DE LA INTERMEDIACIÓN DE COMMODITIES A LA MILLONARIA OPERACIÓN INMOBILIARIA EN MACHALÍ
Las huellas de Sebastián Dávalos en otros negocios de CAVAL: petróleo, minería y luminarias LED
23.09.2015
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DE LA INTERMEDIACIÓN DE COMMODITIES A LA MILLONARIA OPERACIÓN INMOBILIARIA EN MACHALÍ
23.09.2015
A menos de un mes que se cumpla el plazo fijado por el fiscal regional de Rancagua, Luis Toledo, para decretar formalizaciones en la investigación por los presuntos delitos de negociación incompatible y cohecho asociados a la millonaria compraventa de CAVAL en Machalí, uno de los puntos más álgidos por dilucidar es el rol que tuvo en ese y en los otros negocios que hoy también están bajo la lupa del Ministerio Público, el gerente de proyectos de la empresa, Sebastián Dávalos.
Son más de diez tomos los que ha acumulado la investigación desde que Toledo decretara las primeras diligencias a mediados de febrero de 2015. La investigación, inicialmente concentrada en la transacción inmobiliaria protagonizada por CAVAL, ha ido incorporando nuevas aristas, principalmente relacionadas a los diversos negocios que esa empresa, propiedad de Mauricio Valero y de Natalia Compagnon, desarrolló desde sus inicios en 2012. Algunos de ellos en sociedad con Juan Díaz y Patricio Cordero, ambos hoy ex militantes de la UDI.
Una de las aristas más comprometedoras se relaciona con las asesorías que CAVAL –de la mano de Patricio Cordero- prestó en 2012 a la empresa Saydex, donde tal como reveló CIPER también podría configurarse el delito de cohecho (ver reportaje: Los negocios ocultos que unen a Patricio Cordero y CAVAL detrás del millonario negocio en Machalí).
En ese contexto, el papel jugado por Sebastián Dávalos en las múltiples asesorías y gestiones que realizó CAVAL resulta sensible. Y ello, por la calidad de funcionario público que Dávalos mantuvo hasta mediados de 2012 y luego a partir de marzo de 2014. Primero, en la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), puesto desde el que realizó trabajos remunerados para CAVAL, y posteriormente, a la cabeza de la Dirección Sociocultural de la Presidencia, cargo al que renunció en febrero de 2015 tras estallar el escándalo de la compraventa de los terrenos de Machalí.
La eliminación de miles de archivos alojados en el computador que Sebastián Dávalos utilizó durante los 11 meses en los que se desempeñó como director sociocultural de La Moneda, derramó aún más bencina sobre las sospechas de su cruce de roles como funcionario público y gerente de Proyectos de CAVAL. La recuperación de casi 200 mil documentos realizada semanas atrás por el OS-9 de Carabineros, podría dilucidar ese enigma. Aunque parcialmente, porque aún hay un grupo de archivos que no se pueden abrir y cuyos nombres refieren directamente a tres personajes clave del negocio inmobiliario de Machalí: Wiesner, Chadwick y Luksic.
En sus declaraciones, Dávalos ha insistido que su participación en CAVAL fue acotada. En su última declaración en Fiscalía, publicada por El Líbero, afirmó incluso que las decisiones de negocio eran tomadas “generalmente” por Mauricio Valero, y agregó: “de muchos de ellos me he enterado por lo publicado en prensa durante este año 2015, por ejemplo, los negocios que lideró Valero con Saydex o la decisión de adquirir los predios en Machalí”. Pero en una serie de correos electrónicos a los que tuvo acceso CIPER, éste aparece como protagonista en variados proyectos de negocios impulsados por la empresa de su esposa. En esas gestiones, era frecuente que Sebastián Dávalos reportara directamente a Mauricio Valero, a quien en sus correos a veces llamaba el “boss” (jefe).
