COLUMNA DE OPINIÓN
Partido religioso da la sorpresa en Perú: ¿es una amenaza para las reivindicaciones de género?
19.02.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
19.02.2020
En las pasadas elecciones parlamentarias en Perú emergió como tercera fuerza política el FREPAP, un partido ligado a la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal. El cientista político peruano José Incio explica que pese a su origen confesional, no se alinea con las fuerzas que irrumpieron en el referéndum Colombiano o en las elecciones brasileñas (ejemplos que podrían repetirse en Chile, según algunos analistas). Quienes luchan contra el enfoque de género o la despenalización del aborto fueron “duramente golpeados” en Perú, explica.
A pocas semanas de las Elecciones Congresales Extraordinarias en Perú quedan muchas preguntas sobre la crisis política que nos llevó a esta elección y se han generado muchas más, tras los resultados obtenidos. Los peruanos hemos participado en una elección extraordinaria en muchos sentidos. Hemos elegido un congreso por un año, y los que resultaron electos no podrán postular al siguiente congreso dado que la reelección no está permitida. Así, tenemos un congreso fragmentado con nueve bancadas donde la más numerosa solo concentra 17% de los escaños.
La elección de este congreso es resultado de una solución extrema, pero necesaria, al conflicto entre el ejecutivo y legislativo que empezó en junio del 2016. En corto, el congreso controlado por el Fujimorismo y sus partidos aliados, inició una guerra sin cuartel al ejecutivo, liderado inicialmente por Pedro Pablo Kuczynski (PPK), y luego de su forzada renuncia, por Martín Vizcarra.
El conflicto confluyó con el escándalo de corrupción vinculado a la empresa Odebrecht. Vizcarra, haciendo uso de mecanismos propios de un sistema presidencialista puso contra las cuerdas al Congreso y forzó su disolución en agosto del 2019.
Entonces, por más de tres años los peruanos hemos sido testigos de cómo la clase política y los partidos en el poder gastaron más energía en la confrontación que en solucionar los problemas que nos aquejan. Durante esa confrontación, que no es el centro de este artículo, Martín Vizcarra buscó posicionarse como el líder de la lucha contra la corrupción y logró situar a Fuerza Popular, partido de Keiko Fujimori, y sus aliados como los que obstaculizaban esa lucha.
“Fuerza Popular, Solidaridad Nacional y Contigo llevaban representantes que comulgaban con la agenda religiosa conservadora y apelaban a su relación con grupos evangélicos o conservadores católicos, y finalmente fueron parte de los que perdieron en la última elección”
Los resultados del domingo 26 de enero golpearon fuertemente a Fuerza Popular que pasó de tener una mayoría histórica de 73 congresistas, a obtener sólo 15 escaños. Sin embargo, los partidos que más sufrieron fueron aquellos que secundaron su accionar. El APRA (partido liderado por Alan García hasta su deceso) no alcanzó el mínimo de votos para obtener representación, mientras que Contigo y Solidaridad Nacional, listas que llevaban ex-congresistas centrales de Fuerza Popular no alcanzaron ni el 2% de los votos.
El ganador fue Martín Vizcarra, quien con este resultado corroboró, hasta cierto punto, que su decisión de cerrar el congreso tenía respaldo ciudadano.
Pero también hubo otros ganadores inesperados: fuerzas políticas que estaban fuera del radar de la prensa. Una sorpresa la dio el FREPAP, partido confesional de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINP) que consiguió ser la tercera bancada más grande en el parlamento con 15 escaños; y UNIÓN POR EL PERÚ (UPP), partido liderado por Antauro Humala quien cumple una condena por haber asesinado a policías en un levantamiento armado contra el gobierno democrático de Alejandro Toledo. La UPP logró llevar 13 representantes (ver tabla 1).
Tabla 1: Distribución de escaños
El surgimiento de FREPAP y UPP deja muchas interrogantes. En principio, no son actores nuevos en la escena política peruana; y su presencia en elecciones no responde al comportamiento típico de un partido político.
FREPAP, ha participado en elecciones pasadas e incluso ha llegado a tener representación hasta en tres peridos parlamentarios (1992, 1995, 2000) sin embargo su presencia no era mayor a dos escaños y estuvo caracterizada por la irrelevancia o el escándalo[1]. Así también, el fundador de AEMINP, Ezequiel Ataucusi, postuló sin éxito a la presidencia en tres ocasiones no superando jamás el 1,1% de votos válidos.
