CARTAS: Aseguradoras y prestadores de salud
14.05.2023
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14.05.2023
Señor director:
El sistema de salud chileno agoniza a causa de múltiples dolencias, como la crisis de las isapres, las consecuencias de la pandemia y la situación económica mundial, entre otras, sosteniéndose débilmente de la ilusión de un sistema que, en el modelo de sociedad actual, no da respuesta a las necesidades de la gran mayoría de chilenas y chilenos.
La actual discusión sobre el fallo de la Corte Suprema y el proyecto de ley corta propuesto por el MINSAL ha instalado la idea de que el fin de las isapres significa, asimismo, el fin de los prestadores privados y el fin de la posibilidad de elegir libremente dónde recibir nuestras atenciones de salud. En este contexto, es muy importante aclarar la diferencia entre aseguradoras y prestadores de salud.
El seguro de salud tiene que ver con la manera en la que se administran los recursos disponibles para la salud de las personas (por ejemplo, el 7% de cotización obligatoria), mientras que los prestadores son los responsables de llevar a cabo las acciones preventivas, curativas y de rehabilitación en salud. En Chile existen principalmente dos seguros de salud, uno público (el Fondo Nacional de Salud, FONASA) y uno privado (las Instituciones de Salud Previsional, ISAPRE); así como también existen dos tipos de prestadores, los públicos (hospitales y consultorios del sistema nacional de servicios de salud) y los privados (clínicas y centros de salud ambulatorios). Existen también otros tipos de aseguradores y prestadores, como los relacionados con las Fuerzas Armadas, pero con una mínima participación en el mercado.
Por lo tanto, es posible (y necesario) tener una única entidad aseguradora, pública y de altos estándares en gestión, que recolecte y administre las cotizaciones de salud de todas las personas, manteniendo la posibilidad de acceder a prestadores públicos y facilitando el acceso a prestadores privados a través de una licitación pública de seguros privados (con las reglas del juego claras y transparentes). Este modelo permitiría mancomunar las cotizaciones de salud, a efectos de que aquellas personas más jóvenes, más sanas y más ricas puedan subsidiar a los más viejos, más enfermos y más pobres, logrando de esta forma un sistema de salud más justo, equitativo y solidario, cuyo acceso y calidad no estén determinados por la capacidad de pago de las personas, manteniendo la libertad de cada uno de elegir atenderse en prestadores públicos o privados.