El rango de negocios que intentó concretar CAVAL de la mano de Dávalos fue amplio. Desde un suculento negocio de commodities en Chile con un inversionista francés, hasta las frustradas tratativas para comercializar luminarias LED con la empresa coreana LG, cuyo ex representante legal enfrenta actualmente por este mismo negocio una denuncia por fraude (ver reportaje de CIPER).
Dávalos, quien ha señalado no haber tenido injerencia en la dirección de la empresa, también participó en la definición del espectro de servicios que CAVAL comenzó a ofrecer desde mediados de 2013 a sus clientes. Son más de 40 los servicios de diversa índole que fueron integrados (y formalizados en un brochure) al ámbito de competencia de la sociedad de Compagnon y Valero.
Actualmente la causa está en manos del fiscal regional de la Araucanía, Cristian Paredes, quien relevó temporalmente a Luis Toledo –que presentó candidatura para encabezar el Ministerio Público– a la espera que termine el proceso de elección del nuevo fiscal nacional. Paredes deberá ahora fijar el cronograma para ejecutar diligencias clave aún pendientes (entre ellas, tomar declaración a Mauricio Valero y al síndico Herman Chadwick) y decidir el curso de acción a seguir, lo que podría dilatar los plazos fijados por Toledo para las formalizaciones.
Las primeras alertas respecto del rol de Sebastián Dávalos en CAVAL se encendieron luego de que el hijo de Michelle Bachelet concurriera el 13 de abril a la Fiscalía Regional de Rancagua a declarar en calidad de imputado. Allí señaló inicialmente que “sus funciones en CAVAL” se habían extendido desde“el 1 de julio de 2012 hasta el 28 de febrero de 2014”. El dato de las fechas que entregó Dávalos no era baladí. Tras renunciar voluntariamente a la Direcon, Dávalos hizo efectiva su salida del organismo público –al que ingresó en 2005 y en el que percibía un sueldo bruto de $2,5 millones– el 30 de junio, solo un día antes de comenzar a trabajar, según su versión, en CAVAL.
Probablemente Dávalos no contaba con que el fiscal Toledo tenía en su poder el rastro de dos pagos (de $1,8 millones cada uno), girados por CAVAL en marzo y abril de 2012 a su cuenta del Banco BICE, cuando aún era funcionario público. Entonces, Dávalos admitió ante el fiscal que durante el primer semestre de 2012, había trabajado “para la Direcon y también para CAVAL, concretamente en la creación de una fundación de hipoterapia y un museo para Gonzalo Vial Concha”. Asimismo declaró que había realizado trabajos de traducción para el propio Gonzalo Vial Concha, durante una reunión que el empresario rancagüino sostuvo en el Hotel Hyatt de Vitacura con inversionistas asiáticos.
Fue en el mismo mes de marzo de 2012 que Dávalos, a pocos días de haber recibido su primer pago como funcionario de CAVAL, organizó un viaje a Miami junto a Natalia Compagnon, Mauricio Valero y su señora, Verónica Díaz Gálvez. El viaje, que duró cinco días y en el que habrían utilizado como centro de operaciones el Hotel Intercontinental at Doral, mezcló placer y trabajo. Dávalos señaló a los fiscales que había ido “un poco de turista y a ver unos contactos para unos negocios personales, para preparar mi salida de la Direcon”.
Aún no se conoce con certeza el motivo ni los alcances de aquél viaje. Lo concreto es que un año después, Dávalos y Valero intentarían impulsar un proyecto para la construcción de un puerto en las cercanías de Chañaral (Tercera Región) y para ello trataron de tomar contacto con el gerente de operaciones en Chile del holding ESSEX Inc., grupo norteamericano ligado al negocio de los commodities, cuya casa matriz se ubica en Miami. Al menos ese negocio con ESSEX, de construcción de un puerto, no se materializó.
Desde 2012, ESSEX explota hierro en un yacimiento ubicado a 45 kilómetros de Chañaral. En septiembre de ese año, ESSEX y Codelco firmaron un contrato para que la empresa estadounidense embarcara 80 mil toneladas mensuales de hierro a través del Puerto de Barquito, propiedad de la minera estatal.
