Mensaje de la hermana del sacerdote André Jarlan, a 40 años de su asesinato en dictadura

Soy Hanrriete, hermana de André Jarlan, y a 40 años de su muerte, quisiera dirigir unas palabras al pueblo de Chile. 

A pocos días del aniversario del asesinato de mi hermano, me parece crucial recordar el profundo impacto de su vida y muerte en la historia reciente de ese querido país. Su total compromiso con los más pobres y su firme creencia en la  no violencia activa lo convirtieron en un símbolo de resistencia pacífica a la brutal represión de la dictadura. 

El padre Jarlan, mi hermano, no sólo fue sacerdote, sino también testigo silencioso de la fe vivida en la acción concreta junto a los oprimidos. Su diario, que estará disponible en las librerías de todo Chile a partir de septiembre ―y  cuyos derechos de autor serán donados a la comunidad cristiana de la población  La Victoria― revela una mirada inédita a la represión sufrida por las  poblaciones durante esos años oscuros. Este cuaderno no es sólo un registro  personal, sino también un testimonio invaluable de cómo la comunidad  cristiana, acompañada por personas como mi hermano y el padre Pierre Dubois, organizaron formas de resistencia como los comedores populares (las «ollas  comunes»), y la solidaridad vecinal a través de las cooperativas «Comprando juntos» y «Leche por cuadra». 

Es fundamental no dejar que estas historias caigan en el olvido. Este sábado 31 de agosto, a las 18 horas, en la población de La Victoria, miles de personas  repetirán el mismo gesto de hace 40 años: encender velas para recordarnos que  la solidaridad y la unidad son la mejor memoria del alma de Chile.  

Me despido mencionando que al recordar a mi hermano, recordamos también a las miles de víctimas de la dictadura y a quienes, a través de su resistencia  pacífica, mantuvieron viva la esperanza de un Chile mejor.