Los problemas de Arrate: Sólo $250 millones para campaña y un comando bicéfalo
13.11.2009
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13.11.2009
«Arrate, ideal para Chile». Esa era la frase insignia de la campaña diseñada para la recta final de las elecciones que, por falta de plata, el comando de Jorge Arrate no pudo poner en marcha. «Era una campaña preciosa, espectacular. La hizo Ángel Carcavilla y por cero peso», cuenta, con resignación, Esteban Silva, director ejecutivo del comando del presidenciable del “Juntos Podemos” y asesor político del abanderado. La historia de la campaña fallida es la síntesis del principal problema que ha enfrentado la postulación de Arrate en materia publicitaria: escasez de recursos para sacarle provecho a artistas y «rostros» de televisión, su mayor activo propagandístico.
Pero la campaña de Arrate también tiene un problema político. En los hechos, su comando es bicéfalo. Coexisten dos grupos con objetivos distintos. Los comunistas, encabezados por el jefe político del comando, Juan Andrés Lagos, que privilegian la campaña parlamentaria de su partido y el entendimiento con la Concertación. Al lado, Esteban Silva lidera a una serie de pequeños grupos que buscan acumular fuerzas en esta elección para un nuevo referente de izquierda.
Lo anterior no hace más que acentuar la pobreza de la caja de Arrate frente a los millones de dólares que contabilizan las arcas de sus oponentes. En el comando calculan que gastarán, en total, entre 200 y 250 millones de pesos. La cifra surge del monto que les reembolsará el Servicio Electoral (Servel) por la cantidad de votos que cosechen en la elección. Por cada voto, el Servel les pagará 628 pesos (0,03 UF). Y si bien los encargados de la campaña esperan que Arrate obtenga entre el 7% y el 10% de los sufragios, a la hora de proyectar el gasto han optado por cálculos más conservadores.
-Estamos pensando en un piso de 4% -dice Silva, lo que corresponde a poco más de 331 mil votos y a un reembolso del Servel levemente superior a los $ 200 millones. El anterior candidato del “Juntos Podemos”, Tomás Hirsch, gastó en la elección de 2005 $194 millones.
La administradora nacional de Finanzas del Partido Comunista y guardiana de la chequera del comando de Arrate, Soledad Concha, cuenta que a 30 días de las elecciones, «los recursos gastados en la campaña de Arrate son $150 millones y en la franja $40 millones». La mayor parte del dinero lo ha aportado directamente el PC, sin recurrir a créditos del sistema financiero. «No hemos pedido préstamos bancarios, porque implica un riesgo si es que uno efectúa mal el cálculo de la devolución del Servel», explica Concha. Una parte menor, dice, proviene de aportes que surgen en actividades de financiamiento que organiza el mismo partido.
Donaciones de particulares hechas a través del Servel, sencillamente no se registran hasta ahora en la campaña de Arrate, según la versión de su administradora: «Hasta la ultima semana no hemos recibido notificación de aportes privados». Una situación distinta de lo que ocurre con los demás presidenciables. Por ejemplo, el responsable de las finanzas del comando de Marco Enríquez Ominami, Cristián Warner, confirmó a CIPER que ya habían recibido $130 millones en aportes privados notificados por el Servel y su proyección es que llegarían a sumar unos $300 millones por esta misma vía al final de la campaña.
Los $250 millones con que cuenta Arrate equivalen a poco más de un 10% del total que pretende recaudar Marco Enríquez Ominami para costear su campaña. Los asesores de MEO han dicho que esperan reunir unos $2 mil millones. La proporción de los fondos de Arrate es aún menor en comparación con el monto que tendrán a su disposición Frei y Piñera. El abanderado de la Concertación acaba de transparentar los gastos de campaña en que ha incurrido desde el 13 de octubre: algo más que $921 millones. Piñera no ha actualizado la cuenta pública de sus gastos, lo que obliga a remitirse al desembolso que declaró al Servel en 2005: $3.920 millones (vea el gasto de los candidatos a la presidencia en esa elección).
