El ausente sentido de misión en Carabineros
10.01.2023
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10.01.2023
La propia experiencia, como coronel en retiro de Carabineros de Chile, permite al autor de esta columna para CIPER diagnosticar con precisión la que a su juicio son carencias en la formación de miembros de la institución que a la larga redundan en fallas en asuntos como el combate a la delincuencia: «Toda organización moderna debe partir por declarar en forma clara, consistente y repetida su misión; es decir, para qué existe. De esa forma todos sus miembros tendrán un consenso sobre los objetivos comunes que deben alcanzar. Sin embargo, esto es algo ausente en Carabineros, donde mucho se habla de doctrina, pero nada de principios que orienten a sus miembros.»
El Estado es el responsable de la seguridad de toda la sociedad, y para ello cuenta en nuestro país con dos organizaciones: Carabineros de Chile y la PDI. El Estado está representado por el gobierno en ejercicio y por el Parlamento, que son los responsables de que todas sus organizaciones funcionen correctamente y garanticen a toda la sociedad el adecuado servicio para el que fueron creadas.
Carabineros, en tanto, es una empresa de servicio público sin fines de lucro, que debe ser dirigida como la más competente de las públicas o privadas. En estos momentos mucho se habla sobre su refundación, pero nada se dice de su real problema, y que aquí expongo desde la mirada que me da haber pasado por la institución: se trata de su gestión.
En mi paso por la institución (1969 a 1988), desde teniente hasta coronel, fui destinado al área de instrucción (o de educación, como ahora se le denomina), seguramente por demostrar mi interés por mejorar este proceso. Partí como ayudante del jefe de estudios en la Escuela de Suboficiales, y ahí pude comprobar que muchas de las responsabilidades asociadas a los cargos son una mera rutina, porque quienes los ejercen no han sido realmente preparados para ello.
Toda organización moderna debe partir por declarar en forma clara, consistente y repetida su misión; es decir, para qué existe. De esa forma todos sus miembros tendrán un consenso sobre los objetivos comunes que deben alcanzar. Sin embargo, esto es algo ausente en Carabineros, donde mucho se habla de doctrina, pero nada de principios que orienten a sus miembros.
Kenneth R. Andrew señala que la doctrina de una organización es precisamente aquella declaración que establece qué es lo que ésta quiere hacer, qué espera alcanzar y las acciones que intenta emplear; es decir, su misión. Por experiencia propia puedo decir que esto es algo que Carabineros nunca ha declarado en forma clara, consistente, repetida y segura, de forma de crear en todos sus miembros un norte claro hacia el que trabajar. Lo único importante que se evalúa en la Escuela es lo que se denomina «instrucción a pie», que consiste en un período individual de escuadra, sección y escuadrón; así como el desfile.
Es decir, aspectos formales en la preparación de carabineros a los que se dedica gran cantidad de tiempo, pero que no tienen ninguna incidencia en garantizar la seguridad que tanto exige la sociedad.
A modo de ejemplo, vuelvo a mi experiencia personal: en todas las tareas que se me asignaban —en especial, las de servicios de guardia y población— debía estar acompañado por un oficial con experiencia para aprender la rutina, pero nunca hubo alguna orientación clara del comisario, que es quien, como su superior jerárquico, debería asignar la misión a cumplir de acuerdo a la realidad que se vive.
Cuando asumí el cargo de jefe de tenencia, siempre me preguntaba qué harían mis dirigidos en la población. Pero no tenía respuesta, pues nunca se me enseñó lo que debe hacer quien asume el liderazgo. Lo mismo, con mis dudas sobre la elaboración de un plan (de lo que nunca se me enseñó).
En mi deseo de aprender, y luego de mucho indagar, llegué a la conclusión de que debía aprender administración. Así, como autodidacta, fui concluyendo que la tarea de quien ejerce el liderazgo es declarar la misión, los valores, la visión y la estrategia; aunque el general director de la época dictó una orden escrita prohibiendo usar esta última palabra, pues según él era un concepto militar. Si la máxima autoridad de una institución comete un error como ése, es porque existe una gran falla en el nivel más básico de formación de sus integrantes.
Técnicamente, la misión de Carabineros debe ser prevenir los riesgos de que se altere la seguridad, el orden público e incumplan las leyes que debe controlar. Estos tres aspectos deben ser analizados como parte de una misión para establecer la estrategia para cumplirla. Sin embargo, se carece de ella.
Así planteado, queda claro el porqué resulta hoy tan dificultoso combatir los delitos que tanto preocupan a la sociedad.
En mi deseo de aprender, recurrí a los estadounidenses. Me sorprendió descubrir que en sus textos de gestión y liderazgo siempre ocupan la palabra ‘misión’. Cuando se recibe una, debe analizarse el tiempo requerido para formular el plan necesario para cumplirla, buscando siempre tres alternativas para ejecutarla, las que luego deben analizarse y elegir la que ofrezca las mayores posibilidades de éxito.
El oficial que dirige un turno que busca evitar delitos carece de esta instrucción básica. Cuando reúne a quienes saldrán a patrullar, debiese «exponer la situación» y describir los delitos que ocurren durante el periodo de tiempo en que deberán actuar, así como la forma y lugares en que estos ocurren, y asignar a cada cual la misión de prevenirlos. Sin embargo, se trata de una orientación inexistente, pues en el proceso de formación no se enseña.
Si estos errores no se corrigen, la llamada «modernización de Carabineros» no tendrá ninguna importancia.
En mi interés por mejorar, pedí a Estados Unidos que se nos ofreciera un curso para mejorar nuestra gestión. En parte, esto se logró, y entre los primeros beneficiados, hacia 1974, estuvo quien ejercía el cargo de principal colaborador en la gestión del entonces general director (un coronel muy temido, incluso por los generales). A su regreso, le pregunté sobre lo que más me interesaba, que era la estrategia que utilizaban para prevenir la delincuencia. Me respondió: «No lo sé».
Su respuesta me permitió concluir que las designaciones en Carabineros no son realmente por mérito, sino por el grado de amistad con el jefe del momento, ya que en estas ocasiones se recibe un sobresueldo (al igual que a quién viaja como agregado policial). También comprobé que solo uno de los designados en ese programa de formación cumplió con su misión, pues me expresó lo siguiente: «Allá la policía no desfila. No tienen puntos fijos, pero hablan de riesgos; y, a mayor riesgo, más frecuente es su vigilancia».