Dirigente y empresario enfrenta acusaciones por conflicto de interés
Cristián Varela, dueño de ChileFilms: el primer ganador de la Copa América
09.04.2015
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Dirigente y empresario enfrenta acusaciones por conflicto de interés
09.04.2015
Un negocio que rinde millones de dólares. Eso es la Copa América que se jugará en Chile en junio. Lo mismo ocurre con el Mundial Sub-17 que desde octubre se disputará en canchas nacionales. Para los hinchas, ambos torneos serán una fiesta. Para un selecto grupo de empresarios bien relacionados con los mandamases de la FIFA y la Conmebol (Confederación Sudamericana), la oportunidad de exprimir comercialmente la emoción de millones de fanáticos. Las tajadas más suculentas fueron reservadas para transnacionales mediante negociaciones que no conocen de concursos públicos. Esos meganegocios abren una ventana para que un puñado de empresas locales también se beneficie de la cosecha de millones: entre ellas está ChileFilms, propiedad de Cristián Varela Noguera, uno de los organizadores de la Copa América y del Mundial Sub-17, y ahora también miembro de la Comisión de Finanzas de la Conmebol.
Los derechos comerciales de la Copa América -de producción, televisión y otros- fueron vendidos por la Conmebol a la agencia WeMatch. Un contrato multimillonario y confidencial, sin licitación ni ofertas públicas (ver recuadro). Los detalles y valores de la transacción son “privados”. Esa fue la respuesta que obtuvo CIPER en la sede de la Conmebol, en Asunción. Respecto del Mundial Sub-17, el negocio ya está cerrado: la FIFA le encargó a la Organización de Televisión Iberoamericana (OTI) la venta de los derechos.
En este festival de millones de dólares que manejan WeMatch y la OTI, le quedan apenas tres áreas de negocios a las empresas chilenas: la venta de boletos para los partidos (se la adjudicó TicketPro), los derechos de televisión (para la Copa América los compró Canal 13 y TVN) y la producción de las transmisiones desde los estadios, que beneficiará a ChileFilms.
Cristián Varela es el rostro de ChileFilms, aunque en su propiedad está asociado con la familia Daire. Al tiempo que ejerce como ejecutivo de una empresa que al año factura cerca de $3 mil millones por producir las transmisiones de partidos en el Canal del Fútbol (CDF), Varela preside el Comité Organizador Local (COL) del Mundial Sub-17 e integra el directorio de la Asociación Nacional de Fútbol (ANFP), a cargo de la Copa América. A ello hay que agregar uno de los roles más potentes en el negocio del fútbol: se acaba de integrar a la Comisión de Finanzas de la Conmebol, entidad que fiscaliza las cuentas y visa los millonarios contratos (entre ellos, los relacionados con transmisión y producción de torneos) que suscribe la Confederación Sudamericana. ¿Conflicto de interés? Varela dice que no.
ChileFilms es una empresa que se dedica a la producción televisiva de partidos de fútbol y otros eventos deportivos. Las transmisiones de los cotejos que semana a semana emite el CDF, nacen de sus equipos humanos y materiales.
Los empleados de Varela sacan al aire siete de los ocho partidos que corresponden a cada fecha del torneo local de primera división. La denominación de “empleados” es una formalidad, porque la empresa contrata la mayor parte de sus operarios al inicio de cada partido y los despide al finalizar esa misma transmisión. Para ello, utiliza la figura del contrato “para trabajadores de artes y espectáculos” (vea uno de esos contratos por un partido).
Quienes laboran bajo esta precaria fórmula reciben entre $30 mil y $40 mil por evento, pagados con cheques que se entregan en el mismo estadio. De esta manera, acumulan seis o más contratos y finiquitos al mes, sin seguridad de continuidad laboral. Tres personas que participan en las transmisiones del CDF señalaron a CIPER lo impresionante que resulta ver las colas que hacen los trabajadores para recibir los cheques cuando se apagan los focos de la TV.
