CARTAS: Temporada de verano y nexos entre iniciativas
03.01.2024
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03.01.2024
Señor director: Para los estudiantes de todo el país es el inicio de una temporada de descanso. Totalmente necesaria y merecida, pero que también trae dolores de cabeza y trabajo de mucha organización para otras personas, en especial familias y personas cuidadoras.
La llamada “crisis de los cuidados” es atingente a lo que se está trabajando en la mesa interministerial sobre el Sistema de Cuidados propuesto por el gobierno, pues ¿quién y cómo se hace cargo de niños/as o jóvenes mientras padres, madres o cuidadores trabajan? Otro tema asociado es lo que sucede en estas temporadas con el uso de pantallas, un tema de preocupación en todo el mundo, que ahora en verano sobresale por el enorme tiempo libre de niño/as y adolescentes.
Hay más temas de debate en torno a las vacaciones de los estudiantes. Por ejemplo, la recuperación simbólica y comunitaria de plazas, parques o lugares públicos de flujo de personas. O el contexto climático actual, y las olas de calor que se vienen.
Sobre esto último, aparece una iniciativa que se ha estado llevando a cabo durante los últimos veranos en Barcelona: “refugios climáticos” (refugis climàtics, en catalán). Plazas, parques, bibliotecas e incluso escuelas son adaptadas con servicios de climatización y arbolados para regular la temperatura, e incentivar que las personas puedan esquivar las jornadas de mayor calor y hacer uso de los servicios que allí proveen. Se busca que existan refugios climáticos en cada barrio, generando mapas y servicios telefónicos para ayuda o difusión de tales iniciativas.
Es una iniciativa interesante, que podría integrarse a actividades tales como las escuelas de verano desde MINEDUC, talleres recreacionales (desde municipios) e incluso en actividades culturales como Santiago a Mil. Se requiere de adaptaciones en la infraestructura, material y personal, pero se generan una serie de ventajas: 1) espacios que sirven de cuidados, recreación y de socialización para niños/as, jóvenes y adultos; 2) alivio a familias y personas cuidadoras; 3) la recuperación de espacios públicos que acercan instituciones a la población; 4) el aumento del uso de diversos materiales en bibliotecas, servicios municipales o de mobiliario público; 5) espacios que aportan a convivir con las olas de calor (y así, poder generar aportes a largo plazo en esta problemática); y 6) siendo muy optimistas, el aporte al desarrollo lingüístico y socioemocional de niños/as y jóvenes y a la reducción del “estrés del cuidador”.
Todavía queda mucho verano.