Auditoría europea detectó graves fallas en certificación de calidad
Unión Europea amenazó con suspender la importación de carne bovina chilena para proteger salud de sus consumidores
01.04.2013
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Auditoría europea detectó graves fallas en certificación de calidad
01.04.2013
Con una escueta nota informativa de apenas 199 palabras, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) publicó en su página web el pasado martes 26 una noticia que provocó un remezón en el rubro de los productores y exportadores de carne de vacuno. La nota señalaba que el SAG, “en vista de las exigencias en materia de inocuidad que ha determinado la Unión Europea”, decidió “suspender, de manera temporal, la certificación para la exportación de carnes bovinas a ese destino”. Eso significa que Chile no podrá exportar carne de vacuno a Europa hasta que se levante dicha suspensión, situación que podría extenderse, según indica la misma nota, durante todo el primer semestre de este año. La razón de esta medida fue presentada por el SAG de una manera bastante ambigua, apuntando a que se había adoptado para “satisfacer en el corto plazo las condiciones que ha definido la UE”.
En concreto, los controles de producción y el sistema de certificación de la carne bovina no satisfacen los estándares de la UE. Dicho de manera más cruda, de acuerdo con la normativa europea el consumo de carne bovina chilena puede generar riesgos para la salud humana, debido a que el sistema de certificación del SAG no garantiza la “trazabilidad” (la historia) del animal, por lo que no es posible determinar con certeza en qué condiciones se desarrolló y si recibió medicamentos veterinarios conforme a las normas.
Si bien el SAG presentó la suspensión como una decisión que adoptó de manera autónoma, lo cierto es que lo hizo después de recibir una dura carta de las autoridades sanitarias de la UE. CIPER tuvo acceso a ese documento (vea una copia del original en inglés y su traducción) firmado por Bernard Van Goethem, director de Veterinaria y Asuntos Internacionales de la Dirección General de Sanidad y Consumidores de la UE, y dirigido a Óscar Videla Pérez, jefe de la División de Protección Pecuaria del SAG.
La carta de Van Goethem enumera graves deficiencias en el sistema de certificación adoptado por las autoridades chilenas, detectadas por una misión de auditoría en terreno realizada por personal de la UE en la última semana de febrero de este año. Dicha auditoría dio seguimiento a otra inspección de la UE efectuada en 2011, la que ya había detectado falencias que, según el mensaje de Van Goethem, fueron abordadas con acciones correctivas “insuficientes”. La carta culmina anunciando que, ante la seriedad de las fallas, la UE se verá en la obligación de cerrar el mercado europeo a la exportación de carne bovina chilena. No obstante, en su mensaje, Van Goethem ofrece al SAG una salida alternativa: que las autoridades chilenas suspendan por iniciativa propia la certificación de la carne bovina, a objeto de que subsanen los errores en el lapso que permanezca paralizado el sistema, al término del cual una nueva inspección europea podría devolver a Chile la facultad de exportar el producto a ese destino.
Los párrafos finales de la carta de Van Goethem son los siguientes:
«Adicionalmente, debido a las fallas detectadas en el sistema de registro PABCO-A*, las autoridades chilenas no están en condiciones de asegurar que los productos exportados a la UE, no provengan de animales que hayan sido tratados con sustancias prohibidas, como estimuladores de crecimiento, que consideramos podrían ser riesgosos para la salud humana.
“Teniendo en cuenta la gravedad de las deficiencias detectadas, la Comisión está considerando adoptar medidas preventivas para proteger la salud pública, tal como se contempla en el artículo 14 (cláusula de salvaguardia) del acuerdo SPS entre Chile y la Unión Europea.
“Sin embargo, la Comisión podría considerar no tomar medidas si Chile suspende la certificación para la exportación de carne fresca destinada a la UE. Esta suspensión debiera mantenerse hasta el momento en que la autoridad competente aplique las medidas correctivas necesarias para garantizar que la situación ha sido corregida satisfactoriamente. Los auditores del FVO de la Comisión, van a verificar en terreno antes de decidir si la suspensión puede ser levantada.
“Si Chile decide suspender la certificación para la exportación de carne a la UE, agradecería que me envíe una confirmación por escrito, antes del 8 de abril de 2013. De lo contrario, procederemos a proponer a los estados miembros la medida de suspender las importaciones de carne, desde Chile, a la UE”.
Según las cifras que entrega el SAG, la carne bovina que se exporta a la UE representa apenas el 0,7% de la producción nacional. De acuerdo con el boletín difundido en febrero pasado por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura (Odepa), el total de carne bovina producida en el país en 2012 fue de 197.570 toneladas y las exportaciones del producto alcanzaron las 1.902 toneladas. El principal destino exterior de la carne bovina chilena es un país de la UE: Alemania, que recibió 914 toneladas del producto entre enero de 2011 y enero de 2012, por un valor de US$ 9,6 millones. La misma fuente indica que la cuota de carne bovina destinada a la UE entre julio de 2012 y enero de 2013 fue de 814 toneladas.
El examen de las cifras publicadas por Odepa ratifica que para Chile la clausura del mercado europeo no genera una crisis económica. El verdadero problema es que el resultado negativo de la auditoría de la UE es una mancha que pone en duda la calidad de los controles que aplica el SAG, hasta ahora considerado un organismo serio y altamente competente en estas materias, lo que podría provocar problemas para el ingreso de la carne chilena a otros mercados del primer mundo.