Un ejecutivo de ChileFilms indicó a CIPER que la empresa cobra al CDF aproximadamente $10 millones por cada partido jugado en Santiago, valor que se incrementa cuando las transmisiones se efectúan desde provincias. Ese valor fue ratificado por personal de otros canales de TV que han contratado los servicios de la empresa de Varela.
Sólo el año pasado, según las cifras que entregó el CDF a CIPER, ChileFilms produjo 238 partidos correspondientes a los dos torneos de primera división, además de 43 encuentros de Copa Chile y seis de liguilla. En total, 287 partidos. Si se considera un promedio de $10 millones por match (con un despliegue de ocho cámaras para el campeonato nacional) y que esa tarifa sube para las transmisiones desde provincias, ChileFilms habría facturado cerca de $3 mil millones en 2014 por partidos producidos para el CDF. (Vea el reportaje de CIPER “CDF: Cómo se reparte el “botín” más preciado del fútbol”).
Quienes conocen las negociaciones entre la productora de Varela y los canales que transmitirán los partidos de la Copa América y del Mundial Sub-17, indican que ChileFilms pide US$40 mil por cada encuentro disputado en Santiago (sobre $25 millones). Esa tarifa se incrementará cuando se juegue en sedes ubicadas a más de 150 kilómetros de la capital.
Cristián Varela aseguró -en respuestas que envió por escrito a CIPER- que no hay seguridad de que su empresa prestará servicios para las transmisiones de TV de ambos torneos:
“No podría anticiparme en saber si los canales de televisión que liciten la transmisión del Mundial Sub-17 requerirán de los servicios de Chilefilms (…). Respecto de Copa América, los derechos de televisión están licitados por la Conmebol a una empresa extranjera que aún no define del todo cómo y con qué recursos producirá este evento. Nos han contactado, pero aún no han definido qué servicios nuestros requerirán”.
Las afirmaciones de Varela discrepan radicalmente de las que recibió CIPER de ejecutivos de los canales de TV que transmitirán los partidos y la que dio la empresa Torneos: todos aseguraron que es un hecho ya conocido que la empresa de Varela participará en la producción. En el caso del Mundial Sub-17 la explicación es simple. La OTI vendió los derechos de TV a tres canales nacionales -Mega, Canal 13 y TVN- con una solicitud especial: por ser las estaciones del país anfitrión deben realizar la producción. Y como entre los tres canales no tienen capacidad para producir el torneo con los estándares FIFA, están obligados a recurrir a ChileFilms.
Aunque las negociaciones siguen en curso, en la industria no hay dudas de que ChileFilms facturará por la producción tanto en el Mundial como en la Copa América. Sólo resta saber cuántos de los 78 partidos que suman ambas competencias (26 de Copa América y 52 del Mundial) serán producidos por ChileFilms, ya que una parte quedará en manos de la empresa argentina Torneos. Y ello, porque para dar origen a la señal de cada torneo, se necesitan al menos cuatro camiones equipados con tecnología HD y capacidad para 12 a 16 cámaras (estándar de Copa América y FIFA). Y como la empresa de Varela hasta ahora podría aportar sólo tres de esos vehículos, el cuarto correría por cuenta de Torneos.
Los cálculos preliminares de los ejecutivos de la industria de la TV, indican que ChileFilms podría hacerse cargo de un 70% de los partidos (unos 55 encuentros). Así, en la suma final de ambas competencias, ChileFilms cosecharía como mínimo ingresos por más de $1.300 millones.
El negocio para la empresa de Cristián Varela es redondo: estos dos torneos internacionales de 2015 harán que su facturación aumente en una cantidad que equivale a que ChileFilms sume un tercer campeonato a los dos que ya produce cada año para el CDF.
Más allá de las suculentas ganancias que espera obtener la productora, lo más significativo para su futuro es que tanto la Copa América como el Mundial Sub-17 le servirán de trampolín a nivel sudamericano. La impecable factura de su producción para la transmisión de partidos -algo que reconocen hasta los detractores de Varela- podría abrirle las puertas a otros eventos deportivos internacionales. Una proyección que se ve reforzada con el reciente aterrizaje de Cristián Varela en la Comisión de Finanzas de la Conmebol, hasta donde llegó de la mano de Sergio Jadue, presidente del fútbol profesional chileno.
