Por problemas económicos
Se cierra colegio de Las Condes que Lavín “desmunicipalizó” y entregó a una sociedad de profesores
07.12.2011
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Por problemas económicos
07.12.2011
Apurados salen los niños del Liceo Rafael Sotomayor de Las Condes. Son las 16:15. Todos atraviesan el patio -que luce en una pared un mural de la Brigada Ramona Parra- y cruzan las mamparas de vidrio y metal de la portería. En el frontis, desde el segundo piso, aun cuelga un lienzo como único testimonio de la toma que alteró la rutina del colegio en este segundo semestre. El establecimiento podría ser como cualquier otro liceo, salvo por un par de excepciones: sus alumnos no tienen claro si volverán a cruzar estas puertas el próximo año y es un ejemplo fallido del plan de concesiones implementado por el ex alcalde Joaquín Lavín (UDI) en los colegios municipales de Las Condes.
Emplazado desde 1962 en la esquina de Las Tranqueras con Presidente Riesco, el Rafael Sotomayor nació como el Liceo de Hombres Nº11. En 1965 recibió su actual nombre. A partir de 1981 fue administrado por la Municipalidad de Las Condes y se transformó en mixto. En 1995 el entonces alcalde Joaquín Lavín inició su plan de concesiones educativas, y entregó su administración a una sociedad formada por sus propios profesores. Junto al Rafael Sotomayor, respondieron a la convocatoria para iniciar su proceso de privatización los colegios Alexander Fleming y Nuestra Señora del Rosario.
Hoy, justo cuando se discuten iniciativas para “desmunicipalizar” los colegios, se anuncia el cierre del Rafael Sotomayor, liceo emblemático en el plan que llevó adelante Lavín para traspasar la administración de los establecimientos municipales a sociedades privadas. La falta de preparación en gestión administrativa pasó la cuenta a los profesores-socios del liceo.
El colegio, por los graves problemas presupuestarios que arrastra, está condenado a cerrar sus puertas cuando termine este año escolar. La sociedad administradora ya entregó su Rol Base de Datos (RDB), que la habilitaba como sostenedora, al Departamento Provincial Oriente de Educación, con lo que selló la clausura del colegio.
De acuerdo con la información que recabó CIPER, de los 500 alumnos que aún tienen matrícula, sólo aquellos que efectivamente residen en Las Condes serían reubicados en otros establecimientos municipales de la comuna. Y no está claro si el terreno y el inmueble -que nunca dejaron de ser propiedad municipal- albergarán un nuevo colegio o tendrán otro destino.
El contrato de concesión se firmó tras un proceso de licitación y se estableció que las obligaciones de la Corporación de Educación Municipal eran entregar la tenencia del inmueble, pagar oportunamente el aporte para la prestación del servicio y hacerse cargo de las mejoras en infraestructura. Por su parte, las obligaciones del concesionario eran cumplir con la ley de educación (la LOCE cuando se inició la concesión y ahora LGE), desarrollar el servicio educacional de acuerdo al Proyecto Educativo presentado por la sociedad administradora, definir el número de cursos y de alumnos y mantener el inmueble, entre otros.
La concesión es, específicamente, sobre el inmueble municipal en el que funcionaría el colegio y se estableció por siete años, pudiendo prorrogarse por otros cinco.
Este nuevo formato de administración generó un colegio que se podría definir como particular subvencionado por su administración y por los aportes que recibe del Ministerio de Educación, pero que conserva un matiz municipal, ya que el terreno y el inmueble son municipales y recibe -además de la subvención estatal- un monto por alumno de parte de la Corporación de Educación Municipal. En el caso del Rafael Sotomayor, además de la subvención ministerial y el aporte municipal, mensualmente los apoderados pagan $35 mil, mediante el sistema de Financiamiento Compartido.
El antecedente directo de esta iniciativa impulsada por Lavín, fue el Informe de la Comisión Brunner de 1994, en el que se recomienda dotar de mayor autonomía a las escuelas municipales, entendiendo que cada establecimiento debe organizarse de acuerdo a un proyecto educativo propio que le permita alcanzar sus objetivos y que cuenten sólo con instancias técnicas centralizadas de apoyo y monitoreo.
En el Rafael Sotomayor, el proyecto de autogestión educacional fue presentado por los profesores y aprobado por los padres y apoderados en 1995, dando inicio a la Sociedad Educacional Rafael Sotomayor S.A., formada por 48 profesores y con un capital de $14.400.000, según consta en su inscripción en el Diario Oficial de enero de 1996. Esta sociedad se estableció como cerrada, por lo que la cantidad de socios iría disminuyendo a medida que los profesores se jubilaran.
