MASIVA FILTRACIÓN DE DOCUMENTOS DESNUDA RED GLOBAL DE CORRUPCIÓN
“The Panama Papers”: las secretas finanzas offshore de líderes mundiales, empresarios y celebridades
03.04.2016
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MASIVA FILTRACIÓN DE DOCUMENTOS DESNUDA RED GLOBAL DE CORRUPCIÓN
03.04.2016
La más grande filtración de documentos de la historia del periodismo deja al descubierto el mundo de las sociedades offshore de 12 líderes mundiales, muchos de ellos en el poder. También entrega detalles sobre los negocios secretos de 140 políticos y funcionarios públicos alrededor del mundo. Entre ellos destaca el Presidente ruso Vladimir Putin, cuyos asociados movieron hasta US$2 mil millones a través de bancos y sociedades ocultas (ver interactivo con líderes políticos).
Los registros filtrados -que fueron revisados por un equipo de 376 periodistas de 76 países- provienen de un poco conocido pero poderoso bufete de abogados con base en Panamá: Mossack-Fonseca, con sucursales en Hong Kong, Miami, Zurich y más de 35 otros puntos alrededor del globo.
Son 11,5 millones de documentos que muestran cómo la industria global de bufetes de abogados y grandes bancos vende secreto financiero a políticos estafadores y traficantes de drogas, así como a billonarios, celebridades y estrellas deportivas (ver video).
Estos son algunos de los hallazgos clave de una investigación realizada durante un año por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el diario alemán Süddeutsche Zeitung y más de 100 medios de comunicación del mundo, entre ellos CIPER.
Los archivos de Mossack Fonseca revelan sociedades offshore controladas por los primeros ministros de Islandia y Pakistán, el rey de Arabia Saudí y los hijos del Presidente de Azerbaiyán. También incluyen a por lo menos 33 personas y compañías que integran la lista negra del gobierno de los Estados Unidos en base a evidencia de que han hecho negocios con capos mexicanos de la droga, organizaciones terroristas como Hizbulá y naciones que han violado tratados internacionales, como Corea del Norte e Irán.
Una de las compañías que aparece en estos registros, proveyó combustible para las aeronaves que el gobierno de Siria utilizó para bombardear y matar a miles de sus propios ciudadanos, acusaron las autoridades de Estados Unidos.
“Estos hallazgos demuestran cuán profundamente infiltradas están la criminalidad y las prácticas dañinas en el mundo offshore”, dijo Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California en Berkeley y autor de “La Riqueza Oculta de las Naciones: El Azote de los Paraísos Fiscales”. Zucman, quien fue informado sobre esta investigación, dijo que la publicación de los documentos filtrados debería impulsar a los gobiernos a buscar “sanciones concretas” contra las jurisdicciones e instituciones que venden secretismo offshore.
Líderes mundiales que han impulsado programas para combatir la corrupción también aparecen en los archivos filtrados. Así ocurre con las sociedades offshore vinculadas a la familia del líder chino Xi Jinping, quien ha jurado dar batalla contra los “ejércitos de corrupción” de su país, al igual que el Presidente ucraniano Petro Poroshenko, quien se ha posicionado como un reformador en un país sacudido por escándalos de este tipo.
Los archivos también contienen nuevos detalles de los negocios offshore del difunto padre del Primer Ministro británico David Cameron, un líder que precisamente impulsa una reforma de los paraísos fiscales.
Los datos filtrados cubren casi 40 años -desde 1977 hasta fines de 2015- y permiten una mirada inédita al corazón del mundo offshore: un vistazo día a día, década a década, de cómo el dinero sucio fluye por el sistema financiero global, generando crimen y despojando a las tesorerías nacionales de los preciados ingresos de impuestos.
La mayor parte de los servicios que la industria offshore provee son legales. Siempre y cuando quienes los utilicen acaten la ley. Pero los “Papeles de Panamá” filtrados demuestran que bancos, firmas legales y otros actores offshore a menudo no han seguido los requerimientos legales para asegurarse de que sus clientes no estén envueltos en actividades criminales, evasión de impuestos o corrupción política. Incluso, los archivos revelan cómo en algunas instancias intermediarios, offshore se protegieron a sí mismos y a sus clientes ocultando transacciones sospechosas o alterando registros oficiales.
Otro hecho importante que dejan en claro esos documentos financieros, es que grandes bancos son importantes impulsores de la creación de compañías difíciles de rastrear en las Islas Vírgenes Británicas, Panamá y otros paraísos offshore. Los archivos exhiben más de 15.300 compañías de papel que los bancos establecieron para clientes que quieren mantener ocultas sus finanzas. Entre ellas aparecen centenares que han sido creadas por gigantes de las finanzas internacionales como UBS y HSBC.
La investigación de esos registros permitió penetrar un enjambre de maniobras encubiertas por parte de bancos, compañías y personas vinculadas al líder ruso Vladimir Putin. Y descubrir que compañías offshore vinculadas a esta red mueven dinero en transacciones de hasta US$200 millones a la vez. Asociados a Putin disfrazaron pagos, fecharon incorrectamente documentos y ganaron influencia oculta dentro de las industrias de medios y automóviles en Rusia.
