ROLANDO MELO, DIRECTOR DEL SENAME
“Hay un aumento explosivo de denuncias de abuso sexual de menores desde 2011”
26.11.2012
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ROLANDO MELO, DIRECTOR DEL SENAME
26.11.2012
El abogado Rolando Melo (45 años) lleva dos años a la cabeza del Servicio Nacional de Menores (SENAME), dependiente del Ministerio de Justicia. Desde esa función ha debido hacer frente en estos dos últimos años a una verdadera explosión en las denuncias de abuso sexual de menores, un flagelo que no deja de sacudir a la población con episodios que se repiten una y otra vez con distintos protagonistas. Así ocurrió con la reciente red de explotación sexual que funcionaba en distintas casas de Santiago y operaba hace por lo menos 20 años sin que nadie los detectara.
Entre enero y septiembre del año en curso, 308 nuevas víctimas de abusos ingresaron en los programas del SENAME. La última red de explotación sexual de menores, descubierta por la Policía de Investigaciones (PDI), le significa a la institución que dirige Melo asumir el tratamiento para nuevos menores gravemente afectados, en una lista que crece y crece sin control.
Una cifra que grafica este aumento que estremece, es la que maneja el SENAME: sólo en 2011 fueron atendidos 1.168 menores en los programas para tratar a víctimas de Explotación Sexual Comercial Infantil y Adolescente (ESCI) en todo el país. De estos, 842 casos corresponden a menores de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años (81,4% son mujeres y 18,6% varones, proporción que se repite en todas las regiones). En esa estadística del horror también figuran 91 niños menores de 12 años.
El análisis de las estadísticas entrega otro antecedente importante: un porcentaje cercano al 99,1% de los niños/as y adolescentes atendidos en estos programas no registra una “situación de calle”. Esa realidad desvirtúa la creencia muy asentada en la opinión pública de que los niños/as “callejeros” -dada la extrema vulnerabilidad en que se encuentran- son los más susceptibles a ser reclutados por adultos o bandas organizadas para el comercio sexual. A ello se agrega un segundo análisis realizado por los especialistas del SENAME en 2011: la gran mayoría de los niños y adolescentes atendidos en sus programas ESCI (77%), no registra asociada situación alguna ligada al consumo de drogas.
Si se quiere levantar un perfil de las víctimas que son incorporadas a tratamiento en los programas del SENAME (ESCI), los análisis indican que se trata preferentemente de “mujeres, en edad adolescente, escolarizadas y cursando segundo ciclo básico, las que si bien son utilizadas en comercio sexual, no presentan conductas de calle ni problemas con drogas. Su permanencia en el programa ESCI fluctúa entre dos años a tres años…”.
Las regiones y comunas que concentran el mayor número de abusos sexuales en el país y por orden decreciente, son: Antofagasta, Arica, Copiapó, Puerto Montt, Pudahuel, San Antonio, Valparaíso y Cerro Navia.
Otro antecedente que se hace necesario desmenuzar es que, al igual como se detectó en algunos casos del reciente episodio de explotación sexual de menores, en muchos otros de 2011 aparece nuevamente la participación de los propios padres detrás de la explotación sexual.
El problema del conocimiento, complicidad, instigación o incluso participación activa de un progenitor en la incorporación de un menor a una red de explotación sexual, es una de las aristas más complicadas que el SENAME ya ha detectado y desde hace tiempo: “Casi el 100% de los niños que ingresan a nuestros programas, sus familias tenían sospechas, conocimiento, y en los casos más extremos también se beneficiaban económicamente de la explotación sexual de sus hijos o nietos. Esa es una realidad”, afirma Rolando Melo.
Ante el argumento de algunos de los abogados defensores en las audiencias del reciente caso de explotación sexual, de que algunas de las menores abusadas parecían mayores de edad, Rolando Melo es categórico: “Los delitos en el ámbito de los derechos son o no son, y la Convención de los Derechos del Niño establece que los menores de 18 años son niños; y la ley establece que aquellas personas que explotan sexualmente a un niño tienen una sanción que es la que tiene privado de libertad a muchas personas”.