Varela y Jadue han trabajado juntos desde 2011, el año de la gran crisis del fútbol chileno, cuando ambos asumieron en la directiva de la ANFP: Jadue como presidente y Varela en una de las vicepresidencias. A la mesa de la asociación sólo pudieron llegar con el respaldo de los dueños de los clubes más poderosos que deseaban desbancar a Harold Mayne-Nicholls y que provocaron la renuncia del entonces entrenador de la selección chilena, Marcelo Bielsa (vea el reportaje de CIPER “Sergio Jadue: Radiografía a los negocios e ingresos del presidente del fútbol profesional”).
ChileFilms es una de las 725 empresas en cuya propiedad había participación estatal y que fueron privatizadas entre 1973 y 1990, durante el régimen militar. Ese proceso de enajenaciones provocó al Estado una pérdida global calculada por la Contraloría en US$1.629 millones, debido a que las empresas fueron subvaloradas al momento de ser vendidas. La privatización de ChileFilms se concretó en la última camada de ventas que hizo el equipo económico de Augusto Pinochet, cuando éste ya había perdido el plebiscito de 1988 y su régimen tenía fecha de término.
Las cuentas de la Contraloría indican que la venta de ChileFilms fue una de las pocas que se hizo por sobre el “valor libro” de la empresa: dejó una ganancia al Fisco de US$1,4 millón. Un cálculo desde la contabilidad meramente formal, porque hasta hoy persiste el cuestionamiento a la tasación de su valor comercial, ya que no se consideró el valor patrimonial de su archivo, al ser la entidad que custodiaba la mayor parte de la filmografía nacional. Los archivos de ChileFilms eran considerados un patrimonio artístico invaluable y nunca nadie ha dado explicaciones por la destrucción y las pérdidas de piezas únicas que ocurrieron durante la dictadura y al momento de su venta.
Cristián Varela (60) es ingeniero civil de la Universidad Católica. Nunca ha militado en un partido político, pero sus preferencias ideológicas quedaron en evidencia en julio de 1977, cuando fue uno de los 77 escogidos -junto a Carlos Bombal, Fernando Barros, Joaquín Lavín y Patricio Melero, entre otros- para representar, en una ascensión con antorchas al Cerro Chacarillas, su adhesión al general Augusto Pinochet, quien presidió la ceremonia. Ya en ese entonces su amistad con la hija menor de Pinochet, Jacqueline, lo convirtió en un rostro que se repetía en las páginas sociales de las revistas de papel couché.
En la década de los ’80, Cristián Varela se incorporó a la escuela de los economistas de Chicago, donde hizo un MBA. Al volver de Estados Unidos, trabajó como ejecutivo en el entonces canal de la Universidad de Chile (actualmente Chilevisión) y luego fue designado en un cargo ejecutivo en TVN.
El despegue de Cristián Varela en el mundo de los negocios se produjo tras un llamado telefónico de su ex compañero del Grange School, José Patricio Daire. El padre de Daire, quien dedicó su vida al negocio de las salas de cine, había comprado ChileFilms al Estado. Y necesitaba la experiencia que había ganado Varela en el mundo de la televisión para incursionar en el rubro de la producción audiovisual. “El Banco Osorno nos apoyó con un crédito, a través de Corfo, por US$1 millón y montamos un centro de postproducción muy chico, que fue el inicio de todo”, declaró Varela a revista Qué Pasa en mayo de 2012.
En esos años Cristián Varela también inició su carrera como dirigente del fútbol. Integró la mesa del Club Social y Deportivo Colo Colo, donde conocería la victoria y la derrota. La primera, de la mano de Eduardo Menichetti, el presidente albo responsable del equipo que en 1991 ganó la Copa Libertadores. La segunda, como parte de la debacle económica bajo la presidencia de Peter Dragicevic, que terminó con la quiebra del club en 2002.
