CARTAS: La vieja guardia de la administración pública
13.12.2023
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13.12.2023
Señor director:
Durante el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera, iniciado el 11 de marzo 2018, la “vieja guardia” —entendida como aquellos funcionarios con una carrera de más de veinticinco años en el aparato público, entre los que se cuentan personal de planta y contrata, con experiencia en lo que es entendido como la gestión pública— se vio tocada por situaciones que caracterizaron su organización y funcionamiento; entre ellas, la ausencia de compromiso político de aquellas jefaturas de departamentos y divisiones que respondían a una designación de tal naturaleza, así como la falta de experiencia y conocimiento de tales jefaturas en el funcionamiento del aparato público, resultando esto último en ausencias de liderazgos de aquellos que debían dirigir procesos y personas para el cumplimiento de metas institucionales.
Al día de hoy, en la actual administración del Presidente Gabriel Boric resuena en los pasillos de las instituciones públicas aquella frase acuñada por la Presidenta Bachelet sobre los desastres naturales: “Cada día puede ser peor”. Y por cierto que así lo ha sido en materias de gestión y para los funcionarios “de carrera”.
Se ha debido enfrentar la llegada masiva de lo que se ha venido en identificar como “nuevos talentos” (varios de ellos, reconocidos militantes de partidos políticos que ya han ocupado cargos en gobiernos anteriores y que de talentos, es conocido, no tienen mucho). Se ha debido enfrentar la llegada de personal sin experiencia en la cosa pública y su normativa, de personal con formación profesional que no se condice con las materias que tienen a cargo, situación que se vuelve compleja por el nivel técnico de las mismas. Los funcionarios de carrera han seguido viviendo la ingrata experiencia de que ingresen a los servicios personas que realizan el mismo o menor trabajo que ellos, pero mucho mejor remunerados.
Lo que aquí se expone no dice relación con visiones que pudieran verse teñidas por alguna opción política, al contrario. Debemos asumir que desde el último gobierno del Presidente Piñera la gestión pública ha tenido un retroceso, que se ha profundizado con la actual gestión presidencial.
Hoy las autoridades políticas se pierden en la contingencia, y son superados por los problemas-país: seguridad ciudadana, migración, fundaciones, etc. Hoy los jefes de servicio no están abocados a la dirección, organización ni administración de su servicio público, y si lo están no cuentan con el expertise necesario que les permita realizar adecuadamente las funciones que les competen (menos, identificar situaciones de riesgo).
Ahora, ¿es tan importante que las autoridades políticas tengan una formación y experiencia que los avale en la cosa pública para ocupar cargos de confianza? Es posible que no, y que los requisitos de designación a ese nivel se relacionen con otras variables. Sin embargo, el problema sí se vuelve manifiesto cuando esas autoridades contratan a asesores que no los asesoran, a jefes de división y de departamento que no tienen conocimiento respecto del área de gestión de la que estarán a cargo. Mientras los requisitos para ocupar cargos de dirección de unidades de línea privilegien solo lo político y los gobiernos no valoricen al personal público de carrera, seguiremos con serios problemas en materias de gestión pública.