CARTAS: Paro docente y violencia en las escuelas
01.09.2023
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01.09.2023
Señor director: Las demandas del gremio docente cada día son más. Las dificultades que la realidad y la historia les impone a las escuelas crecen y crecen, en contraposición a las herramientas que la sociedad les entrega a los docentes. Quiero referirme a la sociedad y no a las universidades, pues esto va más allá de la formación profesional, su metodología y otras sustancias que ponen en las mesas de reuniones de las facultades.
Veo con inquietud cómo se enfatizan tantas prácticas que se contradicen con los cánones más básicos que trascienden desde las aulas: se transforma lo que entendemos por respeto, se le resta importancia a la verdadera creatividad (remitiéndola a conceptos tales como streamer, youtuber o ‘creador de contenidos’, como si en el futuro fuéramos a alimentarnos de aquello). Para las autoridades somos la principal referencia de las cosas por hacer, y se vienen demandas sobre demandas en una mano, mientras la otra viene vacía con actitud vigilante lista para acomodar los dedos y tomar la forma de una acusación.
En el contexto de la presente movilización docente, de los ocho puntos que se han señalado como prioritarios por parte de la dirigencia y las tres respuestas que hasta ahora han sido entregadas por el Ministerio de Educación se confirma lo que señalo. El segundo punto en discusión trata de la violencia escolar, para la cual se proponen campañas de prevención y otras medicinas, sin ver lo fundamental del problema, y proponiendo actividades que de una forma u otra en las escuelas ya se hacen. Dudo que nuestros ministros, el que salió y el que entró, se estén preguntando de dónde es que viene esa violencia.
Y aquí comenzamos a armar el caldo con los ingredientes que ya pusimos sobre la mesa, porque en el fondo les dan a las escuelas la labor de formar, de resolver pacíficamente los conflictos, de tener espacios formativos para los docentes, de establecer mesas de trabajo y reflexión, entre otras hierbas y condimentos… como si eso no se hiciera. La pregunta sobre el origen de la violencia en las escuelas no se responde.
Hace falta un análisis desde varios ministerios, pues esto no es sectorial, sino cultural. Nos encontramos en un problema derivado en parte del no hacer nada, de mirar desde lejos, de tomar esa actitud del «a mí nunca me va a pasar». Esto ocurre por aquellas cosas que normalizamos e incluso celebramos, pues hoy en día un contenido viralizado tiene mucho más peso que el producto de la planificación de la clase realizada bajo la tenue luz de un escritorio del o la colega, que hace primero dormir a los niños para seguir trabajando.
Señor ministro: yo rechazo su carta.