Varela asumió la presidencia de Blanco y Negro (ByN) en el momento en que esa sociedad anónima se hizo cargo de la concesión de los derechos y activos de Colo Colo (a contar de 2005). Al mismo tiempo presidía el club que le cedió a ByN la administración de su patrimonio.
Varios dirigentes e hinchas de Colo Colo protestaron por esa dualidad en los roles de Varela, ya que estimaban que bajo esa “doble militancia” no podía cautelar que la concesionaria respetara el contrato con el club. Para Fernando Monsalve, líder del Movimiento Colo Colo de Todos, acérrimo detractor de ByN y actual presidente del club, Cristián Varela “representa el conflicto de interés propiamente tal”.
Como presidente de la sociedad concesionaria y también del club, Varela privilegió los negocios de ByN: promovió entre los hinchas los abonos a esa empresa, al mismo tiempo que se restringían los beneficios de los socios del club (vea el reportaje de CIPER: “Concesión de Colo Colo: La cláusula que beneficia a Blanco y Negro y perjudica al club”). Esta política provocó una merma significativa en el número de socios con derecho a voto del club Colo Colo. Monsalve recuerda que en 1998 estaban inscritos 14 mil socios con sus cuotas al día y derecho a voto; bajo la presidencia de Varela la asamblea del club apenas superaba las 300 personas, la mayoría de ellos inscritos bajo los auspicios de ByN: “Los socios no tenían participación alguna en la toma de decisiones, por lo que Blanco y Negro podía hacer y deshacer”.
En abril de 2007, Cristián Varela fue relegado a la vicepresidencia de ByN y Gabriel Ruiz-Tagle, principal accionista de la sociedad, lo reemplazó como presidente. Cuatro años después, en marzo de 2011, Varela dejó definitivamente la directiva de Blanco y Negro para integrarse como vicepresidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, en la mesa de Sergio Jadue.
Varela abandonó sus cargos en ByN, pero conservó la presidencia del club Colo Colo hasta 2013, cuando se hizo insostenible su permanencia debido a la exitosa campaña de inscripción de socios impulsada por los movimientos que se oponen a ByN. Con una asamblea inclinada a escoger una directiva que fiscalice a la concesionaria, fue reemplazado.
Monsalve, actual presidente del club, sintetiza lo que piensan los detractores de Varela sobre su carrera como dirigente: “Los hechos constatan que siempre ha estado del lado de quien mantiene el poder y se ha acomodando con el propósito claro de tener réditos económicos al alero del fútbol”.
Al tiempo que Varela subía en la jerarquía directiva del fútbol, ChileFilms fue ampliando el arco de sus negocios. Él mismo detalló a CIPER el resultado de esa diversificación: “Somos distribuidores de películas cinematográficas y representamos a los estudios Disney y a otros productores independientes en Chile, Colombia y Perú. Somos representantes de Disney, Paramount, Sony y Fox, en Chile (…). Somos socios con Disney y Artear de Patagonik, la principal productora cinematográfica de Latinoamérica. Tenemos laboratorios cinematográficos y servicios digitales y de post producción en Argentina, Brasil, México, Colombia y Chile. Tenemos estudios de filmación y sonido para la producción de películas, programas de TV y publicidad”.
Para Varela -según escribió en las respuestas que envió a CIPER- “la prestación de servicios para la televisación de partidos de fútbol es una más de muchas otras actividades”. Y es cierto. Pero también lo es que su empresa, en una vía sin competencia, se consolidó como la única en el país capaz de producir partidos desde distintos estadios en una misma jornada. Ese es precisamente el argumento de quienes sostienen que existe un conflicto de interés entre su rol privado y sus roles ejecutivos en el fútbol profesional.