-El último escándalo por abusos sexuales de menores, en el que aparecen implicados nombres conocidos del espectro nacional, ha causado hondo impacto. Según los datos y análisis que su institución maneja, ¿está en aumento en Chile el abuso sexual de menores?
La cifra de denuncias de delitos sexuales aumentó prácticamente un 20% en 2011 en relación al año 2010, y también durante el primer semestre del año 2012 hay un aumento respecto de 2011. Es decir, va en franco aumento, al menos en lo que respecta a la denuncia. Hay que profundizar un poco sobre lo que está ocurriendo, pero da la impresión de que hay mayor cantidad de denuncias pero no mayor cantidad de delitos. Es decir, aquellos temas que eran tabú dentro de la familia, hoy ya se visibilizan más, se entregan los antecedentes a las autoridades y se inician los procesos, específicamente respecto a delitos sexuales.
– ¿Existe en el SENAME un perfil de los menores que son preferentemente víctimas de abusos sexuales?
Sí, hay algún grado de caracterización. Pero lamentablemente no tenemos ese grado de caracterización respecto de los abusadores, cuyo rango es muy heterogéneo. No podríamos hablar de edades ni de sector socioeconómico, nada que se le parezca. Pero respecto de los niños, efectivamente hay una mayor cantidad de denuncias entre aquellos que tienen capacidad lecto-escritora, es decir entre los 7 y los 14 años, ahí se concentra fundamentalmente el rango etáreo. Generalmente son aquellos niños que están más bien solos y que son un poco retraídos…
– En términos de rango social, ¿es transversal el problema?
Sí, absolutamente transversal y también se puede decir que en cuanto a cifras, afecta mayoritariamente a las niñas. Son ellas las más abusadas, y específicamente para explotación sexual. Estamos hablando de un 80% de mujeres y un 20% de hombres, niños o niñas y adolescentes.
-Usted dice que la diferencia es que hoy hay más denuncias. ¿Esas denuncias se originan preferentemente en los colegios o directamente en las familias de las víctimas?
Cerca del 80% de los abusos sexuales cometidos con niños, en términos genéricos, tienen como autor a alguna persona con algún grado de cercanía con la víctima. Y dentro de ese porcentaje, cerca de un 60% son familiares de los niños. La denuncia surge ahora de cualquier pariente que se encuentre cercano al niño y que se da cuenta de esta situación. Creo que las campañas de prevención, tanto de la Policía de Investigaciones, de Carabineros, nuestra, del Ministerio de Justicia, de los colegios, como la misma visibilización del problema, ha hecho que estos abusos se denuncien con mucho mayor facilidad. La gente hoy entiende que es un deber hacerlo. Antiguamente, esto se guardaba en el seno familiar y simplemente si se sospechaba de algún abuso, por ejemplo, en algún colegio, simplemente se cambiaba al niño de establecimiento. Hoy día se hace una denuncia formal y se siguen las instancias judiciales.
-Debido al reciente aumento de denuncias en colegios del sector oriente de la capital, se llegó a decir que había una especie de sicosis colectiva de abusos. ¿Comparte ese criterio?
Lo que ocurre es que hoy los padres miran con mayor detención a sus hijos, se dan cuenta que hay cambios conductuales, hablan más con ellos y pueden develar en esas conversaciones alguna conducta abusiva por parte de alguna persona cercana a ellos, la que ha provocado un cambio en su conducta. Cuando el padre o la madre –o ambos- toman conciencia de esto, hacen una denuncia. Y lo que es natural, si hay un niño que es compañero de mi hijo y hace una denuncia, yo tomo la misma actitud respecto de mi hijo: converso con él, y si me dice algo similar, yo efectúo la denuncia. Por lo tanto, no creo que haya una sicosis, sino una reacción frente a un problema serio. Los padres deben reaccionar de esa manera.
– ¿Cuál es el rol que asume el SENAME frente a este aumento de las denuncias de abuso sexual?
La misión nuestra es tomar rápidamente en consideración el fenómeno. En primer lugar, trabajar rápidamente y aumentar los cupos que tenemos en nuestros programas de reparación de maltrato y de abuso sexual. Eso lo hicimos en marzo de este año: aumentamos 1.220 plazas.
