Pobre educación, pobre democracia: otra mirada sobre el lucro.
14.07.2011
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14.07.2011
Martha C. Nussbaum, profesora de Leyes y Ética de la Universidad de Chicago, ha sido varias veces citada en los debates sobre la educación chilena actual. La última vez fue en un coloquio en la Universidad de Chile ente el profesor de filosofía Carlos Ruiz y el abogado Fernando Atria respecto de los elementos legales que permiten exigir educación pública. Ruiz citó ampliamente a Nussbaum, quien publicó el libro, “Sin fines de lucro; por qué la democracia necesita de las humanidades”, que un editor astuto debiera traer rápidamente a nuestras librerías.
La autora norteamericana expone en su libro problemas que vive la educación norteamericana pero que son muy similares a los que tienen a miles de estudiantes manifestándose.
En la introducción de su libro, afirma: “Estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de enorme gravedad a nivel mundial. No, no me refiero a la crisis económica global que comenzó a principios del año 2008. Al menos en ese momento, todo el mundo sabía lo que se avecinaba y varios líderes mundiales reaccionaron de inmediato, desesperados por hallar soluciones. En efecto, el desenlace para sus gobiernos sería arduo si no las encontraban, y a la larga muchos de ellos fueron reemplazados por causa de la crisis. No, en realidad me refiero a una crisis que pasa prácticamente inadvertida, como un cáncer. Me refiero a una crisis que, con el tiempo, puede llegar a ser mucho más perjudicial para el futuro de la democracia: la crisis mundial en materia de educación”.
La crisis que ella detecta se compone de varios elementos, pero el más dañino se refiere a cómo se ha impuesto una educación centrada en la producción y en el rendimiento económico que prescinde de la historia, del arte, de la filosofía. Ese tipo de educación, asegura Nussbaum, va a terminar dañando la democracia pues ésta necesita ciudadanos críticos que cuestionen a la autoridad, que se atrevan a pensar por sí mismos. Para tener esa actitud se necesita una cultura humanista que no se está entregando en la educación actual.
Dice Nussbaum: “Cómo Sócrates supo hace mucho tiempo, cualquier democracia es un «noble pero lento caballo». Necesita muchos pensadores para mantenerse despierta. Esto significa que los ciudadanos necesitan cultivar las habilidades por las cuales Sócrates perdió su vida: la habilidad de criticar las tradiciones y a la autoridad, manteniendo bajo examen tanto a una como a la otra, sin aceptar los discursos de nadie sino argumentan sus razones. En esta época investigaciones sicológicas confirman el diagnóstico de Sócrates: la gente tiene una alarmante falta de capacidad de contradecir a la autoridad y de ponerle presión. La democracia no puede sobrevivir si no ponemos fin a estas tendencias a la autocensura. Debemos cultivar hábitos inquisidores o pensamiento crítico.
”Pero no basta con eso, los ciudadanos también necesitan tener conocimiento histórico, los conocimientos más básicos de las religiones más populares y cómo funciona la economía global. Este aprendizaje histórico necesita tener un elemento socrático: los estudiantes necesitan aprender a evaluar evidencia, necesitan saber pensar por sí mismos.
”Finalmente los estudiantes deben ser capaces de imaginarse como se ve el mundo para alguien completamente diferente a ellos mismos. Eso puede sonar muy amplio, pero es lo que impera en nuestro sistema de justicia, el que empuja a los jueces o jurados a imaginar qué haría, pensaría o sentiría una «persona razonable» en un determinado escenario. Esa mirada también reside en el corazón de los buenos ciudadanos de razas diferentes, géneros diferentes, religiones o diferente orientación sexual. En vez de ver a las personas como «los otros», «esos diferentes», incluso como meras cosas, la democracia requiere que aprendamos a ver a los otros como seres humanos iguales, con aspiraciones y propósitos propios.
”¿Cómo la gente aprende eso? Todos venimos al mundo con una rudimentaria capacidad para «pensar posicionalmente», es decir, pensar desde un punto de vista distinto. Pero esa capacidad obviamente opera de una forma muy estrecha, en el ámbito familiar, y necesita deliberadamente ser cultivada a través de la literatura y las artes, enseñarla a través de diálogos históricos, como los socráticos.
”Pese a esto, alrededor del mundo, los estudios humanistas, las artes e incluso la historia están siendo severamente recortadas de los programas educacionales, para hacerle espacio a enseñanzas que sólo buscan generar hacedores de dinero.
”Cuando esos cambios hayan sido completados, la economía y los negocios sufrirán, porque negocios saludables necesitan creatividad y pensamiento crítico, como durante mucho tiempo lo han hecho saber los maestros de los negocios. Incluso, si esta aseveración no fuera verdadera, las libertades artísticas son esenciales para el tipo de gobierno que hemos escogido y para el tipo de América que desde hace mucho hemos aspirado a ser”.
La versión completa de estas ideas [shorturl url=»http://voices.washingtonpost.com/political-bookworm/2010/08/poor_education_poor_democracy.html» title=»» fuente_url=»http://www.whashingtonpost.com» fuente_nombre=»The Washington Post»]las puede encontrar en este link[/shorturl]