Parir y nacer en una región de Chile: radiografía de la desigualdad
25.05.2023
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
25.05.2023
En doce de las dieciséis regiones de Chile, el 80% de los nacimientos en el sistema privado de salud ocurre por cesárea. Desde la Región de Maule, con tasas récord en el país, dos psicólogas especialistas en parto respetado explican las razones de una tendencia crítica en el país, vinculada a condiciones de pobreza, baja escolaridad, carencia de seguridad social y alta ruralidad, que según esta columna para CIPER «hace difíciles las posibilidades de conversar entre mujeres para construir una visión de derechos y empoderamiento sobre su salud reproductiva y sexualidad.»
Gestar, parir y nacer en Chile son experiencias con profundas marcas de inequidad. Reveladoras cifras de estudios e informes chilenos así lo confirman: en la primera encuesta nacional de violencia obstétrica [CÁRDENAS y SALINERO 2022] el 79,3% de las mujeres reportó haber experimentado alguna forma de violencia obstétrica, y estudios del Observatorio Contra la Violencia Obstétrica señalan que, del total de la muestra, una de cada cuatro mujeres atendidas en el sector público ha sufrido violencia física al interior de los hospitales, y el 56,4% menciona haber sido criticada por expresar dolor y emociones al momento del parto [SADLER et al. 2018].
El territorio donde se gesta, nace y pare también adolece de estas marcas de inequidad.
Según datos proporcionados en 2016 por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el 40,9% de los nacimientos ocurridos en el sistema de salud pública ocurrió por cesárea; en el sistema privado de salud, esta cifra fue de 69%. Del total de cesáreas practicadas en la atención pública, el 68,2% ocurrió en regiones de Chile, mientras que, del total de cesáreas practicadas en clínicas privadas, el 55,4% ocurrió fuera de la RM.
Siete años después, cifras informadas por el Observatorio de Violencia Obstétrica de Chile (OVO) muestran que la tasa de cesáreas sigue creciendo [ver «Más cesáreas que nunca en Chile», en CIPER-Opinión 11.01.2023]. En el sistema público de salud sube 8 puntos porcentuales (hasta un 48,7%) mientras que en el sistema privado el alza es de 2,6 puntos (hasta 72,6%) respecto a lo informado por el INDH el 2016.
Al analizar esta situación en las regiones, se observa que el drama es mayúsculo. En doce de las dieciséis regiones de Chile, el 80% de los nacimientos ocurre por cesárea en el sistema privado de salud. Dicho de otra forma, solo el 20% de las mujeres que se atendieron en clínicas pudo parir a sus bebés por la vagina. Ñuble y Maule son las regiones con mayores alarmas, ya que solo el 5% y 8% de las mujeres, respectivamente, pudo tener partos vaginales.
***
En la citada publicación del INDH, la Región del Maule observó la tasa de cesáreas más altas en el sistema público de salud (54,5%). Según datos extraídos por la Corporación Matria Fecunda desde el sitio web del Servicio de Salud del Maule, en el periodo comprendido entre los años 2018 y 2021, cuatro de siete hospitales públicos tienen tasas de cesáreas de 60% ó más.
Resulta interesante observar cómo se distribuye la tasa de cesárea en los hospitales de la región. Es de esperar que en el hospital de mayor complejidad regional, el cual recibe a las gestantes de mayor riesgo obstétrico, se produzca la mayor cantidad de nacimientos por cesárea. Sin embargo, la realidad muestra que es el único establecimiento de la región que presenta una tasa bajo el 45% en el periodo comprendido entre 2018 y 2021. En esta misma línea, otros datos de interés que la Corporación logró analizar fueron el uso de medidas no farmacológicas para el alivio del dolor y la presencia de un acompañante significativo. El 43,8% de las mujeres atendidas en recintos públicos estuvo acompañada durante el trabajo de parto y el parto. El Hospital Regional es nuevamente el que tiene mejores indicadores, alcanzando un 71%. Con respecto al uso de medidas no farmacológicas para el alivio del dolor, estas son utilizadas en el 15,6% de las parturientas.
Comparativamente en el sistema privado de salud, datos proporcionados por la Secretaría Regional Ministerial de Salud del Maule, muestran que, para 2022, la única clínica privada de nuestra región alcanza un 92% de cesáreas. Sí: 92%. Al comparar con la información publicada por el INDH en 2016, el alza es de 22 puntos porcentuales.
¿De qué nos hablan estos números?
La alta tasa de cesáreas en el país, confirma la tesis expuesta por Leiva y Sadler [BERNALES et al. 2016]: desde la mirada de los determinantes sociales de la salud, la medicalización y patologización del parto y nacimiento en Chile, se explica mejor desde el determinante sistema de salud. Es decir, es el sistema de salud en su conjunto el que genera condiciones y acciones que predisponen a un exceso de intervenciones, en este caso nacimientos por cesáreas. Sin embargo, al desagregar los datos por región, es posible afirmar que una situación, que ya es crítica a nivel-país, se agudiza con fuerza en las regiones de Chile.
