COLUMNA DE OPINIÓN
Lo de siempre, el género: entendiendo la brecha salarial en la Educación Media Técnico Profesional
10.07.2019
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COLUMNA DE OPINIÓN
10.07.2019
Hasta hace poco el talento de un Messi o un Sánchez parecía justificar sus exorbitantes salarios. Pero la masa que en el último Mundial exigió “equal pay!” («¡igualdad salarial!») sabe que es injusto, pues el talento de una Rapinoe no renta ni un décimo. La perspectiva de género está mejorando nuestra comprensión de los problemas sociales. Así lo sostiene esta columna que examina la Educación Técnico Profesional con esta perspectiva y descubre que las fuertes brechas salariales no se deben a talento o al tipo de especialidad, como se pensaba hasta ahora, sino al género.
La Educación Media Técnico Profesional (EMTP) es una modalidad educativa que recibe poca atención en los debates públicos, pese a que es el camino que toman estudiantes que provienen mayoritariamente de los quintiles más pobres (en los cuestionarios SIMCE el 66% de las familias de alumnos en la modalidad técnico profesional auto reportó un ingreso menor a $300 mil, lo que equivale a alrededor de 69 mil alumnos).
Estudios sobre la rentabilidad de la educación técnica han encontrado diferencias salariales en las especialidades cursadas por los alumnos (Larrañaga et. al 2014; Bucarey y Urzua 2013), siendo las especialidades industriales las que ofrecen salarios más altos, y las especialidades técnicas los más bajos.
Resultados preliminares de la investigación que estamos realizando desde Espacio Público evidencian que las diferencias salariales son, a la base, un problema de género. Al examinar los datos de egresados de la educación media el 2005, se observa que para la cohorte de alumnos y alumnas que se quedó solo con cuarto medio y no continuó estudiando en el nivel superior, la educación media técnica permitió acceder a mejores salarios que la modalidad científico humanista (12% más altos). Pero cuando se observan estos datos con perspectiva de género, los resultados son sustancialmente diferentes.
La Educación Media Técnico Profesional es una buena opción salarial para los estudiantes pobres. Pero no lo es para las mujeres pues quedan relegadas a estudios que rentan menos.
Por la división sexual del trabajo y su correlato con las elecciones vocacionales, la EMTP se caracteriza por una segregación muy marcada en las especialidades que pueden escoger los estudiantes. Según la información de matrícula de Ministerio de Educación (Mineduc), durante 2018 el 81% de la matrícula en la rama industrial (mecánica automotriz, electricidad, etc.) la concentraron hombres, mientras que la rama técnica ligada a tareas de cuidado y de educación está absolutamente feminizada (79% de la matrícula son mujeres).
Esta división sexual de labores está vinculada con diferencias dramáticas en las remuneraciones. Según nuestro estudio, en promedio, el mercado paga un 29% más a las especialidades masculinizadas (industriales) respecto a las feminizadas (técnicas).
Por desgracia, este problema se extiende incluso a las mujeres que eligen especialidades industriales, quienes ganan un 53% menos que sus compañeros hombres. Esto se explica, en parte, por la especialidad específica que escogen dentro de esa rama (mujeres escogen mayoritariamente especialidades al interior de la rama industrial con menor pago, como es gráfica); y por un componente no explicado que sugiere la presencia de discriminación en el mercado laboral.
Las carreras industriales, que son mejor pagadas, tienen un 81% de matrícula masculina.
Estas dos condiciones (la diferencia salarial asociada a bajas remuneraciones en labores feminizadas y la brecha salarial al interior de cada especialidad) hacen que las mejores proyecciones laborales asociadas a la EMTP no sean tales para las mujeres. Concretamente, para los hombres que no siguen estudios superiores, la EMTP permite –tras siete años de egresar de la educación media– tener un salario 16% mayor que aquellos que egresaron de la modalidad científico humanista. Para las mujeres, ese efecto positivo de la EMTP no se produce. Es más, la modalidad científico humanista muestra, en promedio, ser más favorable para ellas en términos de rentabilidad. Incluso para aquellas mujeres que no escogen especialidades feminizadas.
Es decir, los resultados preliminares de nuestro estudio sugieren que la EMTP es hoy una alternativa rentable sólo para los hombres. Tras esta conclusión está la segregación ocupacional por género que se expresa de manera extrema en la EMTP mediante la elección de especialidad.
Los resultados anteriores nos hacen recordar lo que en la marcha del 8M miles de mujeres manifestamos: la realidad de hombres y mujeres sigue siendo transversalmente diferente. Es por esto que se vuelve necesario que en los espacios de investigación e incidencia en políticas públicas se incorpore la perspectiva de género como un punto de partida y no solo como una cuestión que pueda ser reparable desde la superficie una vez que las políticas públicas ya están en marcha.
Bucarey, A., & Urzúa, S. (2013). El retorno económico de la educación media técnico profesional en Chile. Estudios Públicos, (129), 1-48.
Larrañaga, O., Cabezas, G., & Dussaillant, F. (2014). Trayectorias educacionales e inserción laboral en la enseñanza media técnico profesional. Estudios Públicos, 134, 7-58.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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