Un portavoz de Putin no respondió a las preguntas que se le formularon para esta investigación. No obstante, el 28 de marzo afirmó públicamente que ICIJ y sus medios asociados estaban preparando un malintencionado “ataque informativo” contra el presidente ruso y sus cercanos.
La firma de abogados Mossack Fonseca es una de las principales creadoras de sociedades pantalla en el mundo, estructuras corporativas que pueden ser usadas para esconder a los reales propietarios de los bienes. Los archivos internos filtrados de este bufete contienen información sobre 214.488 entidades offshore relacionadas con personas en más de 200 países y territorios. ICIJ publicará la lista completa de compañías y personas vinculadas a ellas a principios de mayo.
Los datos que contienen esos registros incluyen correos electrónicos, formularios financieros, pasaportes y registros corporativos, todo lo cual deja al descubierto a los propietarios secretos de cuentas bancarias y compañías en 21 jurisdicciones offshore, desde Nevada a Singapur y las Islas Vírgenes Británicas.
Mossack Fonseca ha dejado sus huellas en el tráfico de diamantes en África, el mercado internacional del arte y otros negocios que se benefician del secretismo. La firma ha prestado servicios a tantos miembros de la realeza del Medio Oriente que todos ellos podrían llenar un palacio. Entre ellos, destacan dos reyes, Mohammed VI de Marruecos y el rey Salman de Arabia Saudí, a quienes Mossack Fonseca ayudóa salir al mar en lujosos yates.
En Islandia, los archivos filtrados muestran cómo el Primer Ministro Sigmundur David Gunnlaugsson y su esposa eran los controladores secretos de una firma offshore que tenía millones de dólares en bonos bancarios islandeses durante la crisis financiera de ese país.
Los archivos dejan al desnudo las sociedades offshore de 29 de las 500 personas más adineradas del mundo que figuran en el ranking de la revista Forbes.
Entre las sociedades que aparecen en los registros de Mossack Fonseca, figuran seis de propiedad de la estrella de cine Jackie Chan. Y como sucede con muchos de los clientes de esa firma de abogados, no hay evidencia de que Chan haya usado sus compañías para fines ilegales. Tener una compañía offshore no es ilegal. Es más, para algunas transacciones de negocios internacionales es una opción lógica.
Lo que convierte a los documentos filtrados de Mossack Fonseca en un valioso registro, es que entre sus clientes aparecen estafadores que utilizan el “Esquema Ponzi” (estafas piramidales), capos de la droga, evasores de impuestos y al menos un criminal sexual condenado. Se trata de un hombre de negocios estadounidense condenado por haber viajado a Rusia para tener sexo con menores de edad, quien firmó papeles para una sociedad offshore mientras cumplía su condena de prisión en Nueva Jersey.
Los “Papeles de Panamá” contienen nueva información sobre grandes escándalos, desde el más infame robo de oro en Inglaterra hasta antecedentes secretos de los protagonistas de los sobornos que remecen a la FIFA, el ente que regula el fútbol mundial.
Los documentos filtrados revelan que el bufete de abogados de Juan Pedro Damiani, un miembro del Comité de Ética de la FIFA, tenía relaciones de negocios con tres hombres que han sido inculpados en el escándalo de los sobornos: el ex vicepresidente de la FIFA Eugenio Figueredo y Hugo y Mariano Jinkis, el dúo padre-hijo acusado de pagar sobornos para ganar los derechos de transmisión de eventos de fútbol para Latinoamérica. Los registros muestran que la firma de Damiani en Uruguay representó a una compañía offshore vinculada a los Jinkis y a siete compañías vinculadas a Figueredo.
En virtud de los descubrimientos de la investigación de ICIJ y sus medios asociados, el Comité de Ética de la FIFA inició una investigación preliminar sobre la relación entre Damiani y Figueredo. Un vocero del Comité de Ética de este organismo confirmó que Damiani les informó el 18 de marzo de sus lazos financieros con Figueredo. Damiani lo hizo un día después de que ICIJ y sus reporteros asociados le enviaran preguntas detalladas sobre el trabajo de su firma de abogados para compañías ligadas al ex vicepresidente de la FIFA.
El mejor jugador de fúbtol del mundo, el delantero del Barcelona Lionel Messi, también aparece en los documentos. Los registros muestran a Messi y a su padre como dueños de la sociedad panameña Mega Star Enterprises Inc. Esto, añade un nuevo nombre a la lista de sociedades pantalla que se sabe están vinculadas a Messi. Sus negocios offshore son hoy el blanco de un juicio por evasión de impuestos en España.
Los documentos filtrados muestran cómo Mossack Fonseca trabaja agresivamente para proteger los secretos de sus clientes. En Nevada, por ejemplo, el bufete de abogados trató de protegerse a sí mismo y a sus clientes de las consecuencias de una acción legal en la Corte de Distrito de EE.UU. Lo hizo sacando papeles de su sucursal en Las Vegas y haciendo que sus técnicos borraran registros electrónicos de teléfonos y computadoras.
Los archivos filtrados muestran también que la firma ofreció con regularidad a sus clientes fechar incorrectamente documentos para ayudarlos a obtener ventaja en sus asuntos financieros. Era una práctica tan común que, en 2007, un intercambio a través de correos electrónicos muestra a empleados de Mossack Fonseca hablando de establecer una estructura de precios: los clientes pagarían US$8,75 por cada mes que la fecha de un documento corporativo sería atrasada.
