Frei y su cacería contrarreloj de los votos perdidos
18.12.2009
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18.12.2009
Casi descartados los intentos de acuerdo, pero no de diálogo, con la cúpula de la campaña de Marco Enríquez Ominami –partiendo por él y Max Marambio–, el comando oficialista trabaja frenéticamente desde abajo: tratando de cazar directamente a los que votaron por él. El PS carga con el mayor peso. Su ex subsecretario y experto electoral Mahmud Aleuy supervisa los cálculos mesa por mesa, las encuestas y los focus groups encargados a terceros, mientras sus operadores echan mano a viejos lazos con sus pares que trabajaron para MEO para desplegar el trabajo territorial. Un cuadro que favorece la intervención de los programáticos de Océanos Azules, mucho menos resistidos por el marquismo, pero carentes de luz verde para llegar a acuerdos políticos.
“Ya sé que Piñera no es mi candidato”. La frase, dicha el jueves 17 por Marco Enríquez Ominami en una entrevista a radio Bío Bío, fue recibida con alivio en el comando de Eduardo Frei, donde desde la votación del domingo ronda con fuerza el fantasma de una derrota en la segunda vuelta. Y si bien MEO agregó también que “Eduardo Frei no es ningún avance”, entre otros duros calificativos para el candidato oficialista, el que haya expresado que no votará por Piñera y que lo hará por quien escuche a su electorado fue una sorpresa inesperada luego de un resultado electoral que dirigentes de la Concertación admiten como “el peor escenario posible”.
Ya el lunes se había desahuciado la idea de que MEO llamara a votar por Frei, por lo que sus partidarios se debatían por cuál sería la mejor forma de captar a sus electores. “No vamos a gastar ni un minuto en conversar con la cúpula, porque la animadversión es evidente. No tiene sentido”, confidencia un miembro del comando. Se refiere al círculo de hierro de MEO, pues cada uno de los dirigentes concertacionistas está desplegando todo su poder de convencimiento a nivel personal con quienes por más de 20 años fueron sus compañeros de fila. Todavía pertenecen al mismo mundo. La tarde del jueves se veía, por ejemplo, a los padres de MEO, Carlos Ominami y Manuela Gumucio, departiendo con el senador PPD Guido Girardi en el lanzamiento de un libro de la Fundación Friedrich Ebert, al que también asistieron otros “marquistas”, como Esteban Valenzuela, y concertacionistas como Ricardo Núñez.
A estas alturas ya no se trata de resaltar las virtudes de Frei, sino de buscar puntos de encuentro en objetivos comunes, entre los cuales hay uno principal: evitar que la derecha llegue al poder.
“Marquito”, como le decía despectivamente hace no mucho Camilo Escalona, se transformó en un actor que puede ser letal no sólo para Frei, sino también para la Concertación. La forma en que lo ningunearon es hoy el principal escollo para captar los votos que le quitó al candidato oficialista y sin los cuales no hay ninguna posibilidad de ganar en la segunda vuelta.
La tarea se hace con pinzas y cierta dosis de humildad –que es lo que más pide el “marquismo” – para no herir susceptibilidades. Incluso Frei, confiesa uno de sus cercanos, ha pedido a sus colaboradores ser cuidadosos con las formas. “Él quiso, o al menos intentó, que nadie se volviera loco yendo a buscar a la gente de MEO, para así evitar que se sintieran manoseados. Se trata de no acelerar un proceso que tiene que ver con los dolores, con la dinámica de la pérdida”, cuenta este asesor de Frei, quien agrega que una de las claves es tratar bien a MEO y su padre, Carlos Ominami. En ese sentido, se cuestiona duramente al presidente de la Democracia Cristiana, Juan Carlos Latorre, quien se ha salido de la línea trazada por el candidato. Al igual que el líder del PS, Camilo Escalona, rechazó la idea de renunciar a la presidencia de su partido, como lo pidió MEO, pero fue más allá descargando toda la responsabilidad del resultado electoral en el comando y diciendo que Enríquez Ominami «no está en condiciones de participar en las decisiones que tomemos en la segunda vuelta».
Sebastián Piñera se anotó el primer punto al fichar al asesor económico de MEO, Paul Fontaine, y no hay certeza de que la Concertación sea capaz de armar un cuadro de “rostros” que permitan mostrar que el destino natural de los votantes de Enríquez Ominami es la Concertación. Aparte del desconocido alcalde de Quilicura, Juan Carrasco, y un puñado de dirigentes, Frei aún no concita nombres simbólicos.
