Propuesta privada para el Parque Araucano
25.05.2018
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25.05.2018
Derivado de las sesiones del 14 de septiembre de 2017 (ver acta, páginas 1 a 5) y más recientemente del 15 de marzo de 2018 (ver acta, páginas 11 a 18), el Consejo Municipal de Las Condes ha aprobado la construcción de 6.140 m2 en el Parque Araucano para un museo privado del empresario Claudio Engel (socio de supermercados Erbi y director del Holding F.H. Engel).
Con US$20 millones de su bolsillo y la idea de construir un “ícono arquitectónico” en el centro mismo del Parque Araucano (y no en otro lote del mismo ni en otro parque), Engel donaría cuadros de pintores chilenos de los años 80 y 90 con valor desconocido por la municipalidad. Aún más, ha manifestado (según se aprecia en las actas de las sesiones ya citadas) no aceptar que su museo se instale en el lote del Parque Araucano donde ya funciona la Dirección del Tránsito ni tampoco en el tercer y último parque de la comuna, el Santa Rosa de Apoquindo, porque “está muy lejos del metro y de la gente” (y de su oficina), sino que ha de ser en el centro del mismo del Parque Araucano.
Ciertamente, la ley de donaciones le permite descontar su inversión de impuestos y, con terreno gratis para poner sus cuadros, se queda con la administración de todo el recinto: estacionamientos, cafetería, tiendas de merchandising y quien sabe qué más por 40 o más años. Es decir, una creativa lectura de la regulación ambiental para desarrollar comercio en desmedro de áreas verdes consolidadas, a diferencia de otros museos privados de Santiago –como Mavi, Ralli, CCU y de la Moda– que han financiado su espacio en sitios comercialmente disponibles.
El largamente esperado desalojo de la Dirección del Tránsito (ex Colegio Árabe) también ha despertado el apetito de quienes impulsan que las áreas verdes de la comuna han de rentar y nada mejor que explotarlas comercialmente, como sucedió con la mañosa construcción de Vida Parque (Kidzania y otros, inicialmente etiquetado como Parque Acuático) para terminar subsidiando un emprendimiento mercantil.
Una “creativa” alternativa planteada (ver las actas) es trasladar la Dirección del Tránsito a Vida Parque y con ello ahorrar arriendo de oficinas municipales, como ha sido la práctica en el Parque Los Dominicos. Esto último infringe abiertamente la legislación existente. En primer término elude la normativa del Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), en sus artículos 5.2.1 y 5.2.2, dado que “intervenciones sobre el terreno área verde no podrán alterar su carácter de área verde, su valor paisajístico o su equilibrio ecológico”. Además, vulnera el que “toda construcción subterránea no ha de alterar la capa vegetal”, pues la arborización existente desaparece y la nueva no crece por ausencia de suelo profundo para raíces arbóreas.
Vale la pena recordar la guinda de la torta, toda vez que el concesionario actual de Vida Parque sólo paga derechos a la municipalidad por los metros cuadrados de la superficie del proyecto “sobre tierra”, sin considerar que “bajo tierra”, sin licitación de por medio, el proyecto multiplica la superficie construida. Es decir, el concesionario actual se lleva 5 por el precio de 1.
Me parece que el museo de marras es otro pretexto para seguir desnaturalizando lo que queda del Parque Araucano. Al respecto, cabe recordar que este parque está reconocido como tal en los planes reguladores metropolitano y municipal. La Municipalidad no tiene las atribuciones para cambiar arbitrariamente su destino. En rigor, la Dirección de Tránsito tampoco puede ni debe estar ubicada ahí, solo que fue una solución «temporal» que ya lleva demasiados años.
En otras palabras, por muy cultural, familiar e inclusivo (y todas las tonteras políticamente correctas), que sea este proyecto de museo, terminará en cualquier cosa menos en museo, o con un 5% de museo y el resto serán cafés, restoranes y tiendas top para “darle valor” al parque. Lo hizo el alcalde anterior de manera flagrante violando el PRMS con Vida Parque y lo hará también el actual edil con el museo.
Dada la densificación del sector oriente, resulta envidiable y visionario el éxito del Parque Bicentenario de Vitacura frente a la desenfocada y mercantil gestión de Las Condes en materia de parques urbanos y áreas verdes. La comunidad y los vecinos queremos más áreas verdes y menos cemento, cafés, restoranes, etc. Para esto último están los centros comerciales y similares.