En una respuesta por escrito a preguntas del ICIJ y sus socios en esta investigación, los directivos de Mossack Fonseca afirmaron que la firma “no alberga o promueve actos ilegales. Sus acusaciones de que proveemos a los accionistas de estructuras supuestamente diseñadas para esconder la identidad de los verdaderos propietarios, son completamente infundadas y falsas”.
También dijeron que poner fechas atrasadas en documentos “es una práctica bien fundada y aceptada”, la que es “común en nuestra industria y cuyo objetivo no es encubrir o esconder actos ilegales”. Y que no podían responder preguntas sobre clientes específicos pues están obligados a mantener la confidencialidad de sus clientes.
El cofundador del bufete de abogados, Ramón Fonseca, dijo en una entrevista reciente en la televisión panameña que la firma no tiene responsabilidad por lo que los clientes hacen con las compañías offshore que ella ofrece. Comparó a su estudio con una “fábrica de autos”, cuya responsabilidad termina una vez que el auto es fabricado. Culpar a Mossack Fonseca por lo que la gente hace con sus compañías, sería como culpar a la fábrica de autos “si el auto se usa en un robo”, dijo.
Hasta hace poco, Mossack Fonseca operaba principalmente en las sombras. Pero se ha visto bajo creciente escrutinio a medida que los gobiernos han obtenido filtraciones parciales de sus archivos, y que autoridades de Alemania y Brasil comenzaran a indagar en sus prácticas.
En febrero de 2015, Süddeutsche Zeitung reportó que organismos judiciales de Alemania habían lanzado una serie de redadas apuntando a uno de los principales bancos del país: Commerzbank. La investigación se refería a una evasión de impuestos que según las autoridades de ese país podría conducir a cargos criminales contra empleados de Mossack Fonseca.
En Brasil, el bufete de abogados se ha convertido en blanco del escándalo por sobornos y lavado de dinero que ha provocado una grave crisis política en ese país. En enero, fiscales brasileños calificaron a Mossack Fonseca como un “gran lavador de dinero” y anunciaron que se le imputaron cargos criminales a cinco empleados de la oficina brasileña de la firma por sus roles en la llamada “Operación Lava Jato”. Hasta ahora, figuran como acusados destacados políticos y se abrió una investigación sobre los bienes del popular ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El escándalo amenaza con la destitución en un juicio político de la Presidenta Dilma Rousseff.
Mossack Fonseca niega haber incumplido la ley en Brasil.
En la colaboración periodística más grande de la historia, periodistas trabajando en más de 25 idiomas, investigaron el manejo interno de Mossack Fonseca y rastrearon los negocios secretos de los clientes de la firma alrededor del mundo. Compartieron la información y persiguieron pistas generadas por los archivos filtrados utilizando archivos corporativos, registros de propiedad, declaraciones financieras, documentos judiciales y entrevistas con agentes de la ley y expertos en lavado de dinero.
Reporteros del Süddeutsche Zeitung obtuvieron millones de registros de una fuente confidencial y los compartieron con ICIJ y otros socios. Los medios involucrados en esta investigación no pagaron por los documentos.
Antes de que Süddeutsche Zeitung obtuviera esta filtración, las autoridades de impuestos de Alemania compraron a un informante una serie más pequeña de documentos de Mossack Fonseca, antecedentes que impulsaron las redadas en Alemania a principios de 2015. Esa serie más pequeña de documentos fue luego ofrecida a las autoridades del Reino Unido, Estados Unidos y otros países, de acuerdo a fuentes con conocimiento sobre el tema.
La serie más grande de archivos obtenida por periodistas ofrece mucho más que una simple mirada a los métodos de negocios de Mossack Fonseca y al catálogo de sus clientes más reprochables. Permite una amplia mirada al interior de una industria que ha trabajado para mantener sus prácticas ocultas y ofrece pistas sobre por qué los esfuerzos por reformar el sistema han fallado.
La historia de Mossack Fonseca es, en muchas formas, la historia del mismísimo sistema offshore.
Antes del amanecer del 26 de noviembre de 1983, seis hombres se infiltraron en el depósito de Brink’s-Mat en el Aeropuerto Heathrow de Londres. Los delincuentes ataron a los guardias de seguridad, los empaparon en gasolina, encendieron un fósforo y amenazaron con prenderles fuego si no abrían la bóveda del depósito. En su interior los ladrones hallaron casi 7 mil barras de oro, diamantes y dinero en efectivo.
“Muchísimas gracias por su ayuda. Que pasen una linda Navidad”, dijo uno de los ladrones antes de partir.
Los medios británicos llamaron al robo el “Crimen del Siglo”. Gran parte del botín -incluyendo el dinero conseguido al derretir el oro y venderlo- nunca fue recuperado. A dónde se envió el dinero desaparecido es un misterio que sigue fascinando a los estudiosos del bajo mundo de Inglaterra.
Ahora, documentos en los archivos de Mossack Fonseca revelan que ese bufete y su cofundador, Jürgen Mossack, habrían ayudado a los ladrones a mantener el botín fuera del alcance de las autoridades, protegiendo a una compañía ligada a Gordon Parry, un operador londinense que lavaba dinero para Brink’s-Mat.