Paralelamente a las millonarias asesorías que la empresa de Natalia Compagnon y Mauricio Valero prestó a Gonzalo Vial Concha en 2012 –las que él mismo calificó ante los fiscales como “sobrevaloradas”– CAVAL planeó una serie de negocios en los ámbitos más variados. El negocio en Machalí aún no llegaba a oídos de Valero y CAVAL necesitaba expandir su extraordinaria racha financiera más allá del empresario rancagüino controlador de Inversiones Graneles.
Para entonces la empresa había logrado ingresar $1.500 millones a sus arcas y sus dueños –incluidos sus respectivos cónyuges– ya se desplazaban en los cuatro vehículos de lujo marca Lexus (avaluados en casi $30 millones cada uno), que CAVAL adquirió en junio de 2012. Dávalos utilizaba el descapotable de color negro y asientos de cuero blanco.
Las diversas asesorías prestadas a Vial Concha en 2012 –sumadas a los trabajos que la empresa realizó para Saydex y que hoy están bajo la lupa de la Fiscalía por el presunto pago de coimas– abrieron el apetito de Compagnon, Valero y del propio Dávalos. En 2013, CAVAL pensó en grande y el rango de servicios ofrecidos por la empresa se amplió.
Un brochure de CAVAL, elaborado por el propio Dávalos en junio de ese año, da cuenta de las ambiciones de la empresa. En él se explicita una oferta con más de 40 tipos de servicios: desarrollo de vínculos con inversionistas y “networking”, manejo de incertidumbre en escenarios de conflicto, eficiencia energética, gestión financiera, asesorías en tecnologías de la información, localización de pertenencias mineras, concesiones portuarias, estudios jurídicos, estudios de suelo y diseño de campamentos, entre otros (ver listado de servicios ofrecidos por CAVAL).
A petición de Natalia Compagnon, que sugirió utilizar como referente a la empresa de comunicaciones estratégicas Extend –en cuya propiedad participan las hermanas Marilú y Pilar Velasco– Dávalos también integró en el portafolio de servicios de CAVAL, asesorías en comunicación estratégica.
En esa etapa de apertura de oportunidades y nuevos negocios, Sebastián Dávalos debía jugar un rol clave. Y parte del éxito en su desempeño como gerente de Proyectos de CAVAL, pasaba por activar su red de contactos.
Con las fichas puestas en su gerente de Proyectos y en las relaciones que aportaba Valero, CAVAL apostó por el negocio de la intermediación. Una especie de punto de contacto entre empresas nacionales (principalmente tecnológicas) y nuevos clientes a cambio de un margen en las ventas que pudiesen resultar bajo su gestión.
Las oportunidades más jugosas estaban en el ámbito internacional, zona en la que Sebastián Dávalos se sentía cómodo. Tras siete años como funcionario de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), Dávalos tenía las llaves que le permitirían a CAVAL convertirse en un pivote para canalizar el interés de inversionistas extranjeros interesados en desarrollar proyectos a gran escala en nuestro país.
En abril de 2013, Sebastián Dávalos contactó a un antiguo conocido: el empresario de origen francés Eudes de Drouas. Versiones recogidas por CIPER apuntan a que Dávalos y de Drouas se conocieron cuando el hijo de Michelle Bachelet se desempeñaba como funcionario de la Cancillería.
Hasta agosto de 2013, Eudes de Drouas integró el directorio de la sociedad de inversiones ARC China Investment Funds, con sede en Shanghai. De Drouas es además fundador y socio de Meili Partners China, empresa de asesoría en inversiones creada en 2008 en China, y entre cuyos clientes figuran Global China Fund y Bouvier Global Opportunities, ambas con sede en Luxemburgo.
La conversación entre Dávalos y de Drouas fue auspiciosa. Así lo hizo saber el primero en un correo electrónico dirigido a los socios de CAVAL, Mauricio Valero y Natalia Compagnon: “Tenemos interesados en todo tipo de inversiones mineras”, les anticipó escuetamente el 26 de abril.
