Sacerdote Francisco Walker responde a CIPER y a Juan Carlos Cruz
09.01.2012
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
09.01.2012
El sacerdote Francisco Walker, quien fuera presidente del Tribunal Eclesiástico durante la primera fase del proceso de nulidad eclesiástica del matrimonio de James Hamilton y Verónica Miranda, cargo que debió abandonar luego de que se conociera la filtración que él mismo hizo de una declaración absolutamente reservada de Hamilton al entorno de Karadima, envió a CIPER una declaración pública para puntualizar ciertos hechos.
Sus dichos tienen relación con las expresiones vertidas por uno de los principales acusadores del ex párroco de El Bosque, Juan Carlos Cruz, en entrevista con CIPER y también a información contenida en el libro Los secretos del imperio de Karadima de Juan Andrés Guzmán, Gustavo Villarrubia y Mónica González, los tres periodistas de CIPER.
Para facilitar la comprensión de los lectores, adjuntamos a esta carta de Walker tres declaraciones judiciales sobre los abusos sicológicos y sexuales de Fernando Karadima: la declaración del mismo Francisco Walker, la del ex párroco de El Bosque Juan Esteban Morales, uno de los curas que siguió leal a Karadima hasta el final; y la del obispo auxiliar de Santiago, Andrés Arteaga.
Luego de haber leído algunos de los últimos reportajes de CIPER referidos al caso Karadima, y también el libro “Los secretos del imperio de Karadima”, quiero aclarar algunos puntos referidos a mi persona, que pido publicar conforme a las reglas del sano periodismo investigativo en la página WEB de CIPER CHILE.
1. Reitero, como señalé en mayo de 2011 en carta a los diarios El Mercurio y La Tercera que nunca mostré ni entregué, ni al P. Juan Esteban Morales ni a nadie, el relato de James Hamilton, ni copia del mismo. Mi error consistió en comentarle oralmente al P. Morales que James Hamilton afirmaba haber sido abusado sexualmente por el P. Fernando Karadima.
2. Reitero, también, que nunca he tenido acceso a las actas de la investigación penal contra el P. Karadima, ya que dicha investigación no fue nunca competencia del Tribunal Eclesiástico en el que yo era Vicario Judicial. Del mismo modo, una vez iniciado formalmente el proceso de nulidad matrimonial de James Hamilton, tampoco tuve acceso al mismo, ya que el expediente lo llevaba el P. Eugenio Zúñiga. Sólo recibí el expediente después de la sentencia de primera instancia, en septiembre de 2010, cuando había que preparar el envío de las actas a segunda instancia. A la fecha, ya llevaba varios meses distanciado del P. Karadima y de su entorno más cercano.
3. En base a lo anterior, estimo que no es ajustado a la verdad, y mas aún la desvirtúa, señalar que “Karadima sabía todo lo que Hamilton había declarado, pues uno de sus seguidores era el Presidente del Tribunal Eclesiástico, el sacerdote Francisco Walker”, como se señala en el reportaje de fecha 17.11.2011, dando a entender que yo era una especie de informante permanente sobre este caso, lo que es falso.
4. Y tampoco es efectivo lo que señala Juan Carlos Cruz (con todo el respeto que me merece por todo el drama que ha vivido) en la entrevista del 2.01.2012, cuando señala: “…Francisco Walker, quien le fue a contar a Monseñor Arteaga lo que en ese expediente secreto testimoniaba tanto Jimmy, como yo y otros”. Antes de septiembre de 2010, nunca tuve acceso a dichos testimonios y por tanto no podía relatar a otros lo que ni yo mismo conocía.