– ¿Eso lo hicieron para mitigar en parte lo que estaba pasando en algunos centros, que los niños eran abusados y tardaban mucho tiempo en ser atendidos?
Exactamente. Eso ha mejorado ostensiblemente. Hemos aumentado la cantidad de plazas en razón de la demanda que asoma frente a esta cantidad de denuncias. Independientemente de lo que pase procesalmente, sí vamos a tener una victima que va a ser evaluada y que puede necesitar una terapia de reparación de acuerdo al daño que haya aparecido en ese diagnostico, eso requiere rápidamente trabajar y aumentar estos cupos. En segundo lugar, sumarse a campañas preventivas, para evitar que la cantidad de abusos se sucedan y que cuando exista, se denuncie. Para eso trabajamos con el Ministerio de Justicia. Hace pocos días hemos lanzado tres cuentos destinados a los adolescentes, para que ellos puedan visibilizar el abuso y sean ellos mismos los que se den cuenta que están siendo abusados.
-Cuando en CIPER hicimos la investigación “Los huérfanos de la delincuencia”, sobre niños cuyas mamás estaban presas y quedaban a la deriva, las madres de niños abusados nos contaban que había falta de cupos en el SENAME. ¿Cómo estamos con esa capacidad hoy día?
En números, tenemos una lista de espera cercana a los 1.800 casos. Pero antes hay que explicar cómo funciona el sistema. A estos programas ingresan los niños que han sido abusados sexualmente o víctimas de maltrato grave. Teníamos una serie de programas con 4.200 cupos aproximadamente. Como se inició una demanda explosiva por las denuncias, empezaron a crecer las listas de espera. Pero no es tan simple satisfacer esta demanda, como si fuera una atención de médico, que se da una hora, se atiende y se terminó, porque estas terapias de reparación duran aproximadamente dos años y necesitas profesionales calificados en el problema. Todos los programas que ponemos a disposición son ejecutados por terceros (ONGs, fundaciones) que tienen trabajo especializado. ¿Qué es lo que hicimos? Aumentamos los cupos en estos programas especializados de tal manera que cada uno pudiera contratar nuevos profesionales, especializarlos y avanzar en la atención. Adicionalmente, estamos licitando desde septiembre 1.800 cupos, el número que teníamos en la lista de espera y que está próxima a ser satisfecha.
-Hace algún tiempo, en CIPER entrevistamos al director del SENAME del gobierno anterior, y releyendo sus dichos, se ve que los problemas persisten, más allá del gobierno de turno. En aquella época también se invocaba la falta de presupuesto, de medios y de profesionales calificados del SENAME para enfrentar el problema. ¿Han conseguido más medios y más profesionales calificados?
Todos estos casos son tratados por fundaciones. Nosotros efectuamos una transferencia de una subvención que permite a los programas trabajar y atender a los niños. Desde 2010 ha habido un aumento cercano al 18% en el ítem presupuestario que permite hacer estas transferencias hacia terceros. Siempre uno quisiera tener más, pero es deber nuestro gestionar el presupuesto de tal manera que podamos satisfacer las demandas. Priorizamos abuso sexual, maltrato grave y diagnóstico. Adicionalmente, los jueces tienen la facultad de incorporar a un niño de manera obligatoria a un programa. No es que tengan que esperar un cupo, sino que fuerzan con una resolución judicial la atención de un niño. En los casos cuya prioridad no está resuelta por un juez, nosotros hemos jerarquizado el tipo de atención.
– ¿Hay comunas en las que los cupos se llenen antes que en otras?
Sí pero hay que decir que las licitaciones son bien específicas. Hay algunas que agrupan más comunas, otras menos, y de acuerdo a eso hay mayor o menor demanda de atención. Lo real es que ha habido un aumento gigantesco desde el año pasado, y por eso quizás la situación no es exactamente la misma que la del gobierno anterior, porque a ese aumento muy grande de denuncias de abuso sexual hemos tenido que ser capaces de entregar atención.
Cerca del 80% de los abusos sexuales cometidos con niños, en términos genéricos, tienen como autor a alguna persona con algún grado de cercanía con la víctima. Y dentro de ese porcentaje, cerca de un 60% son familiares de los niños.
