El Plan Universal propuesto para las Isapres, ¿un avance real para el país?
27.10.2011
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27.10.2011
En primer lugar se propone crear un plan universal para las Isapres, con el mismo precio para todos: $17 mil por beneficiario. Lo que se busca con esto es solucionar el problema de la discriminación de afiliados. Sin embargo la iniciativa no resuelve un punto central: la discriminación en las platas públicas (el 7% obligatorio que gestionan las Isapres ES plata pública, pues se paga por obligación y se gasta solo donde el gobierno dice que se puede gastar). Además, introduce subsidios cruzados muy cuestionables. Tampoco se discuten los efectos esperados, ni se hace mención a la coherencia que esta medida debiese tener con el resto del sistema público de Salud.
A continuación analizaré los principales problemas de la propuesta:
1. Con el precio propuesto, $17 mil por persona, más de la mitad de los dineros del 7% NO serían utilizados para comprar el Plan Universal. La propuesta establece que si el 7% que aporta un afiliado es mayor al precio del plan universal, el dinero sobrante tendrá que ser usado por el beneficiario para comprar planes adicionales, o sea planes donde se discrimina por sexo, edad y estado de salud. En consecuencia, el tema de la discriminación seguirá muy presente en la administración de los dineros del 7% (Fuente de los cálculos: Casen 2009 más supuestos establecidos por el autor).
2. El sistema Isapre se vuelve aún más elitista. Menos de tres millones de chilenos están en el sistema Isapre y son más que nada individuos de clase media-alta para arriba. A ellos su 7% no les alcanza para el plan universal y, según la propuesta, probablemente se irían del sistema Isapre. Simulaciones hechas por el autor, que coinciden con otras aparecidas en la prensa, señalan que un 20% de los afiliados podría salir del sistema Isapre, pues con sus remuneraciones actuales no podrán cubrir los costos del plan para ellos y sus familias. Eso sí, también es cierto que más de alguien se cambiará de Fonasa a Isapre.
3. La financiación del plan universal favorece a los ricos. Cuando se propone un plan universal, es decir, que todos pagarán lo mismo, surge naturalmente una pregunta: ¿de dónde saldrán esos recursos? Una alternativa son los impuestos generales. En este caso, sin embargo, el milagro de cobrar lo mismo a jóvenes y viejos se logra gracias a un sistema que para todos los efectos podemos llamar de reparto. Esto es, un cruce de recursos desde los más jóvenes a los más viejos. Pero esta medida es regresiva si se toman en cuenta las características de los afiliados a las isapres. Dentro de ellos, los segmentos más acomodados son al mismo tiempo más viejos. Por eso el reparto de jóvenes a viejos implica un reparto “hacia ricos”, por decirlo así. Bajo las condiciones del sistema actual, un 10% de los subsidios implícitos en el plan universal serían asignados injustamente al 20% más rico de Chile (Fuente: Cálculos del autor).
4. No se detalla cuál es la magnitud del cambio real que experimentarán los afiliados al sistema Isapre. La mitad de los afiliados al sistema Isapre paga un plan familiar de alrededor de $100 mil, ¿en qué cambiaría para ellos la entrada de un plan familiar de $34 mil? La entrada del Plan Auge en Isapre también auguraba un cambio sustancial en el sistema, pero aparentemente tuvo un impacto modestísimo, pues las Isapres ya tenían incorporados los beneficios y tiempos de atención del Auge. ¿Puede explicar la comisión por qué este plan tendrá un impacto mayor?
5. La iniciativa se levanta sobre supuestos inciertos. Los afiliados jóvenes pagarían aportes solidarios, pero algún día serán viejos y para entonces recibirán subsidios. Pero, ¿se quedarán toda su vida en el sistema Isapre? ¿Hay alguna razón para suponer que recibirán (en promedio) tanto como aportaron a lo largo de sus vidas?
6. Falta de coherencia. ¿Cuál es la coherencia entre el sistema de subsidios de Fonasa y el sistema de subsidios implícito en el plan universal propuesto para las Isapres? La propuesta no se pronuncia sobre dónde y por qué la contribución solidaria de los cotizantes sería mayor: en Fonasa o en Isapre.
El Plan Universal propuesto tiene muchas cosas buenas. Crea un espacio de igualdad y le soluciona problemas tanto a los afiliados como a las Isapres. Pero sin una verdadera discusión sobre los pilares fundamentales de nuestro sistema de Salud, inevitablemente la iniciativa planteada se levanta sobre una escenografía cuestionable, resquebrajada, llena de incertidumbres y desigualdades.
Apenas un 17% de los chilenos están en Isapres, sin embargo discutimos sin cesar una serie de arreglos para ellos: eliminar preexistencias, controlar las alzas de precios, resolver recursos de protección, regular la tabla de factores, controlar la expulsión de afiliados, proteger los excedentes… la lista es larga. El desafío hoy es mucho mayor. Debemos abordar, de una vez por todas, el debate sobre qué sistema de salud pública necesita Chile. Me refiero, por ejemplo, a los costos y eficiencia del sistema de Salud, a su justicia y solidaridad.