Dónde y cómo se roba en Santiago: Mapa del fracaso policial
02.08.2010
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02.08.2010
Una farmacia en la esquina de Las Industrias con Departamental (San Joaquín), no podía ser un mal negocio. Y el químico farmacéutico Santos Zarayo se instaló en la intersección. Pero el estudio de mercado que lo convenció no consignó un dato crucial: esa es una de las peores “zonas calientes” de la capital (Ver Mapa) . Poco tiempo después Santos Zarayo lo supo en vivo y en directo.
Casi a las 20:00 horas del 5 de noviembre de 2008, con luz de día, cuatro hombres entraron a su farmacia, dos de ellos armados. A gritos lo amenazaron y le exigieron dinero. Sin perder un segundo, el líder saltó por encima del mostrador y con violencia empujó a la mujer de Santos –que estaba en la caja– y sacó el dinero. Otros dos, en la puerta, vigilaban. El cuarto apuntaba con su arma al dueño, a su esposa y a los empleados de la farmacia.
Un mes después, cuando aún Santos no había sido llamado a declarar por el primer robo, tres sujetos armados entraron a los gritos y repitieron la operación. A pesar de contar ahora con los sistemas más sofisticados de una empresa de seguridad (ADT) -botón de pánico, monitoreo las 24 horas, contacto directo con el plan cuadrante de Carabineros- una vez más los delincuentes escaparon. Y hubo un tercer atraco.
El 28 de mayo de este año, diecisiete meses después del primer asalto, Ricardo Rojas Venegas fue condenado a seis años como autor de los tres robos a la farmacia de Las Industrias con Departamental. Sus acompañantes siguen libres. Santos busca hoy un nuevo local, lejos de una “zona caliente”.
A fines de mayo, CIPER conoció un plan piloto de la Fiscalía Sur a cargo del fiscal jefe de Robos, Marco Emilfork. Con la ayuda de un grupo de expertos a cargo del cartógrafo forense Alan Lenz, ubica las esquinas y calles con más denuncias de robos por sorpresa, con intimidación y con violencia. La trilogía del miedo.
–La idea es abordar la delincuencia de una manera distinta, centrándonos en los siete puntos más críticos de la zona sur en materia de robos. Una nueva forma de perseguir el delito. Para cada una de esas zonas destinaré un fiscal –explica Emilfork.
A partir de esos datos, CIPER procesó información y unificó los criterios utilizados por las fiscalías Centro Norte, Oriente y Occidente –y también de las policías– para “mapear” las “zonas calientes” de los tres tipos de robos que más dolor de cabeza provocan en la Región Metropolitana (Ver Mapa).
Comprobamos que, a pesar de ser una herramienta reconocida a nivel internacional contra la delincuencia, los mapas georeferenciales no están siendo utilizados en Chile como método de prevención y erradicación del delito. Aquí mostramos algunas razones.
La primera alerta surge al comparar el mapa de 2009 con el de años anteriores: los grandes focos siguen siendo los mismos, con pequeñas modificaciones. Los delitos de los que trata esta investigación, se repiten en los mismos sitios año tras año. Fuimos detrás de las razones.
El Centro de Estudios Estadísticos y Criminológicos de Carabineros usa el sistema de georeferencia del delito para poder determinar los comportamientos y patrones delictuales de las “zonas calientes”. Por Ley de Transparencia, el 7 de junio 2010, hicimos una solicitud sobre sus métodos para terminar con las “zonas calientes”.
En su respuesta (5 de julio), nos adjuntaron un documento PDF de dos hojas que explica en términos académicos en qué consiste el método, y una planilla Excel con “Delitos en estudio” además de las denuncias recibidas entre enero y mayo de 2010. Nada sobre sus métodos de prevención en los sitios donde el mismo delito se repite.
Para entonces, CIPER ya tenía configurado su propio mapa. Decidimos entonces visitar en terreno los sitios más peligrosos. Llegamos a Plaza Italia. Allí hay una cámara de vigilancia de la Municipalidad de Providencia, una cámara de la UOCT (Unidad Operativa de Control de Tránsito) y un retén de Carabineros las 24 horas.
