Autoridades admiten “excepciones” que no recibieron atención médica
Los ajustes estadísticos que redujeron drásticamente la lista de espera AUGE
02.12.2011
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Autoridades admiten “excepciones” que no recibieron atención médica
02.12.2011
El pasado miércoles 23 el ministro de Salud, Jaime Mañalich, acompañado del Presidente de la República, anunció el cumplimiento de una meta clave en el sistema de salud: el fin de las listas de espera del sistema AUGE. El mandatario destacó que “a los 17 millones de chilenos les estamos cumpliendo con un compromiso de que probablemente van a poder vivir más tranquilos, con menos temores, y por lo tanto van a poder ser más felices al saber que si a ellos les toca tener que enfrentar una enfermedad AUGE van a recibir la garantía de que su enfermedad va a ser atendida dentro de los plazos”.
La satisfacción del Presidente es entendible. El Plan AUGE -que establece garantías para que los pacientes reciban tratamiento dentro de plazos perentorios- es la columna vertebral del sistema de salud. Adoptada bajo los gobiernos de la Concertación en 2005, la iniciativa ya incorpora 69 patologías cubiertas por garantías de atención. No obstante, desde el mismo año en que entró en funcionamiento se acumularon garantías no cumplidas, es decir, pacientes a los que se debía atender dentro un periodo determinado -o de lo contrario derivarlos al sistema privado sin costo para ellos- que sencillamente no recibieron tratamiento a tiempo. Se formó así la odiosa “lista de espera”. La nómina llegó a incluir a unos 380 mil pacientes, de acuerdo con las cifras entregadas al inicio de este gobierno en un gesto de sinceramiento que las administraciones de la Concertación siempre eludieron.
El reciente anuncio de Mañalich generó polémica, pues hay actores del sector Salud que estiman que detrás no hay más que una jugada comunicacional. Sostienen que el gobierno ha manejado la información dando a entender que la lista de espera se redujo principalmente por una agilización de las atenciones médicas, pero sospechan que la reducción se produjo en mayor medida por el descarte de pacientes debido a razones administrativas.
CIPER investigó en hospitales y Servicios de Salud y pudo determinar que un componente importante de la reducción de la lista de espera son casos que salieron sin atención médica porque fueron considerados “excepciones” y, por otra parte, porque había pacientes que habían sido atendidos fuera de plazo pero que aún figuraban en espera. CIPER tuvo acceso a correos electrónicos de funcionarios que manejan el sistema estadístico AUGE y comprobó que en algunos hospitales las listas de espera se rebajaron de un mes a otro en miles de casos.
La drástica disminución también despertó la curiosidad de los funcionarios de la red de salud, los que luego de hacer por diversas vías una auscultación de las cifras, concluyeron que en gran medida la reducción fue posible porque se “actualizaron” los registros. Según explicó a CIPER un médico y alto funcionario con acceso al sistema que lleva las estadísticas AUGE (Sigges), en muchos hospitales lo que se hizo fue reforzar el equipo administrativo que procesa los datos y poner al día los casos que habían sido atendidos con atraso. En el fondo, explicó, “la lista de espera no era tan grande como figuraba en la estadística y se normalizaron los registros”.
El mismo facultativo explicó que otro motivo que redujo la nómina de espera del AUGE es que muchas personas fueron sacadas de la lista porque no recibieron o no completaron el tratamiento por razones distintas a un retraso en la atención y que se denominan “excepciones”. Se trata de pacientes que no fueron ubicados, no asistieron a la cita con el doctor, rechazaron el tratamiento, fallecieron o hubo una decisión médica que desaconsejó aplicar la terapia.
CIPER accedió a las estadísticas del Hospital de Rancagua, establecimiento que al 30 de junio de este año registraba 2.482 pacientes con Garantías Explicitas de Salud vencidas -es decir, en lista de espera- y que sólo un mes después, al 31 de julio, se redujeron a 851 casos. Esto significa que salieron de la nómina 1.631 personas. Hecho el análisis caso a caso de los pacientes que salieron de la lista, lo que quedó claro es que sólo 55 de los 1.631 recibieron un tratamiento médico completo.
