Respuesta a Víctor Martínez, Jefe de la División de Estudios de la Secretaría General de la Presidencia de la República
05.05.2020
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05.05.2020
Agradecemos la preocupación de la División de Estudios de la Secretaría General de la Presidencia por debatir nuestro estudio sobre COVID19. Precisamente nuestra motivación fue y es llamar la atención de las autoridades de gobierno en base a información y confrontación de ideas, y contribuir con nuestro «expertise» a encontrar entre todos la mejor forma de enfrentar la pandemia.
Con todo, es lamentable que la respuesta caiga en descalificaciones, como tildar nuestra columna como «creencias»; somos científicos y el camino peyorativo no lo vamos a transitar. Queremos invitar a un debate fructífero, con altura de miras, y nos interesa aportar desde las ciencias exactas elementos de juicio que contribuyan a encontrar la mejor política posible para enfrentar este grave problema sanitario, que tanto nos afecta a todos.
Frente a las inmensas complejidades de la pandemia aceptamos con humildad nuestras limitaciones. Desearíamos poder proveer certezas sobre la evolución de las curvas de contagio, pero por múltiples razones ellas tienen significativos márgenes de incertidumbre.
Ante las dudas planteadas por Martínez declaramos que la tarea científica que nos propusimos fue comparar las situaciones que se vivieron en otros países antes de la llegada de COVID-19 a Chile. Nuestro foco siempre ha sido usar estas experiencias para ayudar en la toma de decisiones para la protección de la población chilena.
En el caso del estado de Nueva York, nuestro interés radicó en que el tamaño del estado es similar al de Chile, y el de la ciudad de Nueva York similar a la Región Metropolitana. Lo que mostramos en nuestro artículo es que, partiendo desde el primer caso, el estado de Nueva York empezó a testear 15 veces más que Chile a partir del día 15. Y de ahí en adelante la cantidad de contagios entre Chile y Nueva York divergió significativamente. Sin embargo, indicamos claramente que no se podía decir que Chile seguiría el camino de Nueva York, simplemente, porque perdimos de vista la curva de contagios. Recalcamos: “La explicación para estas enormes diferencias no la sabemos. Esperemos que uno de los factores importantes sea que Nueva York puede considerarse el centro del mundo y Chile muy alejado de todos, al sur del mundo.”
Un segundo caso que nombramos es el de Bélgica, que tomó una opción más cauta al decretar cuarentena total en el país a mediados de marzo. Con 11,5 millones de habitantes tiene un 60% de la población de Chile, y contaba con una capacidad de testeo bastante similar a Chile a comienzo de marzo. Aumentaron desde unos 1.000 test diarios hasta unos 4.000 en marzo, el 22 de abril reportaban más de 12.000 y el 30 de abril reportaron un máximo de 21.458, versus el máximo de 9.967 test reportados en Chile (2 de mayo); es decir, 3,6 veces más test diarios por millón de habitantes que Chile. Sin embargo, Bélgica hoy reporta cifras preocupantes: 50.267 casos confirmados y 7.924 fallecidos, es decir, un 15,8% de letalidad (porcentaje de fallecimientos sobre casos confirmados). Esta cifra de fallecidos lo ubica en primer lugar del triste indicador de la Universidad de John Hopkins. Sobre esta situación la respuesta de las autoridades belgas parece sensata: «En un buen sistema se deben contar confirmados y sospechosos…no nos preocupa en lo más mínimo los rankings internacionales.”
En cualquier caso, en nuestra columna original dejamos claro que el caso de Bélgica era trágico, aún si habían actuado con cautela. Esto para que la opinión pública pudiera dimensionar el nivel devastación que deja la pandemia. Citamos el texto que escribimos “Los belgas estiman que estas medidas lograron mitigar los efectos devastadores del COVID-19, pese a lo cual su número de muertes es desalentador. Como efecto de la cuarentena su número de muertes parece estar estabilizándose en “tan solo” unos 300 diarios. Un horror.”