El autor de esta investigación comenzó a sacar fotos muy cerca del retén. Inmediatamente se le acercó un carabinero.
–¡Hola! Tenga cuidado, es mejor que ande con la correa de la cámara amarrada ya que por aquí andan delincuentes jóvenes que le dan un tirón y salen corriendo con su cámara.
-¿Roban mucho por aquí? -le digo después de agradecerle el consejo.
–Sí, sí, andan grupos de jóvenes, incluso algunos en solitario, robando al descuido. A usted como es grande no lo van a enfrentar, pero sí lo podrían sorprender con un tirón y llevarse su cámara o la billetera si la trae a la vista. (Ver recuadro)
-¿Y estando ustedes aquí igual roban?
–Igual roban. Aquí no podemos hacer mucho. Si son menores y los detienes, los vuelven a soltar en seguida, y después pasan por aquí y se burlan. Lo que hacemos es que antes de llevarlos les damos unos buenos charchazos. ¡De rabia no más! Porque sabes que después los sueltan enseguida. Aquí los conocemos a todos, pasan toda la mañana cruzándose de un lado a otro.
-¿Y no tienen cámaras de vigilancia en una plaza tan grande?
–Si, mira –señalando a una de las cámaras–, ahí hay una. Allá otra de control de tránsito, pero no sirven para nada. Para lo único que sirven es para denunciarnos a nosotros: se fijan más en si uno esta comiendo algo o si te bajaste sin el gorro, pero no en si mantienes a estos delincuentes controlados.
Volvimos al final de la tarde del día siguiente. Otros carabineros están a cargo del retén.
–¿Hasta qué hora es seguro andar por aquí?
–No se preocupe, hay mucha vigilancia. Toda esta zona es bien segura, nosotros estamos aquí todo el día.
Lo que parece contradecir lo dicho en la mañana anterior cambia rápidamente al tenor de una pregunta: “¿Ganan bien los policías aquí en Chile?”.
–No, ¡qué vamos a ganar bien! Ganamos justo para vivir y si te quieres dar un pequeño lujo te tienes que endeudar. Ganan más los delincuentes que los policías –responde en tono jocoso el carabinero.
–¿Pero al menos tienen algún incentivo por detener a delincuentes?
–Mira lo que dice este español…si nos dan incentivos por detener delincuentes…ja ja ja –responde riéndose, haciendo que otro policía intervenga.
–Si ahora a usted lo asaltan en la otra esquina, el delincuente huye con su mochila, yo salgo de mi puesto, lo persigo y lo atrapo del otro lado del puente, lo único que voy a ganar es una sanción por abandono de mi puesto. Y si el delincuente es vivo, cuando pase detenido me puede inventar que él andaba con 300 euros cuando lo detuve y esos euros no aparecen. Me llamarán de la fiscalía militar a declarar: ¿Donde están los 300 euros del detenido? Y uno tiene que dar mil explicaciones para que te crean. Y el detenido ese mismo día está en la calle. ¡Así es la cosa en Chile!
El diálogo, que se repitió con otros términos en otras “zonas calientes”, grafica algunas de las razones de por qué los mismos delitos se enquistan en determinadas esquinas, calles y horarios.
En 2008, según las denuncias recibidas en el Ministerio Público, se registraron 52.949 robos en la Región Metropolitana. En 2009 fueron 52.835, apenas 111 denuncias menos que el año anterior.
Estas cifras contrastan con los índices de victimización de la última encuesta del gobierno y con los de la Fundación Paz Ciudadana. Ambos registran una baja bastante mayor en los robos. Lo cierto es que en los dos últimos años este delito se mantiene prácticamente igual. Y con un agravante: el mapa es el mismo. Los robos se siguen cometiendo en los mismos sitios.
Pero hay más. Según el Centro de Estudios de Carabineros existe una enorme “cifra negra”. En su Cuenta Pública 2009, informa que las comunas con mayor problema delictual registran entre un 45% y un 70% de NO denuncias. CIPER lo confirmó.
