CARTAS: ¿Cuál es el propósito del SIMCE en 2022?
23.11.2022
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23.11.2022
Señor director:
En Educación es importante, antes de tomar medidas a largo y corto plazo, contar con respaldo empírico que avale ciertas necesidades que se presenten en los diversos contextos educativos. En los años 90, el SIMCE se posicionó como un instrumento legítimo y creíble ante la opinión pública y el sistema educativo, con el que se podía centrar la atención en los aprendizajes adquiridos por los estudiantes. Como evaluación estandarizada, la Agencia de la Calidad de la Educación indica que esta prueba contribuye en la mejora de la calidad y equidad de la educación, a partir de los resultados obtenidos en ciertos subsectores del currículo nacional.
Diversos especialistas del área educacional han puesto en tela de juicio esta evaluación estandarizada en dos grandes aspectos:
(1) medir a partir de una prueba con preguntas cerradas de selección única (mal llamadas “alternativas”) da muy poca información acerca de los aprendizajes adquiridos por el estudiante a lo largo de sus años de enseñanza, ya que, si el educando marca la opción errónea en algún ítem, solo se puede concluir el indicador de logro asociado que no domina. Me gustaría complementar en este punto, puesto que en el sector de matemáticas hay preguntas o ítems que requieren que el estudiante despliegue más de una habilidad de aprendizaje;, por tanto, con preguntas de este tipo no es posible hacer medición certera del real manejo de las habilidades involucradas.
(2) que existan consecuencias hacia los establecimientos educacionales por rendir un “buen o mal” SIMCE, tales como la disminución de la matrícula, pérdidas de financiamiento y en ciertas situaciones cierres de la escuela, implican que el “destino” de un centro educativo se puede definir sobre la base de lo que sucedió en dos días, y a los cursos de “turno” que rindan la evaluación, dejando en segundo plano todo el trabajo hecho por la comunidad educativa a lo largo del año lectivo.
(3) además, es sabido por la opinión pública que el estallido social y la pandemia han significado importantes mermas en los aprendizajes de los estudiantes que cursan hoy en día el sistema educativo a nivel escolar; esto, respaldado con estudios de especialistas en el tema que han conllevado a tomar decisiones como lo es la priorización curricular. Hoy en día, la Agencia de Calidad de la Educación dispone para los establecimientos educacionales el Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA), un instrumento que permite monitorear a directivos y docentes los aprendizajes de los estudiantes en distintos momentos del año lectivo.
A nivel ministerial, por lo anteriormente señalado se realizó la suspensión del SIMCE en los años 2019, 2020 y 2021; pero este año el Consejo Nacional de Educación (CNED) rechazó la suspensión del SIMCE 2022 en los niveles de cuarto básico y segundo medio, por lo cual deben ser rendidas las pruebas de Comprensión Lectora y Matemática. Si bien se suspendieron las consecuencias del SIMCE y esta prueba solo se tomaría con fines de medir los aprendizajes (o estadístico como mencionó el CNED), ¿cuál es el propósito de rendir esta prueba estandarizada si existe el DIA, que cumple esta misma función?; ¿cuál es la necesidad de malgastar recursos que pudiesen ser utilizados en mejoras a ciertos establecimientos educacionales?
Como último dato, respecto a la idoneidad de los integrantes del Consejo Nacional de Educación, solo dos de sus participantes son expertos en educación; y, el resto, versados en otras áreas (ingenieros y abogados). Muchas de las decisiones que se toman en esta cartera, afectan al largo plazo y debiesen ser adoptadas por especialistas en educación que conocen las realidades de los contextos educativos, y no por seudoexpertos en nuestra área que fundan sus decisiones en la inmediatez.