5. En el reportaje del 17.11.2011 se dice: “Las redes de El Bosque nuevamente entraron a jugar y apenas Francisco Walker se enteró de que James Hamilton quería hablar con el arzobispo, le insistió a Juan Esteban Morales que ellos debían hacerlo primero”. De estas palabras, podría deducirse que yo hacía parte de esas “redes” que trataron de obstruir, a partir de entonces, el desarrollo del proceso. Lo cierto es que a partir de ese momento, como lo declaré ante la ministra González, yo me sentí bastante presionado por esas “redes” y mi insistencia en hablar con el Cardenal Errázuriz era para encontrar una cierta defensa ante tales presiones. El argumento de que “había que hacerlo primero” era para convencer a Juan Esteban Morales. En otras palabras, yo no fui “presionante”, sino “presionado”. Prueba de ello, como lo señala el libro “Los secretos del imperio de Karadima”, fueron los varios emisarios que me fueron enviados para tratar de convencerme de la “versión oficial”, tratando, sutilmente, de ejercer alguna presión. Para mí, la mayor defensa fue esgrimir, por una parte, que la causa la llevaba otro juez, y por otra parte, que el Cardenal estaba al tanto de todo. Después de mi conversación con el Cardenal y de decidirse quiénes serían los jueces que llevarían la causa, yo sentí bastante alivio, ya que tenía como resguardarme de cualquier presión. El Hno. Francisco García de Vinuesa, abogado defensor de James Hamilton, podrá corroborar que, dejando de lado el desafortunado comentario que le hice al P. Juan Esteban Morales, una vez iniciado formalmente el proceso, no ejercí ninguna influencia, bajo ningún respecto o circunstancia, para obstruir el desarrollo de la causa.
6. En el libro “Los secretos del imperio de Karadima”, los autores utilizan en dos ocasiones expresiones fuertes referidas a mi persona: “Y tal como les ocurrió a muchos curas de la Unión Sacerdotal, cuando debían elegir entre lo justo y Karadima, optaban por esto último” (p. 263); “Para este sacerdote … ni siquiera la voz de la conciencia era tan clara como la de Karadima” (p. 265). Se trata de juicios de valor a una persona que hieren mi conciencia de cristiano y de sacerdote. Considero injusto que se me condene en estos términos por un acto, sin duda incorrecto, pero, como he tratado de mostrar en los párrafos anteriores, aislado. Creo que se debe tomar en cuenta que nunca traté de encubrir mi error, sino que lo reconocí en todo momento. Primero ante el Cardenal, a las pocas semanas de sucedido, y luego ante los periodistas de La Tercera, cuando me preguntaron al respecto. Como señal de transparencia, renuncié al cargo de Vicario Judicial. Pedí perdón personalmente a James Hamilton. Fui de los primeros en dejar de frecuentar al P. Karadima y su entorno, y de ofrecer toda mi colaboración, tanto a la Iglesia como a la justicia.
7. Comprendo que los autores del libro puedan haber vertido las expresiones citadas, ya que no me conocen. Puede que en otros casos, desgraciadamente, sean ciertas esas afirmaciones. Pero en mi caso, fuera del lamentable episodio de mi comentario al P. Morales, no tengo conciencia de haber actuado incorrectamente en razón de mi pertenencia a la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón. Si bien por muchos años fue mi director espiritual, nunca pertenecí a los círculos más cercanos al P. Karadima. Nunca salí de vacaciones o de paseo con él. En más de 20 años, recuerdo con certeza haber entrado una vez a su pieza, por un asunto muy puntual y en un horario normal. Tengo una vaga idea de haber entrado una o dos veces más, también de paso. Nunca me confesé con él en la pieza. Más allá de haberme quedado a cenar en algunas ocasiones, nunca me quedé hasta altas horas de la noche en El Bosque. Nunca participé de ningún “juicio”, ni de modo pasivo ni activo. Nunca fui enviado a “corregir” a alguien. Siempre tuve otros referentes sacerdotales y amistades sacerdotales distintas a las de El Bosque. Muchos otros signos, que sería largo de relatar acá, prueban mi autonomía de juicio y acción, respecto del P. Karadima.
Santiago, 7 de Enero de 2012
Pbro. Francisco Walker Vicuña
-Declaración de Francisco Walker
-Declaración de Juan Esteban Morales
-Declaración de Andrés Arteaga