sofía Antonia, la que opera en el rubro inmobiliario.
El gerente de negocios internacionales de Serrano Mac Auliffe se había instalado en Lima, desde donde donde administraba la corredora de Bolsa Cartisa Perú, otro de los emprendimientos del ex controlador de Unión La Calera Tomás Serrano (fue vendida en 2010 al grupo peruano Iaccsac).
La quinta sociedad fue VBE Inc. (Veintitantas Banderitas Entertainment Inc.), creada el 22 de abril de 2003 también en Islas Vírgenes, y con de Rementería y Andrés Vicuña como directores.
Newcastle Engineering Group Inc., fue registrada por Mossfon tres meses después, en el mismo paraíso fiscal (julio 2003). Las acciones de esta sociedad se emitieron a nombre del ingeniero peruano José Antonio Cabia Vega, quien fue representante de Cartisa Perú, la corredora de Serrano en Lima.
El 27 de abril de 2009 se creó en Islas Vírgenes la última de las siete sociedades que la corredora Raimundo Serrano Mac Auliffe gestionó a través de Mossfon: Kelter Management Corp. En ella figura la madre de Sebastián de Rementería como directora.
Solo 18 días después de la apertura de esta sociedad, estalló la bomba en Santiago. El 15 de mayo, un cliente de la corredora de Tomás Serrano, que tenía casi $2 mil millones de acciones en custodia, puso una denuncia en la Fiscalía. Los dineros no estaban. Tampoco los de varias decenas de clientes a los que durante años les habían enseñado balances adulterados. Fueron $12 mil millones los que se esfumaron.
Mientras el Ministerio Público investigaba, Sebastián de Rementería –quien no figuró entre los acusados–, siguió gestionando las sociedades abiertas por Mossack Fonseca a través de la corredora Serrano Mac Auliffe. El 23 de mayo de 2011 escribió a los ejecutivos de Mossfon en Panamá, solicitando que Accent Trading Inc. (Islas Vírgenes), emitiera un “poder amplio de representación de la sociedad (dedicada a invertir en valores), que incluya el cobro de cheques, a nombre mío, Sebastián de Rementería”.
Accent Trading Inc. es la sociedad que la Fiscalía identificó como uno de los dos vehículos –junto a Los Choros Power & Gas– con los que Serrano y Fuenzalida desfalcaron a sus clientes en $12 mil millones.
El poder que de Rementería le pidió a Mossfon dice así: “Otorgamos poder a Juan Sebastián de Rementería para administrar y representar a la compañía sin limitación alguna (…) El poder aquí conferido podrá ser usado y ejercido por el apoderado para actuar individualmente en cualquier parte del mundo, incluyendo cualquier país, estado, colonia, provincia, municipalidad o subdivisión política de cualquier país”.
Recién el 17 de marzo de 2014 –casi cinco años después de que se iniciara la investigación judicial– los ejecutivos de Mossack Fonseca en Panamá se enteraron a través de sus representantes en Chile, de que sus clientes Serrano y Fuenzalida eran protagonistas de uno de los fraudes financieros más bullados de los últimos años.
“Recomiendo renunciar como agentes registrados considerando que se encontraron resultados negativos del cliente y sus contactos”, escribió un funcionario de Mossfon en un correo electrónico. En esos momentos, dos de las siete sociedades creadas por la corredora de Tomás Serrano en Islas Vírgenes aún permanecían activas.
En abril de 2015, Tomás Serrano Parot y el gerente comercial de la corredora, Jorge Fuenzalida Barraza, fueron condenados con cárcel por los delitos de uso indebido de custodias, estafa y entrega maliciosa de información falsa.
“Me reuní con un socio y director del área Tax&Legal de Deloitte Chile (…) Me explicó que tiene varios clientes que quieren sacar sus dineros afuera a algún paraíso fiscal como Panamá, y que no quieren que los mismos o sus utilidades vuelvan a Chile, pues tendrían que pagar los impuestos de internación o de herencia. También quieren absoluta confidencialidad (…) Habló sobre la evasión de impuestos y sobre sus políticas de no hacerlo en Deloitte, pero que en estos casos en particular no se podía hablar de evasión, porque el dinero jamás entraría a Chile”.
El párrafo corresponde a un documento enviado en marzo de 2012 a Panamá por la abogada chilena y representante permanente de Mossack Fonseca en nuestro país, Carmen García. La relación de Mossfon con Deloitte era de antigua data. Los ejecutivos del bufete habían visitado a la auditora en 2001, 2003 y 2005. Tras la primera visita, dejaron por escrito la siguiente impresión: “Ambiente: profesional; Decoración: excelente; Trato: muy Cordial; Apariencia: muy buena”.
