Isapres: desidia o conveniencia
31.01.2024
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31.01.2024
La aprobación del pasado lunes en el Senado de un proyecto de «ley corta» para las isapres incorporó la «mutualización» de la deuda que estas mantienen con sus afiliados, según fallo previo de la Corte Suprema. El cálculo de la Superintendencia de Salud se reduce así a casi un tercio del monto original. «Lo sucedido esta semana en el Congreso es realmente insólito, digno de una realidad creada por inteligencia artificial», explica en columna para CIPER un especialista en salud pública: «En este caso, ‘con mi plata, sí’».
Los significados de la palabra ‘desidia’ son: negligencia, falta de cuidado, ausencia de ganas o de interés al hacer una cosa. Es una hipótesis para explicar por qué cuando, en 2010, el Tribunal Constitucional señalara que las isapres estaban funcionando fuera de la Constitución al discriminar a sus afiliados por sexo y edad, la actitud de los gobiernos de turno no fuese la de sacar a la industria de esa situación con insistencia, fuerza y determinación: era una especie de desidia del sistema sociopolítico por entrar en debates «inconducentes», ya que no existían las mayorías necesarias en el Parlamento, también de turno.
Nunca fue prioridad lo de traer a la superficie, a los matinales, el debate ideológico de fondo: asegurar el derecho a la salud de manera equitativa —como derecho social– versus mantener la atención a la enfermedad como un área de negocio en la que lucrar. Ganó siempre la perspectiva más cortoplacista, en términos electorales pero también en el carácter de protección de intereses personales. «Antes de mandar un proyecto, primero tienen que estar los votos», se escuchaba en los pasillos de los ministerios. Y, en el Parlamento: «… se debe mantener el sistema asegurador privado, por eso nada de incluir al sector público en la discusión»; «hay que realizar más estudios».
«Mantener el empate, eso es lo que Chile necesita», era una frase de consenso.
En tanto, son sinónimos de ‘conveniencia’: utilidad, provecho, beneficio, interés, oportunidad, rendimiento, ventaja.
Otra hipótesis explicativa de la parálisis decisoria o de toma de acuerdos políticos respecto del funcionamiento inconstitucional de las isapres es que a la élite, aquella con conciencia de serlo, no le convenía entrar en profundizaciones, y era mejor dejar todo en statu quo: «Dios o el tiempo dirán…». Es que la salud en Chile no es solo un tema económico financiero, racional y objetivo, sino que también se trata de un tema simbólico: de prestigio, de privilegios, de clase.
Ideología, pero de la profunda. Nada que se solucione con una ley corta… ¿o sí?
Parece que la ley corta aprobada en general el lunes por el Senado para enfrentar el modo en el que las isapres podrán acomodar un fallo de la Corte Suprema en su contra será, en definitiva, la que permita al sistema, a la industria, salvarse de este mal momento, pero a través de una consigna del todo impresentable: «Para poder pagar la deuda, primero la tenemos que reducir cómo sea (por secretaría), y luego cobrar más caro». Por eso, lo sucedido esta semana en el Congreso es realmente insólito, digno de una realidad creada por inteligencia artificial.
Al contrario de los intereses que se defienden en el problema de las pensiones, pareciera ser que quienes son afiliados al sistema privado de salud quedarán sometido/as a la implementación de normas retroactivas (mutualización) que reducen en un tercio la deuda que sus aseguradoras mantenían con ello/as. [ver columna previa en CIPER Opinión: «Isapres: La falacia de la «mutualización»«].
En este caso, «con mi plata, sí».
No pierdo la esperanza en que otro Chile es posible; uno en donde el derecho a la salud supera a la desidia y la conveniencia. Un país en el que dialoguemos, buscando acuerdos no abusivos, orientados según el bien común, y no el de unos pocos.
Ahora viene el momento de la Cámara de Diputados y Diputadas.