De Drouas le manifestó el interés de su jefe, cuyo nombre no se revela en los correos, de participar en operaciones mineras en Chile, “preferentemente a punto de producir o ya produciendo, que necesiten inversión (hierro, cobre, carbón, oro y plata)”. También le habló sobre la posibilidad de intermediar en la compraventa de petróleo: “Si tienes gente interesada en comprar petróleo (actores del mercado industrial chileno) tenemos acceso a una inmensa cantidad gracias a mi jefe”.
De Drouas le advirtió a Dávalos que para que la relación funcionara, era clave “encontrar gente confiable y evitar depender de una larga cadena de intermediarios”. Y también que como su jefe era considerado una “leyenda en el mundo de los commodities”, debían cuidar su reputación poniendo sobre la mesa solo posibilidades serias de negocios. “El punto a favor es que si encuentras empresarios mineros interesados en vender su producción, su contraparte será el ‘trader’ más grande en el mundo, por lo que pueden estar seguros que serán pagados, podrán comercializar en FOB (NdR: libre de costos de flete, seguros y descarga) e incluso abrir líneas de crédito si es necesario”, le escribió De Drouas.
Horas más tarde, Eudes de Drouas volvió a comunicarse con Dávalos por encargo de su jefe, planteándole una serie de preguntas técnicas respecto de la viabilidad del proyecto y los retornos esperados de éste. El mensaje del inversionista francés fue preciso: “Aclara estas dudas con el tipo con el que te vas a juntar para los proyectos portuario y de hierro”.
Días después, Dávalos y Mauricio Valero contactarían al gerente de Operaciones del grupo norteamericano ESSEX Inc. –que ya se encontraba produciendo hierro en la Tercera Región– para presentarles el proyecto de construcción de un puerto en Chañaral.
En la declaración que Patricio Cordero entregó a la Fiscalía, el ex administrador municipal de Joaquín Lavín en Las Condes y Santiago señaló que a mediados de 2013 Mauricio Valero le comentó que había firmado un acuerdo con la empresa coreana LG Electronics Inc. Chile (LG), para comercializar luces LED. “El proyecto se planteó, lo dimos vuelta y ahí quedó. Ahora me doy cuenta que yo era importante para Valero porque el primer cliente a presentarle el proyecto eran los municipios, entonces importaba mi vínculo con los alcaldes”, señaló Cordero.
Tal como reveló CIPER, actualmente el ex representante legal de la empresa de tecnología, José Miguel Lira López, es investigado por el Ministerio Público por falsificación y uso malicioso de documento privado y está acusado de haber defraudado a LG por más de $2.200 millones. Además, lo acusan de pagar cerca de $1.200 millones a asesores externos y a funcionarios municipales para ganar de forma irregular las licitaciones de luminarias LED en distintos municipios del país, servicios que no están acreditados en la contabilidad de LG.
Al momento en que Valero le comentó a Cordero haber firmado el contrato con LG, Lira aún se desempeñaba como representante legal de la empresa de electrónica (fue despedido en diciembre de 2014). Aún existe una nebulosa sobre si efectivamente CAVAL firmó algún documento con LG.
Lo cierto es que Valero y Dávalos alcanzaron a realizar gestiones en al menos un municipio para presentar el proyecto de luminarias LED. Se trata de la Municipalidad de Peñalolén. Así se lee en un correo enviado por Mauricio Valero a Sebastián Dávalos el 15 de octubre de 2013. El correo lleva como “asunto” la frase: “Info a Secpla”.
“Seba: la info está solicitada a LG, debiéramos esta semana enviar todo a Pablo”. “OK boss”, respondió Dávalos.
Valero se refería al entonces director de la Secretaría Comunal de Planificación (SECPLA) del municipio de Peñalolén, Pablo Soto Araya. Soto cursó sus estudios de ingeniería comercial en la Universidad Central (egresó en 2003), la misma en la que Sebastián Dávalos se recibió como cientista político en 2005.