En Puente Alto, comuna de alta vulnerabilidad social, su alcalde Manuel José Ossandón, cuenta:
–Aquí el 90 % de los afectados no denuncia. Existen lugares donde la policía no entra si no es con el GOPE. Y el robo a una señora de la población La Legua significa muchísimo más que el robo a una de Las Condes, donde si le roban el laptop ese mismo día se compra otro. Aquí, si le roban el balón de gas, no tiene cómo cocinar. Pero esta señora no hará la denuncia, en parte porque no se siente protegida. Cuando digo que nos faltan carabineros, no lo invento. Pones dos carabineros a caminar por Providencia y espantas a los ladrones, aquí pones a dos carabineros a caminar por algunos sectores y tienes que sacarlos en camilla. (Puente Alto tiene 0.92 carabineros por cada 1.000 habitantes, frente a comunas como Providencia, con 2.02; Las Condes, con 1.22 y Vitacura, con 1.95 por cada 1.000 habitantes).
La responsabilidad de las policías es evidente al mirar el Mapa del Robo diseñado por CIPER con las denuncias efectivas. Si tomamos, por ejemplo, el eje central de Alameda, nos encontramos con 11 cuarteles policiales en el sector. De los 36 puntos marcados, muchos están identificados por los mismos cuya tarea es prevenir el delito. Pero el diálogo de Plaza Italia y en otros puntos peligrosos (Ver recuadro) con los mismos policías revela las fallas y vacíos para enfrentar el problema.
La puerta giratoria se escucha reiteradamente como el origen clave del alto índice de delitos. Fernando Valderrama, juez presidente del 8º Juzgado de Garantía de Santiago, con jurisdicción en Providencia y Ñuñoa, tiene respuestas:
–¿Por qué en Providencia, esquinas como Pedro de Valdivia con 11 de septiembre y Ricardo Lyon con 11 de septiembre, son sitios donde se cometen muchos robos y nada cambia?
–En los controles de detención en esta jurisdicción, en un día con 30 a 35 imputados, son muy pocos los que llegan por robo por sorpresa, con intimidación o con violencia. La mayoría son por violencia intrafamiliar, muchos por hurto en comercio establecido y también por infracción a la propiedad intelectual: comercio ambulante. Y esto es por la baja denuncia y la mala fiscalización contra los robos. Mi percepción es que tal vez se esté dando prioridad a otros delitos: venta ambulante y hurto en comercio establecido. Ahora, como ciudadano le puedo decir que yo paso muchas veces por ese lugar y veo pocos policías o carabineros más preocupados del comercio ambulante.
–¿Muchos acusan que los delincuentes entran y salen una y otra vez?
–No me creo lo de la puerta giratoria. Los imputados que llegan al Ministerio Público y posteriormente al tribunal y con pruebas suficientes, terminan privados de libertad. Lo que sí admito es que muchas veces a los tribunales llegan con antecedentes insuficientes, falta de prolijidad en la práctica de diligencias y por lo tanto ausencia de antecedentes condenatorios. Y como nosotros actuamos conforme a derecho, a falta de pruebas, la persona vuelve a la calle.
–¿A qué se debe esa desprolijidad en las diligencias de los fiscales?
–En gran parte a que hay mucho apuro en resolver rápido los casos y mucho interés en cumplir metas de gestión. Y para cumplir esas metas se hacen las cosas a medias o no se hacen bien. Hay que ser más prolijos y más atentos al hacer las diligencias. A veces nos llegan pedidos de órdenes de detención o allanamiento con pruebas muy vagas, o simplemente sin la explicación suficiente de los antecedentes reunidos y cómo se obtuvieron.
En la zona norte de la capital los robos por sorpresa crecieron un 13% el año pasado. Pero son los robos a empresas y a camiones los que hoy originan los dolores de cabeza del fiscal jefe de Robos de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, José Morales:
–Nos estamos enfrentando a un tipo de delincuente con prontuario y más avezado. Portan fuerte armamento y forma bandas más organizadas que actúan con información precisa. Sus blancos predilectos son los camiones y las bodegas de empresas que distribuyen o almacenan las cargas de los mismos. (Ver recuadro).
