Hugo Montes hijo: “Si todo esto llega a ser cierto, me va a pesar no haber interrogado más”
13.05.2010
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13.05.2010
El miércoles 12 de mayo, ingresé al despacho de Hugo Montes Ibáñez, administrador de tres colegios diaconales fundados por su padre, Hugo Montes Brunet, y propiedad de la familia. No fue fácil hacer esta entrevista. Buscaba la versión oficial de los colegios sobre los graves testimonios de ex alumnos del San Esteban acerca de comportamientos impropios de Montes Brunet, su ex rector. Pero el hombre encargado de entregarla era, además de administrador de los planteles, su hijo, precisamente el que más lo ha secundado en su exitosa carrera como educador. Lo que encontré fue un hombre que habló con transparencia y con dolor. Durante la hora y media que duró esta entrevista, Hugo Montes Ibáñez se fue enterando de la magnitud de los antecedentes que serían publicados por CIPER un día más tarde.
El miércoles 12 de mayo, en la tarde, una vez concluida esta investigación, ingresé al despacho de Hugo Montes Ibáñez (44 años), administrador de los colegios diaconales San Esteban, San Felipe y San Nicolás, todos fundados por su padre, Hugo Montes Brunet, y propiedad de la familia. La cita fue en el colegio San Esteban de Vitacura, una antigua casona con tejas y aire campestre.
No fue fácil hacer esta entrevista. Buscaba la versión oficial de los colegios sobre los graves testimonios de ex alumnos del San Esteban acerca de comportamientos impropios de Montes Brunet, su ex rector. Pero el hombre encargado de entregarla era, además de administrador de los planteles, su hijo, precisamente el que más lo ha secundado en su exitosa carrera como educador.
Me esperaba un rechazo tajante. Lo que encontré fue un hombre que habló con transparencia y con dolor. Durante la hora y media que duró esta entrevista, Hugo Montes Ibáñez se fue enterando de la magnitud de los antecedentes que serían publicados por CIPER un día más tarde. Consciente de lo que se venía, ese mismo día envió una carta para preparar a los apoderados del colegio.
-¿Conoció usted de la denuncia por abusos contra el ex rector de este colegio Hugo Montes, que presentó el joven Eduardo Williams alumno del colegio San Felipe primero y luego del San Esteban, ambos de propiedad de su familia?
Sí, ese niño llegó como a estas alturas del año a este colegio. Yo era el administrador del colegio y eso es lo que sigo siendo hoy: administrador de los tres colegios diaconales. Su denuncia fue una situación que nos dejó bien desconcertados. El papá del niño interpuso una denuncia porque -no me acuerdo con detalles- el niño se habría sentido intimidado, acosado, incómodo, por mi padre.
-¿Cómo se enteró usted?
No me acuerdo la verdad de las cosas. El niño nunca vino a hablar conmigo. Al niño yo no lo conozco de cara, tampoco al papá. Pero sí recuerdo que fue en ese tiempo un tema sabido y conversado, y que participó el centro de padres frente al estupor que provocó. El niño, que venía trasladado por una situación familiar que había sufrido -no sé si sus padres se estaban separando o si fueron problemas económicos-, francamente no lo sé, llegó al San Esteban y con el mandato de la directora del colegio San Felipe para que lo acogieran acá. Y lo acogió mi padre. Y, bueno, ahí interpusieron una demanda formal en Carabineros. Me acuerdo que el centro de padres llamó a este papá y se reunieron, conversaron, y después de una o dos reuniones, muy rápido, el papá del niño llegó a la conclusión de que lo que él pensaba que podía haber sido un delito, no lo era. Y él se retractó, presentó un documento en tribunales y la cosa siguió investigándose igual.
-¿Ese documento salió de una reunión con los demás apoderados?
No, él lo redactó, entiendo que de motu propio. Yo sé que de esa conversación, en donde participó el presidente del centro de padres, él llegó a la convicción de que no había delito. Y retiró los cargos que había hecho.
-¿Cuáles eran los cargos que él niño estaba presentando?
Yo no me acuerdo exactamente.
-Entenderá que no me es fácil entrevistar al hijo de la persona a la que se acusa de abusos…
Entiendo, porque además yo tengo a mi cargo niños: tengo una responsabilidad con los niños del colegio.
