OBRERO COLOMBIANO MURIÓ AL CAER DESDE 10 METROS
Muerte de obrero en nueva casa de Alexis Sánchez devela explotación de inmigrantes
29.01.2018
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OBRERO COLOMBIANO MURIÓ AL CAER DESDE 10 METROS
29.01.2018
Apenas se escucharon las sirenas de la ambulancia en ese sector de Lo Curro se desató la estampida. Los que huían eran jornaleros extranjeros que en la tarde del viernes 26 de enero se afanaban en los trabajos de la nueva casa de Alexis Sánchez. Por la calle Vía Roja se desperdigaron presurosos los trabajadores, alertados por la inminente llegada de los servicios de salud y la policía. Su premura obedecía a una razón poderosa: todos los que abandonaron la obra carecían de documentos que les permitieran trabajar legalmente en Chile. Temían que si alguna autoridad los fiscalizaba, pudieran ser expulsados del país. Pero también estaban conmocionados.
Minutos antes, el obrero Sergio Benny Hurtado Ponce había caído desde una altura de 10 metros, se había fracturado el cráneo y en ese momento yacía ensangrentado en la entrada de la casa que mandó a construir Alexis Sánchez, el futbolista nacional que acaba de ser traspasado al club inglés Manchester United por 70 millones de euros.
El obrero colombiano Sergio Hurtado trabajaba en los retoques finales de la casona. Como cientos de otros obreros de la construcción en Chile, su condición era la de un “extranjero infractor”: no había renovado sus papeles (ingresó a Chile el 21 de julio de 2011) y hace tres años que laboraba para esa constructora. Tenía 53 años y ocho hijos.
Desde la losa del primer piso de la casa de Alexis Sánchez, Hurtado fue recogido por una ambulancia del SAPU, la que lo trasladó hasta la Clínica Las Condes. Allí registraron su ingreso a las 18:25 horas. Había poco que hacer. La caída de 10 metros de altura desde un montacargas le dejó el cráneo fracturado y un trauma cerebral severo. Lo único que indicaba que seguía vivo era que aún tenía pulso.
Alcanzaron a hacerle un escáner. Para cuando llegó el neurólogo que debía revisar los resultados, Sergio Hurtado entró en un paro cardíaco del que ya no pudo salir. A la morgue fue ingresado como NN. A la policía (PDI), según confirmó CIPER, el aviso de su accidente se hizo solo a las 23:45 de ese mismo día viernes. Cuando los efectivos llegaron hasta Lo Curro, poco o nada se pudo hacer: no había nadie.
El domingo, poco después del mediodía, desde un locutorio de la Plaza de Armas de Santiago, sus familiares le anunciaron el fallecimiento a la madre de Hurtado, quien vive en Colombia.
Justo antes de caer al vacío, Sergio Hurtado estaba sobre el montacargas ubicado en el extremo oriente de la casona. Lo estaba vaciando de sacos de Bekron, el material que están utilizando para pegar las cerámicas de las paredes y el mármol que cubrirá la mayor parte del piso de la nueva casa del futbolista. Pero el peso fue excesivo. O el montacargas no estaba lo suficientemente asegurado. El trabajador no tenía puesto un arnés de seguridad. Tampoco tenía casco. Se cortó la piola. Hurtado cayó al vacío desde 10 metros de altura.
Dos días después de su muerte, en la casa de Lo Curro el montacargas sigue en el piso. También están ahí los sacos de Bekron reventados por el golpe. Nadie ha limpiado las manchas de sangre que quedaron estampadas en el cemento cuando los enfermeros del SAPU levantaron el cuerpo de Hurtado.
A menos de diez metros está el único baño disponible para los trabajadores. Una precaria construcción hecha con tablones de madera. No tiene puerta y los papeles higiénicos usados están esparcidos por el suelo. Decenas de moscas aletean allí. A un costado están las únicas dos duchas disponibles para los jornaleros, las que tampoco tienen puertas.
La construcción de la lujosa casa no cumple con ninguna medida de seguridad. En la obra no trabaja ningún prevencionista de riesgos, tampoco hay un comité paritario. Los obreros trabajan sin guantes, ni cascos ni arneses de seguridad que podrían haber salvado la vida del colombiano. Trabajadores de la faena aseguraron a CIPER que no hay cuerdas de vida ni andamiajes que cumplan estándares mínimos.