Sus premisas eran, según se establece en la página web del liceo, “mejorar la excelencia académica, promover el tema valórico y fomentar la participación de la familia”. Ahí mismo se consigna que a pesar de que la administración del liceo estaría a cargo de privados, la Municipalidad de Las Condes supervisaría esta gestión.
La Corporación municipal entregó a principios de 1995 algunas nociones básicas de administración a los profesores. Y en los primeros años, los números de ingresos y egresos no mostraron problemas.
De hecho, en 2000, el entonces alcalde Carlos Larraín, actual senador y presidente de RN, informaba el traspaso de la Escuela República de Zaire desde la administración municipal a las manos de una sociedad compuesta por 28 profesores y presentaba como ejemplo la exitosa experiencia de los colegios concesionados por Lavín:
-Los resultados no son bombásticos, pero son buenos. La iniciativa de traspaso iniciada en su momento por Joaquín Lavín y su equipo está validada. Hay que considerar que los cambios en educación son lentos –dijo entonces Larraín.
Lo cierto es que el Liceo Rafael Sotomayor registraba ese año una baja de 3 puntos en el Simce y de 2 puntos en la tasa de aprobación de sus alumnos (de 89% a 87%). Pero lo que en esa fechas destacó Larraín fue su tasa de deserción escolar de 0%.
En 2007, en una carta pública a la Presidenta Bachelet, Joaquín Lavín le comentaba su apreciación acerca de la reforma educacional que entonces se estudiaba y, con orgullo, le explicaba la buena experiencia que se estaba desarrollando en Las Condes con los colegios concesionados.
En esa carta, publicada en El Mercurio, Lavín le comenta que “durante mi gestión como alcalde de Las Condes entregué en concesión los colegios municipales a sociedades anonimas formadas por los mismo profesores de esos colegios. La experiencia lleva ya diez años. Hoy los colegios concesionados tienen resultados muy superiores a los otros colegios municipales”.
En la misiva, Lavín aconsejaba a Bachelet: “Todos nos movemos por incentivos, Presidenta. Lo importante no es suprimir los incentivos, sino diseñar un sistema para que esos incentivos muevan a las personas”.
2007 y 2008 fueron años positivos para los administradores del Rafael Sotomayor. En el primero la sociedad volvió a adjudicarse la concesión. Y en 2008 la Corporación de Educación de Las Condes aprobó que implementaran prekinder y kinder y que completaran la enseñanza básica desde 1º a 4º. Sin embargo, en términos financieros, la situación del comenzaba a mostrar luces de alerta.
En 2005, el directorio, conformado entonces por Victoria Córdova como presidenta, Erica Albayay, Ximena Muñoz, Arturo Riveros y Claudio Fuentealba, contrató los servicios de Siglo Outsourcing para que llevara la contabilidad. Y lo hizo sin mayores problemas, según comentan miembros de ese directorio.
En 2008, sin embargo, se canceló el contrato con esa empresa y se contrataron dos personas que contaban con la confianza de la presidenta del directorio y que estarían a cargo del área contable, cuenta Claudio Fuentealba, profesor de Historia del liceo, miembro del directorio y actual administrador del colegio. Fuentealba asegura que esta contratación se hizo sin contar con su voto dentro del directorio, ya que, a su juicio, estas personas no tenían las competencias idóneas.
Todo marchó en aparente normalidad hasta junio de 2010. En ese momento “se nos llama a una reunión y nos dicen que es casi imposible pagar los sueldos”, asegura Fuentealba. La crítica situación sorprendió al directorio, ya que en años anteriores se tenían incluso provisionadas las indemnizaciones que se deberían pagar a los profesores en caso de despido o de que no se renovara la licitación. Se le pidió la renuncia a Victoria Córdova y se conformó un nuevo directorio.
Ximena Muñoz, actual directora del colegio, estima que el déficit del colegio era de $50 millones. Ella y Fuentealba coinciden en que el desorden en los manejos financieros produjo el desajuste en las cuentas del colegio. Un ejemplo, según Fuentealba, fueron las deudas con proveedores y el exceso de planta docente contratada sin planificación.
Desde julio de 2010 hasta febrero de 2011 Fuentealba ejecutó un plan de normalización: repactó de deudas, pagó a los proveedores y ordenó las cuentas. Contactó empresas de outsourcing para que lo asesoraran en la liquidación de sueldos y pago de cotizaciones. Pero la gestión no pudo proveer los recursos para asegurar la operatividad a futuro.
