Encuesta CIDE: 45% de jóvenes consultados piensa que la educación superior debería ser gratuita
05.04.2013
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05.04.2013
La encuesta entrega indicios de que esta generación está dispuesta a hacer sacrificios importantes en su proceso formativo, porque reconoce a la educación como un valor fundamental y un mecanismo de ascenso social
Recientemente se han dado a conocer los resultados de la encuesta a los actores educativos que cada dos años realiza el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, CIDE, de la Universidad Alberto Hurtado. Al revisar los antecedentes recogidos entre estudiantes de 4º año medio, es posible identificar algunos rasgos distintivos de las nuevas generaciones de estudiantes en nuestro país y que expresan, de manera patente, las profundas transformaciones verificadas en el último tiempo:
a) En primer lugar, es posible señalar que estamos, como nunca antes, frente a una generación de jóvenes ambiciosa, que demuestra altas aspiraciones de cursar estudios en la educación superior. En efecto, más del 80% de los jóvenes señala que desea estudiar una carrera profesional con posterioridad a su egreso de la enseñanza media y la gran mayoría de éstos señala su interés de ingresar a una universidad; solo un 6% del total de los encuestados manifiesta su deseo de no seguir estudiando y comenzar a trabajar inmediatamente después de su egreso. Los jóvenes demuestran, además, gran confianza en sus capacidades; tres de cada cuatro encuestados señala sentirse seguro o muy seguro de que ingresará a la carrera y al centro de estudios que desea, aunque la proporción es mayor entre los jóvenes de estratos socio-económicos más altos. El factor económico es el principal obstáculo para el cumplimiento de las aspiraciones de estos estudiantes, aunque, sin embargo, la gran mayoría cree que es posible cumplir con sus aspiraciones. Para tal efecto, cerca de un tercio de los encuestados señala que sus planes son estudiar y trabajar al mismo tiempo, y más del 50% del total responde que estaría dispuesto a endeudarse para financiar sus estudios, más aún si estos dan cuenta de su vocación e interés de desarrollo futuro.
b) En concordancia con esta perspectiva, la encuesta entrega indicios de que esta generación está dispuesta a hacer sacrificios importantes en su proceso formativo, porque reconoce a la educación como un valor fundamental y un mecanismo de ascenso social. Más del 60% de los jóvenes encuestados señala que el factor más importante para encontrar un buen trabajo es la educación recibida y solo el 9% de quienes contestaron la encuesta señalan que, en este caso, es más importante el origen social de las personas o los pitutos o contactos. Estos resultados son relevantes: hace 15 años la incidencia de las redes sociales y el origen familiar estaba presente de manera mucho más significativa en el discurso de los jóvenes, prevaleciendo una mirada mayormente pesimista, particularmente entre aquellos que provenían de los estratos socio-económicos más pobres.
c) En general, aunque prevalece una mirada crítica sobre el sistema educacional chileno, la mayoría valora el establecimiento donde cursaron sus estudios y reconoce que en ese espacio han encontrado acogida y apoyo. También predomina entre las respuestas una perspectiva no instrumental de la educación, prevaleciendo nociones tales como desarrollar la capacidad de aprender y ser una persona de bien y responsable. En la mirada de estos jóvenes, los factores que posibilitan alcanzar logros educativos en su formación escolar dependen, fundamentalmente, de su propio interés y dedicación, así como del apoyo que reciben de su entorno familiar inmediato.
d) La valoración de la educación recibida y el marcado énfasis meritocrático que evidencian las respuestas de esta encuesta contrastan, sin embargo, con la visión que tienen los jóvenes respecto a la realidad de la educación superior en nuestro país. Casi el 80% de los encuestados concuerda que el sistema de educación superior es injusto, porque sólo un porcentaje menor de los estudiantes de bajos ingresos puede seguir estudiando después de cuarto medio, y un poco más de la mitad de estos también cree que la mayoría de los estudiantes pobres solo pueden ingresar a universidades de baja calidad. Seis de cada 10 jóvenes considera muy injusto el arancel de las carreras de educación superior y casi el 45% de ellos señala su acuerdo con que la educación superior debería ser gratuita. El anhelo de ingreso a la educación superior encuentra en esta situación su principal dificultad y es el motivo de las críticas más insistentes de los estudiantes secundarios.
Más del 60% de los jóvenes encuestados señala que el factor más importante para encontrar un buen trabajo es la educación recibida, y solo el 9% señala que es más importante el origen social de las personas o los “pitutos” que se tengan
La encuesta del CIDE permite evidenciar algunos signos relevantes de la actual generación de jóvenes estudiantes chilenos: se trata de una generación ambiciosa, que valora profundamente la educación como un mecanismo de desarrollo de los sujetos, basado en el esfuerzo y la dedicación personal. Sin embargo, esta generación también reconoce que el canal fundamental para lograr sus aspiraciones y expectativas es profundamente injusto, imponiéndose como un obstáculo externo más allá de las propias capacidades y esfuerzo que puedan entregar las personas. En una sociedad como la nuestra, la fuerza creadora que puede aportar una generación ambiciosa es tan poderosa como el efecto negativo de la frustración y el desencanto ante los obstáculos propios de la condición socio-económica. Posiblemente ese es el principal mensaje que nos entregan estos jóvenes estudiantes y que exige repensar nuestro sistema educativo en perspectivas de avanzar hacia el logro de mayores niveles de inclusión e igualdad.