-La versión que entregó al Arzobispado Eduardo Williams hijo, es que después de que el se trasladó a este colegio, vivió una situación en qué Montes trató de besarlo y dio otros detalles. Al día siguiente se interpuso la denuncia.
Es súper delicado…
-El pasado jueves 6 de mayo, Eduardo Williams declaró ante el Arzobispado de Santiago. Y se le tomó una transcripción de su denuncia. Eso automáticamente inicia una inspección, que ya está en marcha. ¿Usted no tuvo ningún rol en esta historia que data de 2001?
Ninguno.
-¿Está seguro?
Como administrador de estos colegios tuve mucho que ver en el sentido que estaba informado sobre las cosas que estaban ocurriendo. No recuerdo cómo me informé de esa denuncia, pero desde el momento en que lo supe, absolutamente desconcertado, dije: veamos lo que está pasando, inmediatamente. Lo que sí nunca conversé con el niño, nunca conversé con el papá ni con la mamá. No hubo intercambio de teléfonos, ni de de cartas ni de nada. Por eso digo que no tuve nada que ver directamente. Pero que estuve involucrado en el asunto, con todo lo que eso significa, sí. Y fue un tema que yo conversé con los directores de los colegios, con papás, con profesores, con el centro de padres.
-¿Tuvo información sobre cuál fue el acuerdo al que llegaron en 2001 con los padres de Eduardo Williams?
¿Acuerdo de qué?
-Para que el padre se retractara de la denuncia judicial sobre lo ocurrido con su hijo. Porque hubo una denuncia grave ante Carabineros y ante los tribunales.
Estoy absolutamente consciente de eso, no tengo ninguna duda de que se trata de algo grave. ¿A qué se refiere?
-Entonces, si hubo una retractación de una denuncia grave lo lógico es que hubo un acuerdo entre el padre del joven que acusaba con el centro de padres y con su padre, el rector y el acusado.
Por eso digo, se reunieron, conversaron. No me cabe duda que no fue una reunión de pasillo. Se reunieron formalmente.
-¿Quiénes se reunieron formalmente?
El presidente del centro de padres de ese tiempo, Rodrigo Rojas; más el papá del niño, mi padre y Juan de Castro, el vicario para la Educación, quien falleció después. Esas son las cuatro personas, que yo tenga conocimiento, que participaron en la conversación. Se reunieron formalmente, por lo menos en una oportunidad. Pueden haber sido dos a lo mejor, pero no creo que más.
-¿Por qué un sacerdote que es vicario para la Educación del Arzobispado de Santiago se reúne con las dos partes cuando hay una denuncia grave en la justicia contra un diácono de la Iglesia? Eso es casi obstrucción a la justicia.
Le encuentro toda la razón.
-Se reunieron, ¿y qué hablaron? Porque sabemos que el padre del niño estaba indignado.
Sí. Me imagino, con la historia que le contó su hijo.
-Y no se trata de un niño que se guarda la historia. La cuenta de inmediato. Eso marca una diferencia con otras denuncias de abuso. Y también habla de una buena comunicación entre el niño y sus padres.
Así es.
-Por lo mismo, deben haber sido muy difíciles esas reuniones.
No sé. Yo no estuve. Discúlpenme que no pueda darle precisiones, pero me está preguntando sobre algo en lo que no estuve presente.
-Le pregunto porque tenemos una versión que dice que usted sí participó.
Me encantaría saber quién es esa persona. A ver, puede que algunas cosas se me hayan olvidado, pero tengo el cien por ciento de seguridad de que yo no participé.
-¿Ni siquiera indirectamente?
A ver. Tal como le señalé, yo estuve involucrado en todo el asunto, pero en nada sobre la conversaciones que tuvieron. Le digo: de verdad ni siquiera fue iniciativa mía que se reunieran o no se reunieran.
-Los que se nos dice es que en ese momento, cuando ocurre esta acusación, los rumores señalaban que se estaba buscando un acuerdo extrajudicial para que el padre del niño retirara la denuncia.
No. Mire, hubo conversaciones con mi papá, pero yo siempre fui partidario de que si había una denuncia, ésta tenía que seguir su curso. Yo siempre he sido de la idea de que las instituciones están para que funcionen, y tienen que operar como corresponde.
-¿Alguna vez leyó el juicio que se abrió a partir de la acusación de Eduardo Williams?
