Desigualdad y ollas comunes para combatir la pandemia
19.06.2020
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19.06.2020
En Lo Espejo existen al menos 75 puntos en los que se producen alrededor de 8.000 raciones de comida a la semana. Zaydee Abdala, pobladora de Lo Espejo, cocina en tres ollas comunes. Dice: ‘Conozco a muchas familias que quedaron sin ingresos y sé que esta es su única fuente de alimentación. ¿Me iría presa por cocinar en una olla común? Se nota que las autoridades no conocen la realidad que se vive’.
El fracaso del gobierno para controlar la pandemia tiene una explicación directa en el desconocimiento, por parte de las autoridades, acerca de las condiciones en las que vive gran parte de la población de nuestro país. El hacinamiento -que el ex ministro de salud reconoció desconocer- nos permite entender que las comunas que más han disminuido su movilidad son Vitacura (-50,9%), Lo Barnechea (-49,6%) y Las Condes (-48,4%); mientras que las tres que menos han variado en este indicador son San Ramón (-23%), La Pintana (-23,4%) y Lo Espejo (-25,1%).
En Vitacura, solo el 2,3% de la población comunal está bajo el 40% de ingresos del Registro Social de Hogares, que son 1.994 personas. En Lo Espejo, esta cifra es del 52,4% de la población comunal, equivalente a 51.760 personas. Estos datos son a diciembre del 2019, por lo que no consideran la crisis actual. Esto, sin duda está relacionado con las dificultades para hacer una cuarentena efectiva en los sectores populares. Mientras no se garanticen condiciones mínimas a la población, seguiremos siendo azotados por la rápida propagación del virus y ese azote vuelve a revelar la desigualdad en Chile: La quinta comuna de Chile con más fallecidos es Lo Espejo, con 56 fallecidos por cada 100 mil habitantes, antecedida por San Ramón, La Granja, San Joaquín y Cerro Navia.
Las iniciativas del gobierno, como el bono COVID, las cajas de alimentos y el ingreso familiar de emergencia, sin duda son insuficientes. Ante esta negligencia, parte de la resistencia territorial se expresa a través de las ollas comunes.
Mediante un registro que realice en Lo Espejo con la organización “Lo Espejo Surge”[1], existen al menos 75 puntos en los que se producen alrededor de 8.000 raciones de comida a la semana. Esto equivale a 11 ollas comunes por kilómetro cuadrado, que día a día se multiplican. ¿Cuántas ollas comunes creen que hay en comunas como Vitacura? La respuesta intuitiva es que, con alta probabilidad, ninguna.
Las ollas comunes son una experiencia positiva de organización, en la que los sectores populares pueden autónomamente proveerse a sí mismos de algo tan vital para su subsistencia. Mientras exista carencia del Estado por garantizar cuestiones tan mínimas como la alimentación, las ollas comunes suplirán la necesidad. Es importante destacar que quienes cumplen con esta labor, suelen ser mujeres que lideran la preparación de comida en sus diferentes barrios. Observamos nuevamente como el trabajo feminizado vinculado al cuidado del resto de la comunidad, nuevamente no es reconocido ni valorado, pese al estratégico rol que ha cumplido en esta emergencia.
A lo anterior, le agregamos los aumentos a las sanciones en caso de incumplir la norma sanitaria de la mano con la reducción de los permisos que se pueden obtener en comisaría virtual a una cantidad de dos veces por semana. Esto arriesga la fuente alimenticia de quienes deben recurrir a la olla común para comer y expone a quienes suplen la labor que debiera cumplir el Estado, llevando a que sean estas personas quienes arriesgan multas que van hasta los 10 millones de pesos. Zaydee Abdala, pobladora de Lo Espejo, cocina en tres ollas comunes. “Me motiva poder aportar con lo que manejo que es la cocina. Conozco a muchas familias que quedaron sin ingresos y sé que esta es su única fuente de alimentación. La gente trabajadora tiene la capacidad de organizarse y si quitan esa capacidad, nos quedamos de manos cruzadas porque la ayuda no está llegando”. Respecto a las multas, comenta “Debería existir un pronunciamiento por esta situación. Nosotros estamos haciendo una labor comunitaria y quedamos desprotegidos. La realidad lleva a la realización de ollas comunes. No tengo 10 millones de pesos para pagar una multa ¿Me iría presa por cocinar en una olla común? La gente no tiene para comer. Se nota que las autoridades no conocen la realidad que se vive”
¿Qué pudiese hacer el Estado respecto a esta realidad? Lo primero, sin duda, sería garantizar un Ingreso Familiar de Emergencia que permita a las familias suplir sus necesidades mínimas, superando la línea de la pobreza. También, se pudiese pensar en una serie de iniciativas, entre ellas, la de poder generar una Central Nacional de Abastecimiento de Alimentos, que velará por la alimentación y provea de alimentos a las ollas comunes que constantemente piden aporte entre los mismos vecinos.
Los municipios deben cumplir un rol activo. Sin buscar cooptar la organización social, deben garantizar condiciones mínimas de salubridad y de protección a quienes están promoviendo cuestiones tan básicas como la alimentación. Deben colaborar en la búsqueda de mecanismos de suministro de mercadería a precio justo y también valorizar la labor de estas mujeres que cocinan para sus vecinos y vecinas. Así podemos avanzar hacia la lógica de la garantía de derechos al alero de la generación de un tejido social que brinde seguridad alimentaria a las comunidades.
El rol del Estado en estos momentos debe ser apoyar a la organización popular. Otra suerte cantaría si parte de los 486 millones de pesos que se destinaron al Municipio de Lo Espejo pudieran ir en apoyo a las ollas comunes y su gestión.
Sin duda nos encontramos en una situación sanitaria y económica grave, que se ha visto profundizada por la gran desigualdad social chilena, el desafío está en el reconocimiento y la articulación de experiencias populares de apoyo mutuo con el apoyo de medidas gubernamentales.
Ministerio de desarrollo social y Familia. (Diciembre 2019). Personas presentes en el RSH según tramo CSE. Sistema Integrado de información social con desagregación territorial. Disponible aquí.
Olivares, M., Weintraub, G., Covarrubia, J., Escobedo Catalán, C., & Basso, L. (2020). El impacto de los primeros días de cuarentena masiva en la Región Metropolitana.
Departamento de epidemiologia Minsal. (2020). 25° informe epidemiológico COVID-19. 15 de junio 2016, de Minsal. Disponible aquí.