El lunes dio un golpe de timón al traer desde La Moneda a la ex ministra Carolina Tohá para convertirla en jefa de una campaña que hasta ahora no había tenido una conducción clara. La acompañaron el principal asesor comunicacional de la Presidenta Michelle Bachelet, Juan Carvajal, quien se perfila como uno de los hombres fuertes del comando, y el hasta ese momento subsecretario de Desarrollo Regional, Mahmud Aleuy. Al comité ejecutivo se sumaron también nuevas figuras, como los voceros Ricargo Lagos Weber y Claudio Orrego.
En el comando de Frei se trabaja contra el tiempo para descifrar el ADN del “marquismo” y hacer un trabajo orientado directamente hacia sus votantes. Ahí el rol clave lo tiene Aleuy, quien levanta los datos para el diseño de la repesca de los votos de MEO.
Los cálculos dan para todo. Frei obtuvo 29,6% y Piñera 44,05%, pero los más optimistas ponen el piso para el candidato oficialista en el 44% que obtuvo el pacto parlamentario entre la Concertación y el Juntos Podemos. De acuerdo a esa lectura más bien voluntarista, ese porcentaje no votará por la derecha, lo que deja a Frei y a Piñera en el mismo punto de partida y con el objetivo de cazar al 6% que se necesita para ganar la segunda vuelta. De todos modos, no son pocos los que ven la diferencia simplemente como irremontable. Por eso algunos recibieron con esforzado optimismo la encuesta de la Universidad del Desarrollo conocida este viernes, cuya proyección deja las cosas 52,7% y 47,3%.
Aleuy es el más reputado experto electoral del PS y se instaló en el comando para poner bajo el microscopio las plantillas con los escrutinios de todos los distritos:
-Está trabajando contra el tiempo, armando un mapa georreferencial con las mesas donde hubo una alta votación de Marco Enríquez Ominami cruzada con una alta votación de candidatos a parlamentarios de la Concertación o del Juntos Podemos. Es una «pega» de relojería, porque tiene que identificar las comunas donde el voto MEO es un voto claro de izquierda -dice un miembro de la mesa directiva del PS.
Paralelamente coordina el trabajo de la empresa Feedback, que ya realiza encuestas y focus group de votantes de MEO en Santiago. Se realiza un trabajo similar en regiones, pero no está a cargo de la misma empresa.
Hasta ahora se han hecho sólo un par de focus –entrevistas grupales en profundidad-, que aún no son representativos y por lo tanto no pueden generalizarse, pero que ya arrojan ciertas luces sobre cómo piensan algunos votantes de MEO: no les gusta la “campaña del terror” que se ha hecho sobre Piñera y esperan más bien un acto de humildad en que Frei reconozca sus errores; les molesta la costumbre de los funcionarios de la Concertación de saltar de un cargo a otro; piden medidas orientadas a la clase media y esperan que el candidato se aleje de los partidos de la coalición. A Piñera le critican las permanentes peleas de campaña entre candidatos UDI y RN; temen que restrinja la protección social y debilite los sindicatos; creen que la derecha no aprueba leyes que beneficien a la gente y algunos simplemente no confían en Piñera. Aún así, cerca de la mitad de los consultados votaría por él, un cuarto por Frei y el resto nulo.
Una vez ubicados aquellos lugares donde en teoría sería más factible convencer a los votantes de MEO de apoyar a Frei, se debe dar paso a un trabajo más fino en terreno. Para ser efectivo todo debe hacerse con celeridad, considerando que falta un mes para la votación y hay dos fines de semana largos por Navidad y Año Nuevo.
En el PS se asignan un rol clave en la etapa que viene:
-Nosotros conocemos a los operadores políticos que hicieron la campaña de MEO en terreno, porque la mayoría son ex socialistas o ex PPD. Con ellos hicimos todas las campañas presidenciales, parlamentarias y municipales de los últimos 20 años. Tenemos sus teléfonos grabados en el celular, en la agenda, y eso no lo tienen ni Frei ni Carvajal ni Lagos Weber ni los de Océanos Azules. Así que cuando Aleuy identifique los lugares, nosotros tenemos que ir a convencerlos. La dificultad es que ellos eran cabos y sargentos en las campañas de la Concertación y ahora fueron coroneles y generales de MEO. Ellos se fueron precisamente porque acá no había tiraje. No podemos ofrecerles que vuelvan a ser cabos -asegura un integrante de la Comisión Política del PS.
