Proyecto Dominga en la Corte Suprema: días decisivos para la biodiversidad de La Higuera
07.03.2019
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07.03.2019
Fotografía inicial: Diego Cortés (facilitada por Geute)
Chile tiene la necesidad imperiosa de proteger y restaurar aquellos lugares y ecosistemas con alto valor ambiental que son críticos para la conservación de la biodiversidad y genética a nivel mundial. Localidades que nos maravillan e inspiran con sus hermosos paisajes y que se ven amenazados por proyectos que hipotecan el medio ambiente y su disfrute para las generaciones futuras.
La Higuera, comuna ubicada en la región de Coquimbo, pese a ser de los ecosistemas más ricos y biodiversos del planeta se encuentra amenazada por el proyecto minero portuario Dominga, de la empresa Andes Iron SpA, perteneciente a la familia de Carlos Alberto Délano controlador del Grupo Penta. El proyecto fue rechazado por la Comisión de Evaluación Ambiental de Coquimbo y el Consejo Ministros para la Sustentabilidad en 2017, por sus graves deficiencias técnico ambientales.
Sin embargo, el titular del proyecto Dominga durante 2018 presentó un recurso de reclamación ante el Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, instancia que revocó el rechazo y sentenció que el proyecto debía volver a votarse en la Comisión de Evaluación Ambiental de Coquimbo, pero esta vez con las autoridades del actual gobierno.
En este contexto organizaciones ambientales y sociales que integramos la Alianza Humboldt (94), presentamos seis recursos de casación ante la Corte Suprema para que deje sin efecto la resolución del Tribunal Ambiental y dicte sentencia de reemplazo a través de la cual se mantenga su rechazo.
El jueves 28 de febrero de 2019 el máximo tribunal terminó de escuchar los alegatos patrocinados por la Fundación Geute Conservación Sur, ONG Oceana, Asociación Gremial de Mariscadores y Pescadores de Los Choros, Movimiento en Defensa del Medio Ambiente de La Higuera, Comité de Agua Potable Rural Los Choros y Asociación de Pequeños Propietarios Agrícolas de Los Choros, que expusimos las razones por las que Dominga debe mantenerse rechazado.
Marcela Rey, abogada de Geute Conservación Sur, alegó ese día en la Tercera Sala de la Corte Suprema y para esta columna comentó: “Recalcamos el valor ambiental del territorio donde se pretende emplazar el proyecto, ya que como hemos dicho en reiteradas ocasiones, ni el proyecto ni la sentencia poseen las consideraciones técnicas en términos ambientales y legales que deberían tener, sino que más bien se refiere a consideraciones políticas”.
“A la Corte Suprema se le está pidiendo que revise el fallo, que vea que no existieron errores procesales y, por lo tanto, se mantenga el rechazo”, comentó en el transcurso de dicha audiencia Ezio Costa, abogado y director ejecutivo de la ONG FIMA, quien alegó en representación de la ONG Oceana.
El lunes 4 de marzo culminó la audiencia ante la Corte Suprema con los alegatos de la Asociación Comunal de La Higuera y de la empresa Andes Iron SpA, en el marco de la discusión de forma y fondo de los recursos de casación presentados por las organizaciones ambientales y sociales. Habiendo escuchado los argumentos de las partes, ahora corresponde que el máximo tribunal tome una decisión con respecto al conflicto.
Los escenarios posibles son: si la Corte Suprema acoge las alegaciones de las organizaciones ambientales y sociales, podrá dictar sentencia de reemplazo, es decir, confirmar el rechazo al proyecto. En el caso contrario, no significa que se apruebe Dominga, sino que el mismo proyecto podría nuevamente ser votado por la Comisión de Evaluación Ambiental de Coquimbo, instancia que ya lo rechazó en 2017.
Ante estos posibles escenarios es importante destacar que debiese primar, en las autoridades de gobierno, la labor de restaurar y proteger ecosistemas de importancia mundial, tan ricos en biodiversidad como La Higuera. Chile tiene la necesidad imperiosa de generar proyectos que apunten, realmente, a un desarrollo amigable con el medio ambiente. Considerando que estamos en un contexto de cambio climático, contaminación de los océanos y creciente escasez de agua, urge proteger los ríos, lagos y mar chileno.
El proyecto minero portuario Dominga pretende instalarse al sur de tres áreas silvestres marinas protegidas por el Estado, en una zona costera donde la corriente de Humboldt, que fluye de sur a norte, llevaría consigo los elementos tóxicos que la mina y puerto producirían al sector de alimentación de las aves, mamíferos, peces y cetáceos. Este es el hábitat de numerosas especies emblemáticas amenazadas y en peligro como: la ballena azul, el delfín gris, el delfín nariz de botella y las nutrias de mar o chungungo, entre otras, además de diversas colonias de aves y mamíferos.