En 2013, con el correr de los meses vino la preocupación en CAVAL: se había terminado la relación comercial con Graneles de Chile, de Gonzalo Vial Concha, y la caja comenzaba a contraerse. Así lo confirmó el gerente de finanzas de la empresa, el contador Marcelo Carreño Salgado, quien declaró voluntariamente ante el OS-9 de Carabineros el 8 de abril.
Carreño relató que Natalia Compagnon, Mauricio Valero y él mismo debieron pedir préstamos bancarios para cubrir las obligaciones de CAVAL ese año. Pero no fue suficiente y tuvieron incluso que recurrir a amigos «cuyos nombres son Soraya ($150 millones) y Gabriela ($27 millones)«, recordó el contador.
La estrechez de recursos fue corroborada por Humberto López Techera, quien fuera el jefe de Sistemas y gestor comercial de Advantech S.A., la empresa de tecnología creada por Sol Herreros -amiga de Dávalos y Compagnon- y que figuraba como parte del holding CAVAL. «Pude apreciar -relató al OS9- que mantenían muy pocos clientes (aunque) tanto Natalia Compagnon como Mauricio Valero, señalaban a viva voz que tenían muy buenas relaciones con el ámbito empresarial«.
En ese contexto, las gestiones de Dávalos por cerrar nuevas oportunidades de negocios se aceleraron. En su declaración ante el Ministerio Público, en calidad de imputado, Dávalos aseguró que en CAVAL se dedicaba a las áreas de tecnología y minería. «En temas de hospitales no tuve relación«, dijo. Sin embargo, el expediente muestra que sí intervino activamente en el negocio de la telemedicina, en el que CAVAL intermedió entre la empresa Touchmedia y la Mutual de Seguridad de la Cámara de la Construcción e Indura, la compañía de oxígeno y soldaduras más importante del país (hoy parte del grupo estadounidense Air Products).
Touchmedia no era una desconocida para la empresa de Compagnon y Valero. Su representante legal es Steve Rogers Garrido, quien en 2009 constituyó CBR Group Ltda., con el fin de importar equipos de audio y video. Como socia figuraba Natalia Compagnon, con el 50% del capital de $4 millones.
En mayo de 2013, Advantech preparó los contratos de prestación de servicios con Touchmedia, dejando estipulado que para los negocios con Indura y la Mutual de Seguridad, CAVAL se llevaría una comisión del 12%. Las tratativas se referían a la venta de equipos de telemedicina para faenas mineras que se realizan en lugares apartados.
Dávalos mantuvo intercambio de correos con Rogers y Alicia Morales, entonces subgerente de Desarrollo de Negocios de la división Indura Médica. El 3 de junio de 2013, Morales le preguntó: «¿Tienen alguna fecha para la demo en cuestión?«, refiriéndose a la demostración de los equipos en la que también participaría la Mutual de Seguridad. Esa tarde Sebastián Dávalos respondió que la prueba podía ser esa misma semana.
Diez días después, la preocupación de Dávalos era contar con los datos para hacer la propuesta económica a Indura: «¿Podrías enviarme los precios no sólo del TES, sino también de los accesorios? Necesitamos los montos para elaborar la oferta«, escribió a Rogers el 13 de junio.
El TES es un maletín de telemedicina con tablet, altavoz, micrófono y cámaras que permiten a un médico ofrecer atención médica a distancia, vía Internet.
En su declaración ante los fiscales, Dávalos recordó esas gestiones: «Respecto a Touchmedia, era un proyecto de telemedicina. A partir de la modificación que hizo la ministra Matthei se debió implementar mejoras en los trabajos en altura de la minería y a Indura le interesó. No sé cómo terminó ese proyecto. La gran duda que Indura tenía para comprar las maletas era cómo operarían en altura y si podían funcionar en 3G«.