Al elegir las sedes de empresas, estas bandas identifican los horarios con menos gente trabajando o con baja o nula presencia de guardias, además de la información sobre los lugares donde se encuentra el dinero y vías precisas de escape. Respecto a los camiones, los más codiciados son los que transportan cigarrillos, ropas u objetos de marcas exclusivas, electrodomésticos y celulares, los que muchas veces terminan siendo vendidos en Perú y Bolivia.
Por lo general estas bandas nunca guardan lo robado en sus casas. Poseen un lugar muy discreto para almacenar la mercadería y contactos para una reducción rápida, especialmente circuitos de reventa en el comercio establecido. Por ejemplo, para ropa de marca tienen sus tiendas de distribución. No venden el botín en ferias. Saben que allí no les van a pagar un buen precio.
Este delincuente actúa muy confiado, dice el fiscal Morales. Como los cinco hombres que el pasado 13 de marzo ingresaron con un camión a las bodegas de la empresa de distribución de celulares Cellstar, en avenida Presidente Eduardo Frei Montalba (Conchalí). Permanecieron 40 minutos y salieron con un botín avaluado por la propia empresa en 1 millón de dólares ($570 millones).
A pesar de haber constatado que parte de este robo se vendió en Antofagasta, los fiscales reconocen que es un caso muy difícil de resolver. No obstante, aseguran que agotarán todas las instancias antes de que este robo pase a engrosar el 70 % de causas que se archivan sin culpables. Y también acusan carencias.
-Se habla de la falta de policías, pero no de especialidades. Un gran error. Se necesitan policías con más preparación y mejor pagados. Cuando se combate un delito donde los delincuentes en un día ganan lo que a un carabinero le cuesta un año de trabajo, no podemos pedir más. La falta de medios con que cuentan nos juega en contra. Se les estropea un vehículo y ya no tienen en qué salir o no tienen dinero para gasolina –dice el fiscal Sergio Soto, de la Fiscalía Occidente.
En otra fiscalía son aún más tajantes: han tenido que dejar de trabajar ciertos robos con algunas unidades de la PDI que han pasado a ser objeto de investigación en el Ministerio Público por corrupción y obstrucción a la investigación.
Dentro de esta trilogía de robos –por sorpresa, con intimidación y con violencia–, es el último el que aumentó un 14 % en el sector Oriente de la capital (de 2.009 a 2.282 casos en los últimos dos años). Pese a que el sector, el de mayor poder adquisitivo de la capital, cuenta con los mejores sistemas de seguridad y vigilancia, en lo que llevamos de este año la Fiscalía Oriente registra 2.019 robos en lugar habitado.
Con un agravante; gran parte de estos robos ha afectado a casas con moradores. Éstos son reducidos por los delincuentes, amarrándolos o encerrándolos mientras desvalijan el inmueble. “Robos con amarrados” los llaman en la jerga interna de las fiscalías. Un delito especialmente grave, para el que se ha destacado a cuatro fiscales de tiempo exclusivo. Solo en marzo, 200 casas fueron afectadas por este delito. Entre ellas, la del ciudadano alemán M.J., asaltado por tres hombres el 19 de marzo a las 20:30, cuando salió al patio (condominio “El Remanso” de Las Condes) para alimentar a su gato.
Transcurridos tres meses y a pesar de haber cumplido con todos los protocolos policiales y del Ministerio Público, esta carpeta ya forma parte de los archivos provisorios o sin resolver. De los autores, ni una sola pista. El año pasado, en la misma Fiscalía Oriente, el 87% de las 7.032 denuncias de robos en lugar habitado tuvo el mismo final.
En es sector hay un gran problema: la escasa participación de las víctimas. “Uno logra detener al delincuente, recuperar especies, llega la etapa del juicio y las víctimas al final no declaran”, relata el fiscal Marcelo Vargas, de la Fiscalía Oriente.