En este diseño, indica la misma fuente, ya no se les puede ofrecer que vuelvan a las filas del oficialismo:
-Sería un despropósito ofrecerles cargos, por ejemplo, porque ellos han hecho una campaña con mucha mística, mucho entusiasmo, diciendo que quieren renovar la política. Y sus bases los colgarían si aceptan algo que huela a cuoteo. Esto requiere generosidad de los dirigentes de la Concertación, requiere que vean a los operadores de MEO no como posibles subordinados, sino como posibles aliados. Ellos deben sentir que los valoramos como una fuerza política seria, con la que queremos construir una coalición no sólo para parar a la derecha, sino que construya acuerdos programáticos que a ellos les interesan.
La apuesta incluye ofrecerles ayuda para que concreten sus proyectos locales si efectivamente se pone en marcha el referente político que pretende organizar Enríquez Ominami. Tomando en cuenta que no tienen bancada parlamentaria ni fuerzas en los municipios, se les ofrecería el apoyo de parlamentarios, alcaldes, concejales y consejeros regionales del oficialismo.
Un punto importante es que MEO y su generalísimo, Max Marambio, no vean estos acercamientos como un intento de «levantar» a sus líderes territoriales, sino de fortalecer el referente que organicen con una política de alianzas seria que les abra canales en el Parlamento, los gobiernos regionales y municipios.
En esta línea, la Comisión Politica del PS que se desarrolló en la noche del jueves 17 aprobó una declaración pública en la que por primera vez el partido se abre formalmente a posibilitar «la superación de la Concertación».
Dos son los puntos cruciales de esa declaración. El primero se refiere a aspectos programáticos defendidos por MEO y que el PS está dispuesto a suscribir. Entre éstos, el texto señala «mecanismos que abran canales de participación ciudadana, como primarias para la designación de las candidaturas, así como la implementación de plebiscitos para los grandes temas, sean comunales, regionales o nacionales. En la misma línea, reafirmamos nuestras propuestas para una nueva Constitución, un nuevo Código del Trabajo y una economía verde».
El otro punto hace una concesión impensable en otras circunstancias: que con el resultado de la elección del domingo la Concertación, por sí sola, no está en condiciones de dar gobernabilidad al país y, de manera implícita, reconoce que requiere el concurso de las fuerzas que apoyaron a Jorge Arrate y MEO.
El principal problema de este diseño es que requiere sumar voluntades políticas antes de salir a la calle con propuestas concretas que realmente le importen a los electores, lo que le ha dado una ventaja crucial a Piñera:
-A la misma hora en que la Comisión Política (del PS) discutía su declaración, ya se estaban imprimiendo los diarios (del viernes 18) en los que Piñera anunció medidas del programa de Marco. Él ya está ofreciendo ayuda concreta a las Pymes, bajar los impuestos a las personas y aumentar el royalty de las mineras, que son cosas que afectan realmente a las personas, mientras nosotros discutimos sobre cambios a la Constitución y primarias, que son cuestiones políticas duras, de difícil comprensión -indica un dirigente que participó en la reunión del PS.
En la misma sesión de la Comisión Política se decidió que el debate sobre los magros resultados electorales del PS -que perdió dos senadores y cuatro diputados- se hará después de la segunda vuelta presidencial, lo que dio un respiro al presidente socialista Camilo Escalona, quien en la semana se vio horquillado por llamados a que presentara su renuncia. No obstante, el debate estableció que en adelante los roles protagónicos estarían en manos de Frei y de su equipo de campaña, lo que en los hechos significa que Escalona se ubique en un segundo plano. «En un escenario de acercamiento a Marco, lo prudente es que Camilo se mantenga a distancia», confirma un miembro de la Comisión Política socialista.
Entre los recién llegados al comando de Frei hay quienes creen que la única forma de ganar la segunda vuelta es dando una suerte de golpe programático, incorporando ideas más transgresoras y de izquierda que las que contiene los lineamientos planteados durante la primera vuelta en temas emblemáticos como la salud y la educación.
Una línea en la que vienen también trabajando desde hace meses los integrantes del grupo Océanos Azules, quienes funcionan de manera independiente al comando y han apostado por acercar posiciones con los integrantes de las otras campañas presidenciales. La noche de las elecciones, mientras en el comando de Frei aún se digería el resultado al ritmo de una forzada celebración, seis integrantes de Océanos Azules –Pablo Ruíz-Tagle, Juan Pablo Hermosilla, Guillermo Pickering, Boris Santander, Tomás Fabres y Carlos Urriola– abandonaron silenciosamente el hotel Plaza San Francisco –donde se concentraron las fuerzas oficialistas– para ir a saludar a Marco Enríquez Ominami. Si bien el candidato no se mostró cómodo con el gesto, estaban avisados de la visita, pues tanto MEO como su jefe de campaña, Max Marambio, habían mantenido un contacto fluido con el grupo.