Los encargados de las estadísticas pusieron bajo la lupa el caso de Rancagua y analizaron un periodo más amplio. Estudiaron el número de garantías vencidas (la lista de espera) que el hospital exhibía al 23 de mayo pasado y las cruzaron con las “excepciones” (pacientes que salieron de la lista sin recibir atención) registradas en el trimestre mayo, junio y julio. Así, detectaron que en esos tres meses 2.598 casos salieron de la lista, correspondientes al 41% de las garantías vencidas que había en mayo. Todos fueron rotulados como “excepciones” que salieron del sistema sin obtener tratamiento médico por las causas que se desglosan a continuación:
• Decisión profesional: 103
• No gestionables por el Servicio de Salud: 546
• Voluntad del paciente: 19
• Inasistencia: 817
• Rechazo del prestador: 5
• Rechazo tratamiento: 10
• Otra Causa: 1.098
El alto número de personas que salieron de la lista de espera bajo el inexpresivo ítem de “Otra causa”, llevó a que el Sigges de la Sexta Región anunciara una auditoría al Hospital de Rancagua para revisar los “medios de verificación” de las citaciones a las cuales los pacientes no asistieron, examinar las excepciones definidas bajo el concepto de “otras causas”, chequear los casos estipulados como “no gestionable por el Servicio de Salud” y la situación de pacientes con cáncer que salieron de la lista de espera calificados como “excepción” entre mayo y julio de 2011.
Según fuentes del Sigges las autoridades de Salud de la Sexta Región revisaron las cifras del hospital y comprobaron que los pacientes sacados de la lista de espera por “inasistencia” u “otras causas” efectivamente habían sido avisados de su cita médica y que se había intentado ubicarlos infructuosamente, lo que estaba detallado en sus fichas clínicas. Por lo mismo, los encargados del Sigges local estimaron que un amplio porcentaje de la lista de espera no tenía su origen en la falta de atención de los pacientes, sino por la desactualización de los datos ingresados a la estadística.
En la auditoría, el hospital acreditó que muchas personas que aparecían en espera ya habían sido atendidas -aunque fuera del plazo estipulado en la garantía- o habían sido catalogados como “excepciones”, pero eso no se había ingresado oportunamente al Sigges. En el fondo, había un manejo desprolijo del registro estadístico y eso fue corregido por el gobierno.
Cristián Gabella, jefe del Servicio de Salud de la Sexta Región, informó que el total de pacientes atendidos en esa zona con Garantías Explícitas de Salud (GES) a noviembre de 2011 es de 46.824. De ellos, 37.471 fueron atendidos dentro de los plazos determinados por las garantías (cerca del 80% del total). Por lo tanto, los pacientes que figuraron en lista de espera porque no fueron asistidos dentro del tiempo fijado por la garantía, suman 9.353 (20% del total). Entre estos últimos se cuentan 3.638 que recibieron el tratamiento, pero fuera de plazo (denominados pacientes “incumplidos con hito”), y 5.715 que no recibieron atención médica porque se les calificó como “excepciones”. Es decir, las excepciones suman el 61% de los 9.353 pacientes que estuvieron en espera y el 12,2% del total de 46.824 casos ingresados al sistema AUGE en la región.
Uno de los grupos que critican el anuncio del “cumplimiento” hecho por Mañalich es el movimiento Salud Un Derecho, que en enero pidió mediante la Ley de Transparencia que las autoridades entreguen las estadísticas oficiales de pacientes que salieron de las listas de espera del sistema AUGE, indicando las causas del egreso. La información aún se desconoce, a pesar del fallo del Consejo para la Transparencia favorable a que Fonasa la facilite.
Fonasa sólo entregó una respuesta parcial, que no permite establecer las causas por las cuales los pacientes salieron de la lista de espera, y señaló que la difusión de información asociada a diagnósticos clínicos vulneraría la privacidad de los pacientes. El director de Fonasa, Mikel Uriarte, argumenta además que esos antecedentes no están en su institución y que deben ser pedidos a cada hospital. Por su parte, el ministro Mañalich explicó su rechazo a la entrega de dicha información en las oficinas del mismo Consejo para la Transparencia este miércoles 30:
-Nosotros, nos lo exija quien lo exija, no vamos a entregar información sensible. Si eso significa ir a tribunales, lo haremos. Los datos que son partes de la curación de una persona no los vamos a entregar -sostuvo el ministro.
Consultado por CIPER a la salida de su reunión en el Consejo para la Transparencia respecto de por qué no se entrega la información tarjando el nombre de los pacientes si lo que se quiere es proteger sus identidades, posibilidad expresamente estipulada en el artículo 11 letra “e” de la Ley de Transparencia, el ministro no respondió.
