CIPER/Documentos de Trabajo
Propuestas para iniciar un proceso de reforma a Carabineros de Chile
26.11.2019
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CIPER/Documentos de Trabajo
26.11.2019
Carabineros no es capaz hoy de cumplir satisfactoriamente “con sus principales funciones constitucionales, incluido el control del orden público”. Así opinan los autores de esta propuesta que considera cambios de largo plazo (terminar con su carácter militarizado) y medidas urgentes (exigir el uso de identificación y fortalecer tanto los test de droga como el registro audiovisual de sus actuaciones). Contra la tesis del gobierno de que la seguridad mejorará con más policías, el documento pone el acento en la deficiente calidad profesional de la policía que ya hay y de la que se está formando.
Carabineros de Chile, desde hace algún tiempo, enfrenta una profunda crisis que se puede expresar en tres dimensiones:
Estas tres crisis le han impedido cumplir satisfactoriamente con sus principales funciones constitucionales y legales, incluidas la prevención e investigación de delitos y el control del orden público. Lo ocurrido las últimas semanas ha hecho más evidente la existencia de varios problemas que han generado esta crisis, pero se trata de una cuestión que se viene manifestando ya hace varios años y que requiere de cambios y transformaciones orientadas a resolver algunas temáticas urgentes, pero especialmente con una mirada de mediano y largo plazo que apunte a una re-configuración institucional significativa.
En este contexto, este documento presenta ideas preliminares para iniciar un debate acerca de reformas a Carabineros que nos permita contar a futuro con cuerpos policiales altamente profesionales, especializados y que cumplen satisfactoriamente los estándares de eficacia y respecto a los derechos que impone el Estado de Derecho. En la sección final, formulamos también ideas y propuestas referidas al actuar de Carabineros para ayudar a enfrentar de manera inmediata los problemas de orden público, violencia, delincuencia y abusos policiales generados estas últimas semanas.
La magnitud de la crisis que afecta a Carabineros de Chile hace difícil que pueda ser superada en un plazo breve con algunos proyectos de reforma legal específicos, como los que actualmente se tramitan en el Congreso Nacional. Se requieren reformas profundas, incluso algunas referidas a aspectos estructurales de su actual configuración institucional que no han estado en la mesa de discusión. Por ejemplo, su carácter militarizado, la existencia de dos escalafones tan diferenciados como los actuales, sus niveles de centralización, entre otros.
Este debate se debiera hacer sin prejuicios ni temas vedados y estar abierto a pensar en soluciones que incluso puedan pasar por la configuración de nuevas organizaciones policiales con funciones más acotadas que las que en la actualidad tiene Carabineros. Más allá de esto, es difícil que se pueda avanzar en una nueva institucionalidad policial eficaz y socialmente legitimada, sin abrir un debate y contar con un nuevo consenso respecto al horizonte normativo del tipo de organización policial que esperamos consolidar a mediano y largo plazo.
En nuestra opinión dicha orientación debiera ser avanzar a lo que la literatura identifica como un modelo de policía democrática. Las policías democráticas tienen por finalidad resguardar el bien común, garantizando -contra toda otra fuerza- los derechos de las personas. Con tal propósito, la policía es el único organismo habilitado para detentar el monopolio legítimo de la fuerza. Para su ejercicio se relaciona con la autoridad civil del Estado, actuando en su nombre. El desafío central de toda policía democrática es la prestación de un servicio de manera justa y efectiva ante el delito, generando legitimidad social y apegada a la legalidad, contribuyendo con ello a la cohesión social. Esto supone una visión muy diferente a la que actualmente pareciera orientar el trabajo de Carabineros y, como señalamos, supondría pensar de una manera muy diversa su actual configuración institucional. Una orientación de esta naturaleza debe luego traducirse en el desarrollo de modelos policiales más específicos.
Una reforma de esta naturaleza supone ser enfrentada como una tarea de Estado, con amplios niveles de consenso entre distintos sectores y liderazgo político sostenido en el tiempo. También requiere ser llevada con y no contra las policías, lo que significa que se debe obtener el compromiso de la propia institución e identificar liderazgos adecuados para participar de este proceso, para ello la autoridad política debe establecer y utilizar incentivos que promuevan una participación institucional leal y comprometida con el proceso de cambio.
Consideramos urgente abrir un debate sobre esta orientación normativa de la policía que queremos de manera que ella sea el foco que ilumine esfuerzos incrementales de reforma. Por eso proponemos al Gobierno:
Si bien la apuesta a mediano y largo plazo debe ser una nueva configuración institucional, resulta urgente partir con algunos cambios parciales y de manera incremental, pero que no impidan el avance más profundo que debe realizarse.
De esta forma, consideramos que se debe avanzar en forma rápida en regular algunos aspectos vinculados a la crisis de desempeño (que también se vinculan con la crisis de control y legitimidad). En esta dirección proponemos:
En este contexto se plantea estudiar la creación de un sistema nacional forense unificado con amplia cobertura regional, que tome los actuales recursos disponibles en distintas instituciones del Estado (incluyendo LABOCAR; LABOCRIM y otros) y lo vincule orgánicamente con el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Por otra parte, también consideramos indispensable avanzar en medidas que se hagan cargo de las crisis de control y legitimidad. En este contexto, valoramos las propuestas formuladas por el Acuerdo Nacional de Seguridad Pública en julio de 2018 (propuestas 1 a 71) y luego las contenidas en el Proyecto de Ley que actualmente se discute en el Congreso (Boletín 12.250-25) que mejoraría, entre otras cosas, los deberes de rendición de cuentas, de planificación estratégica institucional y de sujeción a la autoridad civil de ambas policías. Con todo, resulta indispensable profundizar en algunos de sus contenidos y acelerar los cambios que en la actualidad se discuten en el contexto de dicho proyecto. Así, pensamos que para enfrentar la crisis de control y legitimidad se debe[1]:
Junto con las propuestas anteriores, es necesario también abordar con urgencia la situación de desorden público, violencia y delincuencia que enfrenta el país y exigir a las policías actuar con los estándares adecuados en un Estado de Derecho. En miras a mejorar la eficacia inmediata del actuar policial proponemos las siguientes medidas urgentes:
Por otro lado, pensamos indispensable que se adopten algunas medidas que garanticen el respeto a la ley y responsabilidad frente a situaciones de abusos y potenciales violaciones de derechos humanos. Las medidas que deben adoptarse a la brevedad son:
En la elaboración de este documento se ha contado con la ayuda de Manuel Aris, investigador de Espacio Público, y con ideas formuladas por varios directores y directoras de la institución. También hemos considerado ideas que fueron discutidas en el Acuerdo Nacional por la Seguridad Pública y que no formaron parte del informe final de julio de 2018 de dicha instancia. Este documento representa las opiniones de sus autores y no la de cada uno de los integrantes de Espacio Público.
[1] Una parte de estas propuestas fueron formuladas en los debates que se tuvieran en la mesa de trabajo del Acuerdo Nacional por la Seguridad Pública y finalmente no fueron adoptadas o fueron recogidas de manera parcial.
[2] Ver por ejemplo el modelo potencial de Inglaterra y Gales.