No, entero no. Tengo algunas partes, pero no entero. Si recuerdo algunas cosas: que se llamó a declarar al papá del niño y que éste, por lo menos en una oportunidad, no fue, aunque no sé si fue después. Yo siempre dije ojalá que el papá vaya y declare. Y a mí me interesaba que las cosas siguieran adelante. Porque, entiéndame, yo tengo una responsabilidad con mis colegios, con los niños.
–¿Qué relación tiene la presentación de esta acusación ante la justicia con la salida de Hugo Montes Brunet de la rectoría? Por que eso ocurre por esos mismos días.
Esto tiene una historia mucho más antigua. Cuando partimos con este proyecto, mi padre tenía 59 años y decía que se sentía viejo para partir. Nosotros le decíamos dale, te gusta esto y has sido educador toda la vida. Se animó y partió. Y yo le dije que no me preocupaba el partir, sino el cuándo terminaba su tarea. Porque las instituciones quedan y las personas pasan. Y él dijo “cuando cumpla 75 años voy a dejar mi responsabilidad”. Y así se fue planificando. Porque una de las cosas buenas que nosotros hemos hecho es planificar. Fue profesor jefe, dejó de ser profesor jefe. Lo último que dejó fue Lenguaje, que siguió incluso después de que fue rector. Y lo dejó porque se dio cuenta de que lo que pedían en el SIMCE y PSU, no lo compartía para nada y él seguía enseñando los clásicos…
-Eduardo Williams Valero, el padre del niño, no es iletrado, es un profesional. Toma la decisión, hace una denuncia grave y luego llega a un acuerdo y el juicio se cierra. ¿Hay algún antecedente que usted conozca que lo haya hecho decidir retirar la denuncia?
Yo creo que fue a partir de las conversaciones que tuvieron, imagino. Es una interpretación.
-¿Habló usted alguna vez con el presidente del centro de padres de entonces, el abogado Rodrigo Rojas?
Sí, con Rodrigo Rojas nosotros hablamos del tema, el estaba preocupado…
-¿Y es también abogado de la familia?
¿De mi familia? No, jamás. El colegio es un colegio chico, cordial. Yo nunca he estado en la casa de Rojas y él nunca en la mía, nunca ha sido abogado de nosotros, ni mío personal ni de los colegios.
-¿Le pareció bien como llevó el caso Rodrigo Rojas en su calidad del presidente del centro de padres?
A ver, si usted me pregunta, yo siempre fui partidario de que las cosas siguieran su rumbo por la justicia. Me gusta que las cosas se investiguen, que es lo que corresponde. Si hubo una situación que era inadecuada, tenía que investigarse.
-Lo que afirma Eduardo Williams hijo es que en las conversaciones que tuvo su papá con Hugo Montes Brunet y con el abogado Rojas, se puso como condición que el rector se alejara de los colegios diaconales. Y que eso fue una suerte de acuerdo para retirar la denuncia.
Primera noticia que tengo, y lo digo bien de verdad.
-¿No aparece una extraña coincidencia que el rector deje su cargo al mismo tiempo que en tribunales se presenta una denuncia por abusos en su contra? Aparece como autoinculpatorio.
Lo entiendo. Me alegra la precisión. Yo recuerdo que mi padre dijo que la denuncia le resultó incomprensible. Y que dijo “yo quiero dejar todo”. Lo afectó la denuncia. Mi padre es una persona súper positiva, bien carismático, entusiasta, tirador para arriba. Pero pocas veces lo he visto tan dolido, porque él se acercó -y tengo la convicción y lo creo- para acoger a esta familia que venía llegando al colegio. Ese es su estilo. Lo que no dudo es que el niño se haya sentido como él lo señala.
-¿Su padre siempre se ha mostrado cariñoso con los alumnos?
Sí, de siempre. Uno de los lemas que tenemos en nuestros colegios es que la educación es personal o no lo es. Y la acogida para nosotros es un elemento diferenciador.
-Nosotros tenemos pruebas de que sí hubo un acuerdo extrajudicial para retirar la denuncia y que en parte consistió en que ustedes le pagaran la colegiatura para que el niño y su hermano se cambiaran de colegio.