UPP es también un partido con presencia en procesos electorales. Fue fundado por el ex-secretario de la ONU Javier Pérez de Cuéllar para postular contra Alberto Fujimori en 1995, después de eso pasó a ser un vehículo electoral más que un partido con programa o posiciones. Es una marca a disposición de candidatos fuertes que por tiempo o dinero no pueden formar su propio partido. Así en el 2006 fue el vehículo que casi lleva a Ollanta Humala a la presidencia. Después de eso participó en alianzas sin mayor relevancia hasta que en Octubre del 2019, el líder del movimiento etnocacerista, Antauro Humala (hermano del ex-presidente Ollanta Humala), se inscribió en la UPP. Este hecho puso los reflectores sobre la lista. Antauro Humala hizo campaña en base a posiciones radicales populistas, como por ejemplo, que fusilaría a los ex-presidentes involucrados en corrupción, incluido su hermano.
Los resultados de ambos partidos son promisorios. Sin embargo, es importante ponerlos en contexto. Primero, ninguno de los dos obtuvo una votación masiva. FREPAP logró casi el 12% de los escaños con el 8% de los votos válidos; si contamos los nulos y blancos, su votación representa el 6% de los que asistieron a votar. Es un resultado importante, ya que supera su máximo histórico de 1,1 pero está lejos de ubicarlo como un partido dominante en la escena peruana.
Los números de UPP son los similares: su 10% del congreso representa a menos de 5,5% del electorado. Sin embargo, el relativo éxito de estos partidos puede interpretarse como una llamada de alerta importante para el sistema político peruano, sobretodo en un contexto tan fragmentado como el peruano donde no necesitas mucho para dominar.
FREPAP y UPP deben su éxito electoral a que grandes sectores del electorado están cansados de la oferta de los partidos que controlan el gobierno o el congreso. Sin embargo, su votación responde a dos estrategias diferentes.
“En un reciente estudio de opinión pública los que respondieron haber votado por FREPAP manifiestan que lo hicieron por que los miembros del partido no parecen estar involucrados con actos de corrupción (27%), por ser un partido “nuevo” (20%), y un 17% lo hizo para no votar en blanco o nulo.”
Antauro Humala, representa una opción de cambio radical. Su discurso que mezcla posiciones de extrema izquierda con nacionalismo y su mensaje caló más en el electorado históricamente relegado por el centralismo limeño, y que tiene demandas latentes ya que ven que sus recursos son utilizados para el “desarrollo” del país, desarrollo que no los toma en cuenta.
Así, UPP, logró tener buenos resultados en las provincias del sur. Electores, que con razón, no son adversos al riesgo, y optan por la opción política que ofrezca un cambio al status quo habitual. Esas provincias fueron cautivadas por Ollanta Humala en el 2006 y 2011 y por el fujimorismo y los grupos que representaban una “nueva” izquierda en el 2018, votaron esta vez por UNIÓN POR EL PERÚ. Es un electorado, que se ha movido por casi todo el espectro ideológico buscando alternativas a lo que los partidos están ofreciendo[2] (ver mapa).
El discurso de Antauro no cautivó en Lima, donde los beneficios del desarrollo económico son más palpables, y donde el electorado puede pedir cambio pero no uno radical. UPP logró un solo cupo en Lima, y no lo obtuvo el candidato que mejor representaba el discurso de Humala (Virgilio Acuña) sino para uno moderado.
FREPAP, si bien es un partido religioso no representa el voto conservador religioso que se ha manifestado en otras elecciones como el referéndum Colombiano o las últimas elecciones Brasileñas. De hecho, quienes defendieron la agenda conservadora contra el enfoque de género, la despenalización del aborto, el matrimonio gay, etc., fueron duramente golpeados en esta elección. Fuerza Popular, Solidaridad Nacional y Contigo, que llevaban representantes que comulgaban con esa agenda y apelaban a su relación con grupos religiosos-políticos evangélicos o conservadores católicos, fueron parte de los que perdieron en esta elección.
La propuesta de campaña de FREPAP no se centró en una agenda conservadora, sino en temas de política pública, como el impulso al agro, la reducción de la jornada laboral y la eliminación de la inmunidad parlamentaria, entre otras. Sus preceptos o creencias religiosas no fueron el centro de su campaña y solo apelaban a su relación con AEMINP para tratar de convencer que son un partido limpio y ético. Así también resulta interesante el importante espacio que FREPAP otorgó a las mujeres en esta campaña electoral, que lo convierten en el partido con el mayor número de mujeres electas (6).