Quince meses después del robo, según los registros, Mossack Fonseca creó una compañía pantalla en Panamá: Feberion Inc. Jürgen Mossack fue uno de los tres directores “nominales” de la sociedad, término usado en el negocio para los testaferros que controlan una compañía en el papel, pero no ejercen real control sobre sus actividades.
Un memo interno escrito por Jürgen Mossack muestra que él ya sabía en 1986 que la sociedad Feberion estaba “aparentemente envuelta en el manejo de dinero del famoso robo de Brink’s-Mat en Londres. La compañía en sí no ha sido usada ilegalmente, pero podría ser que invirtió dinero proveniente de fuentes ilegítimas a través de cuentas bancarias y propiedades”.
Los registros de Mossack Fonseca evidencian que Parry era quien estaba detrás de la sociedad Feberion. En vez de ayudar a las autoridades a conseguir acceso a los bienes de Feberion, el bufete ejecutó acciones que impidieron a la policía del Reino Unido tomar el control de esa sociedad.
Luego de que la policía inglesa obtuvo los dos certificados que controlaban la propiedad de Feberion, Mossack Fonseca hizo que la sociedad emitiera 98 nuevas acciones, un movimiento que le habría arrebatado el control a los investigadores, indican los registros filtrados.
No fue hasta 1995 -tres años después de que Gordon Parry fuera sentenciado a prisión por su rol en el robo de oro- que Mossack Fonseca terminó su relación de negocios con Feberion.
Un vocero de Mossack Fonseca señaló que cualquier vínculo con el robo de Brink’s-Mat “es enteramente falso”. Y agregó que Jürgen Mossack nunca tuvo vínculos con Parry y que nunca fue contactado por la policía sobre este delito.
La defensa que hizo Mossack Fonseca de la dudosa compañía utilizada por los delincuentes ilustra lo lejos que muchos operadores offshore pueden llegar para servir los intereses de sus clientes.
El sistema offshore depende de una amplia industria global de banqueros, abogados, contadores y otros intermediarios que trabajan mancomunadamente para proteger los secretos de sus clientes. Estos expertos en secretismo usan compañías anónimas, fondos y otras entidades de papel para crear estructuras complejas que pueden ser usadas para disfrazar los orígenes del dinero sucio.
“Son la bencina que impulsa el motor, una pieza extraordinariamente importante de la fórmula del éxito para las organizaciones criminales”, dice Robert Mazur, un ex agente antidrogas de Estados Unidos y autor de “El Infiltrador: Mi Vida Secreta Dentro de los Bancos Sucios Detrás del Cartel de Medellín de Pablo Escobar” .
Mossack Fonseca dijo al ICIJ que respetan “tanto la letra como el espíritu de la ley. Porque hacemos eso, no hemos recibido cargos por acciones criminales en casi 40 años de operatividad”.
Los hombres que fundaron la firma décadas atrás -y continúan hoy como sus principales figuras- son bien conocidos en la sociedad y la política panameña.
Jürgen Mossack es un inmigrante alemán cuyo padre buscó una nueva vida para su familia en Panamá tras servir en la Waffen-SS de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Ramón Fonseca es un novelista premiado que ha trabajado como consejero del presidente de Panamá. En marzo de este año se tomó una licencia como consejero presidencial luego de que su firma fuera implicada en el escándalo de coimas en Brasil y que ICIJ y sus socios comenzaran a hacer preguntas sobre las prácticas de la firma.
Desde su base en Panamá, una de las principales zonas de secreto financiero del mundo, Mossack Fonseca siembra compañías anónimas en ese país, en las Islas Vírgenes Británicas y otros paraísos fiscales.
La firma ha trabajado de cerca con grandes bancos y sociedades legales en otros países, como México, Estados Unidos, los Países Bajos y Suiza, ayudando a sus clientes a mover dinero o reducir sus pagos de impuestos, indican los registros secretos.
El análisis que hizo el equipo del ICIJ de los archivos filtrados arrojó que más de 500 bancos, sus subsidiarias y sucursales han trabajado con Mossack Fonseca desde los ’70 para asesorar a sus clientes en el manejo de compañías offshore. UBS estableció más de 1.100 compañías offshore a través de Mossack Fonseca. HSBC y sus filiales crearon más de 2.300.
En total, los archivos revelan que Mossack Fonseca trabajaba con más de 14.000 bancos, bufetes de abogados, gestores de compañías y otros intermediarios para establecer sociedades, fundaciones y fondos para clientes.
Mossack Fonseca dice que estos intermediaron son sus verdaderos clientes, no los eventuales clientes que usan compañías offshore. Y que estos intermediaron proveen niveles adicionales de supervisión a la hora de analizar a nuevos clientes. En cuanto a sus propios procedimientos, Mossack Fonseca dice que a menudo exceden “las reglas y estándares existentes a los que nosotros y otros estamos atados”.
En su afán de proteger a Feberion Inc., la compañía vinculada al robo de Brink’s-Mat, Mossack Fonseca utilizó los servicios de una firma con base en Panamá, Chartered Management Company, encabezada por Gilbert R.J. Straub, un estadounidense que tuvo un pequeño rol en el escándalo de Watergate.