Para los integrantes de Salud Un Derecho sólo la difusión de la estadística oficial permitirá comprobar si la reducción de la lista de espera se debe en mayor medida a un incremento en los tratamientos médicos o principalmente a un ajuste estadístico que sacó de las nóminas a miles de pacientes que no pudieron ser notificados del tratamiento que recibirían, que no asistieron a las terapias, que fallecieron o estaban hospitalizados cuando les correspondía la atención, entre otras causas. Asimismo, los críticos aseguran que la lista también habría sido depurada de personas que ya habían recibido terapia, aunque fuera de plazo, pero que aún figuraban en los registros sin asistencia médica.
CIPER exhibió los datos del Hospital de Rancagua al director de Fonasa, Mikel Uriarte, y al subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, y les consultó a cuánto ascendían las “excepciones” dentro de los 340 mil casos que estaban en lista de espera y cuya resolución fue anunciada por el gobierno. Ambos dijeron que no saben cuánto de la reducción de la lista de espera se debe a una actualización de la estadística y cuánto a tratamientos finalizados. Agregaron que ese nivel de detalle debe ser requerido en los hospitales. En todo caso, confirmaron que efectivamente hubo un ajuste en las estadísticas que permitió sacar de la nómina a pacientes caratulados como “excepciones”
Uriarte y Castillo señalaron que una parte de los “cumplimientos” efectivamente son “excepciones” que no recibieron atención y salieron de la nómina por otras razones. Según explicaron, a ellos les llega la estadística de casos cumplidos, sin el detalle de si se cumplieron por atención médica o no. Esa información, indicaron, la maneja cada establecimiento de salud que ingresa datos de pacientes en el Sigges.
-Para mí, desde el punto de vista de Fonasa, lo que me interesa no es lo que hagan en la “cañería”. Yo soy ingeniero comercial y no me interesa cómo se hace una pila, sino que cuando se use la pila, funcione. Cómo se hacen las cosas en la cañería, no sé, pero espero que funcione. Hoy puedo decir que no hay reclamos a Fonasa por Garantías Explícitas en Salud incumplidas -señala Uriarte.
“No tenemos ni clave del Sigges”, añade el subsecretario Castillo, para graficar que no manejan el detalle de las cifras. Pero el director de Fonasa y el subsecretario reconocen que se ordenó el Sigges y aceptan que efectivamente había datos no actualizados. Pero, respecto de difundir las cifras de “excepciones” para transparentar el sistema, Uriarte y Castillo insisten en que esos números no son tan relevantes, como sí lo es que los casos aparezcan como “cumplidos” dentro de los registros y que conste, por ejemplo, que se avisó con tiempo a la persona que no asistió a la atención médica.
Según Castillo, se da por cumplida la meta de término de la lista de espera AUGE porque en todos los casos de pacientes que salieron de esa nómina hubo un “acto clínico”. Pero el subsecretario aclara que un “acto clínico” no necesariamente es una atención médica o un tratamiento. Para Castillo los “actos clínicos” incluyen las “excepciones”:
-El hecho de decir que no es pertinente un caso, que no corresponde (que se atienda por AUGE), es un acto clínico, lo mismo que las inasistencias, o porque se murió o porque está hospitalizado -dice Castillo.
El subsecretario de Redes Asistenciales desestima las críticas que indican que la lista de espera se redujo por la vía administrativa. Castillo sostiene que los casos que se descartan por razones administrativas son aquellos que surgen por errores cometidos al procesar los datos de los pacientes. En cambio, dice, en los casos descartados por un “acto clínico” interviene “un profesional de blanco”. Los ajustes administrativos, sostiene, se hicieron en 2010 y con ellos se bajó de 380 mil a 340 mil la lista de espera: “Ahí se ordenaron los datos de quienes aparecían dos veces en el sistema, con errores en el RUT o mal registrados. Esos son errores en el papel y a eso me refiero como gestión administrativa, donde no hay metido un profesional de blanco en el proceso”.
-Pero si un ciudadano ve al ministro diciendo “cumplimos”, puede pensar que los médicos atendieron a los 340 mil pacientes y no se imagina que existen miles de “excepciones” sin atención hasta ahora no cuantificadas.
-Es que ahí hay un problema de lenguaje. Cuando el ministro dice eso, quiere decir que no hay ninguna de esas garantías retrasadas, ninguna de esas personas está en situación de reclamo (…). No hemos visto a ninguno de esos pacientes que haya venido a quejarse a Fonasa. Y ese es el sentido del “cumplido” -responde Uriarte.