La Corporación de Educación de Las Condes no supo de los números rojos del colegio hasta que estalló la crisis. Según informa su directora, María Alejandra Pérez, ellos cumplen únicamente la función de unidad técnica supervisora del proyecto pedagógico de los colegios concesionados. Por el sistema de concesión, no tienen injerencia en la administración del establecimiento y sólo certifican que las remuneraciones y cotizaciones de funcionarios y docentes estén al día.
“Llegaremos a ser «el modelo» de gestión de Educación Municipal en Chile y tendremos alumnos orgullosos de estudiar en los colegios Municipalizados y Concesionados de la Corporación de Educación y Salud de las Condes”, establece el Plan Anual De Educación Municipal (Padem) de 2011.
A pesar de esta declaración de intenciones, el Liceo Rafael Sotomayor sucumbió este año. La directora de la Corporación, en todo caso, asegura que el monto que el establecimiento recibía de la municipalidad, en el mejor de los casos, alcanzaba sólo a los siete millones de pesos mensuales.
La precaria estabilidad financiera con que comenzó a funcionar el colegio en 2010 terminó de colapsar tras la toma del establecimiento, cuando algunos apoderados dejaron de pagar la mensualidad.
Hoy, con la subvención ministerial más el aporte municipal, no se alcanza a pagar la planilla de los trabajadores, que reúne a 48 profesores y 63 funcionarios, lo que suma unos $38 millones. El dinero que reciben de los pocos padres que aún están pagando el financiamiento compartido no puede ser usado para este fin, ya que por ley esos dineros sólo pueden utilizarse en los conceptos de calidad de la educación, infraestructura y mejoramiento (bono adicional) de las remuneraciones de profesores.
El directorio se acercó a la Corporación en agosto en busca de apoyo y posibles soluciones financieras. Pero la Corporación les volvió a reiterar sus limitaciones: “La verdad es que somos una entidad autónoma, por tanto como sociedad anónima teníamos que seguir solitos”, asegura Fuentealba.
La toma del colegio se mantuvo entre el 15 de agosto y el 23 de septiembre. Los alumnos exigían la reanudación de talleres e intervención en algunas materias que habían decaído en sus resultados. Además solicitaban que “la Corporación de Educación fiscalice y regule nuestro establecimiento”.
Finalmente, los alumnos entregaron el colegio a la interventora Bernardita Troncoso, directora del colegio municipal Juan Pablo II, que había sido designada por la Corporación de Educación para realizar una exhaustiva investigación en los ámbitos administrativo, financiero y de infraestructura del liceo. Su trabajo comenzó el 26 de septiembre y debía entregar sus resultados el 20 de octubre.
La idea era que la Corporación orientara a la sociedad respecto a una salida para el colegio. En una reunión entre Bernardita Troncoso y un grupo de apoderados se presentó un Proyecto Educativo Institucional (PEI) que sería implementado en 2012. Este proyecto consistía en que el liceo volvería a depender de la municipalidad, sólo se mantendría al alumnado de prekinder a 4º medio que residiera en Las Condes y sería un nuevo colegio, con otro nombre, pero en el mismo recinto. La Corporación puso como condiciones reanudar las clases, iniciar el proceso de entrega del RBD al Seremi, establecer un cronograma de trabajo para el cierre del año escolar y, lo más importante, que no hubiera más tomas.
El directorio, tras una junta con los accionistas-profesores y asumiendo que el colegio no se sostenía económicamente, resolvió entregar voluntariamente el RBD al Departamento Provincial Oriente de Educación. El RBD es el registro único que tienen los colegios que reciben subvención de parte del Ministerio de Educación, lo que les permite tener un reconocimiento oficial para poder funcionar.
En el Departamento Provincial Oriente confirman que la entrega del RBD fue el 2 de noviembre a través de una carta enviada por la directora del liceo, que además es su representante legal como sostenedora del colegio, en que se manifiesta la solicitud de cierre. A partir de esta entrega oficial, se inicia un proceso que no tiene marcha atrás en que el colegio debe acreditar que cerró el año escolar y hacer entrega de los materiales de biblioteca y Enlaces (computadores) que le haya entregado el Ministerio de Educación.
Según los directivos del colegio, el objetivo tras la entrega del RBD era que la municipalidad pudiera hacerse cargo del liceo en 2012, lo que significaba mantener la matrícula de alumnos y que una parte importante de los trabajadores fuese recontratado. De esta manera, se empezó a hablar de un “traspaso”.