En 1987, mientras la policía del Reino Unido investigaba la compañía pantalla, Jürgen Mossack y otros directores de papel de Feberion, renunciaron en el entendido de que serían reemplazados por nuevos directores designados por la Chartered Management de Straub, indican los archivos secretos.
Straub habría sido detenido en una operación de la Administración Antidrogas de Estados Unidos no relacionada al caso Brink’s-Mat, según Mazur, un ex agente encubierto. Mazur armó esa investigación, la que llevó a que Straub se declarara culpable de lavado de dinero en 1995. Según Mazur, durante su trabajo encubierto, Straub trató de establecer sus credenciales criminales describiendo cómo encaminó dinero de forma ilegal hacia la campaña de reelección de 1972 del presidente Richard Nixon.
El padre de Nick Kgopa trabajaba en una mina de oro en el norte de Sudáfrica y murió cuando Nick tenía 14 años. Los compañeros de trabajo de su padre dijeron que había muerto por exposición a químicos. Nick, su madre y su hermano menor, que es sordo, sobrevivieron gracias a cheques mensuales de un fondo para viudas y huérfanos de trabajadores mineros. Hasta que un día, los pagos cesaron.
La familia de Nick fue una de muchas que perdieron sus pagos a causa de un fraude de inversión de US$60 millones llevado a cabo por hombres de negocio sudafricanos. Los fiscales acusaron que un grupo de individuos conectados a una compañía de manejo de bienes, Fidentia, había conspirado para robar millones de dólares de fondos de inversión, entre ellos, el que correspondía a los beneficios por muerte de los mineros y que mantenía a unas 46 mil viudas y huérfanos.
Los documentos filtrados de Mossack Fonseca muestran que al menos dos de los hombres involucrados en el fraude emplearon a ese bufete de abogados con base en Panamá para crear compañías offshore. Y también revelan que Mossack Fonseca estuvo dispuesta a ayudar a uno de los estafadores a proteger su dinero, incluso luego de que las autoridades lo vincularan públicamente con el escandaloso robo.
Estafadores como los Ponzi y otros embaucadores que roban grandes sumas de sus víctimas frecuentemente usan estructuras offshore para llevar a cabo sus operaciones y esconder las ganancias. El Caso Fidentia no es el único fraude de escala mayor que aparece en los archivos de los clientes de Mossack Fonseca.
En Indonesia, por ejemplo, pequeños inversores aseguran que una compañía registrada por Mossack Fonseca en las Islas Vírgenes Británicas se utilizó para estafar a 3.500 personas en al menos US$150 millones.
“De verdad necesitamos ese dinero para pagar la educación de nuestro hijo en abril”, escribió un inversor indonesio a Mossack Fonseca, en 2007, luego de que los pagos cesaron. “¿Pueden darnos alguna sugerencia sobre qué podemos hacer?”, preguntó el inversor en un inglés imperfecto tras ver el nombre de Mossack Fonseca en el folleto de publicidad del fondo de inversiones.
En el Caso Fidentia, los registros de Mossack Fonseca muestran que uno de los hombres posteriormente encarcelado en Sudáfrica por su participación en el fraude, Graham Maddock, pagó a Mossack Fonseca US$59 mil en 2005 y 2006 para establecer dos series de compañías offshore, incluyendo una llamada Fidentia North America. Los registros de la firma dicen que le dieron “el servicio VIP”.
Mossack Fonseca también creó estructuras offshore para Steven Goodwin, un hombre que, según fiscales sudafricanos, había tenido un “rol instrumental” en la estafa de Fidentia. Cuando el escándalo se hizo público en 2007, los registros filtrados del bufete indican que Goodwin voló a Australia y luego a Estados Unidos, donde un abogado de Mossack Fonseca se reunió con él en un hotel de lujo en Manhattan para discutir sus propiedades offshore.
El empleado de la firma luego escribió que él y Goodwin “hablamos en profundidad” sobre el escándalo de Fidentia y que él había “convencido a Goodwin de proteger mejor” los bienes de su compañía offshore pasándolos a un tercero. En su memo –que se encuentra en los registros- el empleado de la firma dijo a sus colegas que Goodwin no estaba involucrado en el escándalo “de forma alguna”: era solo “una víctima de las circunstancias”.
En abril de 2008, el FBI arrestó a Goodwin en Los Ángeles y lo envió de vuelta a Sudáfrica, donde se declaró culpable de fraude y lavado de dinero. Fue sentenciado a diez años de prisión. Un mes después de la sentencia de Goodwin, un empleado de Mossack Fonseca sugirió un plan para frenar a los fiscales sudafricanos que debían indagar en los bienes vinculados a la compañía offshore de Goodwin, Hamlyn Property LLP, la que había sido creada para comprar bienes raíces en Sudáfrica.
El empleado propuso que un contador “prepare” (las comillas son del email original que aparece en el registro filtrado) auditorías para 2006 y 2007, que permitan “tratar de prevenir que el fiscal tome acciones contra las entidades tras Hamlyn”. No está claro si la propuesta fue adoptada.
Mossack Fonseca no respondió a las preguntas de ICIJ sobre su relación con Goodwin. Un representante de Goodwin dijo a ICIJ que él “no tenía absolutamente nada” que ver con el colapso de Fidentia “o con cualquier cosa directa o indirectamente relacionada con las 46 mil viudas y huérfanos”.