-En programas radiales, se ha escuchado opiniones en el sentido de que se hace mucho escándalo con el abuso sexual de menores, cuando las niñas hoy día tienen sexo mucho antes que antiguamente. Se intenta así justificar la actitud de los “clientes”. Lo mismo dijo el cardenal Jorge Medina cuando explotaron los abusos sexuales del cura Karadima: una persona a los 17 años sabe lo que hace. ¿Qué opina el SENAME al respecto? ¿Hay que tener más consideración con el abusador si la niña tiene 17 años?
Los delitos en el ámbito de los derechos son o no son, y la Convención de los Derechos del Niño establece que los menores de 18 años son niños; la ley establece que aquellas personas que explotan sexualmente a un niño tienen una sanción que es la que tiene privado de libertad a muchas de estas personas en el episodio reciente. El legislador hace algunas diferencias en los rangos etáreos: de 14 a 18 años, y menos de 14 años, tienen sanciones distintas. Pero no se puede decir que un adolescente se encuentra en un grado de desarrollo a esa edad y no hay nada que diferenciar. Por eso se sanciona tan severamente esta conducta.
-Cómo director del SENAME, ¿qué opina del desarrollo de este último caso de abuso de menores para explotación sexual?
Me parece que hay una buena investigación, bastante acuciosa: se han hecho interceptaciones telefónicas, se ha recogido evidencia importante desde el punto de vista de los medios de prueba que han sido vertidos en las audiencias, para que el juez haya podido tomar una determinación como la de privar de libertad a las 16 personas que estaban en ese lugar. Sin embargo -y es una critica que he hecho no sólo ahora-, esa audiencia fue excesivamente pública y excesivamente larga. Pudo haberse hecho de manera más acotada y solamente referirse a aquellas frases de la interceptación o palabras de declaraciones para la protección de las víctimas, de tal manera que se acreditara el delito y la participación de los imputados. Pero se mostraron prácticamente de manera íntegra todas las transcripciones y los videos. Y debemos recordar que esta es una audiencia de formalización y de solicitud de medidas cautelares, no de un juicio propiamente tal donde pueda exponerse de manera un poco más extensa la prueba.
– ¿No cree que el hecho de que sea pública y que todo el mundo tenga acceso a ver y escuchar, ayuda a que seamos todos un poco más conscientes de estos delitos? Según las pruebas preliminares estos abusos vienen realizándose desde hace 20 años y nadie sabía. ¿No le da algo de transparencia a los abusos para que se puedan tomar otras medidas?
¡Absolutamente!, estoy de acuerdo con eso, incluso genera prevención: porque va a haber mucha gente que va a desistir de su actuar. Personas que a lo mejor estaban explotando, promoviendo o facilitando la explotación sexual de menores, quizás va a dejar de hacerlo. Y quizás personas, clientes, que buscan satisfacer sus deseos sexuales con adolescentes o con niños, pueda también privarse. Me parece muy bien que sea pública la audiencia y que la gente sepa qué es lo que se investiga. Sin embargo, la sobreexposición de las victimas es innecesaria en algunos aspectos: causa un doble daño. Puede haber una re-victimización, sobre todo tratándose de menores. Así como algunos pueden pensar que hay adolescentes que, entre comillas, participan voluntariamente en esta red, esto ayuda para que digamos ¡no!, ellas son niñas que están siendo explotadas por adultos. Por eso quizás hubo una sobreexposición.
-También se ha producido polémica cuando algunos medios de prensa informaron de un caso de “prostitución infantil”. Según el SENAME, ¿es prostitución infantil o abuso de menores?
Es un tema más bien comunicacional, porque si uno analiza la palabra, el contenido, puede haber una diferencia. El común de la gente vincula la prostitución con algo voluntario, no obligatorio, por eso es importante cambiar esa palabra. Creo que debemos entrar directamente a calificarla de explotación sexual: niños y niñas que son explotados sexualmente.
-Uno de los antecedentes que surgió preliminarmente es que habría padres que estarían llevando a sus propias hijas para ser explotadas sexualmente. ¿En los registros del SENAME existen muchos casos de este tipo, en que es el padre o la madre el que entrega a su hija para que sea abusada?