“Antauro Humala, representa una opción de cambio radical. Su discurso que mezcla posiciones de extrema izquierda con nacionalismo y su mensaje caló más en el electorado históricamente relegado por el centralismo limeño”
FREPAP, en parte, fue atractivo para el elector cansado de la oferta política de siempre y de los escándalos de corrupción. FREPAP representaba una opción diferente, sin llegar a tener posiciones radicales. Dicho de otro modo, si bien FREPAP es un partido caracterizado por su relación con una doctrina religiosa, no apeló al voto religioso conservador. Esto condice con lo hallado en un estudio de opinión pública reciente donde los que dijeron haber votado por FREPAP manifestaron que lo hicieron por que los miembros del partido no parecen estar involucrados en actos de corrupción (27%), y por ser un partido “nuevo” (20%). Un 17% apoyo a FREPAP para no votar en blanco o nulo. Es decir, FREPAP cautivó al elector cansado de las confrontaciones que nos llevaron a esta crisis, y que estaba buscando una opción diferente.Por lo tanto, al menos para esta elección, el clivaje conservadurismo-progresismo no fue determinante en la alineación de los electores.
Ahora bien, el éxito de FREPAP no parece deberse exclusivamente al descarte de los otros partidos, ya que existe evidencia de un trabajo silencioso y serio que debemos observar con atención. FREPAP ha empezado a trabajar en sedimentar sus bases en el nivel subnacional y allí radica la otra parte de su éxito. Su capacidad de presentar candidatos, si bien aún es reducida, muestra una tendencia creciente. En el 2006 presentaron listas para 15 de las 196 alcaldías de provincias en disputa, en el 2018 para 39. A nivel municipal, en 2006, presentaron candidatos en 45 de las más de 1600 municipalidades en disputa; para el 2018 presentaron 80. Por otro lado, en las provincias o distritos donde lograron ganar es muy común que sean reelegidos, algo inusual en un país donde la reelección no es frecuente[3].
¿Constituye el FREPAP una amenaza para las reivindicaciones de género? En el momento actual me parece que habría que darle al FREPAP el beneficio de la duda, y ver su comportamiento en el Congreso. Si bien es esperable que tengan algunas posiciones conservadoras[4], estas son compartidas por la mayoría de los partidos. Por lo menos, algunos de sus candidatos electos se han mostrado abiertos al enfoque de género en la educación pública, lo cual es una señal positiva. En todo caso es necesario estar atentos, ya que sus intervenciones y votaciones en el congreso son las que harán la diferencia.
Este congreso inicia su periodo con una alta fragmentación, sin embargo no alcanza el nivel del congreso anterior donde llegaron a haber 12 bancadas parlamentarias. Deberíamos esperar que los partidos y congresistas electos hayan entendido la señal del electorado y sepan distanciarse del comportamiento del congreso anterior, especialmente del nivel de confrontación, del encubrimiento, de la constante búsqueda del interés personal y del accionar casi delictivo que marcó el comportamiento de aquellos representantes. Es lógico esperar esto. Sin embargo, la clase política peruana no suele ser un alumno dedicado.
FREPAP, UPP, y todos los partidos electos tienen una oportunidad interesante para en un año demostrar que son opciones políticas serias y viables. Sin embargo, algunos de sus líderes tienen problemas legales[5] y se pueden ver tentados a usar el poder político de sus bancadas congresales para solucionarlos. Esta situación que generaría mayor desconexión del ciudadano con el sistema político y sus actores haciendo más fácil el camino para el discurso populista.
[1] Ver este enlace.
[2] El otro ganador en ese electorado, fue Democracia Directa, partido que no logró sin embargo pasar la valla electoral de 5%.
[3] La provincia de Ramón Castilla en Loreto nos ilustra esta constancia, donde han ganado las veces que se han presentado y donde fueron el partido más votado en estas elecciones congresales.
[4] Si bien en declaraciones a medios han mostrado apertura por el enfoque de género también queda claro que son más reacios al matrimonio igualitario. Ver enlace.
[5] Existen investigaciones que relacionan a FREPAP con actividades ligadas al narcotráfico, además como menciono en el texto Antauro Humala está purgando condena en la cárcel. Ahora bien, otros partidos también tienen líos judiciales, por ejemplo: el líder Podemos por el Perú, José Luna Gálvez, esta siendo investigado por la fiscalía por actos de corrupción; Keiko Fujimori, líder de Fuerza Popular, está en prisión como medida preventiva mientras siguen las investigaciones relacionados a Odebrecht.
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