CARTAS: Violencia hacia la niñez; una vez, y otra más
22.11.2023
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22.11.2023
Señor director:
Cada año, mil millones de niños, niñas y adolescentes (NNA) son afectados por alguna clase de violencia; es decir, la mitad de la población infantil del mundo, como consigna el estudio Global Prevalence of Past-year Violence Against Children: A Systematic Review and Minimum Estimates. De hecho, tres de cada cuatro personas menores de cinco años han sido disciplinadas de manera violenta por sus cuidadores, y una de cada cuatro vive con una madre que ha sufrido violencia por parte de su pareja, según un informe de UNICEF en 2017. Por su parte, el abuso sexual afecta a 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 10 hombres antes de cumplir los 18 años, como señalan diversas investigaciones.
En los niños, niñas y adolescentes, la situación de violencia es aún más grave que en población mayor de edad, producto de una cultura adultocéntrica que no resguarda sus derechos. De este modo, los adolescentes tienen entre dos y tres veces más probabilidades de sufrir un robo, un asalto o una violación que un adulto; por su parte, los niños y niñas enfrentan violencia intrafamiliar en una tasa cinco veces más alta que los adultos, como se observa en el estudio del sociólogo estadounidense David Finkelhor.
Si bien los efectos de la violencia pueden ser muy negativos para su bienestar, la situación es aún más grave si consideramos que esta puede presentarse de manera reiterada a lo largo de su desarrollo. En su estudio publicado en 2007, Finkelhor lo dice de una manera muy clara: en la vida de muchos niños, niñas y adolescentes la victimización constituye una condición más que un evento.
De acuerdo con diversos autores, la victimización pasada constituye un poderoso factor de riesgo de victimización futura. Esto quiere decir que dos niños, en apariencia similares, tienen distinta probabilidad de sufrir maltrato físico, violencia psicológica o abuso sexual: quien estará más expuesto es aquel que ya ha sido víctima. Considerando esto último, se hace particularmente necesario prevenir la recurrencia de la violencia.
Es fundamental enfrentar este desafío desde las políticas públicas —y la sociedad en su conjunto—, en orden de poder evitar que estos hechos ocurran y se reiteren en el tiempo. El artículo 2 de la Ley N°21.302 delega al Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia la función de garantizar la protección de NNA gravemente amenazados o vulnerados en sus derechos, debiendo prevenir nuevas vulneraciones. Este es un aspecto crucial, pues la prevención debe focalizarse especialmente en aquellos niños, niñas y adolescentes que enfrentan mayor riesgo, que son justamente quienes ya han sido víctimas.
Con fines de protección, es necesario identificar a los NNA en situación de riesgo y desarrollar intervenciones que permitan gestionarlo, para reducir las probabilidades de que ocurra nuevamente. Esta no es una responsabilidad de un solo sector, los organismos del Estado, la sociedad civil y la academia deben colaborar para hacer esto posible. Otros países ya han elaborado sistemas de evaluación y gestión del riesgo de recurrencia de violencia en casos de NNA, como una forma de avanzar por ese camino. En Chile un equipo de investigación de la Universidad Diego Portales está trabajando actualmente en un proyecto con el mismo objetivo, con el apoyo de la Plataforma Políticas Públicas UDP.
En estos días recordamos el 34º aniversario de la aprobación de la Convención Sobre los Derechos del Niño por la Asamblea General de Naciones Unidas, hito histórico que sitúa a todos los niños, niñas y adolescentes como titulares de derechos. Sin lugar a dudas, el derecho a vivir una vida libre de violencia es indispensable para su salud, bienestar y desarrollo integral, por lo que la preocupación por quienes ya han sido víctimas y la prevención de nuevas vulneraciones son aspectos cruciales si se quiere lograr este mandato.