CARTAS: La educación que abandona
15.01.2024
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
15.01.2024
Señor director:
El último día de 2023, a las 14 horas, se realizó el funeral de Z. (su nombre lo mantengo en reserva ya que era menor de edad) en el cinerario del Cementerio Católico. Así, su madre, Kathy, despidió el año en melancolía, acompañada por el padre de Z., familiares y amistades. Entre estas se encontraba un grupo rastafari que hacía música con tambores y cantos, percusiones que marcaban el ritmo de los latidos y un bombo que representaba la respiración. Z. murió el jueves 28 de diciembre, a los 15 años de edad, ahogado por comida. Su madre lo encontró cuando ya no había nada que hacer y su partida era un hecho. Él venía padeciendo de ansiedad, la que le provocaba atracones al comer.
En el funeral estaban su polola, su abuelo y sus amigos más cercanos, estos últimos compañeros suyos en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera antes de que a Z. le cancelaran la matrícula. Cuando era alumno del 2° medio Ñ, y justo antes de terminar el año académico, una inspectora general lo sancionó, geerando su expulsión.
El año 2018 la Superintendencia de Educación generó un documento sobre la convivencia escolar y los protocolos que deben acatar los establecimientos. La “Circular que imparte instrucciones sobre reglamentos internos de los establecimientos educacionales de enseñanza básica y media con reconocimiento oficial del Estado» no deja espacios a la interpretación, y establece la obligatoriedad del respeto por los derechos de los niños y niñas, insta a un justo y racional procedimiento, a la no discriminación arbitraria, a la transparencia en las decisiones administrativas y a la creación de protocolos.
Me reuní con Kathy para hablar de Z. y su experiencia como alumno del Instituto Nacional y las causas de su expulsión. Ella me explica que su hijo solía ser un niño retraído que sufría bullying, pero que luego del estallido social su inquietud, sus preguntas y búsqueda lo comenzaron a encontrar con su lugar en el mundo. Él estaba en otro liceo ubicado en la comuna de San Miguel cuando comenzó a decirle a su madre que quería estar en el Instituto Nacional pues lo veía como un lugar de lucha, donde los estudiantes se organizaban y buscaban cambios significativos para la sociedad. Bajo el nuevo Sistema de Admisión Escolar, cumplió su deseo.
Ingresó el año 2023 y comenzó a notar la persecución contra la organización y la expresión de los alumnos, como cuando se exigía acciones a la autoridad en temas como la mejora de la calidad de los baños, el poder usar el casino para calentar un plato de comida, entre otras cosas. Kathy recuerda que una “jefa de patio” en particular comenzó a perseguir las acciones de los alumnos, y marcó a Z., pues consideraba que colaboraba activamente con capuchas. Las veces que Kathy fue citada a reunión, nunca pudo calzar con los tiempos de la inspectora, que tampoco flexibilizó su atención ante sus horarios de trabajo. Como Z. estaba en peligro de repitencia, Kathy se reunió con la psicóloga y la orientadora del Instituto, encontrando contención. Pero un día Z. llegó de clases y le contó a su madre que la inspectora le había dicho que ella iba “a hacer todo lo posible” para que él no continuara en el instituto.
Tiempo después, la matrícula del joven fue cancelada cuando ya había cerrado el periodo de “tómbola” para poder inscribirse en otro liceo. Fue en medio de poder apelar a esta situación, que Z. muere. Hacia el final de la conversación Kathy me muestra una foto con un escrito de Z. inscrito en la baranda de un puente que dice: “Me encontrarás en las calles y en la fría lluvia”, como una premonición de su partida.
Aunque la matrícula de Z. se encontraba en condicionalidad por comportamiento, la cancelación de esta careció de protocolos. Al estudiante se le despojó de su derecho a educarse solo porque la autoridad del Instituto Nacional consideró que él colaboraba con capuchas, lo cual nunca se probó. Además, la expulsión llegó en un periodo del año en el que no está permitido cancelar matrículas, lo cual, según la madre, deprimió al joven enormemente.
Z. era un adolescente que gozaba con la música y el rap, rodeado de gente que lo amaba, pero que sin embargo fue excluido del sistema educativo. Al día siguiente de su funeral, un compañero de curso suyo en el IN se suicidó. Se comenta que era un alumno ejemplar en cuanto a calificaciones y comportamiento.
¿Hasta dónde está fallando la contención emocional en la educación? ¿Por qué en vez de ir en apoyo se criminaliza a los alumnos y alumnas? ¿Existen protocolos que se respeten con transparencia? La situación de salud mental en nuestra población empeora diariamente, y en los colegios y liceos se está dejando morir a nuevas generaciones que no encajan o que no son escuchados, todos con sueños, con ganas de ser, con amores. Como Z. y su compañero hay muchos casos que engrosan una lista de jóvenes vidas que ya no podrán existir ni exigir.