Con estas cifras, aguzar el ingenio para abaratar costos, más que una orden es puro instinto de supervivencia en el comando arratista. Por eso, se ha escogido con precisión de cirujano dónde se concentrarán los recursos para disputar los votos en el último mes de competencia. Una parte significativa se gastará en traslado y hospedaje del candidato, pues la campaña en terreno tendrá como eje principal alternar la presencia de Arrate en las grandes zonas urbanas del país: Concepción, Valparaíso y Santiago.
El buen desempeño de Arrate en los foros de televisión y radio resultó clave para adoptar la decisión de convertirlo en un candidato itinerante en las últimas cuatro semanas, con más minutos en la calle que en reuniones.
-Vamos a aprovechar también cada espacio que nos dé la prensa. Jorge demostró en el primer debate de TVN que tiene ventajas, en cuanto a credibilidad, frente a los otros candidatos y se impuso de manera brillante frente a la invisibilidad en que lo tenían los medios -señala Esteban Silva.
La última encuesta CEP, difundida el miércoles pasado, ratificó lo acertado de este diseño de campaña. El sondeo indicó que Arrate marcó la mayor alza en la valoración positiva de los políticos (subió 14 puntos) y que es el que más creció, proporcionalmente, al medir entre los cuatro candidatos atributos tales como «preparación para ser presidente» (sube de 5 a 21 puntos); «capacidad para solucionar problemas» (de 5 a 13); «capacidad para unir al país» (de 3 a 12); «actuaría con firmeza» (de 10 a 20); «actuaría con destreza y habilidad» (de 9 a 18); y «da confianza» (de 5 a 17).
-Jorge Arrate es en sí mismo, por sus características personales, el mejor promotor de su postulación. La gente lo escucha, lo respeta y le manifiesta cariño. Cuando él explica el sentido de su candidatura y su programa, la gente lo entiende. Otra cosa es que voten por él. Pero ante quienes lo escuchan deja la impresión de que el programa de la izquierda, aunque invisibilizado por la prensa, es posible -indica Patricio Palma, miembro de la Comisión Política del PC y uno de los encargados de la campaña electoral de ese partido.
Mientras Arrate gasta sus suelas en la calle, el comando hace lo suyo esperando complementar el esfuerzo territorial con una franja publicitaria de televisión que cautive a los electores. Para lograrlo, cuentan con el trabajo voluntario de reconocidos «rostros» de la TV y el teatro: Blanca Lewin, Adela Secall, Sebastián Layseca, Roberto Artiagoitía (el Rumpy), Julio Milostich (“El Señor de la Querencia”), Teresita Reyes, Alfredo Castro, Adriano Castillo (el «compadre Moncho»), Luis Gnecco, Remigio Remedy, Néstor Cantillana y Rodrigo Pérez, entre otros. Una selección que por primera vez le arrebata a la Concertación el monopolio de la cultura.
Blanca Lewin explica su decepción con el oficialismo: «Para la campaña de Bachelet nos juntaron a varios actores y nos dijeron que querían promover el teatro. Pero de los que estábamos ahí, la única que tenía relación con el teatro era la productora Carmen Romero. El resto era gente que salía en la tele. Lo que querían eran rostros».
-A los actores los llaman cada cuatro años para las campañas. La democratización de la cultura es sólo un eslogan de la Concertación. Y los artistas se dan cuenta. Nosotros los hemos tratado con el máximo respeto, no les pedimos que salgan a la calle, al puerta a puerta. Les hemos pedido que hagan lo que puedan, cuando quieran y como quieran. Y ellos se sienten representados por la opción de Arrate, porque él y su mujer (la escritora Diamela Eltit) son figuras de la cultura -dice Salvador Muñoz, coordinador territorial de la campaña.