Eso no fue una compensación, según entiendo, ni que el papá del niño lo haya pedido ni mucho menos. Fue la devolución de las matrículas de ingreso o cuotas de incorporación, más las matrículas en que el papá había incurrido de gastos por traslados. Eso fue efectivamente. Y eso sí lo recuerdo perfectamente. Mi papá ahí lo hizo pésimo, porque por un asunto de impulsividad, de apurón que es, él le giró por una cantidad equivalente a eso… Según recuerdo eran dos millones de pesos, una cosa así, porque eran dos niños, cien UF más la matrícula. No sé, una cantidad de ese orden.
-Recapitulemos: tenemos la denuncia de un profesional que en estos momentos tiene 23 años, que va al Arzobispado a hablar con dos sacerdotes a quienes entrega una serie de antecedentes graves. En este caso, no cabe la pregunta de por qué no hizo la denuncia en su momento, ya que esta persona sí la hizo en 2001 y ante la justicia. A esto se suman todos los rumores que se generaron en el colegio y la salida del rector. Y si a eso le agregamos que al padre del denunciante se le devuelve el dinero de la colegiatura, para que se retire la demanda, lo que va acompañado de la salida del rector acusado…
Yo por lo menos nunca lo entendí como lo señala. Quiero ser bien claro. Son dos niños y un poco más de dos millones de pesos de ahora. Eso me coincide con el valor de dos matrículas anuales. No creo para nada que haya habido una compensación, aunque habría que preguntárselo al padre de quien hizo la denuncia.
-¿Su padre está dispuesto a conversar sobre este tema?
Habría que preguntárselo a él.
-¿Usted nunca supo de otras acusaciones de alumnos relacionadas con el mismo problema?
-Nunca, nunca. Al respecto le quiero decir: este colegio no lo manejo solo tampoco. Claro, tengo hartas responsabilidades y no me quiero lavar las manos ni mucho menos, pero cada colegio tiene su director y su administrador. Cada colegio tiene su encargado de formación y sus equipos directivos. Nosotros somos de un estilo de liderazgo bastante horizontal. Si algo nos caracteriza es la cercanía en todo ámbito con los chiquillos. Habríamos sabido de otros casos. Yo nunca he recibido una carta. Que yo sepa los directores tampoco. Me lo habrían señalado. La gente de la pastoral, tampoco. Es efectivo que surgieron rumores al momento de esta denuncia. Sí, y más de un papá vino y lo conversó conmigo.
-Rumores que incluso trascendieron el colegio.
Absolutamente. Si esto no fue ningún tabú.
-¿Qué le ocurrió a usted en lo personal? Porque la denuncia fue contra su padre.
Mucho dolor, mucho dolor. Yo quedé súper desconcertado. Para mí fue sorpresivo. Pero siempre tuve la claridad de que, bueno, hay que escuchar a los niños, hay que escuchar a los papás. Ver los asuntos, atenderlos, pero fue jodido. Y muy doloroso para toda la comunidad escolar, no sólo para mí y mi padre. Sobre todo porque hay niños más chicos.
-Eduardo Williams, su padre, su madre y su abuelo, nos dicen que él se decide ahora a presentar la denuncia ante la Iglesia porque ellos tenían el compromiso de que Hugo Montes Brunet nunca más iba a pisar sus colegios tras ese episodio. Y ese acuerdo se rompió hace unas semanas, cuando hubo una ceremonia de primera comunión a la que su padre asistió.
A ver, mi padre ha seguido viniendo siempre a sus colegios, por lo que la molestia la debieron haber tenido desde el día siguiente. Lo que pasa es que ha disminuido su presencia. El no ha seguido con clases, está mayor. Viene saliendo hace unos días de la clínica, pero en general está bien. Sigue con su poesía. Y en el colegio sigue siendo el gran animador, aunque no tenga ninguna responsabilidad, lo que me parece muy justo a su edad. Eso ha sido paulatino, ha ido dejando responsabilidades. Antes dejó la jefatura de curso, la rectoría, y él siguió durante un par de años más con la jefatura del departamento de Lenguaje, lo que debió haber sido hasta dos años después de la denuncia.
-Aquí hay una investigación rigurosa y larga en la que nos encontramos con testimonios de ex alumnos del colegio San Esteban, varios de ellos con su nombre. Algunos son profesionales, que nos hablan de una serie de comportamientos impropios de Montes Brunet, lo que le da credibilidad a lo que dice Eduardo Williams. Testimonios de jóvenes que describen cómo el rector se bañaba desnudo con ellos en sus parcelas de Pomaire e Isla de Maipo.
