Factores humanos y negocio farmacéutico en caso de epidemia
30.04.2009
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30.04.2009
Las compañías farmacéuticas encargadas de la vacuna contra la gripe porcina suben en Bolsa. Son 20 multinacionales las que trabajan para vender el remedio contra la epidemia, como hacen cada año con un nuevo brote de gripe. Su rol viene fraguándose meses antes de que hubiera una persona infectada. Las autoridades estadounidenses ya empezaron a repartirles muestras de los primeros casos, pero difícilmente tendrán un medicamento antes de tres meses. En 2010, las vacunas moverán 10.000 millones de dólares en todo el mundo.
Esta semana las informaciones con cifras de afectados por la epidemia de gripe porcina se han visto mezcladas con la subida en Bolsa de las compañías farmacéuticas encargadas de crear una posible vacuna. Son 20 multinacionales que trabajan para después vender el remedio contra la epidemia, como hacen cada año con el nuevo brote de la gripe. Y en Estados Unidos pueden llegar a facturar 2.000 millones de dólares con cada temporada de vacunaciones.
Entre las compañías ‘favorecidas’ en Bolsa por este episodio de emergencia sanitaria está Baxter, que ya ha avisado a México y la OMS de que está trabajando en un remedio para la epidemia.
Según Steve Baragano, experto para la Sociedad Nacional de Enfermedades Infecciosas en Estados Unidos, los laboratorios tardarán más de tres meses en contar con una vacuna, por mucho que las compañías farmacéuticas estén prometiendo una respuesta más rápida. Los expertos defienden que es imposible predecir cuándo se puede producir la siguiente mutación de un virus que se contagie entre humanos, por lo que la búsqueda de vacunas contra ellos siempre va por detrás.
El papel de las empresas farmacéuticas en esta crisis sanitaria viene fraguándose meses antes de que hubiera una primera persona infectada, o apareciese el llamado «caso cero». Y también puede que dure unos meses más, quizás años.
En Estados Unidos, la compañía Novartis consiguió un acuerdo para crear la vacuna contra la gripe aviar una semana antes de la investidura de Obama. Un contrato de 487 millones de dólares para crear la vacuna contra un virus —como el actual o el de la gripe aviar en Asia hace seis años—, en un plazo de seis meses después de declarado el brote. En total, Novartis se compromete a producir hasta 3 millones de vacunas cada año, insuficientes en caso de un contagio a nivel mundial.
Las autoridades norteamericanas han empezado a repartir muestras de las personas infectadas a los laboratorios que investigan la vacuna. Los miembros del Centro de Control de Enfermedades quieren que estén en todos los laboratorios dentro de dos semanas, según declararon a la agencia Associated Press. Aún así no esperan resultados hasta septiembre.
La complicación en el caso de esta epidemia, tanto para las administraciones como para los laboratorios, está en que el virus cuenta con una mutación desconocida en los laboratorios. Ahora hay que encontrarle un remedio y llegar a tiempo. Aunque las personas diagnosticadas con el virus de la nueva gripe han sido tratadas con antigripales, ningún país cuenta, por ahora, con una vacuna para proteger a sus ciudadanos en caso de que la epidemia se extienda.
Según nos cuenta David Relman, investigador de microbiología de la Universidad de Stanford, tendremos que esperar hasta después del verano: se tardan 3 meses como mínimo en crear una vacuna para un nuevo virus, teniendo en cuenta que las muestras se comporten de forma predecible en el laboratorio. Los investigadores trabajan introduciendo una muestra del virus de una de las personas ya contagiadas en huevos de gallina, pero el virus no ha crecido ni evolucionado tan rápido como se esperaba.
«El virus de la gripe se caracteriza por ser muy poco predecible y cambiar muy rápidamente. Además, la cantidad de vacunas que podamos crear depende de si los laboratorios están dispuestos a abandonar lo que están haciendo ahora para centrarse en un remedio contra la gripe porcina», explica Relman, experto en evolución de bacterias, sus posibles mutaciones y nuevas formas de detectarlas.
Una de esas multinacionales que tendría que dejar otros proyectos de lado es Baxter, que ha recibido la epidemia con una importante subida en Bolsa. Sin embargo, el pasado mes de febrero estuvo implicada en una polémica por la mezcla de un virus de la gripe que ahora ha mutado con el de la gripe común, que nos afecta todos los inviernos y que sí se contagia entre humanos. Todo ocurrió en Austria, pero el laboratorio que estaba investigando una nueva vacuna con vistas a la licencia que podrían obtener después, envió muestras a Alemania, la República Checa y Eslovenia.
Las decisiones y errores humanos pueden influir tanto en la solución de esta epidemia como han contribuido a su propagación. Según Relman, «el hecho de que se produzca una epidemia cuenta con muchos factores, entre ellos el azar, pero nosotros podemos ayudar a que ocurra más a menudo de lo esperado: no es casualidad que el último gran brote de la gripe aviar fuera en las grandes ciudades de Asia. Las dimensiones, aglomeración de personas y la contaminación de la capital de México son sólo algunas de las características que comparten los focos de ambas epidemias».
«También se trata de las cosas que estamos haciendo, no sólo del virus. El ser humano incrementa las posibilidades de éxito de una epidemia como ésta, poniendo algunas circunstancias a su favor. Es increíble el grado de mezcla entre personas y animales y su movimiento por el globo, tanto de unos como de otros. Antes, podía haber un virus como éste y viajar de unos animales a otros, pasando desapercibido para los humanos. Pero ahora que estamos mezclados con ellos, los efectos del virus se ven amplificados«, explica Relman.
Sigue siendo un interrogante si la convivencia entre animales y humanos, nuestros desplazamientos por el globo y otros factores, como el error ocurrido en el laboratorio de Baxter en Austria por distribuir una mezcla equivocada, influyen en la aparición de estas epidemias. Pero, al igual que una crisis sanitaria como la actual tiene su impacto negativo en la economía, por su efecto en el turismo y otras inversiones, las vacunas aportan el lado positivo. En 2010, llegarán a mover 10.000 millones de dólares en todo el mundo. Y dos de las 20 farmacéuticas que trabajan en una posible vacuna, GlaxoSmithKline y Aventis Pasteur, dominan la cuarta parte de este mercado.
«La verdad es que no sabemos el tiempo que tardan los virus en hacer los cambios necesarios para saltar de los animales a los humanos, pero hay determinados factores que les ayudan», dice Relman. El tiempo dirá si los intereses de las farmacéuticas por triunfar con la vacuna es uno de ellos.
*Cristina Fernández Pereda es corresponsal en Estados Unidos para el sitio español SOITU.ES.