Inicialmente, la franja estuvo en manos del realizador Pablo Basulto, pero su equipo no llegó a acuerdo con el comando. «No lograron concretar bien los conceptos que se querían transmitir», cuenta Salvador Muñoz. El traspié le restó tiempo al equipo que tomó la posta, encabezado por el actor y director de teatro Alejandro Goic. En sólo tres semanas, trabajando los «contenidos» con Esteban Silva y el jefe político del comando, Juan Andrés Lagos (PC), Goic le dio cuerpo a los conceptos que el círculo de Arrate quería plasmar en la pantalla.
-Alejandro es un talento, una máquina creativa. Trabajó con una intensidad increíble. Y por cero peso -comenta Silva.
La franja tendrá un espacio en el que Arrate explicará sus propuestas. «La idea es no teatralizarlo, sino que aparezca espontáneo, natural. Precisamente lo que la gente valora en él», explica Salvador Muñoz. Además, incluirá una sección de testimonios de ciudadanos, spots protagonizados por «rostros» y una miniserie que intenta hacer una crítica lúdica al «mundo de la política binominal».
-La franja apunta a recuperar el voto popular para la izquierda. La idea es que la izquierda vuelva a su nicho natural, que no se agote en un voto culto, intelectual. Apunta a interpelar a trabajadores y pobladores para que no se compren el discurso «aspiracional» de Piñera, Frei y Enríquez Ominami. Todo conectado con las virtudes del candidato, uniendo el mundo popular con el mundo cultural que representan Arrate y los artistas que están en su campaña. El eje es «un Chile de chilenos dignos» -adelanta Muñoz.
Además del material realizado por el equipo de Goic, la Franja recurrirá a imágenes grabadas por Igor Contreras Jeria, primo de la Presidenta Bachelet. Igor fue uno de los voluntarios de la campaña de Bachelet que viajaban en el bus que cayó al río Maipo, a fines de 2005, donde murieron cinco personas. Este año el cineasta se «divorció» de la Concertación y grabó las giras y recorridos callejeros de Arrate. Aunque TVN prohibió usar con fines propagandísticos las imágenes de su debate presidencial, gracias a las grabaciones de Jeria -que no cobró por su trabajo- la franja cuenta con la emotiva intervención de Arrate en ese foro, cuando se declaró allendista.
-Vamos remarcar eso en la franja y en la campaña territorial, porque queremos que la gente vea que acá están los socialistas a los que no les pesa decir que son allendistas, que se cansaron de ser parte de un gobierno que le dice a los socialistas «¿quiere ser ministro?, entonces quédese con el puro nombre de socialista, pero actúe como liberal» -explica Silva.
Para reforzar ese mensaje, el grupo «Socialistas Allendistas», al que pertenece Silva, desplegará una campaña dirigida específicamente a militantes y simpatizantes del PS para que marquen la opción de Arrate en primera vuelta: «Socialista vota por socialista», es el eslogan.
Pero precisamente es allí donde radica el principal problema político de la candidatura de Jorge Arrate. La idea de disputarle los votos a la Concertación ha generado marejadas en el comando, pues el PC prefiere evitar ese enfrentamiento. Los comunistas tienen su propia agenda de acercamiento al oficialismo, originada en el inédito pacto parlamentario que los une a la Concertación y que está a punto de llevarlos a su principal meta: obtener diputados (ver recuadro). Por ello, todas las señales que envían apuntan a garantizarle a Frei que no serán los votos de izquierda los que pongan en riesgo su paso a segunda vuelta y que en enero votarán por él.
-El PC tiene su meta de llegar al Congreso después de 20 años excluido del Parlamento. Nosotros creemos que es muy bueno que se rompa esa exclusión, pero ese negocio con la Concertación privilegió el objetivo comunista y no sumar para Arrate, porque redujo las candidaturas parlamentarias de izquierda a sólo 12 distritos. Hay otros 48 en los que no llevamos candidatos y en la práctica eso significa que en ellos no hay estructura promocionando a Arrate. Además, muchos de nosotros venimos saliendo de la Concertación y sentimos que el PC nos lleva de vuelta -señala un dirigente del comando.
