Biólogo denuncia maltrato de director del Museo de Historia Natural
01.06.2018
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
01.06.2018
En estos tiempos, cuando pensábamos que el trato dictatorial y el abuso de poder iban quedando en el pasado, se hace inaceptable que en una institución pública que busca fomentar la ciencia, se otorgue un trato como el que he vivido. Claudio Gómez Papic, director del Museo Nacional de Historia Natural, no es como se muestra en las redes sociales.
Al entrar por primera vez al Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) uno se siente sobrecogido por su grandeza, no sólo por la monumentalidad de su arquitectura sino también por su historia. Sus primeros directores fueron destacados científicos, los que lograron posicionar al museo como el centro de la ciencia en el país: R.A. Phillipi, Ricardo Latcham, Grete Mostny, Hans Niemeyer, sólo por nombrar algunos. Cada uno cimentó las bases de lo que el museo llegaría a ser, poniendo como motor central a la investigación científica y sus colecciones. Esos tiempos de luz parecen haber quedado atrás.
Llegar a trabajar como voluntario en marzo de 2017, y luego como tesista, se volvió un sueño hecho realidad. Aunque el trabajo no es remunerado, uno siente una enorme recompensa de tipo espiritual y académica. Fui muy bien recibido en el área de Paleontología y pude realizar con éxito mi tesis, obteniendo el grado de licenciado en Biología de la Universidad Andrés Bello en febrero de este año. Mi trabajo realizado en Trilobites de diferentes partes del mundo, uno de los grupos de artrópodos extintos (grupo que incluye arañas, insectos y crustáceos, entre otros) más antiguos y enigmáticos de la era paleozoica, fue guiado por el curador a cargo de la colección de invertebrados fósiles, el biólogo Leonardo Pérez Barría.
El sueño comenzó a volverse una pesadilla cuando en enero de este año solicité mi reingreso como voluntario para realizar una publicación científica, ampliando mis datos de tesis con la inclusión de nuevos descubrimientos. Al fin podíamos confirmar que algunos de estos fósiles, que llevaban cerca de 120 años en el museo sin atención, se vinculaban al sabio naturalista alemán R.A. Philippi. Aunque contaba con el total apoyo del área de Paleontología, el director del museo, Claudio Gómez, y el jefe Curatorial y Científico, Cristian Becker, se negaron a autorizarlo, sin darme siquiera una explicación. ¿Por qué se negaba el avance de la investigación y el acceso a las colecciones? Quedé perplejo.
En marzo pasado me vi en la obligación de pedir audiencia con el jefe Científico, Cristian Becker, quien me señaló claramente que se me negaba el acceso a las colecciones por mi vinculación con el curador Leonardo Pérez, a quien se le habían negado todos sus voluntarios, tesistas y practicantes, y eso también me incluía a mí a pesar de ser profesional. La explicación no tenía sentido para mí, más aún, cuando me explicó que los curadores debían generar publicaciones y colaboración. Ante mis súplicas e insistencia, Cristian Becker sólo propuso que visitara el museo apenas un día a la semana, lo cual me pareció totalmente insuficiente e irrespetuoso hacia mi trabajo. Esto retrasaría todos mis avances. Se me impidió así el acceso regular a las colecciones, obstaculizando mis posibilidades de publicar y limitando seriamente la opción de una beca doctoral en el extranjero, cosa que me tiene muy afligido hasta el día de hoy.
La terrible situación de angustia llegó al extremo cuando el día 19 de abril de 2018 llegué alrededor de las 10:00 de la mañana para reunirme con el curador y de paso asistir a una reunión ampliada convocada por el director Claudio Gómez. La invitación incluía expresamente a los voluntarios, practicantes y todos los colaboradores externos. No llegué muy lejos, cuando me interceptó el mismo director en persona. Después de eso comenzó a gritarme, maltratándome verbalmente, diciéndome que yo no tenía nada que hacer ahí y que me fuera del museo. Todo esto en frente de un testigo que luego denunciaría el hecho. En ese momento yo no entendía nada, y entre sus gritos y su actitud violenta no atiné a nada, bajé la cabeza. Me sentí totalmente humillado y menospreciado. Yo jamás le había faltado el respeto a nadie, mi trato siempre fue amable y cordial. Me volvió a gritar que me fuera del museo, quedé temblando y muy nervioso. Nunca en mi vida había sido tratado con tanta prepotencia, y menos esperé ese trato de la máxima autoridad del Museo Nacional de Historia Natural.