A comienzos de mayo de 2012, Mossack Fonseca incorporó en Panamá Alpha Centauri Group S.A., sociedad vinculada a dos de los socios fundadores de la auditora Deloitte & Touch en Chile: Álvaro Mecklenburg Riquelme (en mayo de 2015 se retiró de Deloitte) y Patricio González Greco. En 2012, González aparece como el tenedor del 100% de las acciones de la sociedad. Un certificado firmado por dos ejecutivos de Mossack Fonseca con fecha 30 de abril de 2015, muestra a Mecklenburg como el único accionista de Alpha Centauri.
Según los registros de Mossack Fonseca, luego de la apertura de la sociedad, Mecklenburg y González viajaron a Panamá en junio de 2012 y fueron recibidos en el aeropuerto por un miembro de la firma panameña, quien los trasladó al Hotel Le Meridien, a orillas de la bahía de la ciudad. Poco después, Alpha Centauri abrió cuenta corriente en el Banesco de Panamá.
Mossack Fonseca no escatimó esfuerzos en complacer a los socios de la firma. Desde Chile, la representante de Mossfon había hecho hincapié en que Mecklenburg “era uno de los pesos pesados en temas tributarios”, y que la sociedad Alpha Centauri era “la prueba que nos está haciendo Deloitte” para ver si seguiría trabajando con ellos.
CIPER conversó con el abogado Mecklenburg, quien señaló que no recuerda conocer a Carmen García. Por ello, dijo, no podía hacerse cargo de las palabras que la abogada dejó registradas en su reporte. También dijo no recordar tener algún tipo de vínculo con Alpha Centauri Group, y aseguró que mientras estuvo en Deloitte jamás trabajaron con paraísos fiscales o diseñaron prácticas de evasión tributaria.
No hay constancia en los registros de Mossack Fonseca de que Mecklenburg o González hayan gestionado la creación de nuevas sociedades.
De lo que sí quedó constancia en esos millones de archivos, es de las numerosas gestiones realizadas por el abogado Jorge Raúl Hernández González para la creación de una serie de entidades offshore. Según los registros del bufete panameño, fueron abogados de Deloitte quienes habrían propiciado el vínculo entre Hernández y Mossfon. De hecho, en uno de los documentos de Mossack Fonseca se menciona a Hernández como “abogado consejero” de la auditora. CIPER no pudo comprobar ese vínculo. Lo cierto es que Hernández González quedó registrado en los sistemas de Mossack Fonseca como “cliente independiente” (no vinculado a Deloitte).
Entre 2003 y 2014, Hernández gestionó la creación de una decena de sociedades offshore en Panamá con Mossfon como agente registrado (vinculadas a sus hermanos, y a inversionistas y empresarios agrícolas): Alto Consulting Group (2003), Inversiones Santo Tomás (2003), Colonel Holdings Inc. (2008), Aleron Properties (2009), Cineactiva (2009), Forestal SPT (2009), Peteroa (2009), Mibrigth Inc. (2014), Ansa Consulting Group (2014) y Cagh S.A. (2014).
Como abogado, Hernández no solo ha incursionado en el ámbito tributario, también en el penal. En 2007, la Defensoría Penal Pública le adjudicó una licitación por $83,5 millones a Servicios Profesionales Vizcarra Limitada, sociedad constituida en enero de 2005 por Hernández González y Andrea Vizcarra Catalán.
En agosto de 2011, Carmen García, representante de Mossack Fonseca en Chile, visitó un importante estudio de abogados en Santiago. A pesar de que no concretaron ningún negocio (razón por la que no se menciona el nombre del bufete), el reporte que hizo García de esa reunión ofrece un buen ejemplo de los instrumentos de planificación tributaria con los que intentaban seducir a los posibles intermediarios.
A uno de los abogados de ese estudio, García le ofreció utilizar los Life Insurance Wrappers (“seguros de vida de colocación privada”), como fórmula para refugiar capitales de manera segura en algún paraíso fiscal. Este instrumento permite abrir cuentas bancarias en el extranjero sin tener que revelar la identidad del beneficiario, pues en la práctica una compañía de seguros actúa como tal. Esto hace que esos fondos queden blindados y sean prácticamente inembargables. También permite realizar planificación tributaria con las herencias, pues quien recibe los dineros del seguro lo hace “por derecho propio” y no como heredero.
En el informe que Carmen García escribió después de la reunión a sus superiores en Panamá, se lee: “Hablamos sobre las fundaciones y los Life Insurance Wrappers, producto que le pareció interesante, pero señaló que él ya sabía cómo operaba y que seguía siendo peligroso traer dineros a Chile a través de este vehículo, pues si los montos eran significativos, el Servicio de Impuestos Internos con seguridad iba a revisar los oficios en que se está actualmente basando la buena fe tributaria”.