Me deja absolutamente anonadado con lo que me dice.
-Son varios testimonios de jóvenes que incluso grafican situaciones anteriores a 2001. Hechos que ocurrieron en 1997, por ejemplo. Todos describen conductas similares de parte del ex rector de este colegio.
No me cabe ninguna duda de que esto va a ser súper complicado.
-¿A qué cree que se deben estos testimonios? ¿A un complot contra su padre o contra este colegio? Entiendo lo difícil que debe ser esto para usted: escuchar estas preguntas sobre su padre, e intentar dar algunas respuestas. Porque hasta donde sabemos, se trata de profesionales que no tienen nada que ganar con estas denuncias, y no hay indicios de que estén actuando concertadamente. Cuesta creer que usted no haya sabido de los retiros porque se hicieron en casas de su familia.
Eso lo sé perfectamente. A ver, en relación a lo primero, quiero decir que acá no hay ningún complot contra el colegio. Yo no dudo de que se trata de jóvenes que están en forma responsable haciendo llegar sus declaraciones, testimonios o denuncias. No tengo idea de lo que me está señalando. Y sobre esta denuncia precisa que me señala, ya le dije que era un tema conocido y que claramente se conversaba. Y había papás que venían y me lo planteaban a mí. Pero yo nunca supe de otros casos.
-Pero hay jóvenes que dicen que contaron de estas situaciones a sus profesores…
Esa información yo nunca la tuve. Si yo hubiera tenido esa información en mis manos, pierda cuidado de que yo habría actuado con la mayor rigurosidad del caso…
-¿Aún cuando fuera su padre?
Aún cuando fuera mi padre, con mucho dolor. Fíjese bien lo que estoy diciendo, porque es tremendo. Cuando se trata de cosas en que hay niños involucrados, es muy delicado, muy delicado. Y además la responsabilidad que yo tengo…
-A veces hay hijos que no quieren ver. Están los casos de hijos de padres homosexuales que se han casado, especialmente de generaciones anteriores, para hacer una pantalla protectora.
Han cambiado las cosas afortunadamente…
-Pero sigue siendo muy duro asumir que un padre tiene una conducta impropia. ¿Está seguro de que nunca escuchó de otros casos similares al de Eduardo Williams?
Absolutamente.
-Porque lo lamentable es que no tenemos sólo el testimonio de Eduardo Williams y su familia. Hay más profesionales, personas responsables que se atreven a decir con su nombre otros episodios y que no buscan dinero. Jóvenes a los que les provoca daño hablar…
Debe ser súper doloroso para esas personas, súper doloroso.
-Uno de esos ex alumnos de estos colegios dice que cuando contó a sus profesores sobre las visitas a Pomaire e Isla de Maipo, donde el rector les pidió bañarse desnudos todos juntos con sus compañeros y él mismo en la piscina, lo echaron del colegio.
Le prometo que me sorprende oír algo así. A lo mejor soy muy pajarón.
-¿Qué ocurriría si uno de sus hijos le cuenta que fue a un retiro y que se bañó desnudo con el rector de su colegio, quien también está desnudo?
¡Yo salto, pues! ¡Salto! Si eso no se puede hacer. ¡Eso no se hace!
-Y no es un solo ex alumno el que lo relata.
A ver, quiero precisar lo que usted señala sobre lo de Isla de Maipo y Pomaire. Es cierto que mi padre iba con chiquillos habitualmente. Y efectivamente hay piscinas en las dos casas. Desde que mi padre era rector del Saint George iba con chiquillos de viernes a sábado, a veces acompañado por mi madre, a veces con otros profesores, a veces solo. Con alumnos normalmente de segundo o tercero medio. Esa es la edad en que él tiene mayor empatía con los chiquillos. Y me acuerdo que su Volkswagen se rebasaba y que había colas en el colegio con los niñitos que querían ir. Eso es lo que recuerdo. Y él permanentemente iba para allá. ¿Por qué? Mi padre siempre ha tenido un gran interés por conversar, y seguir conversando. El tema de la amistad, de cómo están los chiquillos, siempre ha sido una preocupación para él. Cuando partió con los colegios él dijo que se iba a preocupar de su desarrollo integral. Toda la vida ha sido de mucha preocupación por los chiquillos.