Sí, hay casos de ese tipo. Tenemos programas especiales para víctimas de explotación sexual donde sí podemos perfilar a las niñas y niños que son atendidos y casi el 100% de los niños que ingresan a nuestros programas sus familias tenían sospechas, conocimiento, y en los casos más extremos también se beneficiaban económicamente de la explotación sexual de sus hijos o nietos. Esa es una realidad. Otra realidad también, y hablando un poco de la caracterización de estos niños que son explotados, es que no se sienten víctimas. Esto es muy importante: no se sienten víctimas de esta explotación e incluso –y ha sido medido por los programas- cerca del séptimo u octavo mes posterior, recién ahí empiezan a sentir que fueron explotados sexualmente. Antes, sienten que ellos están siendo favorecidos de alguna manera o elegidos por alguna de las personas que los explotan. Eso hace muy difícil trabajar con ellos y hacer que salgan de esa red, porque reciben dinero que después dejan de percibir y es entonces donde es importante estar ahí, con el apoyo necesario a través de estos programas, que le permitan al adolescente recuperar una vida normal.
-En el caso de los menores de sexo masculino, ¿qué tipo de explotación es la más frecuente o el más común?
El mismo tipo de explotación sexual que las niñas. Es decir, básicamente realizar actos sexuales de distinto tipo y que les permite a los niños obtener alguna ganancia, algún dinero. Y eso es lo que permite al adulto mantener sometido al niño a través de la entrega de este dinero. También se da la misma situación del entorno familiar. Es transversal la participación que puedan tener las familias, ya sea sospechando, teniendo conocimiento y, en el caso extremo, recibiendo algún beneficio.
El legislador hace algunas diferencias en los rangos etáreos: de 14 a 18 años, y menos de 14 años, tienen sanciones distintas. Pero no se puede decir que un adolescente se encuentra en un grado de desarrollo a esa edad y no hay nada que diferenciar.
Por eso se sanciona tan severamente esta conducta.
-A raíz de que creció explosivamente el número de niños que ustedes atienden, ¿qué medidas especiales han adoptado al interior del SENAME, especialmente considerando que hay casos de niñas que fueron reclutadas en los mismos hogares de la institución, para ser prostituídas? ¿Qué resguardos toma como director del SENAME a la hora de licitar y entregarle a una organización a estos menores para que no se cometan abusos?
Supongo que se refiere a un caso que ocurrió en Concepción, en un centro de administración directa nuestra. En un principio se pensó que incluso había participación de nuestros funcionarios, y quedó en la retina incluso de algunos parlamentarios que han hecho aseveraciones por oficio en ese sentido. Sin embargo, eso quedó absolutamente descartado en la investigación que se hizo. Había chicas que efectivamente estaban vinculadas a una red de explotación sexual, y había otras personas adultas que facilitaban y promovían el accionar de estas adolescentes. Los funcionarios declararon en el proceso y con sus testimonios permitieron que se condenara a altas penas a estos adultos.
– ¿No hubo finalmente ni un solo funcionario del SENAME comprometido en ese caso de explotación sexual?
No, ninguno. Le puedo entregar la sentencia. Y todo ocurrió en una residencia de administración directa del SENAME. Distintos son los programas ambulatorios y otras residencias especializadas que atienden a este tipo de niños. Mire, estos programas de explotación sexual primero tienen que generar adherencia, porque como le decía, ellos no se sienten víctimas. Incluso el menor siente respecto de la persona que lo explota cierta cercanía, respeto y hasta cierta lealtad. Lo que se trata de generar primero es una adherencia, que entiendan que ellos son las victimas de estas redes, los perjudicados para luego mostrarles un inicio de vida distinto al que habían estado desarrollando hasta ese momento.
-Qué tipo de control tiene el SENAME respecto de una institución a la que ustedes financian para fiscalizar que los programas sean idóneamente ejecutados y el bienestar de los niños que han sido abusados?
