“THE PANAMA PAPERS”: EL ROL DE LOS BANCOS
De HSBC a UBS: los grandes bancos ayudan a los ricos a esconder su dinero
05.04.2016
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“THE PANAMA PAPERS”: EL ROL DE LOS BANCOS
05.04.2016
Durante muchos años, el gigante bancario suizo UBS y el despacho de abogados panameño Mossack Fonseca mantuvieron una relación muy rentable para ambos. UBS tenía clientes que querían crear sociedades pantalla ‘offshore’ (en paraísos fiscales o en países con secreto bancario) para mantener su patrimonio oculto. Y Mossack Fonseca, uno de los mayores creadores de sociedades ‘offshore’ del mundo, estaba encantado de vendérselas. Todos contentos. Menos las haciendas nacionales, que veían escamoteados sus ingresos, claro.
Este idilio acabó en 2010, cuando EEUU amenazó a los bancos suizos con perseguirlos penalmente por colaborar en la evasión fiscal y el blanqueo de capitales de ciudadanos norteamericanos. UBS buscó vías para contener los daños y su consejo decidió salir del negocio de las sociedades pantalla. Las tensiones estallaron en una reunión en Zúrich el 28 de septiembre de ese año, cuando UBS afirmó que Mossack Fonseca, y no el banco, era responsable de identificar los propietarios que aparecían como titulares de las cuentas secretas.
Un empleado del bufete panameño, Dieter Buchholz, respondió que su firma no tenía ni idea de quién era el verdadero propietario de las empresas creadas por los clientes de UBS, ya que el banco había retenido esa información. El ejecutivo de UBS Patrick Küng acusó entonces a Mossack Fonseca de «violar las leyes suizas de blanqueo» y añadió que estaba «contemplando seriamente» denunciar al despacho a las autoridades, según los ‘e-mails’ que describen esta reunión.
Estos correos aparecen entre los más de 11 millones de documentos internos de Mossack Fonseca obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán ‘Süddeutsche Zeitung’, y que en España están revelando El Confidencial y La Sexta tras una investigación periodística conjunta iniciada en julio de 2015. Estos documentos no solo ofrecen un vistazo a la relación entre UBS y este bufete panameño, sino un retrato sin precedentes de cómo los mayores bancos del mundo trabajan mano a mano con otros jugadores en una industria ‘offshore’ que sirve para ayudar a los multimillonarios, políticos y delincuentes a mantener oculto su patrimonio.
Una de las principales razones por las que se crearon estas sociedades es mantener ocultos a los verdaderos titulares de cuentas en países con secreto bancario como Suiza, Andorra o Mónaco. En 2005, entró en vigor en la UE la Directiva del Ahorro (asumida por Suiza en 2006), que obligaba a los bancos a practicar retenciones a las cuentas de sus clientes que vivieran en países comunitarios. Pero solo regía para personas físicas, no para sociedades, por lo que muchos bancos crearon sociedades pantalla que figuraban como titulares de las cuentas y así sus clientes mantenían el anonimato de cara al fisco. De esta forma, se disparó la creación de estas estructuras en Mossack Fonseca: en 2005, los bancos constituyeron 1.814, frente a las 543 del año anterior. La tendencia continuó en los años posteriores: una de cada tres sociedades del bufete se crearon entre 2005 y 2008.
Más de 500 bancos, sus filiales y sucursales registraron casi 15.600 sociedades pantalla a través de Mossack Fonseca, según el análisis de esta documentación. La inmensa mayoría de las mismas fueron constituidas a partir de los años noventa. El gigante británico HSBC (el banco de la lista Falciani, también desvelada en España por El Confidencial en colaboración con el ICIJ hace un año) a través de distintas filiales es responsable él solo de más de 2.300 de estas sociedades, y UBS creó 1.100. Otros grandes bancos internacionales que han hecho negocios con este despacho son el francés Société Générale (979 sociedades), Royal Bank of Canada, RBC (378), el alemán Commerzbank (92) y el también suizo Credit Suisse (1.105).
En algunos casos, como el de Société Générale, estas sociedades utilizaban acciones al portador, lo que permite no registrar el nombre del propietario: si las tienes en tus manos (son acciones físicas), tú eres el dueño. Incluso el banco ofrecía a sus clientes vip guardarlas en una caja de seguridad por si la policía registraba su casa. Desde siempre, las acciones al portador se han considerado un vehículo para el blanqueo de dinero y otras irregularidades, y han ido desapareciendo gradualmente en todo el mundo debido al endurecimiento de la regulación.
Muchas de las sociedades creadas por estos bancos se utilizaron para fines legítimos, pero algunas también han servido para enmascarar actividades delictivas o con pocos escrúpulos, al servir de pantalla para dictadores, defraudadores y traficantes de droga. Así, los propietarios de las sociedades creadas por UBS van desde el príncipe de Arabia Saudí Muhammad bin Nayef bin Abdulaziz al Saud hasta Roberto Videira Brandao (convicto por fraude en la quiebra de un banco brasieño) o Marco Tulio Henríquez, un banquero venezolano y fugitivo de la Justicia de EEUU, que le acusa de blanqueo de dinero para los cárteles de la droga. El hombre de confianza del dictador sirio Bashar al Asad, Rami Makhlouf, también creó sociedades en Panamá, en este caso a través de HSBC.