Para contrarrestar la ausencia de candidatos que prediquen el arratismo en los 48 distritos donde no van cartas de izquierda, el comando tomó la decisión de apoyar a lo menos a 12 postulantes concertacionistas a la Cámara. Escogieron candidatos que requieren fidelizar el voto izquierdista duro, siempre esquivo para el oficialismo. Algunos de ellos son Arturo Barrios (PS, Quillota), Clemira Pacheco (PS, Coronel), Sergio Aguiló (PS, Talca) y Arturo Martínez (PS, presidente de la CUT, Pudahuel). Además, Arrate respaldó un candidato no concertacionista: Eduardo Salas (PRI, Illapel), que compite en un distrito con alta votación comunista. La idea es que estos aspirantes al Parlamento promuevan en su propaganda el nombre de Arrate, ampliando el alcance de la campaña en terreno.
En la casa-esquina de Platón con Cavilolén, en el corazón de la Villa Sur, en Pedro Aguirre Cerda, una menuda dueña de casa recibe la propaganda que le entrega en un puerta a puerta un militante comunista: «Aquí somos 18 votos ahora que se inscribieron mis nietos. Y todos andamos derechitos con la izquierda. Uno no más se me anduvo enchuecando, pero ya lo enderezamos». Los seis voluntarios de la campaña a diputado del presidente del PC, Guillermo Teillier, recorren la villa y los vecinos reciben la propaganda con respeto e interés. Algunos con evidente entusiasmo.
Teillier compite por el distrito 28, un bastión donde la izquierda puede empinarse cerca del 20% de los votos, integrado por las comunas de Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo y San Miguel. Y Teillier es, precisamente, una de las cartas comunistas que está a las puertas de devolverle a ese partido un escaño parlamentario tras 39 años fuera del Congreso Nacional.
Los voluntarios del puerta a puerta reparten dos volantes. Uno muestra a Teillier junto a la Presidenta Bachelet. En el segundo, el candidato aparece abrazado con el actor Francisco Reyes, principal «rostro» de la campaña de Frei. Arrate no aparece.
Fue este distrito el que originó uno de los momentos más tensos en el comando de Arrate. El 5 de octubre, para conmemorar los 20 años del triunfo del «No», el presidenciable izquierdista debía asistir junto a Frei a un acto en la Casa de la Cultura de San Miguel. El evento había sido cuidadosamente preparado por el PC para transformarlo en una virtual proclamación de Teillier. Pero el sector no comunista del comando se opuso y finalmente Arrate no asistió. Frei, obligado por las circunstancias, se excusó por «problemas de agenda».
-Eso habría sido como extender un certificado de que la candidatura de Arrate es la hermana chica de la candidatura de Frei. Era el suicidio de Arrate. Habría sido renunciar a seguir creciendo. Juan Andrés Lagos estaba furioso. La discusión que tuvo con Esteban Silva fue durísima -recuerda un dirigente de la campaña.
«El Partido Comunista tiene un candidato presidencial, que es Jorge Arrate, e integra un pacto parlamentario con la Concertación. Y ha organizado sus recursos humanos y materiales para que ambos objetivos, presidencial y parlamentario, sean beneficiosos para la izquierda», afirma el dirigente del PC Patricio Palma.
A partir de 1989 y durante diez años, explica Palma, el PC se limitó a hacer una política que lo mantuviera vigente, debido a su exclusión del Congreso y a sucesos como la caída del Muro de Berlín.
-Ese período culminó con la candidatura de Gladys Marín a la Presidencia en 1999, cuando ella hizo los primeros esfuerzos, infructuosos, para sumar fuerzas con la Concertación a objeto de tener un pacto parlamentario que asegurara una mayoría en el Congreso para profundizar la democracia, cambiar el régimen electoral y la Constitución. Ahora, diez años después, esa política se concreta en este pacto parlamentario con la Concertación. Sin duda es un avance -dice Palma.