Nosotros tenemos en todos nuestros programas supervisiones de carácter técnico y secundariamente una fiscalización financiera, respecto de que el programa se desarrolle conforme al plan de intervención que se ha diseñado específicamente para cada niño y niña o adolescente. Lo que controlamos es que el plan de intervención satisfaga sus necesidades, por ejemplo, de escolaridad; si hay consumo de droga, que se efectúe el tratamiento. Si es madre adolescente, qué pasa con esta niña o niño que es hijo de la adolescente. Se hace un desarrollo y un plan de intervención individual en lo bio-sico-social para que salga adelante al término del programa. Ahora, son casos súper difíciles. Es muy complicado desde ya por esta sensación de victima que aparece muy tardío en el desarrollo del programa. Pero una vez que han ingresado al programa, siete de cada 10 egresos son exitosos.
-En estos dos años que lleva a la cabeza del SENAME, ¿cuál es el caso individual de abuso sexual que más lo ha impactado en lo personal?
… no podría mencionar un caso en particular. Lo que más me preocupa es poder satisfacer las necesidades de los niños que requieren atención. Y en eso estamos: tratando de generar los cupos suficientes para que los niños que hayan sido vulnerados en sus derechos sí tengan la debida atención en nuestros programas. Tenemos una atención diferenciada respecto de la atención de niños que han sido víctimas de un delito sexual de la de aquellos que son víctimas de una explotación sexual. ¿Por qué? porque en términos generales el abuso sexual se da de una manera más solapada. No hay una explotación, es un abuso distinto. Los perfiles de los adolescentes son distintos. En el caso de los niños hay una atención respecto a la vulneración de su indemnidad sexual, donde es mucho más sencillo lograr que el niño se sienta víctima. Ocurre desde el inicio, desde la develación, lo que no pasa en el proceso de la explotación sexual. Y desde ese punto de vista hay una atención diferenciada, los perfiles son distintos y por lo tanto la atención es distinta, con profesionales que tienen capacidades distintas.
– ¿Cuáles son las denuncias que más han aumentado en estos últimos años: explotación o abuso sexual?
Los delitos sexuales genéricos son los que aumentaron en gran cantidad. Estamos hablando de niños y niñas abusados sexualmente. En cuanto a explotación sexual, tenemos una lista de espera pero muy menor, muy distinta a la lista de espera respecto de las víctimas de abusos sexuales. Habría que puntualizar que nosotros manejamos los datos de los niños o adolescentes que ingresan a nuestros programas, que pueden ser distintos a los que maneja el Ministerio Público, entidad que tiene el dato duro de denuncias. No todos esos casos llegan a nosotros. Y en el caso de aquellas víctimas que son atendidas en el sector privado, entonces se invisibiliza el problema del abuso por el sujeto que atiende. Nosotros atendemos a la mayoría, de eso no hay ninguna duda.
-¿Qué pasa cuando en un caso de abuso sexual la víctima se retracta?, ¿qué pasa con ese menor?
Es bastante frecuente la retractación. Eso imposibilita o, en algunos casos, complica la investigación, pero no necesariamente la termina. A qué voy con eso: las pruebas se van sucediendo en un inicio, por lo tanto hay una denuncia. Hay también una entrevista que hoy afortunadamente se está trabajando un proyecto de ley de tal manera que los niños no sean revictimizados y haya una sola entrevista, una entrevista única respecto a la cual deben darse ciertas condiciones para que el contenido de ésta pueda ser usado por el juez, por el defensor, por el fiscal, e incluso por el Juzgado de Familia o por el juez de garantía. Ahora, si hay una retractación posterior, eso no necesariamente impide seguir adelante con el juicio, porque yo voy a tener este medio de prueba o este antecedente que me permite llevar adelante el juicio. También están los peritajes y adicionalmente las declaraciones de los policías que conocieron el hecho.
– ¿Qué o quiénes influyen en ese proceso de retractación?
Generalmente, aparece la propia familia, por ejemplo, en algunos casos, por razones económicas. Y eso se da en todo nivel socioeconómico. Puede el padre o la madre decir: “si vamos a tener problemas con esto, no te voy a dar plata”, y se origina la retractación. Fundamentalmente se produce por esta razón. Tratándose de adolescentes también, ellos empiezan a sentirse un poco culpables de lo que está pasando, de la precariedad, de la separación de los padres, o se sienten solos porque no les creen. Hay que desentrañar el o los motivos de la retractación, pero es algo que existe con cierta frecuencia.