La Higuera se encuentra ubicada en el corazón de una zona considerada hotspot o prioritaria para la conservación de la biodiversidad del mundo, según Norman Myers Ph.D. Universidad de California en Berkeley, ecólogo británico especializado en biodiversidad (Myers et al. 2000). Se trata del sector costero emplazado al sur de las Reservas Marinas Islas Choros-Damas e Isla Chañaral y la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, que alberga al 80% de la población mundial de pingüino de Humboldt, especie vulnerable protegida por la legislación chilena.
Estas importantes reservas representan al 40% de las áreas protegidas marinas del centro norte del país, unidades fundamentales para los cumplimientos ambientales de protección del 10% de los ecosistemas marinos, acordados por Chile en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica, firmado en 1992 por 150 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Hasta la fecha, 193 países han ratificado este acuerdo. Chile lo hizo en 1994, mediante el Decreto Supremo Nº 1.963 del Ministerio de Relaciones Exteriores, es decir, es Ley de la República.
Hoy nuestro país se encuentra actualizando las estrategias nacionales en línea con el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y las Metas de Aichi, aprobado en 2010, en la 10a reunión de la Conferencia de las Partes celebrada en Japón, en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
De las 20 metas de Aichi ratificadas por Chile, la Nº 11 establece: “Al menos el 17% de las zonas terrestres y de las aguas interiores (porcentaje que no se cumple en Chile con respecto a los ríos) y el 10% de las zonas marinas y costeras, las que revisten especial importancia para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas (como La Higuera), se habrán conservado por medio de sistemas de áreas protegidas administradas de manera eficaz y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados, y de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas, y estas estarán integradas a los paisajes terrestres y marinos más amplios”.
En cuanto al cumplimiento del 17% de protección de las zonas terrestres y las aguas interiores, La Higuera es una de las 25 regiones botánicas más relevantes del planeta, alberga 11 especies de flora en estado de amenaza (Myers et al. 2000), siendo la sección más diversa y rica en especies endémicas, con un 64,73%.
En este sentido, «conservación eficaz» quiere decir que no basta con que existan dichas áreas marinas protegidas, sino que además el Estado debe velar porque éstas no se vean afectadas por proyectos cuyos impactos sobrepasan el área de influencia del mismo. Precisamente, esto es lo que tomó en consideración el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad en 2017 al rechazar Dominga.
El proyecto minero portuario Dominga presenta deficiente información de «línea de base», es decir, descripción detallada del área de influencia de este mismo previo a su ejecución. Esta constituye uno de los contenidos mínimos que exige la Ley 19.300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente, para la elaboración de Estudios de Impacto Ambiental, lo cual permite evaluar los impactos que pudiesen generarse o presentarse sobre los elementos del medio ambiente. También se estimó que las medidas de mitigación, compensación y reparación, propuestas por Andes Iron SpA son insuficientes para hacerse cargo de manera adecuada de eventuales impactos significativos al medio ambiente y a la salud de las personas.
Considerando estos antecedentes sería impresentable que un proyecto con evidentes falencias técnico ambientales fuese apoyado por el Gobierno de turno, considerando que Chile será sede de la 25a Conferencia de las Partes (diciembre 2019 – enero 2020) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Así lo dejó de manifiesto para este artículo Matías Asun, director nacional de Greenpeace en Chile: “El gobierno del Presidente Piñera y la ministra del Medio Ambiente enfrentan hoy una enorme disyuntiva como anfitriones de la próxima reunión mundial de cambio climático: o entregan señales claras de su apuesta por el fomento de un modelo de producción y energías limpias o quedan entrampados en la contradicción de seguir avalando la generación de zonas de sacrificio. Sería impresentable y un bochorno mayor una COP25 y al mismo tiempo estar sacrificando la zona del Archipiélago de Humboldt, un espacio de diversidad que es necesario proteger”.
En definitiva el proyecto Dominga tendría efectos ambientales negativos irremediables. Las emisiones de material particulado de una mina a rajo abierto, dos en este caso, generarían daños al sistema respiratorio y circulatorio de los seres vivos que habitan la zona y sus alrededores. Los relaves, los residuos del proceso industrial generados al extraer hierro y concentrado de cobre, como se pretende con este proyecto de Andes Iron SpA, contienen concentraciones de arsénico, plomo y mercurio, entre otros elementos tóxicos, y su presencia en el aire, la tierra y el agua, subterránea o superficial, provocarían daños por contaminación en la biodiversidad y sus ecosistemas.
En este sentido es de imperiosa necesidad promover la creación de áreas marinas y silvestres protegidas estatales y privadas. Impulsar iniciativas que nos acerquen y mejoren nuestra relación con la naturaleza.