CARTAS: Violencia económica y costo de la vida
22.07.2024
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22.07.2024
Señor director: La violencia no es sólo la que se observa en noticieros y matinales. Según la definición de la Organización Mundial de la Salud es, también, “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.
En Chile somos miles de personas que sufrimos la violencia económica. En la IX Encuesta de Presupuestos Familiares (INE) se muestra que los hogares chilenos gastan mensualmente un promedio de $1.451.782. Sin embargo, el sueldo mínimo (a contar del 1 de julio del 20204) subió a $500.000, que equivale a $410.000 líquidos mensuales. Según datos oficiales, son cerca de 830.000 las personas que ganan el sueldo mínimo en Chile.
La violencia económica es un fenómeno que no se debate ni conversa , ya sea por ignorancia o porque las líneas editoriales están a cargo de las élites económicas.
Los grupos económicos son los que pagan los sueldos directa o indirectamente (a través de las Pymes) y los que te venden los insumos necesarios para vivir. Pero el valor de esos insumos básicos es mucho más caro que lo que te pagan por tu trabajo.
Soy profesional, cursando un magíster. Tengo un empleo de emergencia, preconizado con una remuneración de pobreza y miseria, prestando servicios en la Municipalidad de Valparaíso. Es el único empleo al que puedo optar, ya que cumplo la labor de cuidar a nuestra hija de 12 años, con trastorno mental severo.
¿Para qué nos alcanza como familia con $398.000 líquidos? Para nada, el dinero solo dura un par de días. Nuestro hogar está integrado por cuatro miembros y estamos bajo la línea de la pobreza. Nuestro hijo mayor solo puede vivir diez días con nosotros, y el resto del mes tiene que irse con su abuela pues no alcanza el dinero para alimentarlo.
Todas las noches me duermo pensando si tendremos qué comer en los próximos días, y cada mañana me levanto pensando exactamente lo mismo. Esta violencia sistémica no se dialoga, no se debate; se oculta. Cuando uno camina por las inmediaciones del Congreso, por la parte posterior entran automóviles de alta gama, deportivos, sedan, camionetas, etc. Pero en la entrada principal, la que da a la avenida Pedro Montt, se encuentras la miseria: ciudadanos vendiendo cachureos, objetos que en una sociedad moderna y justa serían basura.
Como dice Eduardo Galeano, en parte de su poema “Los Nadies”:
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los Nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.
Los Nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.