Simultáneamente con la respuesta de Martínez salió a la luz evidencia contundente que contradice sus dichos sobre los testeos y la información que proporcionan las autoridades. En un artículo de la reputada revista Nature, del 2 de abril 2020, el Dr. John Edmunds, Decano de la Facultad de Epidemiología de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres dice: «El problema es que nuestros sistemas de vigilancia son bastante pobres»; y agrega «¿El número total de casos reportados es preciso? No. ¿Es preciso en alguna parte? No.» El 20 de abril más de 20 destacados especialistas del Edmond J. Safra Center for Ethics de Harvard escribieron, en el contexto del levantamiento gradual de las cuarentenas, que «Lo que tenemos que hacer es mucho mayor de lo que la mayoría piensa. Tenemos que escalar significativamente el testeo, la trazabilidad de contactos, el aislamiento y la cuarentena – y al mismo tiempo proveer los recursos que lo hagan posible para todos». Y agregan «Tenemos que entregar (en USA) 5 millones de tests diarios a principios de junio, para una reapertura social segura. Este número tendrá que aumentarse a 20 millones, idealmente a fines de julio, para reactivar la economía».
Un importante número de los más destacados epidemiólogos del Reino Unido acaba de hacer pública una carta a su gobierno en que manifiestan: «Como experimentados investigadores y profesionales de salud pública creemos que existe una estrategia alternativa que puede restaurar la normalidad y la recuperación económica: testeo universal repetitivo. Recomendamos vigorosamente la evaluación de testeos semanales con antígeno COVID-19 de toda la población de una ciudad, a modo de demostración, acompañada de cuarentena estricta para los casos positivos. Si esto funciona miles de vidas podrían salvarse, para no mencionar el colapso de las unidades de cuidado intensivo y las miserias del encierro y desempleo.» Agregan que, si bien el costo de la iniciativa es alto, es menor que el daño a la economía si se opta por no implementarlo. Por otra parte, especialistas de la London School of Hygiene and Tropical Medicine propusieron a fines de marzo testear semanalmente toda la población del Reino Unido, argumentando que ello puede implementarse más rápido (en semanas) y a menor costo que una vacuna.
Si bien lo anterior es difícil de implementar, es importante conocer las opiniones de los expertos locales. Por ello presentamos a continuación algunas de las recomendaciones del Consejo Asesor Covid-19 Ministerio de Salud de Chile.
Este Consejo fue nombrado por el gobierno y está constituido por expertos de alto nivel. Ellas y ellos son Ximena Aguilera, médico especialista en Salud Pública; Catterina Ferreccio, médico, especialista en Salud Pública; María Teresa Valenzuela, magíster en Salud Pública y Microbiología, Gonzalo Valdivia, médico cirujano, especialista en Salud Pública y Medicina Familiar; Pablo Vial, médico cirujano, con especialidad en Pediatría; Fernando Otaiza, Jefe de Control de Infecciones Asociadas a la Atención en Salud del Ministerio de Salud; y Johanna Acevedo, Jefa del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud. Tempranamente, ya en su sesión del 15 de marzo recomendaron «Ampliar la capacidad instalada para realizar exámenes de detección y otorgar gratuidad universal para los mismos».
El 21 de marzo insistieron en «Ampliar la capacidad instalada para realizar exámenes de detección y otorgar gratuidad universal para los mismos. Sobre el 90% de los casos no está aislado en recintos asistenciales o bajo supervisión de personal sanitario, manteniendo riesgo de diseminación a las familias y consecuentemente a la comunidad.» Advirtieron además que «Existe incertidumbre respecto al rol en la trasmisión de personas asintomáticas, tanto en su magnitud como en su transmisibilidad…La cuarentena de los contactos es una medida que puede disminuir el componente de transmisión por infecciones asintomáticas.» Pidieron «Mejorar la oportunidad y calidad del informe epidemiológico diario, que incluya curva epidemiológica por fecha de inicio de síntomas, edad, sexo, región y comuna de residencia, la condición de caso importado o secundario, la presencia de comorbilidades.»
