Vecinos denuncian contaminación de fundición de metales en Ñuñoa
08.11.2013
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08.11.2013
Uno de los ideales del chileno de clase media es comprarse una vivienda que permita el desarrollo de su vida cotidiana, establecer a su familia y cobijarlo en los momentos de descanso. Lástima que cumplir ese sueño para nosotros, los vecinos de la Comunidad Neohaus Ñuñoa, se haya transformado en un infierno.
El infierno que vivimos a diario se debe a la fundición de metales Elecmetal, que día a día funde materiales pesados que liberan una serie de residuos tóxicos al medio ambiente.
Nuestra comunidad se ubica en la Calle San Eugenio 1209, a menos de 100 metros de la Fundición Elecmetal la cual está emplazada en Vicuña Mackenna 1562, Ñuñoa.
En nuestros balcones, pisos, ventanales, murallas y pulmones, estamos acumulando material particulado altamente contaminante, que en un futuro no muy lejano dejará nuestra vida destruida por los efectos nocivos, tal como a ocurre con la Fundición de Ventanas.
Nuestro edificio recién está en funcionamiento desde 2010, pero nuestros vecinos (por ejemplo, la Villa Canadá) han estado expuestos por décadas a materiales tóxicos que están afectando su salud a corto o largo plazo. Esta situación de riesgos para la salud está documentada y tiene como ejemplo a la Fundición de Ventanas y el traslado de la Fundición Sorena de una zona residencial.
Tenemos eternas noches sin poder conciliar el sueño por las molestias provocadas por fuertes olores y ruidos generados de todo el proceso de fundición de metales como se lo comunicamos a la Seremi de Salud.
Lo anterior, a pesar que el artículo 62 de Ley General de Urbanismo y Construcciones indica: “Los terrenos cuyo uso no se conformare con plan regular se entenderán congelados. Las industrias mal ubicadas, que causen molestias o daños al vecindario, deberán trasladarse dentro plazo señalado por la Municipalidad, previo informe de las autoridades competentes”. Lo mismo indica el artículo 160 de la misma ley para el caso de establecimientos industriales que generen emanaciones dañinas o desagradables, ruidos u otras molestias, en cuyo caso la municipalidad debe fijar su traslado, previo informe del Seremi de Salud y del Ministerio de Vivienda, en el plazo de un año.
Es por ello que como comunidad hemos realizado innumerables gestiones desde denuncias a la SEREMI de Salud, a la Superintendencia del Medio ambiente, llegando incluso a la Cámara de Diputados donde obtuvimos respuesta de la diputada Marcela Sabat. Ella intermedió un oficio al Ministerio de Salud, el cual, a través de su Seremi Metropolitana, indicó claramente que quien debe gestionar la salida de la fundición es la Municipalidad de Ñuñoa. Posterior a esta respuesta no hemos recibido más información. La diputada Sabat en un principio comprometió su apoyo, pero más tarde, probablemente al ver que esta situación afectaba directamente la gestión del alcalde de Ñuñoa, dejó de interesarse por el tema.
Con respecto a la municipalidad, nos hemos reunido con el jefe de Obras y enviado varias peticiones de reunión con el alcalde, las que nunca fueron contestadas. La última diligencia fue una carta dirigida al alcalde Sabat y a todo su consejo municipal el 21 de agosto pasado, pero a la fecha no tiene respuesta.
Es frustrante no poder tener mayor apoyo de las autoridades, las que dejan de lado temas tan importantes como la contaminación e intoxicación continua de personas que se ha mantenido por décadas, perjudicando a las villas Canadá y Olímpica y ahora a todos los nuevos condominios que el mismo municipio autorizó en la zona de avenida San Eugenio. ¿Será que los impuestos de Elecmetal son prioridad antes que la salud y bienestar de las personas de su comuna?
Lamentablemente, hasta ahora no hemos obtenido mayores soluciones más que un par de multas a la empresa por parte de la Seremi de Salud de la Región Metropolitana debido a que se ha comprobado que sus emisiones están sobre la norma. Estas multas no han impedido la continuidad de los procesos de fundición, que se siguen realizando a metros de nuestros hogares.