Por qué sería impresentable subir los impuestos
22.09.2011
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22.09.2011
El elevado costo de la reconstrucción después del terremoto y maremoto de 2010, ha hecho resurgir la necesidad y el debate sobre un posible aumento de impuestos. Ello, además de poco creativo, es impresentable mientras el Estado siga entregando activos de todos los chilenos gratis, y no precisamente a los más pobres.
Arabia Saudita o Kuwait son actualmente países ricos, y no es porque tengan petróleo, antes de la Segunda Guerra Mundial también lo tenían, y eran bastante pobres. Más que nosotros. Ahora son países ricos porque cobran por la materia prima llamada petróleo al que quiera extraerlo, es por eso.
Ya en 1957 las transnacionales petroleras le ofrecían a Arabia Saudita un pago del 50% del precio de venta del petróleo. En la reciente licitación efectuada por Irak, las empresas recibirán dos dólares por barril, es decir, el Estado iraquí recibirá el 97% del precio de venta. Y no lo cobran como un impuesto, lo cobran como un precio por la materia prima. No necesitan meterse con la contabilidad de la empresa para saber cuanto cobrar.
El desarrollo del sector debe proveer el mayor beneficio posible a la comunidad de Groenlandia (Política Minera de Groenlandia)
Si miramos Chile desde esa óptica, es curioso constatar cómo determinados grupos de presión han logrado que el Estado no les cobre por las materias primas de diversos procesos productivos. Por ejemplo, por la materia prima llamada mineral de cobre u oro, por los peces de nuestro mar, el agua de riego que utilizan las empresas agrícolas o el arriendo de las superficies de mar para cultivar salmones. ¿Será que no tienen valor?
Incluso los dueños del proyecto minero Pascua Lama tiene un derecho exclusivo a extraer mineral que contiene 20 toneladas de oro por año, gratis. Me muero de envidia: a mí nadie me hace un regalo así. (Y ni siquiera va a generar buenos puestos de trabajo ya que la refinación se efectuará en territorio argentino).
Parece que el único que paga algo es Soquimich, que paga a CORFO por extraer Litio de los salares.
Es curioso como dichas empresas pagan sin chistar por las otras materias primas que precisan sus emprendimientos, pero cuando llegamos a un insumo propiedad de la Nación, no hay pago.
Así, una empresa paga por el terreno que necesita, ya sea comprado o arrendado, pero la explotación de salmones no paga arriendo por las cientos de hectáreas de mar que usa. No obstante, es notable como los empresarios entienden que el negocio no es gratis, ninguno le regala ese derecho de uso a otro.
Los empresarios agrícolas no pagan por el recurso nacional escaso que se llama agua de riego. Claro, no le pagan al dueño, el Estado, pero encuentran normal pagarle a otro empresario por los derechos de agua, o por su arriendo.
En el caso de la minería, ese cobro existe e internacionalmente se llama Royalty. En la época de la colonia era un 20% del oro extraído -o robado- a beneficio del rey de España, por supuesto.
Desafortunadamente cuando en el gobierno de Lagos se discutió el tema del Royalty minero, se hizo un mal uso de los términos, se introdujo un cargo de un 4% al resultado operacional de la empresa, es decir, se introdujo un impuesto y no un royalty. Las empresas reclamaron, y con razón, pues ellas tenían contratos que les otorgaban invariabilidad tributaria. Esa dificultad desaparece cuando se introduce un pago por una materia prima, que hoy la respectiva empresa obtiene gratis.
Suponiendo, por simplicidad, un cobro promedio de 1,5 dólares por libra de cobre que se extrae como materia prima, significaría que las empresas quedarán con U$$ 1,83 por libra, valor bastante superior al los 0,7 dólares por libra que era el precio de mercado el año 2002, valor que tenía muy contentas a las empresas del sector. Ello significaría un ingreso para el Estado por el cobro de esta materia prima, de 17,500 millones de dólares anuales, lo que permitiría pagar la reconstrucción en dos años y después bajar el IVA a la señora Juanita al 5 por ciento. (Vea el recorte de prensa sobre el alza del cobre en 2010)
Del ejemplo anterior, es claro que ese regalo del Estado a los accionistas de esas industrias es bastante mayor que todos los subsidios sociales que el país otorga graciosamente a los pobres.
Y no se necesita ley para comenzar a cobrar, el Estado tiene la potestad de todo dueño, una de ellas: fijar el precio de la cosa. Como ocurre en Arabia Saudita, Kuwait o Irak. ¿Llegaremos a ser tan innovadores como los jeques árabes de la década del 50?
Milton Bertin Jones
Ingeniero Civil, PUC.