Unos minutos más tarde Leonardo Pérez vino a recibirme y le hizo ver al jefe Científico, Cristian Becker, el trato humillante que recibí. Increíblemente, Leonardo fue sancionado por haber intercedido a mi favor. Es por esto que, entre muchas otras cosas, sigo agradecido del apoyo que me han brindado en el área de Paleontología. Pero debo decir que aun hoy tengo miedo de volver al museo y encontrarme nuevamente con su director. Mi publicación, tan necesitada de la revisión de colecciones, está detenida y debemos juntarnos con el curador fuera del museo para lograr algún avance. ¡Es inaceptable! Es como mendigar permiso a quienes abusan de su poder, ese es el sentimiento que dejan las autoridades del museo.
Ese mismo día dejé una constancia en Carabineros, dejé la denuncia en el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural donde fui bien recibido por su director, Javier Díaz, quien mostró preocupación y comprometió una investigación. También dejé un reclamo en el sistema OIRS del mismo museo, pero la verdad es que la respuesta fue por decir lo menos un insulto, una total desilusión, ignorando todos los hechos graves, sin hacer ninguna mención a los actos de violencia verbal del director Claudio Gómez. Jamás pensé que sería también ignorado de esta forma.
La respuesta dice que el museo “no puede atender todas las solicitudes de externos y que el área de Paleontología tiene solo dos profesionales para atenderlas, además de la encargada de colecciones”. Yo trabajé un año bajo la guía de estos profesionales, los conozco bien y siempre he tenido el total apoyo de su parte. Seguido, señala que “las solicitudes de acceso a colecciones son evaluadas consultando al Área y se verifica la factibilidad”. Mi solicitud fue evaluada por el área de Paleontología y acogida en plenitud, pero rechazada por el director y jefe científico. Finalmente, la respuesta del museo sostiene que mi trabajo afectaría negativamente el desempeño del curador y sus obligaciones (incluyendo sus publicaciones científicas). Nada más absurdo y lejano de la realidad, la publicación es conjunta, y el curador es el co-autor de la misma. Todo lo anterior lo saben Claudio Gómez y Cristian Becker, lo que da cuenta de un actuar hostil para todos los que forman parte de la investigación en el área de Paleontología.
Pero saben que nadie tiene derecho a echarnos de las instituciones públicas, ellas son públicas precisamente por eso, porque se mantienen gracias al trabajo de todos y porque deben ser espacios de puertas abiertas para los investigadores(as), estudiantes, público y usuarios en general. Más aún, el MNHN en su rol educativo debe enseñar con el ejemplo. No podemos esperar menos de una institución como ésta, en momentos tan álgidos como hoy cuando se clama por mayor igualdad y respeto. El Museo de Historia Natural debe ser un lugar de encuentro, de acogida a la creatividad y al desarrollo científico, no el lugar donde se obstaculiza su desarrollo y donde se maltrata a las personas.
Me costó decidirme a denunciar públicamente, pero ya no quiero tener miedo y ahora con mayor claridad de los hechos vividos no quiero que esto vuelva a ocurrir.
Sr. Claudio Gómez Papic, todos tenemos derecho a un trato igualitario y al respeto, su mezquino interés por la ciencia y el trato denigrante hacia las personas hacen que uno se cuestione su rol como autoridad, dejando una muy mala imagen de la institución que representa. Yo, al igual que todos los que venimos al museo a aportar, merecemos respeto y al menos algo de reconocimiento por nuestro trabajo desinteresado.