–El mayor problema es que las víctimas confíen en que se les puede proteger a la hora del juicio oral y no se retracten al momento de estar frente al juez. En ese minuto, el estar frente al delincuente, atemoriza a muchos. Sobre todo cuando la víctima y el victimario tienen un entorno más o menos común (vivir en la misma comuna, por ejemplo, pero en sectores socio económicos distintos). En ocasiones, durante la investigación, ya sea el delincuente o sus familiares hacen contacto con la víctima para que ésta se retracte. Y tiene efecto vía amenaza o pasando dinero –ejemplifica Vargas.
Lo anterior lo confirma Marcos Emilfork, de la Fiscalía Sur:
–Ayer (martes 15 de junio) me llegó este correo referente a un robo de un camión en La Pintana en que uno de los delincuentes fue capturado por una patrulla de Carabineros que pasaba por el lugar. “Señor Fiscal: No queremos seguir adelante porque la familia del imputado nos pasó 250 lucas a cada uno de los dueños de la mercadería. Así que queremos retractarnos de nuestra declaración y ya no queremos ser citados”.
Por problemas atribuidos al terremoto, la Fiscalía Occidente no contaba con las cifras exactas de los robos a casas en el sector sur de la capital. Pero según cifras de Carabineros, el número no es pequeño. Sí reconocen que por ser gente de menores recursos e influencia social, no se les presta la misma atención que a las víctimas del sector oriente. El protocolo no escrito da cuenta de ello.
–Aquí en la 52 ª comisaría de Maipú, en caso de asaltos a casas, los primeros que se hacen presentes son los del carro policial de ronda. Una vez constituido en el lugar, si se trata de alguien “influyente” –pariente de un fiscal, alcalde o ministro o de alguien con influencia política o social que pudiera atraer a la prensa– los del carro policial avisarán inmediatamente al jefe de turno, quien se presentará y valorará la importancia de la persona afectada asegurándose si está la prensa o si puede llegar. En caso positivo, avisará al mayor (comisario) que, de hacerse presente por la “importancia del sujeto asaltado”, irá acompañado de los dos capitanes que se encuentran en la unidad. Esto puede llevar a que, por considerarse un hecho mediáticamente bueno para Carabineros, el mayor a su vez llame al prefecto de la zona occidente quien se hará presente con los dos comandantes. Un caso así puede llegar a convocar hasta 30 carabineros en un lugar. Si el mismo asalto ocurre en la casa de cualquier vecino, llega el carro policial, con suerte le tomarán la denuncia, en muchas ocasiones le dicen a los dueños de casa que no vale la pena. Y si le toman la denuncia, les dicen que debe esperar la citación -explica un oficial de esa Comisaría que pide reserva de su identidad.
Este código tácito fue confirmado por un alto jefe de Investigaciones del sector alto de Santiago. El procedimiento utilizado –dice– dependerá en gran medida de quién es la persona afectada y de los contactos sociales que tenga.
El 15 de julio del año pasado, Matilde Vidal se presentó en el cuartel de la PDI en Echenique (La Reina). Denunció un robo en su casa. Hizo la declaración y esperó la citación de la fiscalía. Nunca llegó. A los 20 días una vecina le proporcionó a Matilde el nombre del ladrón. Visitó la casa del supuesto delincuente y habló con su madre, la que se mostró dispuesta a reparar el daño. Justo en ese momento llegó el acusado y la echó de la casa. Matilde llamó al cuartel de la PDI. Esa misma tarde llegaron a su casa dos policías. Recogieron los nuevos datos y le dijeron que ahora sí todo llegaría a la fiscalía. El 21 de agosto –según consta en la causa RUC 0900667661-5 del fiscal José Reyes–, se recibió un oficio de la PDI aportando antecedentes y pidiendo interrogar al sujeto. La orden nunca fue despachada desde la fiscalía. Veintiún días más tarde, Matilde recibió una notificación de la fiscalía informándole que por falta de antecedentes la causa se cerró. Diez días después hubo un asalto a un camión de Coca-Cola en el mismo sector. Un sujeto fue detenido. Matilde descubrió que se trataba del mismo joven que robó en su casa.