El 10 de febrero de 2011, una compañía anónima en las Islas Vírgenes Británicas llamada Sandalwood Continental Ltd. prestó US$200 millones a una también misteriosa firma basada en Chipre: Horwich Trading Ltd. Al día siguiente, Sandalwood asignó los derechos a recolectar pagos por el mencionado préstamo (incluyendo intereses) a Ove Financial Corp., otra misteriosa compañía de las Islas Vírgenes Británicas.
Por esos derechos, Ove pagó 1 dólar. Pero el rastro del dinero no terminó allí. Ese mismo día, Ove reasignó sus derechos a recolectar por el mismo préstamo a una compañía de Panamá: International Media Overseas. Esta sociedad también pagó 1 dólar.
En solo 24 horas el préstamo había atravesado –en el papel- tres países, dos bancos y cuatro compañías, haciendo prácticamente imposible rastrear la ruta del dinero. Había varias razones por las que quienes estaban detrás de la transacción podían querer disfrazarla, incluyendo el hecho de que el origen de los recursos venía desde muy cerca del líder ruso Vladimir Putin.
El Banco Rossiya, con base en San Petersburgo, una institución cuyo dueño mayoritario ha sido llamado uno de los “cajeros” de Putin, había creado Sandalwood Continental y dirigido el flujo del dinero.
En cuanto a International Media Overseas, donde los derechos a los pagos con intereses del préstamo de US$200 millones parecen haber terminado, era controlada en el papel por uno de los más viejos amigos de Putin: Sergey Roldugin, un chelista clásico y padrino de la hija mayor de Putin.
El préstamo de US$200 millones fue una de las docenas de transacciones –que sumaron al menos US$2 mil millones– que se encontraron en los registros filtrados de Mossack Fonseca y que involucran a personas o compañías relacionadas a Putin. Formaron parte de una operación del Banco Rossiya, el que ganó influencia indirecta sobre el accionista mayoritario de la principal fábrica de camiones de Rusia, y que también amasó acciones secretas de la propiedad de un importante medio de comunicación en Rusia.
Los pagos sospechosos hechos por el círculo de Putin pueden haber sido en algunos casos sobornos a cambio de contratos y ayudas del gobierno ruso. Los documentos secretos de Mossack Fonseca sugieren que gran parte del dinero prestado que figura en los registros, proviene de un banco en Chipre que por entonces tenía como dueño mayoritario al VTB Bank, controlado por el Estado ruso.
En una conferencia de prensa la semana pasada el vocero de Putin, Dmitry Peskov, dijo que el gobierno no respondería al cuestionario de ICIJ y sus medios asociados, porque contiene preguntas que “han sido hechas cientos de veces y respondidas cientos de veces”. Peskov agregó que Rusia tiene “disponible todo un arsenal legal en el ámbito nacional e internacional para proteger el honor y dignidad de nuestro Presidente”.
Leyes nacionales y acuerdos internacionales obligan a los bufetes de abogados -como Mossack Fonseca- que ayudan a crear sociedades y cuentas bancarias, a mantener la alerta ante clientes que puedan estar involucrados en lavado de dinero, evasión de impuestos u otros delitos. Y se les exige que presten especial atención a “personas políticamente expuestas” (PEP, funcionarios de gobierno o sus familiares o socios). Si alguien es “PEP”, los intermediarios encargados de crear sus compañías deben revisar sus actividades cuidadosamente para asegurarse de que no están envueltos en corrupción.
Mossack Fonseca dijo a ICIJ que ha “establecido políticas y procedimientos para identificar y manejar los casos en que individuos califican como PEP”.
Sin embargo, a menudo Mossack Fonseca parece no percatarse de quiénes son sus clientes. Una auditoría interna de 2015 estableció que la firma conocía la identidad de los dueños reales de solo 204 de las 14.086 compañías que había incorporado en Seychelles, un paraíso fiscal en el Océano Índico.
Las autoridades de las Islas Vírgenes Británicas multaron a Mossack Fonseca con US$37.500 por violar reglas antilavado debido a que la firma incorporó una compañía para el hijo del ex presidente egipcio Hosni Mubarak, pero no identificó la conexión, incluso después de que padre e hijo fueran acusados de corrupción. Una evaluación interna de la firma concluyó: “nuestra fórmula de análisis de riesgo es seriamente imperfecta”.
En total, el análisis de los archivos de Mossack Fonseca realizado por el equipo de ICIJ, identificó a 58 familiares y asociados a primeros ministros, presidentes y reyes.
Los registros revelan, por ejemplo, que la familia del Presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, utilizó fundaciones y compañías en Panamá para mantener acciones secretas en minas de oro y bienes raíces en Londres. Los hijos del Primer Ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, también poseían bienes raíces en Londres a través de compañías creadas por Mossack Fonseca.
Los familiares de al menos ocho miembros actuales y pasados del Comité del Politburó de China, el principal cuerpo gubernamental de ese país, tienen compañías offshore manejadas a través de Mossack Fonseca. Entre ellos figura el cuñado del Presidente Xi Jinping, quien estableció dos compañías en las Islas Vírgenes Británicas en 2009.
Representantes de los líderes de Azerbaiyán, Pakistán y China no respondieron a las consultas formuladas.