Cuando en 2003 Jorge Claro junto a la ANFP decidieron crear el Canal del Fútbol, ChileFilms apareció como la única productora que podía realizar el trabajo. La producción televisiva de eventos deportivos fue ganando terreno en la empresa, dejando atrás la otra área potente de la compañía: la administración de cines. Según funcionarios de ChileFilms, Varela previó este cambio y empezó a buscar interesados en comprar las cadenas de cine de la empresa (Hoyts y CineMundo). Inicialmente, no habría informado de estas conversaciones a sus socios (familia Daire), lo que habría enturbiado una relación de tres décadas.
CIPER intentó contactar sin éxito a José Patricio Daire. Y Varela desmintió el distanciamiento con su socio: “Le aclaro que tengo una gran relación con José Patricio Daire, con quien somos amigos de toda una vida, compañeros de colegio, padrino de uno de mis hijos y que hemos trabajado juntos por casi 30 años”.
En enero pasado, ChileFilms anunció que vendería su negocio de salas de cine a la tercera cadena más grande del mundo: Cinépolis (México). A fines de ese mismo mes, en el Consejo de Presidentes de la ANFP sorpresivamente se informó que Varela dejaría la vicepresidencia de la asociación y que seguiría sólo como miembro del directorio. Entre los presidentes de los clubes circuló la versión de que Varela debía dedicarle más tiempo a sus negocios privados. Pero éste asegura que su salida se debe a que optó por destinarle “mayor energía” a la organización del Mundial Sub-17.
El poderío económico alcanzado por Cristián Varela se puede ver reflejado en su sociedad de inversiones Pronemsa, constituida hace 26 años con un capital de sólo $100 mil y que hoy sobrepasa los $8.700 millones. A través de ella, Varela -con el 97,9% de la propiedad- participa en otros rubros, como empresas inmobiliarias y agrícolas, además de ser el representante de la marca de ropa Adolfo Domínguez en Chile. Una segunda sociedad familiar es Inversiones Vaelsi Limitada (con un capital de $3.350 millones).
Las ganancias de ChileFilms en el último tiempo quedaron graficadas con la restructuración total que se le hizo a fines de 2014 (hoy se llama CHF Cinema SpA), subdividiendo sus rubros en CHF Internacional SpA, para inversiones internacionales (con un capital de $5 mil millones); Chile Films SpA, para inversiones y asesorías en Chile ($9 mil millones) y Cinecolor Chile SpA, dedicado a inversiones inmobiliarias, eventos cinematográficos, artísticos y de TV ($599 millones).
Personas que han trabajado en el Comité Organizador Local (COL) del Mundial Sub-17, indican que tempranamente se vislumbró que la presencia de Varela, como presidente de esa instancia, sería controversial. Apenas Sergio Jadue lo puso al timón del COL, el ex timonel de la ANFP, Harold Mayne-Nicholls, sostuvo que habría un conflicto de interés si, además de ser organizador, el dueño de ChileFilms se convertía en prestador de servicios del mismo evento.
Dos agencias comunicacionales que postulaban a asesorar al COL, también estimaron que la presidencia de Cristián Varela sería uno de los escollos más serios para posicionar el certamen, si no se aclaraba rápidamente qué relación tendría ChileFilms con el torneo. Ambas agencias dejaron de trabajar para el comité al poco tiempo de hacer explícito el problema.
Quienes conocen el funcionamiento del COL dicen que el roce con estas agencias evidencia el estilo con que se maneja el comité. En agosto de 2014, la revista Capital dio las primeras señales sobre las diferencias que estaba provocando la conducción de Varela. En una pequeña nota informó que en mayo de ese año había renunciado al COL el ex presidente de Metro, Fernando Bustamante: “No le gustaba cómo se estaban manejando las cosas, ya que parecía más un club de amigos que uno profesional”. También dio cuenta de la salida del director ejecutivo del COL, Javier Ceppi, quien no quiso referirse a las razones de su renuncia.
A pesar de las críticas, Sergio Jadue no ha flaqueado en su apoyo a Varela. En el último consejo de la Conmebol, celebrado el 4 de marzo en Paraguay, no sólo se confirmó la elección de Jadue como vicepresidente de ese organismo, sino que también se ungió a Varela como miembro de la poderosa Comisión de Finanzas de la entidad.
