Día del Libro: El mundo entero cabe aquí
21.04.2024
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21.04.2024
«Encontré en las novelas y en los ensayos una manera mucho más profunda de conocer el mundo, una que me implicaba hasta la médula, de la cual ya no podía huir.»
Hace algún tiempo, al inicio de la pandemia, recibí de regalo un libro que sabía que no iba a leer. Era un libro apurado (o apresurado) que pretendía explicar en tiempo récord el estallido social. En ese momento en que se mezclaban indistintamente la esperanza y una idea de la belleza con la incertidumbre y el miedo, desconfié de todos los iluminados que hacían alarde de entender causas y efectos de algo que todavía (nos) estaba pasando. El libro del iluminado venía con ticket de cambio —que es, al final, un hermoso gesto de generosidad—, y fui a la librería a buscar otro que costara más o menos lo mismo. Lo cambié por una novela de una escritora que conocía de nombre pero de la que nunca había leído nada. Así, casi de casualidad, conocí a Siri Hustvedt [foto superior].
De Los ojos vendados, el pequeño tesoro encontrado gracias al libro que no leí ni entonces ni después, pasé a Todo cuanto amé, los ensayos alucinantes de La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres, El verano sin hombres, El mundo deslumbrante y, finalmente, al libro que cambió un poco mi vida: Recuerdos del futuro. Ahí me topé con una historia que se convertiría, al cabo de un tiempo, en la excusa para escribir mi primer libro. La ficción era todo lo que necesitaba cuando la imaginación radical de la que veníamos parecía agotarse, ahogarse. Y se abrió entonces un vórtex que no se cerró jamás.
En general, leía más teoría que ficción. Había en eso mucha curiosidad, pero también una idea predeterminada de lo que tenía que ser una carrera académica. Una idea errada, claro, porque no sólo en la teoría está el conocimiento. Encontré en las novelas y en los ensayos una manera mucho más profunda de conocer el mundo, una que me implicaba hasta la médula, de la cual ya no podía huir.
Y así, cuando la pandemia estaba terminando y atravesé el momento personal más difícil que me había tocado vivir, fueron Patti Smith y Joan Didion los lugares donde encontré consuelo. En Éramos unos niños, Smith recorre su relación con Robert Mapplethorpe, la historia de amor y arte más hermosa que he conocido; por otra parte, Didion narra su forma de lidiar con el duelo en El año del pensamiento mágico, tan brillante como doloroso: «La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba. La cuestión de la autocompasión», anota ante la repentina muerte de su marido.
Miro ahora las anotaciones sobre los libros que he leído los últimos dos años. Veo la repisa en los que los he ido ordenando con criterios que parecen arbitrarios, pero que no lo son (la sección «cosas que tengo que leer ahora ya», la de «los que me gustaron, pero sin enloquecerme» o la de «los que me han cambiado la vida»), y pienso en la relación totalmente autobiográfica que se tiene con la lectura. Un libro puede ser perfecto para un momento y luego parecer totalmente ajeno. O al revés: hay lecturas que hace un tiempo no parecían provocar nada y de pronto encuentran su espacio en la existencia. Y hay otros que te marcan a fuego. Leer es también vivir, la vida propia y la de otros, las vidas que uno quiera. Reviso, entonces, estas listas y anotaciones, mis libros de los últimos dos años y decido dejar mi ruta del tiempo reciente. Es una pequeña lista de sugerencias pero también una autobiografía, una manera de contar de refilón mi propia existencia. Me quedaré, en esta ocasión, con las escritoras mujeres, novelistas y ensayistas. Es un pequeño homenaje y una forma de hacer justicia, porque son siempre las menos reseñadas y recomendadas, pero sobre todo elijo este camino porque sus voces suenan con una potencia y una calidez con la que me siento íntima e infinitamente agradecida. Dice así:
Siri Hustvedt, Patti Smith, Joan Didion, Mariana Enríquez, Alia Trabucco, Natalia Ginzburg, Daniela Catrileo, Lina Meruane, Jamaica Kincaid, Chimamanda Ngozie Adichie, Cristina Rivera Garza, Annie Ernaux, Irene Nemirovski, Paz López, Aurora Venturini, María Gainza, María Negroni, Cristina Peri Rossi, Gabriela Cabezón Cámara, Lily Hoang, Dubravka Ugrešić, Camila Sosa Villada, Delphine de Vigan, Samantha Schweblin, Cynthia Rimsky, Nona Fernández, Nathalie Léger, Maryse Condé y Leila Guerriero.