La lista de líderes mundiales que utilizaron a Mossack Fonseca para establecer entidades offshore incluye al actual Presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien era director y vicepresidente de una compañía en Las Bahamas manejada por Mossack Fonseca cuando era alcalde de Buenos Aires. Un vocero de Macri dijo que el presidente nunca fue personalmente propietario de acciones en esa firma, la que era parte de los negocios de su familia.
En 2014, durante los días más sangrientos de la invasión rusa en la región Donbas de Ucrania, los registros de Mossack Fonseca muestran que representantes del líder ucraniano Petro Poroshenko buscaron con urgencia una copia de una factura para completar el papeleo que requería crear una compañía en las Islas Vírgenes Británicas. Un vocero de Poroshenko dijo que la creación de esa compañía no tenía relación con “eventos políticos o militares en Ucrania”.
Los consejeros financieros de Poroshenko dijeron que el presidente no incluyó a la firma de las Islas Vírgenes en su declaración financiera de 2014, porque ni esa compañía ni dos compañías relacionadas en Chipre y Países Bajos tenían bienes. Y afirmaron que esas compañías eran parte de una reestructuración corporativa para facilitar la venta del negocio de confección de Poroshenko.
Cuando Sigmundur David Gunnlaugsson se convirtió en Primer Ministro de Islandia en 2013, ocultó un secreto que podría haber dañado su carrera política. Él y su esposa compartían la propiedad de una compañía offshore en las Islas Vírgenes Británicas cuando él entró al parlamento en 2009. Meses después, vendió su parte a su esposa en US$1.
La compañía tenía bonos que originalmente valían millones de dólares en tres grandes bancos islandeses que colapsaron durante la crisis financiera global de 2008, lo que la hacía acreedora en sus bancarrotas. El gobierno de Gunnlaugsson negoció un acuerdo con los acreedores el año pasado sin revelar el interés financiero de su familia en el resultado.
Gunnlaugsson ha negado recientemente que los intereses financieros de su familia hayan influenciado su postura. Los registros filtrados no dejan en claro si las posiciones políticas de Gunnlaugsson beneficiaron o redujeron el valor de los bonos que poseía a través de la compañía offshore.
En una entrevista con Reykjavik Media, medio asociado de ICIJ, Gunnlaugsson negó haber ocultado bienes. Cuando se le confrontó con el nombre de la compañía offshore a la que se lo vincula –Wintris Inc.– el Primer Ministro dijo: “Me estoy empezando a sentir raro con estas preguntas porque parece que me estás acusando de algo”. Poco después, dio por terminada la entrevista.
Cuatro días después, su esposa hizo público el asunto. Escribió una nota en Facebook en la que afirmó que Wintris Inc. era de su propiedad y no de su esposo, y que ella había pagado todos los impuestos. Desde entonces, miembros del parlamento de Islandia han cuestionado por qué Gunnlaugsson jamás reveló la compañía offshore, y un legislador pidió que el Primer Ministro y su gobierno renuncien.
El Primer Ministro contraatacó con un comunicado de ocho páginas, en el que argumentó que él no fue requerido a reportar públicamente su conexión con Wintris, porque esta sociedad era realmente de propiedad de su esposa y porque era “solo una compañía holding, no vinculada a actividades comerciales”.
En 2005, el barco de turismo Ethan Allen se hundió en el lago George de Nueva York, con un saldo de 20 turistas de avanzada edad ahogados. Luego de que los sobrevivientes y las familias de los fallecidos demandaron, se enteraron de que la compañía turística no tenía seguro porque estafadores le habían vendido una póliza falsa.
En 2011, Malchus Irvin Boncamper, un contador de la isla caribeña de St. Kitts, se declaró culpable en una corte de EE.UU., por haber ayudado a los estafadores a lavar las ganancias de sus fraudes.
El hecho le creó un problema a Mossack Fonseca: Malchus Irvin Boncamper había sido el testaferro -director “nominativo”-para 30 compañías creadas por la firma.
Al enterarse de la condena criminal de Boncamper, Mossack Fonseca actuó rápidamente. Se impartieron instrucciones para que en sus oficinas se reemplazara a Boncamper como director de las compañías y se modificaran las fechas de los registros para que apareciera en algunos casos que los cambios habían tenido lugar una década antes.
Lo ocurrido con Boncamper es uno de los ejemplos que aparecen en los archivos filtrados que muestran a Mossack Fonseca utilizando tácticas dudosas para esconder sus métodos o las actividades de sus clientes de la mirada de las autoridades legales.
En la “Operación Lava Jato” en Brasil, los fiscales acusaron que empleados de Mossack Fonseca destruyeron y escondieron documentos para enmascarar la participación de la firma en lavado de dinero. Un documento policial dice que, en un momento, un empleado de la sucursal brasileña de la firma envió un email pidiendo a sus compañeros esconder registros relacionados a un cliente que podía ser blanco de una investigación policial: “No dejen nada. Los voy a guardar en mi auto o en mi casa”.