Muy distinto es lo que ocurrió con el anillo de compromiso de oro, platino y diamantes que le robaron a la mamá de un fiscal de esa zona. Desapareció de su casa un día 30 de diciembre y al día siguiente, el mayor de la 47ª comisaría Los Dominicos se lo entregó personalmente. Había sido vendido en una joyería de la calle Estado. El caso se resolvió en tiempo record.
1.- Robo por sorpresa: El “angustiado” (Entre 15 y 25 años).
Buscan la ocasión para dar el golpe: desde un lanzazo en la calle hasta aprovechar una ventana o reja abierta. Si encuentran resistencia y creen tener capacidad física para reducir a su víctima, actúan. En su jerga lo llaman “collerear”. Buscan efectivo, joyas y artículos fáciles de reducir o cambiar por droga. Las chequeras son codiciadas. Por un cheque en blanco reciben entre 20.000 a 50.000 pesos. Se victimizan al ser detenidos: gritan que están siendo golpeados o arrestados injustamente. Procuran hacerse daño para declarar contra la policía por maltrato. Roban para su consumo de droga y ocupan el día en esto.
2.- Robo con Intimidación. “El avezado” (Entre 18 y 25 años)
Roban en solitario o en dupla con personas que conocieron en su barrio o en la cárcel. Ante un imprevisto actúan con un plan previo. Si son atrapados y tienen posibilidad de ayudar al otro se la “juegan”, de lo contrario cada uno salva su pellejo. Confían en que su socio no los delatará. Interrogado dirá que no declara. Sobre su compañero, entregará apodos, nombres y domicilios falsos. Operan en la vía pública haciendo un rápido chequeo a su víctima y buscando el momento oportuno para actuar sin testigos. En el robo al interior de viviendas, habitualmente aprovechan el ingreso de un morador, lo que han determinado en chequeo previo. No permanecen en la casa más de 10 minutos. Revisan la vivienda rápidamente y si encuentran a alguien lo intimidan con arma blanca o de fuego, lo reducen, amarran y le quitan el celular para incomunicarlo. Se llevan cosas fáciles de ocultar para no levantar sospechas en la calle. Si se da la ocasión, huyen en el vehículo de la víctima. Si usan vehículos robados los más frecuentes son los Toyota Yaris y los Subaru Legacy. Buscan joyas, efectivo, cámaras, computadores portátiles, celulares y en algunos casos electrodomésticos. Consideran el robo como un “trabajo” y sustento para su familia.
3.- Robo con violencia: Los “connotados” (Entre 20 y 45 años).
El más peligroso de la trilogía y el más preparado por su extenso prontuario. Suelen operar en grupos de cuatro o más. Actúan armados. Si entran a una casa o empresa o roban la carga de un camión, se aseguran de que encontrarán un botín de varios millones. Estudian con tiempo el movimiento de sus blancos. Disponen generalmente de información proporcionada por personas del lugar escogido, lo que incluye horarios del plan cuadrante o guardias, iluminación y cámaras de seguridad. Escogen rutas de escape y usan un segundo vehículo de apoyo. Actúan con mucha rapidez, a rostro descubierto y no dejan huellas. Son calmos y fríos. Si se ven acorralados sólo se enfrentarán a tiros si existe la posibilidad cierta de escapar. De lo contrario, se entregan. En tal caso, se “descargan” (botan las armas) para evitar condenas mayores. Las armas más usadas: pistola 9 mm., revólver calibre 38 y, en ocasiones, escopetas recortadas. Lo más frecuente es que este tipo de delincuente dé un golpe y después pase un tiempo inactivo. Jamás hacen ostentación del dinero y bienes que poseen y muchas veces tienen un trabajo fijo y regular. Si caen, sus compañeros se preocuparan de su familia.
Perfiles confeccionados con entrevistas a Luis Concha Pacheco (comisario BIROM Oriente), José Morales Opazo (fiscal jefe de Robos Fiscalía Metropolitana Centro Norte), Leda Astorga (fiscal de Robos Fiscalía Metropolitana Sur) y Marcelo Vargas (fiscal de Robos a Casas, Fiscalía Metropolitana Oriente).