Varela se integró así al selecto y reducido grupo de dirigentes que da su visto bueno a contratos que suman millones de dólares. El estatuto de la Conmebol indica que esta comisión (de tres personas) examina la documentación contable, balances y presupuestos de la confederación, además de ayudar en la elaboración de sus nuevos proyectos.
Eso significa que la misma persona que prestará servicios de manera indirecta para torneos de la Conmebol o de sus asociados, a través de ChileFilms, tendrá acceso a las finanzas de la confederación, controlará su desarrollo económico y ayudará a elaborar presupuestos para sus competencias. Esta fue la respuesta de Varela sobre las ventajas que podría otorgarle su nuevo rol cuando la Conmebol negocie servicios que involucren producción televisiva, como la que provee ChileFilms:
“Mi nuevo cargo no me dará ninguna ventaja en mis negocios personales. Además, le aclaro que los montos pagados por los derechos de los torneos organizados por la Conmebol son de público conocimiento (CIPER pidió a la confederación los montos involucrados en la venta de los derechos comerciales de la Copa América y le fueron negados). Es más, tanto la Conmebol como la ANFP están obligadas a informar a sus asociados, en sus Memorias Anuales, estas y otras materias. Por lo demás, conocer las cifras de estos contratos no es ninguna referencia para definir las tarifas de transmisión de los partidos de dichos torneos”.
Uno de los puntos que generó controversia en la gestión de Varela como presidente del Comité Organizador Local del Mundial Sub-17, fue la idea de tener más sedes de la habituales para este tipo de torneos (6). Esto, incluso, contra una recomendación explícita de la FIFA de reducir el número de sedes propuesto, por los largos traslados entre zonas. Este Mundial se jugará en ocho sedes y de los 18 torneos que se han realizado en la categoría sub-17, sólo dos tuvieron ocho: los de Nigeria y Corea del Sur.
Varela perseveró en las ocho sedes hasta que la FIFA lo aprobó. Para ChileFilms eso significará un ingreso mayor: cobra más caro por los partidos que se juegan en regiones. Así, los partidos de Talca, Chillán, Puerto Montt, La Serena y Coquimbo, se traducirán en una mayor facturación para la productora. Y si bien aún no se han programado las fechas, porque faltan equipos por clasificar, se estima que el 95% de los partidos se jugará en provincias.
Rodrigo Grümberg, gerente general de la ANFP, dice que esta política fue establecida por el COL “para obtener la mayor participación a nivel nacional”. Lo mismo acotó a CIPER Cristián Varela: “Fue una propuesta ‘país’ en la que participaron diversos estamentos bajo la consigna de la regionalización e inclusión (…). FIFA respalda 100% la selección de las sedes. Fueron ellos quienes las eligieron. ¡Así de simple! Nosotros les presentamos alternativas y ellos visitaron las ciudades y la infraestructura disponible”.
Para la Copa América, serán nueve sedes, una más que el torneo realizado en Argentina en 2011. En la fase de grupos, seis de los 18 partidos se disputarán en regiones ubicadas a más de 150 kilómetros de la capital, donde la productora aumentará su facturación. A partir de la segunda fase, se jugarán cuatro encuentros en regiones que superan esa distancia, además de uno en Viña del Mar y tres en Santiago.
Rodrigo Grümberg dice que “en opinión de la ANFP no existe y nunca ha existido conflicto de interés” y que Varela no podría llegar a tener influencia en las decisiones de negocios asociados al torneo, “porque ni la ANFP o el COL tiene influencia en quién se contrata para la producción televisiva o licitación de derechos”. Grümberg acotó que la ANFP consultó al máximo organismo mundial del fútbol sobre el posible conflicto de interés y la respuesta fue: “En opinión de FIFA, no existe”.