Y sugirieron «Transparentar toda la información a través de la página web. Sin necesidad de romper la confidencialidad, se puede subir toda la información necesaria para que los académicos chilenos y extranjeros puedan modelar y analizar las tendencias.»
El 30 de marzo sugirieron «Incorporar dentro de las definiciones de casos para la vigilancia la categoría de “caso probable”, definiendo como tal a las personas que presentan un cuadro clínico compatible y que son contactos conocidos de casos confirmados por laboratorios.»
El 1 de abril insistieron «en la necesidad de diversificar y ampliar la cobertura de pruebas de detección o diagnósticas en el país mediante la incorporación de pruebas de anticuerpos y las rápidas basadas en antígenos de SARS-CoV-2, validadas en Chile. Se insiste en la necesidad de incorporar la categoría de caso probable en la vigilancia epidemiológica del Covid-19.»
El 11 de abril manifestaron que «Pese a este crecimiento de la capacidad instalada, la cantidad de exámenes diarios informados se ha estabilizado en menos de 5 mil. La tasa de exámenes realizados por habitante nos ubica en una situación ventajosa en la región de Latinoamérica, pero entre las más bajas de la OECD. Una estrategia exitosa de detección requiere aumentar fuertemente el número de pruebas diarias. Simplificar y aumentar el acceso a la prueba por medio del uso de nuevos tipos de muestras y técnicas para RT-PCR, como saliva y pool testing u otros.»
La coincidencia de nuestros planteamientos sobre testeos con las recomendaciones de los más destacados especialistas a nivel mundial, y también del Consejo Asesor Covid-19 del Ministerio de Salud de Chile, evidencia que nuestros planteamientos están lejos de ser «creencias», como las denomina Martínez.
Con todo, es interesante comparar el caso de Chile y Suecia, ilustrado en la figura. El testeo sueco es 20% superior al de Chile por millón de habitantes, pero nuestra letalidad es 20 veces menor, también por millón de habitantes (Suecia 256, Chile 14, aunque Magallanes 60). Aunque muchos creen que los fallecimientos de Chile son «pocos» -equivalente hoy a la mitad de los fallecidos del terremoto y tsunami de 2010- y que son un indicador de medidas apropiadas de Chile, esto no es del todo cierto. Esto depende de muchos factores y la distribución etaria de los contagios iniciales es relevante.
Suecia optó por mantener la «normalidad» de 10 millones de habitantes y hoy está experimentando una tasa muy alta de fallecimientos, especialmente de ancianos. Con más de 2.700 fallecidos, el epidemiólogo jefe de Suecia dejó de estar «convencido» de la estrategia que él mismo implementó. Aún así, el escenario de Suecia era mucho más auspicioso que el nuestro, ya que la población de su ciudad más grande y capital, Estocolmo, es menor que la suma de las comunas de la Florida y Puente Alto.
El domingo 3 de mayo se anunciaron cuarentenas comunales que consideran cerca de 3,5 millones de personas. Vale decir, en Chile tenemos 16 millones de habitantes que viven sin esta medida de contención del contagio.
La «meseta» de casos confirmados de Chile se está levantando como una gran ola amenazante, le repetimos a nuestras autoridades que deben volver a evaluar las estrategias.
También, como se mencionó más arriba, es pertinente comparar el testeo en Chile con países de la OECD; estamos en el lugar 31 de los 36 miembros.
Por otra parte, los consultorios chilenos tienen limitaciones para realizar exámenes, con estrictos criterios para tomarlos. Ello se refleja en la prensa, que en estos tiempos de cuarentena es fuente importante de información, y que reportan sucesos preocupantes. En El Mostrador Héctor Cossio y Macarena Segovia reportaron el 28 de abril varias historias alarmantes.
Don Agustín era vecino de una comunidad indígena, a 8 kilómetros de Nueva Imperial, y la mañana del 17 de abril falleció en su casa, según consigna su certificado de defunción, el mismo que en vez de entregar la causa de su muerte, indica: “/ / /”.