Aníbal Gálvez, cabo 1ª de Carabineros de la SIP, por su propia cuenta hizo un estudio sobre el delito entre los menores de edad y entrevistó a 102 de ellos, entre 14 y 17 años, detenidos por diferentes delitos de conmoción pública, para indagar sobre el motivo por el cual habían delinquido. Este fue el resultado:
1).-Su padre está preso y su madre generalmente se encuentra bajo los efectos de la droga, por lo cual tiene que generar recursos para poder alimentarse y vestirse.
2).-Querían comprarse prendas de vestir y zapatillas de diferentes marcas conocidas, las que tienen un alto precio.
3).- Desde niño su padre le inculcaba que las personas que carecen de inteligencia son los que caen en la droga o el alcohol y los jóvenes más astutos saben generar dinero extra de cualquier manera.
4).- Desde niño sintió que sus parientes cercanos discriminaban a toda su familia porque eran de escasos recursos. Para que no humillaran a sus padres se dedica a robar para mejorar el estilo de vida de toda su familia.
5).- Desde que tiene uso de razón su padre siempre llegaba del trabajo con diferentes especies, las cuales sustraía desde el lugar de trabajo y luego ambos las comercializaban en el Persa Bio-Bio.
6).- Nunca hubo alguien de su núcleo familiar que le advirtiera que robar o apropiarse de algo ajeno era incorrecto.
7).- Los amigos lo invitaron a delinquir.
8).- En la noche tenían una fiesta y no tenían dinero para participar.
9).- No tenían nada que hacer con sus amigos y estaban aburridos.
10).- Quería aparentar una imagen de chico malo y rebelde ante sus amigos y lograr que en su población todos lo conozcan y lo respeten.
11).- No siente el cariño de su familia y siempre ha sido independientes, sin un hogar bien constituido, por lo cual gran parte del día lo pasa en la calle junto a sus amigos, los que se transforman en su familia.
12).- Su padre siempre golpeaba a su madre y luego se retiraba del hogar, dejándolos abandonados tanto a sus hermanos como a su madre y sin dinero.
13).-Porque necesitaba dinero para poder seguir drogándose con frecuencia.
Por Alan Lenz, cartógrafo forense de la SUAC (Subunidad de Apoyo Criminalístico de la Fiscalía Sur)
1. Porque las policías no levantan los medios de pruebas suficientes para que los fiscales puedan llevar a juicio a los delincuentes.
2. Porque los policías especializados a veces están empeñados en conseguir logros más grandes que un simple asaltante.
3. Porque el trabajo administrativo que implica para un policía detener a un ladrón de poca monta no hace atractivo desarrollar esa acción.
4. Porque cuando sacas a 1 delincuente de circulación, aparecen de inmediato otros en su lugar.
5. Porque la misma ciudadanía aporta una conducta que propende a que los delincuentes encuentren victimas.
6. Porque a las policías les faltan recursos y especialistas para mantener la seguridad en territorios donde se comenten delitos en casi todas las esquinas.
7. El actuar delictual está exacerbado por las noticias, los medios y para un delincuente, mayor prontuario significa mayor estatus. Ya no le temen a ser detenidos, al contrario, eso les da más «nivel».
Concepto derivado del término inglés “hot spot”
La Granja: 127.332 habitantes y 131 carabineros.
La Cisterna: 75.661 habitantes y 210 carabineros.
Maipú: 734.494 habitantes y 494 carabineros.
Estación Central: 117.552 habitantes y 283 carabineros.
Santiago: 175.213 habitantes y 851 carabineros.
Independencia: 55.249 habitantes y 217 carabineros.
Recoleta: 132.965 habitantes y 324 carabineros.
Providencia: 126.015 habitantes y 254 carabineros.
Las Condes: 280.148 habitantes y 341 carabineros.
Vitacura: 80.926 habitantes y 158 carabineros.
Puente Alto: 670.238 habitantes y 640 carabineros.
*Este reportaje fue publicado en revista Qué Pasa el viernes 30 de julio de 2010.