Al respecto, un miembro del comité que organizó el Mundial Femenino 2008 que se jugó en Chile, prefirió responder con una anécdota: “Cuando estábamos organizando ese Mundial, estuvimos a punto de no llegar a acuerdo con la televisión, por lo que FIFA comisionó al comité local para negociar con una productora. Si ese inconveniente hubiese sucedido ahora, Varela se habría sentado a negociar con él mismo”. .
Los derechos comerciales de torneos como la Copa América y el Mundial Sub-17 se transan en contratos multimillonarios y confidenciales. Para esta Copa América que se jugará en Chile, la Conmebol los vendió a la agencia WeMatch, la que negocia directamente con los canales de TV, auspiciadores y productoras.
En la propiedad de WeMatch participan las compañías argentinas Full Play Group y Torneos, y la brasileña Traffic Sports. Inicialmente, esta última era dueña de todos los derechos de la Copa América, hasta que tuvo problemas con la Conmebol, los que fueron zanjados en un juicio arbitral que permitió que las tres compañías mencionadas -que originalmente competían por los derechos- se unieran para repartirse los contratos involucrados.
En virtud de ese acuerdo, ahora Full Play se hará cargo de los derechos televisivos, Traffic de los derechos comerciales y Torneos de la producción. Así fue como esas tres compañías pasaron de la guerra a conformar una sola gran empresa: WeMatch.
Mientras este pequeño círculo engrosa sus utilidades, el Estado chileno habrá desembolsado más de $90 mil millones. Según el Ministerio del Deporte, el costo de las remodelaciones de los estadios para la Copa América y el Mundial Sub-17 superan los $89.460 millones. Esas obras ya están en etapas finales (vea tabla con la capacidad de los estadios, costos de remodelación y avances). A esto hay que sumar el aporte realizado al Comité Organizador del Mundial Sub-17, equivalente al 30% del presupuesto total: unos $2.130 millones.
Además de la producción de las transmisiones que beneficiará a ChileFilms, ambos torneos abren espacio a otros dos negocios para empresas nacionales: la venta de boletos y la transmisión por TV.
Canal 13 y TVN ya compraron las transmisiones de la Copa América, pagando US$12 millones por los derechos, casi cinco veces más que lo que esos mismos canales pagaron para la Copa América Argentina 2011. La cifra es alta, pero los ingresos por publicidad también lo son. TVN cobrará por anunciante $351,5 millones en su pack para señal abierta (vea su folleto) y $37 millones para su transmisión por internet. Canal 13 ofrece un paquete para señal abierta de $700 millones (vea su folleto). Para Argentina 2011, Canal 13 ofrecía un paquete, sólo para televisión abierta, de $110 millones (vea su folleto).
Respecto del Mundial Sub-17, la OTI vendió los derechos de TV a nivel regional en un paquete que incluyó los torneos FIFA juveniles y adultos hasta Rusia 2018. Lo pagaron, en partes iguales, Mega, Canal 13 y TVN. Aún no hay información sobre las tarifas que cobrarán por publicidad.
En relación a la venta de boletos, los organizadores de la Copa América y del Mundial Sub-17recibieron ofertas de cuatro ticketeras. La elegida fue TicketPro, la misma empresa que ya había sido contratada por la ANFP para vender las entradas de las clasificatorias mundialistas
La comercialización de los tickets de la Copa América y del Mundial Sub-17 es el único negocio que le dejará utilidades a la ANFP, pues tanto la Conmebol como la FIFA ceden este derecho a la organización local. Los cálculos preliminares indican que se podría superar el millón de asistentes entre Copa América (700 mil) y Mundial (400 mil).
Si las previsiones son correctas, la recaudación por ventas de entradas en la Copa América podría llegar a los $29.054 millones y $1.379 millones para el Mundial Sub-17. TicketPro cobra el 10% de cada entrada vendida, por lo que sus ingresos podrían sumar más de $2.905 millones en la Copa América y $137 millones en el Mundial. Del monto restante, unos $26 mil millones, lo primero será ocuparlo para cubrir el presupuesto de los comités organizadores. Y si algo queda, irá a las arcas de la ANFP.