Japón y las consecuencias del terremoto del 11 de marzo
05.04.2011
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05.04.2011
El 13 de marzo, a 3 días del terremoto que paralizó al mundo, el primer ministro japonés Naoto Kan declaraba a la prensa local que “este desastre constituye el mayor desafío que ha enfrentado nuestra nación desde la Segunda Guerra Mundial”. En ese entonces la cifra de muertos y desaparecidos se estimaba en 10.000.
No estaban muy lejanas a la realidad las declaraciones del ministro, ya que hoy, a 6 días de cumplirse un mes del terremoto, sigue aumentando las cifras de muertos y desaparecidos en Japón. El día de hoy las autoridades japonesas cifran en 12.341 el número de muertos y 15.347 el número de personas que aún permanecen desaparecidas. Mientras, el problema de radioactividad de la planta nuclear Fukushima continúa fuera de control.
La labor que se encuentra haciendo el gobierno japonés enfrentando este gran drama humano no le ha ahorrado críticas de organismos internacionales a sus operadores de plantas nucleares como es el caso de Tepco (Tokio Electric Power), dueña de la central de Fukushima.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) criticó a la empresa operadora tras constatar que no tomó las medidas adecuadas para evitar el accidente causado por el terremoto del pasado 11 de marzo.
Según informa la BBC Japón se ha visto obligado a solicitar nuevamente ayuda internacional, esta vez, pidiendo a Rusia los barcos, diseñados por la Corporación Estatal de Energía Nuclear Rosatom para desactivar submarinos nucleares y que es capaz de procesar hasta 70 toneladas de agua contaminada al día.
Además de la evacuación y cuidados que ha tenido el gobierno japonés en su territorio insular, el gobierno japonés comenzó a medir la radiación en escuelas y guarderías fuera del perímetro de seguridad.
Ahora el gran problema de la radioactividad comienza a extenderse al océano. De acuerdo al diario El Mundo, éste podría transformarse en uno de los mayores desastres para la pesca mundial, ya que las corrientes marinas podrían extender rápidamente partículas radioactivas.
Sin embargo, Japón se defiende diciendo que el vertido de aguas contaminadas al mar no viola ninguna ley internacional.