Ese año 2011, las gestiones en Chile de los agentes de Mossack Fonseca se enfrentaron a un obstáculo. Desde al menos cuatro estudios jurídicos se les señaló a los representantes del bufete panameño que los chilenos ya no estaban tan interesados en sacar sus capitales de Chile y que lo que buscaban ahora era traerlos de vuelta. Y que para hacerlo, muchos de sus clientes esperarían a la promulgación de la ley de repatriación de capitales que ya se discutía en el Congreso.
El 29 de noviembre de 2011, el socio de un estudio jurídico que tampoco sirvió de intermediario para Mossack Fonseca, le comentó a Carmen García que tenía dos clientes que querían repatriar sus dineros, pero que no habían encontrado un método seguro para hacerlo. “Eran clientes muy desconfiados y él creía que iban a esperar hasta que se promulgara la ley que propone que los dineros de chilenos ingresados desde el extranjero solo paguen 6% de arancel de internación”, se lee en el informe de García.
En marzo de 2012, la agente chilena de Mossfon recibió similar respuesta de otro prestigioso bufete de abogados: “(El cliente) dijo que ahora el interés es traer de vuelta los dineros en el extranjero y no sacarlos. Señaló que era muy posible que se aprobara la Ley de Retorno de Capitales, aunque no creía que el gobierno iba a regalarlo con el 6%, sino más bien alrededor del 12%”.
El artículo 24° transitorio de la Ley 20.780 abrió en 2015 la ventana que muchos esperaban para regularizar sus dineros en el extranjero, pagando un impuesto preferencial y único de solo 8% sobre esos activos no declarados (por la vía “tradicional” ese impuesto podría haber alcanzado un 40%). Al 31 de diciembre de 2015, casi ocho mil personas se habían acogido a este beneficio, lo que le permitió al Fisco recaudar más de US$1.500 millones.
El “perdonazo” tributario impulsado por el Ministerio de Hacienda, eximió de toda responsabilidad penal, civil o administrativa a los contribuyentes que se acogieron a esta amnistía.
El tradicional bufete Cariola, Díez, Pérez Cotapos y Cía., fundado a comienzos del siglo pasado, fue por años un activo intermediario de Mossack Fonseca. Entre junio de 1982 y noviembre de 1987 abrió 11 sociedades en Panamá. Por la antigüedad de esas entidades offshore –la mayoría de ellas se encuentra inactiva–, en los registros de Mossfon no figura la identidad de sus beneficiarios.
No obstante lo anterior, en esos mismos registros aparece este estudio de abogados haciendo gestiones para una de esas 11 sociedades hasta 2007. En septiembre de ese año, el bufete Mossack Fonseca recibió instrucciones para que Dunhill Properties S.A., emitiera poderes a favor de tres abogados de Cariola: Sebastián Obach González, Gonzalo Varela Alfonso y Juan Esteban Montero León.
Gonzalo Delaveau Swett es otro de los abogados que sirvió de intermediario con Mossfon para que clientes chilenos o extranjeros con inversiones en nuestro país crearan sociedades en paraísos fiscales. Hastaprincipios de abril Delaveaufue el presidente de Chile Transparente. Tras la publicación del capítulo chileno de los “Papeles de Panamá” (ver reportaje de CIPER), en el que quedó en evidencia el importante vínculo del abogado con cinco sociedades en Bahamas ligadas a la minera Andes Copper, Delaveautuvo que renunciar. Parte de estas sociedades se abrieron desde el estudio jurídico Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz, del que el abogado fue socio. En los registros de Mossack Fonseca, el estudio aparece además vinculado a la sociedad Cape Horn Group Limited, creada en Bahamas en 2002 (inactiva desde 2011).
A fines de los ’90, el estudio Prieto y Cía. –fundado por el consejero legal de ICARE, Patricio Prieto Sánchez–, intermedió en la gestión de siete entidades en Islas Vírgenes Británicas vinculadas a José Yuraszeck y los protagonistas del llamado “Caso Chispas” (ver reportaje). Desde esa firma de abogados, se instruyó a ejecutivos de Mossack Fonseca realizar sucesivos y millonarios aumentos de capital para esas sociedades, las que luego emitieron acciones a nombre de las empresas chilenas de los ex ejecutivos de Enersis. “Prieto y Cía. no participó en la creación de esas sociedades y las actuaciones que nos encargaron nuestro clientes, encuadradas dentro de la legalidad chilena, llevaron finalmente a solicitar la disolución de varias de ellas”, señalaron a CIPER representantes del bufete.