“Lo que está en tela de juicio son la capacidades técnicas y de gestión y la seriedad del SAG y de Chile para dar garantías sanitarias a los mercados externos. Eso pone en peligro el desarrollo de las exportaciones pecuarias y agrícolas chilenas en general, no solo en relación a la Unión Europea, sino que también con otros mercados”, indicó a CIPER un experto del rubro que conocía el resultado de la auditoría hecha por la comisión técnica de la UE y que pidió la reserva de su identidad. La misma fuente sostuvo: “El Ministerio de Agricultura ha bloqueado la noticia y mantenido en absoluto secreto la información”.
Para corroborar lo anterior, CIPER consultó al SAG si su decisión de suspender las certificaciones se debía al resultado de visitas o inspecciones de personeros de la UE. La respuesta oficial enviada por el SAG indica: “Históricamente, la Unión Europea visita nuestro país cada tres o cuatro años para un trabajo conjunto en estas materias”. No hay mención al resultado adverso de la auditoría realizada por la UE a fines de febrero ni de la salida alternativa -la “autosuspensión”- que ofreció ese organismo al SAG para evitarle a Chile el bochorno internacional de cerrarle su mercado.
Sobre las razones de la suspensión, la respuesta del SAG enviada a CIPER señala que no hay nuevas exigencias de la UE, sino que “ha ido aumentado la sensibilidad” de las autoridades europeas para hacer cumplir sus estándares: “Las exigencias de la UE apuntan en detalle a cada una de las etapas de la cadena productiva y con el tiempo ha ido aumentando la sensibilidad en torno a ellas, es ahí donde vemos oportunidades de mejorar ciertos aspectos en algunas etapas de la cadena. Así, el SAG voluntariamente decidió mejorar ciertos elementos en el sistema de certificación de carnes de bovino para ese mercado específico, con el objetivo de no afectar las exportaciones futuras a dicho destino”.
La información proporcionada por el SAG a CIPER asegura que “cada partida de carnes bovinas exportada a la UE, al igual que las enviadas a todos los demás países, es controlada en el cumplimiento de las exigencias del mercado de destino, asegurando su inocuidad y aptitud para el consumo”. Una declaración que colisiona con los antecedentes expuestos en la carta de Van Goethem.
En noviembre de 2012, el ministro de Agricultura, Luis Mayol, destacó que “ningún país del Cono Sur puede presumir, como nosotros, de la calidad e inocuidad de nuestras carnes y leches”. El ministro hizo esas declaraciones al inaugurar la Exposición Internacional Agrícola, Ganadera e Industrial en Osorno, oportunidad en que sostuvo que “nuestros sectores cárnicos y lácteos tienen vocación exportadora de productos de alta calidad, es por eso que exportamos carnes a Europa, abrimos el mercado para las carnes bovinas en Corea del Sur y enviamos a Suiza suplementos lácteos que se usan como alimentos para bebés”. Tres meses después de la entusiasta alocución de Mayol, desembarcó en Chile la misión europea que aplicó la decisiva auditoría.
En contraste con las aseveraciones del ministro, la carta de Van Goethem señala que la auditoría realizada por la UE en febrero pasado detectó las siguientes anomalías en el sistema de certificación que debe garantizar la inocuidad de la carne bovina:
– No todos los movimientos entre planteles del ganado bovino destinado a la exportación a la UE quedan registrados en SIPEC **(requerimiento establecido por la legislación nacional). En consecuencia, se encuentran animales que están físicamente en un plantel certificado (que puede tener un status diferente) mientras están registrados en otro al mismo tiempo.
– Ocurren demoras significativas, que pueden ser a veces semanas, entre el traslado de los animales del plantel, la notificación de ese movimiento (que debiera ser inferior a 5 días) y el registro de ese movimiento en la base de datos. Tampoco hay sanciones para quienes no respetan los plazos.
-Se dan casos en que un mismo número de Rol Unico Pecuario (RUP) en los PABCO, puede ser usado para dos o más planteles, estando ubicados en diferentes zonas geográficas.
– El manejo que se está haciendo de los autocrotales*** antes de que sean instalados en los vacunos, no asegura su completa trazabilidad. Hay animales a los que se les marcó con autocrotales oficiales y sin embargo aún no habían sido ingresados en la base de datos. No se hace ni una sola verificación en terreno durante el proceso de señalización de los animales con el autocrotal.
-El desempeño de los veterinarios autorizados, durante su visita de supervisión a los planteles de engorda, es débil. Tampoco se verificó una supervisión adecuada a estos profesionales, por parte de la autoridad competente.
– En los mataderos, tampoco fue posible verificar en las bases de datos, la trazabilidad de los animales que llegaban hasta el lugar.
– En el registro de los tratamientos aplicados por los veterinarios: tratamientos masivos no estaban asociados a los vacunos identificados. Tratamientos con Fenilbutazona no cumplieron con el tiempo de espera necesario.
Todos estas deficiencias son un serio revés para el SAG, pues al menos desde 2010 ha desarrollado iniciativas para enfrentar las exigencias en materia de inocuidad establecidas por la UE. Ya ese año el entonces ministro de Agricultura, José Antonio Galilea, participó en una actividad para poner aretes de identificación al ganado en diciembre de 2010, aplicando el anunciado Sistema Oficial de Certificación de las Exportaciones Pecuarias. Así lo informó una nota del Ministerio de Agricultura, citada por la web de la Asociación Chilena de la Carne, donde se señalaba que sólo en 2011 el presupuesto destinado a poner en marcha el sistema de certificación ascendía a $ 1.300 millones. Un esfuerzo económico, humano y técnico que no estuvo a la altura de los exigentes filtros europeos.
(*) PABCO: Planteles Animales Bajo Certificación Oficial
(**) SIPEC: Sistema de Información Pecuaria
(***) Autocrotal: Marca, etiqueta o Tag que se pone en la oreja del animal