Pese a los correos electrónicos, Steve Rogers ha negado la relación con CAVAL. Según la revista Qué Pasa, el socio de Compagnon aseguró que el hijo de Bachelet sólo le hizo un favor como intermediario al presentarle a la gerente de Indura, Alicia Morales. Paralelamente, Touchmedia vendió 75 maletines al Ministerio de Salud entre 2013 y 2014.
A fines de 2013 Dávalos buscó otros frentes de negocios, esta vez con la multinacional Oracle de tecnologías de la información (TI) y PANKI, empresa chilena del mismo rubro. «Desde ya estamos abiertos a reunirnos y si resulta necesario, avanzar en algún proyecto«, escribió a Dávalos, en diciembre de 2013, el socio de PANKI, Mario Henríquez.
Según el gerente de finanzas de CAVAL, Mario Carreño, ninguno de esos contactos fructificó. Tampoco el convenio de gestión de venta de hidrocarburos con la empresa Mater Ing S.A., negocio cuya información se encontraba en una carpeta alojada en el computador de Mauricio Valero incautado por la fiscalía.
«Para 2014 los ingresos fueron por servicios prestados a la empresa SCR S.A. (sociedad del propio Carreño); también por un mutuo celebrado entre CAVAL y la empresa de informática Latincenter por $80 millones, y un mutuo de $145 millones entre CAVAL y Natalia Compagnon, y por último, la venta de los dos automóviles Lexus por $13 millones cada uno”, dijo Carreño en su declaración en la Fiscalía.
A mediados de 2013, CAVAL puso toda su energía en el millonario “Proyecto Machalí”. Dávalos, en tanto, siguió intentando cerrar negocios por su cuenta. Si bien éste ha insistido en sus declaraciones que su conocimiento de los proyectos de CAVAL «era restringido», los hechos apuntan en otra dirección. También ha dicho que su participación en el negocio de Machalí fue nula y que “desconocía que era el negocio más importante de CAVAL”. Pero el ex gerente de Proyectos de CAVAL estuvo junto a su señora en la polémica reunión del 6 de noviembre de 2013 con el vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic, tras la cual la empresa consiguió el millonario e inusual préstamo para adquirir los tres terrenos en Machalí.
Esa no fue la primera ocasión en la que Dávalos se vinculó al “Proyecto Machalí”. El 23 de octubre, Dávalos y su esposa, Natalia Compagnon, tuvieron un encuentro con el empresario chileno radicado en México, Álvaro Covacevich.En esa cita le manifestaron su interés de fijar una reunión a objeto de “darle a conocer un terreno” para la materialización de un eventual proyecto. Días después, la cita se concretó en las oficinas de CAVAL, en calle Nevería. En ella participó Álvaro y Sergio Covacevich, y también Valero, Compagnon y el propio Dávalos.
Según la declaración que entregó a la Fiscalía Sergio Covacevich el 27 de marzo, en esa reunión “nos presentaron el terreno de Machalí y nos comentaron que sería perfecto para un proyecto como el nuestro”. Y luego puntualizó que Dávalos se retiró en medio de la reunión y que a partir de entonces las tratativas las canalizaron a través de Mauricio Valero y Natalia Compagnon.
El negocio de la reventa de los terrenos a la familia Covacevich no prosperó. CAVAL finalmente logró cerrar la venta de los terrenos de Machalí en febrero de 2015, un día antes de que la revista Qué Pasa revelara el polémico negocio. La empresa Silca, propiedad del empresario rancagüino Hugo Silva, pagó $9.500 millones por los tres paños.
Febrero se convertiría así en el hito que le cambió la vida a los dueños de CAVAL. Pero en una dirección diametralmente distinta a la que Valero, Compagnon y Dávalos imaginaron. El millonario negocio inmobiliario desataría un escándalo público, cuyos efectos llevaron al Ministerio Público a todos sus protagonistas, incluyendo al controlador del Banco de Chile, Andrónico Luksic, impactando de frente en La Moneda.