Este plan nunca se dejó por escrito, lo que ha sido la raíz de una serie de desencuentros entre padres, alumnos, directorio y la corporación. Esta última señala que la única ayuda que ofreció fue la posibilidad de contratar a los profesores finiquitados por la sociedad, luego de pasar por un proceso de selección, y considerarlos en la eventualidad de crear un nuevo colegio en el mismo inmueble a contar de 2012.
Las conversaciones se suspendieron el 7 de noviembre, cuando los alumnos volvieron a tomarse el colegio. En ese momento, la directora Ximena Muñoz emitió un comunicado a la comunidad escolar, que no había sido aprobado por el directorio, según Fuentealba, en que informó que el Centro de Padres le comunicó que tras una reunión con la Corporación de Educación se les indicó que por decisión alcaldicia el liceo, a contar de 2012, sólo operaría hasta 6º básico, eliminando la enseñanza media.
-Ahí quedó la escoba, porque eso infundió más desorden y desconfianza -recuerda Claudio Fuentealba,
El 25 de noviembre los apoderados llegaron hasta la corporación municipal para entregar una carta. En ella, además de dar cuenta de las contradictorias versiones respecto al futuro del colegio, exigían una respuesta definitiva de parte del organismo: “¿Dónde encontramos un liceo accesible a nuestra realidad y con el nivel de excelencia académica de nuestro Rafael Sotomayor?”, apelaba la misiva.
En la Corporación de Educación de Las Condes son enfáticos en reiterar que legalmente no es posible realizar un traspaso directo del liceo a esa corporación, ya que el artículo 46 de la Ley General de Educación (LGE) señala que la calidad de sostenedor es intransferible. La única salida, reiteran, es la que se ha llevado a cabo: que la Sociedad Educacional Rafael Sotomayor S.A. entregue su RBD y tras el cierre del colegio evaluar la posibilidad de que opere otro sostenedor en un nuevo colegio.
En la Secretaría Regional Ministerial de Educación se informó que existe una solicitud de apertura de un nuevo colegio en el inmueble de Las Tranqueras 726 a nombre de la Corporación de Educación y Salud de la Ilustre Municipalidad de Las Condes. Esta solicitud presenta un proyecto educativo bajo el nombre de “Anexo Colegio Leonardo Da Vinci (San Francisco de Las Tranqueras)”. Esta solicitud aún no es aprobada por el Seremi, ya que sólo se le puede dar curso una vez que culmine el proceso de cierre del Rafael Sotomayor.
Esta información es, en parte, confirmada por la Corporación Municipal, ya que sólo se limita a informar que el destino del inmueble de Las Tranqueras, una vez cerrado el colegio, será educacional.
A pesar del mal paso sufrido por el Liceo Rafael Sotomayor, la directora de la Corporación, Alejandra Pérez, aún cree que el sistema de concesiones es bueno, ya que ha entregado resultados positivos en los colegios Alexander Fleming y Nuestra Señora del Rosario. Para que el sistema funcione, dice, la matricula debe ser sobre mil alumnos y siempre se deben tener provisionadas las indemnizaciones. También recomienda que la contabilidad esté en manos externas, para así garantizar que su funcionamiento genere ganancias para los socios, tal como fue ideado por Lavín a mediados de los noventa.
Respecto al futuro de los 500 alumnos que aún están matriculados, sólo se dijo que se intentaría reubicarlos en otros colegios municipales, si es que quedaban vacantes en esos cursos. En este proceso de reubicación, se informó a los padres que sólo se considerarán a los alumnos residentes en la comuna y que corresponden al 48% de la actual matrícula.
La directora del Liceo, Ximena Muñoz, cuenta que una de las características que hacen distintivo a este colegio es la diversidad de alumnos que recibe, ya que entre ellos hay hijos de vecinos de Las Condes, de Maipú y La Reina. Incluso, asisten hijos de empleadas domésticas que trabajan en Las Condes. Para algunos apoderados, esta diversidad era su mayor virtud, junto con el carácter tolerante, no discriminatorio con las minorías y laico. Además, destacan que es un colegio asequible económicamente y que muestra buenos resultados académicos.
El cierre del año escolar está planificado para el 15 de enero, informan en el colegio, por lo que se estima que recién el 28 de febrero terminará el proceso de cierre en la Seremi de Educación.
-Lo complicado de todo esto es la incertidumbre. Yo en febrero quedo cesante. Los profesores estamos en shock, defraudados y distanciados entre nosotros –culmina Fuentealba.