-¿A su padre le gustaba mezclar en estos viajes a sus alumnos con otros menores de bajos ingresos?
No, no. Lo que sí es que esa casita de Isla de Maipo la tenemos desde los años 60. Era nuestra casa familiar de veraneo. Y los niños y los vecinos llegaban. Era una casa de puertas abiertas. Yo nunca fui a los retiros.
-¿Nunca acompañó a su padre a uno de esos retiros de fin de semana?
Nunca, nunca.
-Un ex alumno cuenta que cuando fue a uno de esos retiros estaba en una de las parcelas un “niño Canela” ¿Qué significa “un niño Canela”?
Sí, Canela está en la Cuarta Región y fue un lugar donde como colegio nosotros durante nueve o diez años, no sé cuántos, íbamos a servicios cuando partimos. Un lugar en ese tiempo muy pobre y que hoy lo sigue siendo. Tal como después hemos ido a otros lados. Y efectivamente en Canela hubo niños que incluso en un momento se integraron acá al colegio, a estudiar.
-¿Eran becados o apadrinados? Porque entiendo que becados significa integrarlos acá al colegio como alumnos regulares.
Un niño de allá estudió aquí su enseñanza media. Uno, así que no me extraña nada lo que me dice.
-Este ex alumno afirma que este niño “Canela” con el que se encontraron en una de las parcelas del ex rector, no quiso dormir con ellos, sino con el rector. Eso es muy delicado. Como comprenderá, buscamos una explicación a esto por parte de su colegio, de su familia.
Yo le agradezco. Lo primero, para mí no hay ningún complot. Segundo, yo siempre he partido creyéndoles a los niños y a todas las personas. A lo mejor soy ingenuo en eso, aun cuando se trate de mi padre o se trate de estos jóvenes que están diciendo esto. En ese sentido, tengo que partir sobre esa base, porque yo no tengo ningún fundamento para decir oye, sabes qué… Porque las cosas que están diciendo son muy serias. ¡Muy graves! Entonces, yo diría, que en situaciones así, ellos tendrán que seguir adelante con sus procesos correspondientes. ¡Con el dolor de mi alma! ¡Entiéndame! Pero tienen que hacerlo. Si usted me pregunta cuál es la versión del colegio, ¡es esa!
-¿Va a conversar hoy con su padre?
Totalmente. ¡Totalmente! Yo no puedo dejar pasar una cosa así. Yo no voy a dormir tranquilo hoy. Y no sólo voy a hablar con mi padre, con mis cinco hermanos también. Y con mi madre. Somos seis hermanos, cuatro hombres y dos mujeres. Y yo no puedo llevarme esta información para mi casa.
-¿Y qué le va a decir a su padre?
¡Lo que usted me está diciendo! ¡Tal cual! Y voy a interrogarlo. Yo no soy ningún juez para juzgarlo a él ¿Me entiende? Yo soy su hijo y lo voy a seguir siendo. No existen los ex hijos. ¡Claro que sí voy a hablar!
-Entonces, usted está haciendo una separación tajante entre su condición de hijo y su responsabilidad como autoridad de sus tres colegios. ¿Es eso?
Así es. ¡Así es! ¡Claro! Porque yo tengo una responsabilidad: ¡cuántos niños hay en nuestros colegios! Además, también soy papá. ¡Sí pues, soy papá!
-Tanto Eduardo Williams padre como su mamá dicen que usted los llamó por teléfono en 2001 preguntándoles cuánto querían para cerrar la denuncia…
¡Eso es falso! Lo digo así de claro. Hay cosas que usted me ha preguntado de lo que yo no me acordaba. Pero esto es falso, falso. No, no, no. ¡Seguro que no! Tal vez Hugo Montes padre, pero yo no.
-Al parecer usted tuvo razón en 2001 al ser partidario de que la denuncia ante la justicia continuara, como lo afirma. Supongo que eso es lo que más le pesa.
Me pesa mucho. Me pesa mucho. Todas esas cosas que usted señala… Bueno, esas cosas siguen sus procesos, sus indagaciones. Si llegan a ser ciertas me va a pesar más. Y más por el hecho de no haber interrogado más.