¿Cómo se explica esto? Es una pregunta que no puede ser omitida, y que pretende ser respondida, al menos en parte, en los siguientes párrafos. Buscamos entregar a la opinión pública una explicación de este fenómeno, a partir de ocho años de experiencia y trabajo territorial acumulados por la Corporación Matria Fecunda en materia de derechos sexuales, reproductivos y violencia de género. Mediante una radiografía a diversos indicadores presentes en el Maule y regiones de Chile, intentamos evidenciar una realidad que nos duele y nos lastima.
***
La Región del Maule es un territorio que se caracteriza por grandes brechas sociodemográficas y de pobreza, en comparación con la media nacional [CASEN 2017]. Según datos de Ministerio de Desarrollo Social, 40 de cada 100 hogares son considerados carentes de escolaridad, y allí el 49,3% de la población mayor de 18 años no ha alcanzado la educación Media completa (36,8% media nacional), y el 6,2% de la población mayor de 15 años es considerada analfabeta, siendo ésta la mayor tasa del país [CASEN 2015].
En relación a la seguridad social, 31 de cada 100 hogares son considerados carentes de seguridad social, y el 86,7% de la población está afiliada a FONASA.
El territorio maulino se caracteriza también por su alto porcentaje de ruralidad: ocupa el quinto lugar del país en este sentido (un 26,8%, según INE 2023). La pobreza y pobreza multidimensional alcanzan un 12,7% y 22% respectivamente (con 11,6% y 20,7% de media nacional), y tiene cuatro comunas calificadas por el gobierno regional como zonas de rezago en materia social, y diez que han sido definidas como susceptibles de ser propuestas como zona de rezago este año (es decir, un 46% de las comunas de la región).
Si tomamos estos factores en consideración, lo que ocurre en una región como la nuestra es bien dramático: bajo nivel de escolaridad, baja conectividad para acceder a información que facilite una mejor toma de decisiones, y alta ruralidad que hace difíciles las posibilidades de conversar entre mujeres para construir una visión de derechos y empoderamiento sobre su salud reproductiva y sexualidad. Si a eso sumamos la insuficiente educación sexual recibida en las escuelas y liceos, nos encontramos frente a un escenario devastador: muy limitadas posibilidades de toma de decisiones con información y conciencia crítica sobre derechos, y una asimetría de poder que pone en manos de los equipos de salud la toma de decisiones sobre este evento reproductivo o la persuasión sobre lo que es riesgo o no.
***
A excepción del Hospital Regional de Talca, las cesáreas electivas —es decir, aquellas que se programan— superan el 80% en los hospitales del sector público del Maule. Situar la mirada sobre las decisiones individuales es una señal equivocada entre quienes argumentan que son las mismas mujeres las que escogen cesárea como vía de parto. Es el eslabón más débil de la cadena de decisiones, y descuida el acento sobre aquellas experiencias e insuficiencias del sistema de salud para educar de manera integral, basándose en derechos sobre la autonomía en los partos y nacimientos. En esta misma línea datos de entrevistas a usuarias, matronas y obstetras (N=54), junto con una encuesta a mujeres chilenas (N=11.357) fueron analizados para interpretar que la mejora y transformaciones del modelo tecnocrático ha ido acompañado de formas sutiles de violencia [SADLER 2020].. Es un discurso que pone sobre la responsabilidad de las mujeres el «riesgo obstétrico» cuando se trata de persuadir sobre la toma de decisiones de la salud reproductiva Esto se traduce que, con baja educación prenatal y poco margen de negociación de la autonomía, argumentar el «riesgo obstétrico» es extremadamente alto. Mujeres más pobres, con menos educación y acceso a información comprarán fácilmente que una cesárea es «su mejor elección».
Casos como el de Daniela, atendida en el centro de salud mental de la Corporación Matria Fecunda, son ejemplo de los hallazgos descritos: «Finalmente decidí programar una cesárea. Cuando fui al control de la semana 35, el médico me dijo que la guagua estaba subiendo de peso rápidamente, y como yo medía un metro y medio, posiblemente el parto sería difícil, y mi bebito podría tener sufrimiento fetal; me dijo que si yo quería el parto vaginal él apañaba, pero yo preferí cesárea porque no quiero que mi hijo sufra».
***
En la Corporación Matria Fecunda, trabajamos colaborativamente hace cinco años junto a otras 26 organizaciones chilenas por una ley de parto respetado y prevención de la violencia gineco-obstétrica. El corazón de la ley es promover experiencias de parto en las que primen el respeto, buen trato, autonomía, información y garantía a derechos fundamentales para experiencias positivas de parto. El proyecto avanza, aunque hay grupos entre los que no ha sido fácil articular el respaldo, por resistencias gremiales y políticas.
¿Crees que Chile necesita una ley de parto respetado? Nosotras, desde este territorio postergado y ausente en los discursos, pensamos que sí.