Pero los encargados metropolitanos del comando de Arrate se quejan de que la militancia comunista ha privilegiado el trabajo por Teillier, debilitando la campaña del presidenciable en otras comunas. «Hacemos un puerta en puerta de fin de semana en Cerro Navia y los comunistas de esa misma comuna no van: parten a trabajar por Teillier», dice un responsable del arratismo en el distrito 18.
-Los comunistas son un motor. El problema no son ellos y hay que ser justos en eso. El problema somos los «no comunistas», que no podemos quejarnos si no somos capaces de trabajar como ellos. Cuando se arma un comando, a la primera reunión llegan cinco comunistas, tres socialistas y tres de la Izquierda Cristiana. A la segunda llegan los cinco comunistas y dos de los otros lotes. Y a la tercera llegan sólo los cinco comunistas. Y en las reuniones los otros hacen tremendas intervenciones, mientras que los comunistas tienen la capacidad de licuar el debate y de diez ideas toman tres, las convierten en tareas y salen a la calle. Han hecho una gran labor y han prestado sus recursos humanos y materiales, sin costo, para llevar los temas administrativos del comando -reconoce Esteban Silva.
Dirigentes del comando indican que el PC medirá el éxito de Arrate por tres metas: que supere el 6% de los votos (Gladys Marín marcó 3,1% en 1999 y Hirsch, 5,4% en 2005), que resulten electos parlamentarios de izquierda; y que, a cambio de brindarle apoyo en segunda vuelta, obtenga de Frei el compromiso de que su eventual gobierno avanzará en el cambio de la Constitución, la reforma laboral y la reforma tributaria.
El problema es que, en el comando, no hay acuerdo respecto de que Arrate deba negociar su apoyo a Frei para la segunda vuelta. El punto tensiona la relación entre el PC y las fuerzas no comunistas que lo integran. Por lo menos, están de acuerdo en abordar el tema con tiempo, para evitar que se reitere el «show» que protagonizó la izquierda en la misma noche de la elección presidencial de 2005, cuando se desató una dura disputa pública entre el candidato Tomás Hirsch, que dejó en libertad de acción a sus electores, y la cúpula del PC, que llamó a votar por Bachelet y negoció con ella cinco puntos que debía cumplir su gobierno.
-Nosotros tenemos en cuenta esa experiencia de 2005. Y hacemos una valoración positiva de los avances en los cinco puntos que comprometió la Presidenta Bachelet. Efectivamente, su gobierno avanzó en la reforma previsional, como se lo pedimos, y en el sistema de protección social -señala Patricio Palma, dando a entender que el PC es partidario de firmar acuerdos con Frei.
En el grupo de los no comunistas, la evaluación del encargado territorial de Arrate, Salvador Muñoz, es tajante:
-Bachelet no cumplió. El PC negoció lo que ella no podía dar, porque los temas requerían leyes y dependían del Congreso. No se puede repetir eso. Para nosotros no es importante negociar con Frei, sino construir una fuerza de izquierda que compita con la Concertación a partir de la votación de Arrate.
El jefe político del comando Juan Andrés Lagos (PC), discrepa. Y lo explicitó a través de El Mercurio al día siguiente de conocido el último sondeo CEP. Así lo escribió el diario de Agustín Edwards: «Tras la encuesta, las apuestas son llegar al 7% en diciembre y negociar en buenos términos el apoyo de segunda vuelta, afirma su jefe de comando, Juan Andrés Lagos». El artículo sorprendió a Arrate y a Esteban Silva.
Pero Silva prefiere bajarle el perfil a esta señal de desencuentro, aunque advierte que su trabajo consiste en procurar la mejor votación para Arrate: «Para eso, hay que pelear por parejo con todos los que están en competencia. Cuando uno está a punto de entrar en la batalla, no puede decirle a sus huestes que el adversario tiene mejores pistolas. En ese momento no queda otra que sacar la espada, convencerlos de que vale la pena pelear y tirarse a la carga con todo».
