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Comentarios (3)

Leo | 21.12.2014
Estimado gustavo y Joaquín Creo que la opinión de uds es completamente fundada en las bases neoliberales, pues todo lo traducen en mercantilismo y consumo, sin embargo existen otros mecanismos donde no se trate todo como un producto-negocio, sino que se trate como un derecho social, por ende los ciudadano, y no los que uds llaman consumidores, deben exigir sus derechos como es tener educación, salud, pensiones, trabajo, entre otros...Es ahí donde el rol del estado es distinto al que uds mencionan, necesitamos desarrollo humano y gente educada no ciudadanos que sean consumidores, es por tanto el capitalismo una forma nefasta para cumplir con estos derechos de todo ciudadano, pues sólo vela por los interés individuales y lo que necesitamos para todos los ciudadanos son intereses colectivos y de esta forma colectiva todos tengamos el acceso a nuestros derechos. Saludos Leo.
Joaquín Rodriguez | 19.12.2014
He leído la columna y quedo sorprendido por la falta de coherencia argumental de la misma. Fuera del hecho de que todo está inconexo, como bien indica el último comentario, debo destacar que sus palabras finales, que malamente podrían llamarse conclusión, son del todo objetables por dos razones: 1. Es falso que el trabajo cree valor per se, el valor es un ejercicio mental individual y por tanto subjetivo, y en él ningún medio de producción adquiere objetivamente valor ni lo transfiere a su producto. Podria invertirse mucho capital y mucho trabajo en un producto X, pero si los consumidores finales desestiman a X y se vuelve un fracaso, luego el trabajo y el capital invertidos en X valen nada porque los consumidores decidieron que X valía nada. Y 2. El Crédito es una institución cuya necesidad se explica en la teoría de preferencia temporal, y lo que hace es adelantar riqueza futura. Es cierto que muchas veces las entidades que prestan tomarán malas decisiones de negocios, como prestar a alguien insolvente, pero son riesgos que toman con sus propios capitales y a mí me tienen sin cuidado. Lo mismo pasa con las personas que piden préstamos sin estar medianamente seguros de solvencia futura, pero nuevamente sin riesgos que corresponde solo a ellos tomar o no. Fuera de eso, sin la institución del crédito la tasa de capitalización que ha logrado que Chile en las últimas cuatro décadas superará tan enormemente la pobreza extrema del pasado y avanzara de una sociedad de proletarios a propietarios, nuestra historia sería menos grata de lo que es actualmente. Por tanto, tampoco es cierto que el crédito destruya per se el valor, sino solamente cuando el riesgo de hace efectivo, cosa que cualquier hombre de negocios medianamente diligente, como cualquier "buen padre de familia" querrá evitar a toda costa. Sí estoy a favor de que se prohíba al estado endeudarse, eso es un terrible acto de injusticia generacional por el cual se endeuda a los electores del futuro para el bien de los electores del presente, menudo negocio redondo para los políticos.
Gustavo Muñoz | 17.12.2014
Los argumentos son completamente inconexos y falaces. El asociar que una persona por precariedad económica se le han quitado los niños y por eso el estado no la ampara ergo la precariedad nace del consumismo
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