Al igual que la mayoría de los estudios jurídicos ya mencionados, la firma Vial y Cía. figura recurrentemente en los rankings de la guía británica Chambers & Partners, la que distingue a los mejores bufetes de la región. Fundada por el abogado Felipe Vial Claro, en los registros de Mossack Fonseca aparece como intermediaria de cinco sociedades offshore creadas entre 1994 y 2005 en Islas Vírgenes, Bahamas y Seychelles. Una de esas sociedades –aún activa– es Aladin Marine Corporation, propiedad del dueño de El Mercurio, Agustín Edwards.
Mossack Fonseca no es la única compañía que ofrece en Chile la apertura de sociedades en paraísos fiscales para realizar planificación tributaria. En diversos documentos del bufete panameño a los que accedió CIPER, numerosos abogados contactados por Mossfon mencionan que también trabajan con otras compañías: CITCO, Commonwealth Trust Limited (CTL), Alcogal y Amicorp, entre otras. “Incorporan entre 10 y 15 sociedades offshore al año. Eligen con quién hacerlo dependiendo de la preferencia de su cliente”, escribió la ejecutiva de Mossfon Betty Motta tras una visita realizada al estudio de Vial y Cía., en marzo de 2003.
La competencia era fuerte y el mercado chileno estrecho. La misma representante de Mossfon informó, luego de otra visita de negocios realizada a Chile también en marzo de 2003, que los abogados de un estudio con el que no hicieron negocios, utilizaban los servicios de la compañía panameña Alcogal, competencia de Mossfon, y que su mayor preocupación respecto de las fundaciones de interés privado era mantener la confidencialidad del beneficiario final y no perder el control sobre los activos. Betty Motta les entregó a sus interlocutores un dato que era la garantía del secreto: “Ramsés Owens (uno de los abogados principales de Mossack Fonseca), había ayudado a escribir la ley”.
El estudio chileno Larraín, Rencoret, Lackington y Urzúa (Lackington se retiró y se incorporó a Labbe, Ovalle, Guglielmetti & Lackington, estudio que también registra sociedades con Mossfon), es otro de los bufetes que ha sido intermediario de Mossack Fonseca. “Se trata de un estudio de primera línea en Santiago, con veinticuatro abogados, excelente presencia, ubicado en el sector de negocios más prestigioso de Santiago”, escribió la ejecutiva de Mossfon, Sara Montenegro, tras una visita a sus oficinas en diciembre de 2010. La firma aparece como intermediaria de cinco sociedades offshore registradas entre 2005 y 2010 en Panamá.
Cuevas Abogados, bufete creado en 2002 por Gustavo y Álvaro Cuevas, también ha gestionado sociedades con Mossack Fonseca. “Están muy satisfechos con nuestro servicio y mencionaron que les gustaría incrementar el negocio con nosotros”, reportó el agente de Mossfon Amauri Batista tras visitar a los abogados de esta firma en abril de 2008. Son cuatro las sociedades en las que Cuevas abogados aparece como intermediario. Todas fueron constituidas en Panamá entre 2006 y 2009. Desde Cuevas Abogados, respondieron a CIPER: “Ponemos en conocimiento que Cuevas Abogados asesora clientes nacionales y extranjeros con actividades en múltiples jurisdicciones, lo que ameritaba, en algunos casos en el pasado, la constitución de entidades offshore por diversas y legítimas causas (…) Nuestro estudio ha desarrollado su trabajo en un ámbito de pleno respeto a la ley chilena y de acuerdo a las normativas del Servicio de Impuestos Internos (SII)” (ver respuesta completa).
“Le interesó especialmente la Fundación de Interés Privado panameña, pero me dijo que sería más fácil venderla dando una idea de cómo funciona el comprar una sociedad y hacer una planificación, y más o menos qué porcentaje de impuestos pueden ahorrarse (…) la conversación me dejó bastante pensativa respecto de cuál sería el justo límite para dar información a los clientes”, escribió Carmen García en el reporte de una reunión que tuvo en enero de 2012 con un abogado de Ovalle y Cía.
Este estudio jurídico fue intermediario de tres sociedades creadas por Mossack Fonseca en 2005, 2011 y 2015 en Panamá. A comienzos de este año Ovalle y Cía. se hizo conocido luego que dos de sus abogados fueran formalizados por presunta prevaricación en el llamado “Caso CAVAL”.
Desde Ovalle y Cía. respondieron a CIPER: “Nuestra oficina no tiene dentro de sus áreas de práctica profesional el ofrecer a sus clientes el trasladar sus capitales a sociedades en el extranjero. Ahora, en las sociedades que nos consulta, de una de ellas no tenemos registro. En las otras, se trató de clientes que ya tenían sociedades de esa naturaleza y que decidieron ingresar capitales al país o bien desarrollar nuevos negocios, en un caso sin nuestra asesoría (año 2015) y en el otro a través de una sociedad en cuya formación participamos (año 2005)”.