Inspirar para crear, exhalar para innovar: Día Mundial de la Creatividad y la Innovación
21.04.2025
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21.04.2025
Señor Director:
En el ciclo vital de la respiración, inspiramos oxígeno y exhalamos dióxido de carbono, esencial para el equilibrio de nuestro ecosistema. Esta sinergia puede ser una poderosa analogía: la creatividad como el acto de inspirar —observar, imaginar, conectar—, y la innovación como exhalar —entregar soluciones concretas y transformadoras.
Enfrentamos desafíos urgentes sintetizados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): cambio climático, desigualdad, pobreza, salud mental, participación más transversal y educación. Difícilmente se resolverán con las mismas formas de pensar que los originaron. Nuevas ideas, preguntas y miradas sobre cómo educar para la creatividad son necesarias. Este no es un lujo del arte o el diseño: debiese ser una capacidad estratégica de toda persona y profesión. Tampoco es un talento innato reservado a unos pocos: es una habilidad que puede y debe cultivarse en toda la ciudadanía y en todas las edades.
Educar para la creatividad es formar personas que observen con atención y colaboren para generar ideas. En el informe del World Economic Forum 2023, el pensamiento creativo aparece como la habilidad profesional de mayor alza en el mundo. Le siguen otras estrechamente vinculadas, como el pensamiento analítico, la alfabetización tecnológica, el aprendizaje continuo y el pensamiento sistémico. Estas capacidades son claves no solo para el trabajo del futuro, sino para resolver los problemas del presente.
Actualmente se suma otro agente disruptivo. Investigaciones recientes muestran que la inteligencia artificial (IA) en ciertos contextos puede superar a las personas en aspectos propios de la creatividad, tales como generar ideas o integrar nuevos datos con flexibilidad. Entonces, ¿qué rol tendrá la IA en el ciclo de la creatividad e innovación? Aún más importante: ¿qué papel jugaremos los humanos?
Afortunadamente, ya vemos señales de cambio que pueden potenciar la creatividad en todas las etapas formativas. En Chile hay emprendimientos innovadores, investigaciones interdisciplinarias y redes de colaboración enfocadas en resolver problemas complejos. No estamos partiendo de cero: el país siempre ha tenido un enorme potencial creativo, pero necesita escalarlo, sistematizarlo y apoyarlo desde la educación.
En este contexto, resulta especialmente significativo recordar que el 21 de abril se conmemora el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, una invitación global a reflexionar sobre cómo estas capacidades pueden contribuir a los desafíos más urgentes de nuestras sociedades. En Chile, esta fecha representa una oportunidad para fortalecer el vínculo entre educación y desarrollo sostenible. Si aspiramos a formar generaciones capaces de imaginar y construir soluciones a los problemas del país, resulta clave que instituciones educativas, especialmente las universidades, integren la creatividad y la innovación como competencias transversales en todas las áreas de formación.
Esto no solo enriquece los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino que también habilita a los estudiantes para interpretar realidades complejas, reconocer necesidades concretas y diseñar respuestas sostenibles desde una perspectiva crítica y colaborativa.
En lugar de enseñar la creatividad como un acto aislado o espontáneo, se debe promover una práctica de inspiración creativa sistemática y colaborativa, conectada con el propósito de exhalar al mundo proyectos orientados a la innovación y que respondan a necesidades de desarrollo sostenible del país. Es decir, que, en Chile, como sociedad, se impacte la calidad de vida a través de una respiración más profunda.