El viernes 10 de abril fue trasladado en ambulancia al Hospital Intercultural de Nueva Imperial. Fue atendido por “dolor de piernas”, según la ficha clínica, y devuelto a casa. Como no presentaba fiebre, no se le hizo test PCR. El lunes 13 de abril asistió al Cesfam local que determinó que estaba resfriado y con dolores, los que fueron atribuidos a su enfermedad de base. El viernes 17 en la mañana, uno de sus hermanos lo encontró muerto en su casa; tenía “sus pies oscuros, negros”, posible síntoma de coronavirus.
En el mismo reportaje se menciona que Rossana, funcionaria del Centro de Salud Familiar de La Florida, quien pide reserva de su identidad porque teme perder su empleo, confiesa que «todos los días llegan pacientes, personas que tienen enfermedades bases, abuelitos que viven solos, con tos seca, dolores de cabeza, pero si no tiene 37,8o, se les manda para la casa nomás. No se les hace examen y a veces ni siquiera se les atiende, porque son muchos los casos. Si tienen o no coronavirus, no lo sabemos».
A eso agrega Rossana su preocupación por los Hogares de Ancianos donde en el certificado de defunción no se menciona la causa de COVID-19.
A mayor abundamiento en los últimos días, con un cambio de metodología de por medio, el número de contagios ha sufrido un cambio de tendencia, lo que refuerza nuestra tesis que en base a la información disponible no es posible asegurar que la curva se está aplanando. De hecho, el 1 de mayo la epidemióloga María Teresa Valenzuela, del Consejo Asesor del Ministerio, afirmó que “No estamos en la meseta que habíamos observado, estamos aumentando día a día para llegar al peak”, y que el comportamiento «no está controlado» ya que se están registrando más casos en comunas con mayor población, donde además «es muy probable que el número de contagiados sea incluso más alto». En suma, mantenemos nuestro predicamento que seguimos sin saber qué dirección va a tomar la curva de contagios.
El 9 de abril, la Dra. Ximena Aguilera opinó sobre como reducir fallecimientos (por ejemplo, en la Araucanía): “Con más testeo, porque en esos lugares hubo un racionamiento de exámenes a los casos graves, que es exactamente lo que hicieron los europeos, y con eso uno pierde el ojo de dónde está moviéndose el brote, y por lo tanto las medidas son menos oportunas.” Sobre el acceso a los datos opinó: “Solo tenemos acceso a los mismos datos que se hacen públicos, … y si bien ahora son algo más transparentes, en realidad no se entregan de una forma fácil de trabajarlos, como para estar siguiendo de forma eficiente la toma de decisiones.”
Como consecuencia de la falta de información el 1 de mayo se hace público un hecho lamentable: el quiebre en la Mesa de Datos del Covid-19. Se anuncia que el Instituto Milenio Fundamentos de los Datos congela su participación en la mesa y critica al gobierno por “ausencia” de información. Dado que se trata de un instituto de alta calidad, en que participa un número importante de destacados académicos de la U. de Chile, la PUC y la U. Sta. María, este es un severo traspié para el país. La razón que dan para restarse de la Mesa de Datos, impulsada por el Ministerio de Ciencias, es «La falta, hasta ahora, de información abierta de datos de salud que permitan hacer el trabajo comprometido». Ello es sumamente preocupante.
Insistimos una vez más que nuestro objetivo, cumpliendo nuestro rol de científicos con responsabilidad social, es examinar la evidencia y sacar conclusiones que puedan ser útiles. Ello es necesario para implementar una estrategia transparente, basada en hechos objetivos, conocida por la población y que ayude para que todos juntos, y no unos contra otros, enfrentemos esta crisis de la mejor forma posible.
Nuestro distinguido colega, el biólogo Humberto Maturana acertadamente advierte que, si no nos encontramos en el mutuo respeto y la colaboración, no vamos a generar ningún cambio orientado hacia el bienestar de la humanidad. «Sin pandemia o con ella, iremos derecho a nuestra extinción”.
Nada nos hubiera complacido más que nuestro análisis original se probara equivocado, y que en Chile la curva se hubiese aplanado; lamentablemente no es el caso.