En Nevada, según indican los archivos filtrados, empleados de Mossack Fonseca trabajaron a finales de 2014 para oscurecer los vínculos entre la sucursal de la firma en Las Vegas y su central en Panamá, anticipándose a una orden de la Corte de EE.UU. de que entreguen información sobre 123 compañías incorporadas por la firma. Fiscales argentinos habían vinculado a esas compañías con base en Nevada con un escándalo de corrupción que involucró a un asociado de los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
En un intento por liberarse de la jurisdicción de la corte estadounidense, Mossack Fonseca aseguró que su oficina en Las Vegas, MF Nevada, no era una sucursal, por lo que no tenían control sobre ella.
Los registros internos de la firma demuestran lo opuesto. Mossack Fonseca sí controlaba la cuenta bancaria de MF Nevada, y sus cofundadores, junto a otro funcionario de la firma, eran propietarios del 100% de MF Nevada.
Para eliminar la evidencia de la conexión, la firma se preparó para sacar documentos de la sucursal y se dispuso a borrar los rastros informáticos del vínculo entre las operaciones de Nevada y Panamá, según muestran correos electrónicos internos. Una gran preocupación, según un correo electrónico, era que el gerente de la sucursal podía ser demasiado “nervioso” para llevar a cabo la tarea, lo que podía facilitar que los investigadores descubrieran “que estamos escondiendo algo”.
Mossack Fonseca declinó responder preguntas sobre los casos de Nevada y Brasil, pero negó en forma genérica que haya obstruido investigaciones o encubierto actos impropios: “No es nuestra política esconder o destruir documentación que pueda ser de utilidad para alguna investigación o procedimiento”.
En 2013, el líder del Reino Unido, David Cameron, urgió a los territorios de ultramar de su país -incluyendo a las Islas Vírgenes Británicas- a trabajar en conjunto para “poner nuestras casas en orden” y unirse en la lucha contra la evasión de impuestos y el secretismo offshore.
Cameron no tenía más que mirar hacia su difunto padre para ver lo difícil que eso sería.
Ian Cameron, un multimillonario corredor de bolsa, era un cliente de Mossack Fonseca que utilizó la firma para esconder su fondo de inversión, Blairmore Holdings Inc., de los impuestos en el Reino Unido. El nombre del fondo provino de Blairmore House, la ancestral estancia de su familia en el campo. Mossack Fonseca registró el fondo de inversión en Panamá a pesar de que muchos de sus inversores clave eran británicos. Ian Cameron controló el fondo desde su creación en 1982 hasta su muerte en 2010.
Un prospecto para inversores decía que el fondo “debería ser manejado y conducido de forma que no sea residente en el Reino Unido, por propósitos de impuestos”. Los registros filtrados indican que el objetivo selogró usando certificados de propiedad imposibles de rastrear -“acciones al portador”- y empleando funcionarios “nominales” con base en Bahamas.
La historia de Ian Cameron con los paraísos fiscales es un ejemplo de cuán profundamente arraigado está el secreto offshore en las vidas de las élites políticas y financieras alrededor del mundo. También es un importante motor económico para varios países. Ese factor ha hecho que las reformas sean difíciles.
En Estados Unidos, por ejemplo, jurisdicciones como Delaware y Nevada, que han permitido que los propietarios de compañías permanezcan anónimos, siguen oponiéndose a los intentos por imponer más transparencia corporativa.
Por miedo a que su industria offshore se quede en desventaja competitiva, Panamá, país de origen de Mossack Fonseca, se ha rehusado a adoptar un plan para el intercambio mundial de información sobre cuentas bancarias. Funcionarios de ese país dicen que intercambiarán información, pero a una escala más modesta.
El desafío que enfrentan los reformadores y agentes de la ley es cómo descubrir y detener el comportamiento criminal cuando éste está enterrado bajo varias capas de secretismo. Las herramientas más efectivas para penetrar este secretismo han sido las filtraciones de documentos offshore que han sacado a la luz los negocios ocultos.
Filtraciones de documentos investigados y develados por ICIJ y sus medios asociados han impulsado investigaciones oficiales y el avance en la legislación en docenas de países. Esas publicaciones también han provocado efecto en clientes offshore ante el temor de que sus negocios secretos puedan ser descubiertos.
En abril de 2013, luego de que ICIJ publicara sus artículos de “Filtraciones Offshore”, basadas en documentos confidenciales de las Islas Vírgenes Británicas y Singapur, algunos clientes de Mossack Fonseca escribieron a la firma pidiendo que se les asegure que sus bienes offshore estarían a salvo del escrutinio.
La respuesta de Mossack Fonseca fue que no se preocuparan, que su compromiso con la privacidad de sus clientes “siempre ha sido prioridad, y en respeto a eso, su información confidencial se almacena en nuestro centro de datos de alta tecnología, y toda comunicación dentro de nuestra red global se lleva a cabo a través de un algoritmo de encriptación acorde a los estándares de clase mundial más altos”.
* Esta investigación fue reporteada y escrita por Bastian Obermayer, Gerard Ryle, Marina Walker Guevara, Michael Hudson, Jake Bernstein, Will Fitzgibbon, Mar Cabra, Martha M. Hamilton, Frederik Obermaier, Ryan Chittum, Emilia Díaz-Struck, Rigoberto Carvajal, Cécil Schilis-Gallego, Marcos García Rey, Delphin Reuter, Matthew Caruana-Galizia, Hamish Boland-Rudder, Miguel Fiandor y Mago Torres.
(El Diario ABC Color de Paraguay colaboró en la traducción al español de este texto)