El sociólogo Pablo Huneuus, quien vive justo arriba de la construcción, señaló a CIPER que en una ocasión les regaló orejeras a unos cuantos jornaleros haitianos, quienes trabajaban en medio de un infernal ruido sin ninguna protección.
A mediados de 2017, cuando la Inspección del Trabajo llegó a fiscalizar la obra, escondieron a los obreros sin papeles al interior de la casa por dos razones: su situación ilegal y para que no los contabilizaran. Si una faena tiene más de 25 trabajadores, la ley exige que se conforme un comité paritario que vele por la seguridad. Si éstos suman 51, debe haber un sistema de gestión de seguridad a cargo de un prevencionista a tiempo parcial.
Los trabajadores de la obra y los vecinos señalaron a CIPER que los obreros de la constructora nunca son menos de 30. A ese contingente hay que sumar a quienes llegan a hacer trabajos temporales: instalaciones sanitarias, de pisos, eléctricas, fijación de muebles, construcción de piscina y sauna. Pero el grueso de los jornaleros, quienes deben hacer el trabajo más sacrificado, son inmigrantes sin papeles. Muchos de ellos no hablan español. Haitianos, colombianos y peruanos conforman el contingente mayoritario.
Estos obreros son quienes deben subir al hombro toneladas de tierra por las escaleras, las que son utilizadas para hacer jardines en la terraza de la casona. También deben subir arena y otros materiales. Por esas mismas escaleras los obreros inmigrantes suben sobre sus hombros vigas que pesan cientos de kilos, lo hacen entre varios, arriesgándose. Si no suben esos materiales a mano, utilizan el montacargas que no cumple ninguna norma: no está cerrado y sobre él se montan los trabajadores, lo que está prohibido.
Los obreros son reclutados por contratistas que pertenecen a los círculos de inmigrantes. A la mayoría de los obreros extranjeros les pagan en negro, es decir, en efectivo y sin ningún tipo de contrato. Esta precariedad hace que sean esquilmados también en el pago de su salario. Si al contratista la constructora le paga $25 mil diarios por trabajador, al obrero le llegan $15 mil, o menos.
El dueño de la empresa constructora, Juan Pablo Anguita, respondió a CIPER enojado y negó cualquier responsabilidad de su empresa en la muerte de Sergio Hurtado Ponce:
-Esa persona trabajó y se cayó por mala suerte de él, por una acción indebida de sobre exigir un monta carga, se resbaló. Fue un accidente. Nada más. Él no murió aquí, falleció en la Clínica Las Condes. Aquí no ha muerto nadie. Era una persona bien remunerada, fue una mala cueva terrible. Era una persona muy querida acá. El edificio está con recepción final y no hay ningún problema.
Sobre el resto de trabajadores indocumentados que trabajan en esta obra, Anguita rechazó hacer comentarios y cortó la comunicación.
Hace 12 años que Juan Pablo Anguita Gaete -arquitecto, casado, 63 años-, compró el terreno donde actualmente se construye la nueva casa de Alexis Sánchez. Es hijo y hermano de empresarios inmobiliarios. Y él mismo se ha dedicado a ese negocio. En el Diario Oficial registra numerosas inscripciones y modificaciones societarias que dan cuenta de sus actividades económicas. Compra terrenos, construye casas y las vende y/o arrienda. Todo en Lo Barnechea. Su patrimonio registra casas y locales comerciales en esa comuna. También un sitio en Viña del Mar.
En 2005 se hizo del terreno en Vía Roja donde el viernes pasado murió Sergio Benny Hurtado Ponce. Lo compró por $170 millones al Citybank. Esa adquisición la hizo a través de su sociedad matriz: Juan Pablo Anguita y Compañía, Arquitectos Asociados. En 2013 hubo un traspaso a otra empresa de la que es dueño, Inmobiliaria Edificio Lo Curro, la que se constituyó únicamente para el proyecto que actualmente construye para Alexis Sánchez. Ese traspaso fue por 21.500 UF ($500 millones según valor UF de noviembre de 2013, fecha en que la propiedad fue traspasada).