En el entorno de Frei explican que si bien los Océanos Azules no tienen piso para actuar como interlocutores políticos, sí están mandatados para trabajar los temas programáticos. Por eso, la estrategia es mostrar que puede haber convergencia en esa área y atraer representantes de MEO y Arrate. “Nuestra función tiene que ver con la construcción de un sueño país que pueda reunir a la centro izquierda”, explica el abogado Pablo Ruiz-Tagle, quien habla de una refundación de la coalición, se gane o se pierda la segunda vuelta.
Desde la elección han estado particularmente activos. El jueves organizaron el seminario Nueva Mayoría para Chile, el primer evento público que convoca a gente de los distintos comandos en búsqueda de puntos en común. Por los arratistas expuso el economista Roberto Pizarro y asistió también el coordinador de la campaña, Salvador Muñoz. También fue panelista Patricio Mery, quien el día anterior había liderado el primer grupo de 21 ex integrantes del comando de MEO en apoyar a Frei, aunque tres de ellos posteriormente desmintieron haber firmado la carta.
Esta semana los Océanos Azules también fueron contactados por dirigentes de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) que apoyaron a Enríquez. Se trata de un paso importante para la meta del grupo para el próximo año, que incluye hacer un fuerte trabajo universitario para renovar la política, emulando lo que hizo Jaime Guzmán con el gremialismo.
Con mayor reserva, los Océanos Azules mantienen conversaciones con otros cercanos a MEO, como su ex vocero Max Colodro. Ex integrantes del comando de Enríquez Ominami reconocen que para ellos es más fácil conversar con los Océanos Azules que con el aparato formal de Frei, hacia quienes sienten una fuerte resistencia.
Los Océanos Azules trabajaron preparando un programa para Frei y luego consensuaron sus ideas con las de los partidos de la Concertación en un documento llamado “Bases ciudadanas para construir el Chile del bicentenario”, que entregaron al candidato el 10 de agosto. El texto fue uno de los insumos del jefe programático del comando, Oscar Landerretche, pero quedaron fuera puntos clave en los que coincidían con MEO y Arrate, pues tenía una mirada más de izquierda. Proponían, por ejemplo, una reforma tributaria, que incluía subir los impuestos para las empresas y ampliar el royalty para los recursos naturales.
Este tipo de iniciativas siempre fueron incómodas para el comando, desde donde incluso se les pidió que sacaran el documento programático de la página web de Océanos Azules. No fue el único impasse durante la primera vuelta. Siempre jugaron un rol ambiguo, en que por un lado se bajaba el perfil a su aporte y participación en la campaña, y por otro exponían públicamente como representantes programáticos del comando en algunos temas. El conflicto más duro se vivió cuando el jefe de comunicaciones del comando, Pablo Halpern, le pidió a Juan Pablo Hermosilla que aclarara los dichos de Frei respecto a la “puerta giratoria” de la justicia, tras lo cual fue desautorizado pues no contaba con el apoyo del candidato.
Los Océanos Azules ven esta segunda vuelta como una nueva oportunidad de posicionarse como puentes con la centro izquierda. Si bien saben que no tienen piso político para comprometerse en aquellos temas que no están en el programa oficial, argumentan que mientras más personas se unan a sus propuestas más fácil será de convencer a Frei de la necesidad de hacer una propuesta más progresista.
Con el nuevo comando podrían tener una mejor llegada que con el de la primera vuelta. Inmediatamente después del nombramiento del equipo ejecutivo, Carolina Tohá y Juan Carvajal citaron a los Océanos Azules para saber en qué estaban, lo que muestra que son considerados como parte de la nueva estrategia.
Carvajal ya había tenido un frecuente contacto con ellos durante todo el año, principalmente a través de Hermosilla. Éste es el abogado de La Moneda para temas altamente sensibles –como la investigación por los gastos realizados durante la campaña de Michelle Bachelet– y Carvajal era uno de sus interlocutores. Sostenían reuniones prácticamente todos los lunes, en las que la política y la campaña de Frei eran temas recurrentes.