En la franja de TV, uno de esos sablazos lo dará un joven que aparecerá repartiendo volantes de Frei entre automovilistas. El chico de pronto mira a la cámara y, con un guiño, dice: «La pega es la pega… yo voto por Arrate».
A diferencia de lo ocurrido en las elecciones parlamentarias desde 1989, esta vez es altamente probable que el PC elija diputados. Son tres los candidatos que pueden «romper la exclusión» gracias al pacto con la Concertación que incluye una lista conjunta en una docena de distritos y la omisión de la izquierda en los restantes 48.
Al inicio de la campaña, los cálculos indicaban que sólo en cinco de los 12 distritos en que un candidato oficialista hace dupla con uno de izquierda, existían posibilidades de doblar a la derecha: Iquique, Copiapó, Cerro Navia, Pedro Aguirre Cerda y Lota.
En Cerro Navia (distrito compuesto además por Lo Prado y Quinta Normal), el candidato lo puso la Izquierda Cristiana: Claudio Narea, ex integrante del grupo Los Prisioneros. Para resultar electo, Narea debía capitalizar íntegramente la votación histórica de la izquierda (sobre el 10%) y esperar que su compañera de lista, la ex alcaldesa Cristina Girardi, superara el 50%. Pero dos cosas echaron por la borda el plan: Cristina Girardi estaría marcando cerca del 40% y la esposa del senador Alejandro Navarro, Ana García, le quitó votos izquierdistas apoyada por Enríquez Ominami.
En Copiapó, el secretario general del PC, Lautaro Carmona, también estaría despidiéndose de un posible escaño. «Lautaro ya entregó las pistolas», comentan en el comando de Arrate. Cauto, el dirigente comunista Patricio Palma estima que Carmona aún tiene posibilidades, pero reconoce que la situación está cuesta arriba: «Ahí se dio un rendimiento mayor al esperado de los candidatos de derecha», dice.
El abogado Hugo Gutiérrez vive una situación excepcional en Iquique. Su pareja concertacionista, Ricardo Hormázabal (DC), no cosecha votos como para provocar el doblaje debido a que compiten dos candidatos descolgados del oficialismo: Julio Volenski (PS) y Patricio Ferreira (cercano a la DC). No obstante, las encuestas indican que Gutiérrez está, a 30 días de la elección, adjudicándose el escaño, ya que obtendría la primera mayoría de su lista. El curioso fenómeno se debe al respaldo que obtuvo del cacique local Jorge Soria, impedido legalmente de postular:
-Soria es parte fundamental del trabajo electoral que yo realizo. Él se ha puesto a la cabeza de mi candidatura (…) Tengo los porcentajes de encuestas públicas y varían entre el 33% y 38%. Pero yo no le creo a las encuestas. No quiero creer. Y, en verdad, el último mes de campaña es el decisivo -comenta Gutiérrez.
En el distrito de Pedro Aguirre Cerda, San Miguel y Lo Espejo, los sondeos que ha hecho el oficialismo indican que la dupla conformada por Jorge Insunza (PPD e hijo del dirigente comunista del mismo nombre) y Guillermo Tiellier, está en la «quemada» para doblar. No obstante, los comunistas que hacen la campaña en terreno temen un repunte del candidato UDI, José Luis Uriarte.
-Uriarte partió repartiendo volantes que decían que Teillier era comunista, como si eso fuera un escándalo. Fue torpe, porque la gente del distrito lo sabe. Pero ahora está entrando con una campaña más típica de la UDI, con canastas familiares. Y puede repuntar -señala un dirigente territorial del PC.
El dirigente sindical que en 2007 lideró las movilizaciones de los trabajadores subcontratados, Cristián Cuevas, es otro comunista que está a las puertas de la Cámara de Diputados. Compite por Lota y en su comando reconocen que los números de las encuestas son buenos, pero no se atreven a vaticinar el doblaje.