Según el Servicio de Impuestos Internos (SII) el avalúo actual de la propiedad es de $356 millones. Los trabajadores de la obra comentaron a CIPER que el año pasado el futbolista fue varias veces a supervisar la construcción, y que está al tanto de sus detalles.
Juan Pablo Anguita ejerce como agente inmobiliario y constructor de la casa. A diferencia de otros proyectos inmobiliarios, no subcontrató a una empresa constructora para levantar la obra gruesa. Los más de 700 m2 que contempla la vivienda en Lo Curro fueron edificados por los obreros pagados por su empresa. Como financista del proyecto figura Guillermo Calvo Yakich, a través de la Sociedad de Inversiones Logroño.
Sus vecinos dicen que desde hace más de 10 años que están construyendo ese edificio de tres pisos que contempla tres departamentos (uno de ellos el de Alexis Sánchez). Que llevan retroexcavadoras, aplanan el terreno y amplían la casa. Paran las obras y vuelven a la carga. No se explican la demora en construir. Sergio Hurtado Ponce, el trabajador que murió en la faena, llevaba trabajando tres años allí.
Pablo Huneuus, el sociólogo y escritor que vive sobre la construcción de Vía Roja, ha dado una batalla legal para detener estas obras. En conversación con CIPER comenta que “él (Anguita) ha construido sobre tierra suelta, en un terreno en absoluto apto para la mole que está construyendo”. Huneuus dice representar a los vecinos, los que asegura han ido a reclamar al municipio por la obra que se construye bajo su casa. Dice que el terreno se emparejó a la fuerza, que Anguita sacó de cuajo todos los árboles (que afirman la tierra) y que la obra pone en peligro a todo el sector. Incluso, afirma que actualmente se abrieron grietas en la tierra que es parte de su terreno. Sus reclamos lograron paralizar las obras un par de años. Pero ahora mira impotente como todo sigue adelante.
-Acá al edificio le dicen “la bestia”. Es atrozmente feo, muy contrario al espíritu de este parque residencial, semi agrícola -comentó Huneuus a CIPER con un marcado tono de molestia.
Por estos días las obras que se ejecutan en la calle Vía Roja de Lo Curro están enfocadas en finiquitar los detalles de la nueva casa que ocupará el futbolista Alexis Sánchez.
Hasta la semana pasada al interior de la casa se estaban fijando tabiques, enluciendo y pintando muros, colocando papel mural, acomodando muebles, haciendo la instalación eléctrica nueva, asentando el piso de madera y varios pisos de mármol y construyendo un sauna. En los exteriores se estaban haciendo los jardines, colocando plantas, pasto y subiendo tierra fértil. Además, estaban construyendo el gimnasio de 75 m2 que contempla el proyecto, finiquitando un quincho, una piscina y un sendero por el cerro.
La Inmobiliaria Edificio Lo Curro ofreció la obra gruesa, pero arquitectos contratados por Alexis Sánchez diseñaron los interiores, y en esas terminaciones se trabaja actualmente. El diseño de la vivienda contempla que todas las instalaciones eléctricas se puedan controlar desde un celular, incluyendo el funcionamiento del sauna y del jacuzzi.
La obra construida suma 700 m2 distribuidos en tres plantas, las que incluyen seis habitaciones, ocho baños, un ascensor, sala de cine, salas de estar y varios comedores. A eso hay que sumar los 75 m2 del gimnasio, la piscina semi olímpica, la terraza de 250 m2 en el tercer piso y los estacionamientos acondicionados bajo la vivienda.
En el ingreso de la casa se está construyendo una plataforma para agrandar la explanada del primer piso, ya que en esa zona el terreno está en desnivel. Dos días después del accidente que le costó la vida al trabajador colombiano, esa plataforma no luce ninguna medida de seguridad y fácilmente una persona podría caer por los agujeros que aparecen en medio de su construcción.
CIPER se comunicó con el representante de Alexis Sánchez, Fernando Felicevich, quien desde Europa puntualizó que la casa en Lo Curro sigue siendo propiedad de la empresa de Juan Pablo Anguita, “por lo que allí ocurra es responsabilidad de esa empresa”. Felicevich agregó que, a la fecha, solo se ha firmado una promesa de compra-venta, pero la transferencia del monto comprometido no se ha materializado.