«En todos los casos, UBS conoce la identidad de los propietarios de las sociedades con las que sus clientes le han pedido trabajar, y aplicamos las mismas reglas estrictas antiblanqueo de dinero a todas nuestras relaciones bancarias y de negocios», afirma una portavoz de la entidad en un comunicado. «UBS decidió voluntariamente» dejar de constituir sociedades para sus clientes en 2010 «debido a cambios en la regulación en algunas jurisdicciones donde se mantenían las sociedades ‘offshore’ y debido a un mayor endurecimiento de las políticas internas de UBS».
Por su parte, un portavoz de Mossack Fonseca declara: «Llevamos a cabo un examen a fondo de todos los clientes nuevos o potenciales que a menudo excede las exigencias de las normas y estándares a los que estamos sujetos. Muchos de nuestros clientes llegan a través de firmas de abogados conocidas y reputadas y entidades financieras de todo el mundo, incluyendo los mayores bancos, que también están sujetos a los protocolos internacionales de ‘conoce a tu cliente’ y sus propias leyes nacionales».
Con la nueva actitud de UBS en 2010, provocada por la presión de EEUU, Mossack Fonseca se sintió traicionado por su viejo socio. «UBS ha cambiado totalmente y, por los problemas que han tenido que afrontar, ahora reaccionan de una forma intolerable», escribió el representante del despacho en Ginebra, Adrian Simon, en respuesta al ‘e-mail’ de Buchholz sobre la tensa reunión. «Parece que solo quieren cargar a otro con su responsabilidad«, añadió Christopher Zollinger, uno de los tres socios de la firma. Finalmente, Mossack Fonseca y UBS alcanzaron un acuerdo en 2010 que beneficiaba a ambos: el bufete se haría cargo de la administración de las sociedades pantalla del banco y daría un «tratamiento especial» a sus clientes, que mantendrían sus cuentas en UBS.
Normalmente, Mossack Fonseca requería a los bancos que le facilitaran una ‘due diligence’ (información detallada) para verificar la identidad de los propietarios y confirmar que no estaban involucrados en actividades delictivas antes de poner en marcha o gestionar sociedades creadas para los clientes de los bancos. Pero con el nuevo acuerdo de 2010, aceptaba una ‘due diligence light’ por parte de UBS, requiriendo mucha menos documentación sobre los verdaderos propietarios y sobre las razones por las que usaban este tipo de sociedades. De esta forma, el bufete trataba directamente con los clientes, lo que permitía a UBS poner cierta distancia con este mundo. Posteriormente, Mossack Fonseca alcanzó acuerdos similares con otros bancos con presencia en Suiza, como Credit Suisse y HSBC.
En cuanto a Société Générale, se negó a revelar al bufete los propietarios de las acciones al portador que había adquirido en las Islas Vírgenes, pero este siguió adelante sin requerir ninguna ‘due diligence’ del banco. Llegó incluso a constituir dos fundaciones que actuaron como accionistas de las sociedades de SG, con lo que se oscurecía aún más la estructura de propiedad. A cambio, Mossack Fonseca cobró al banco unas comisiones más altas porque «el servicio especial flexible que proporcionamos (sin demasiada ‘due diligence’) definitivamente comporta un riesgo más alto».
Un portavoz de SG explica que «las acciones al portador, en las jurisdicciones donde existen, se pueden usar por razones legítimas de confidencialidad [no fiscales], por ejemplo para la protección de familias conocidas en países donde hay un riesgo real para su seguridad. SG no se ha saltado ni ha pedido a Mossack Fonseca que se salte ningún requisito de ‘due diligence’. SG identifica y conoce los beneficiarios de todas las sociedades». En cuanto a Credit Suisse, asegura que desde 2013 ha puesto en marcha «programas de regularización fiscales» que requieren a los clientes que proporcionen pruebas del cumplimiento de sus obligaciones fiscales. «Para Credit Suisse, es clave que sus clientes usen estructuras solo para propósitos legítimos, por ejemplo organizar la riqueza de familias que tienen una gran variedad de activos financieros en diferentes países».
Mossack Fonseca afirma que «se llevaron a cabo los procedimientos de ‘due diligence’ de acuerdo con las leyes en vigor en el momento en que las sociedades y los casos a los que ustedes hacen referencia fueron creados». Una portavoz de RBC sostiene que el banco tiene un extenso proceso de ‘due diligence’ «para asegurarnos de que conocemos quién es el cliente y cuáles son sus intenciones, y no seguimos adelante con una transacción hasta que lo sabemos». Según HSBC, «las alegaciones son antiguas, en algunos casos de hace 20 años, anteriores a nuestras reformas significativas y anunciadas que hemos puesto en marcha en los últimos años. Trabajamos conjuntamente con las autoridades para combatir los delitos financieros e imponer sanciones». Commerzbank declinó hacer comentarios.
Este reportaje fue traducido por el diario digital español El Confidencial.