RECONSTRUCCIÓN DE CIPER REVELA CÓMO LOS OFICIALES CARGARON A SUBALTERNOS
Muerte de Catrillanca: así se inventó la versión falsa de Carabineros
01.02.2019
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
RECONSTRUCCIÓN DE CIPER REVELA CÓMO LOS OFICIALES CARGARON A SUBALTERNOS
01.02.2019
Dos informes de Carabineros entregados al gobierno y tribunales son el pilar de la trama de mentiras que envolvió durante cuatro días el masivo operativo policial al interior de Temucuicui, en el que murió Camilo Catrillanca: el “Resumen Ejecutivo” y el Parte N° 01130. CIPER reconstruyó minuto a minuto lo que ocurrió entre las 18:30 del 14 y la noche del 17 de noviembre y cuenta cómo se fabricó la versión de que individuos parapetados atacaron a los policías, que hubo enfrentamientos y el joven mapuche se cruzó en la línea de fuego. Y cómo y quiénes inventaron que no había registros, a pesar de que ese día 40 cámaras grabaron el operativo. La grave crisis que desató esta trama en Carabineros sigue en desarrollo.
Dos documentos oficiales de Carabineros, despachados en la madrugada del 15 de noviembre de 2018, a solo horas de la muerte de Camilo Catrillanca, son el pilar de una trama de mentiras. Con ella se intentó justificar el disparo que provocó la muerte del joven mapuche, en medio del despliegue de 20 carros blindados, dos helicópteros y más de 70 efectivos de Fuerzas Especiales y del GOPE, en un operativo masivo al interior de la comunidad de Temucuicui.
Dilucidar quiénes participaron en la confección del denominado “Resumen Ejecutivo”, informe que dio sustento a la redacción del Parte Nº 01130, el documento oficial donde se aseguró que las fuerzas policiales fueron atacadas, que hubo enfrentamientos y que Camilo Catrillanca murió al cruzarse en la línea de fuego, ha sido tarea prioritaria para el Ministerio Público.
En tres aristas distintas, la investigación de los fiscales se ha sumergido en la reconstrucción minuto a minuto de los hechos que ocurrieron entre la tarde del 14 de noviembre y la madrugada del 15. La primera, está a cargo del fiscal Enrique Vásquez: debe esclarecer quiénes pasadas las 16:00 asaltaron con violencia a las cuatro profesoras rurales de Ercilla y les robaron tres vehículos. Lo que ocurrió a partir de ese momento, la alerta dada a Carabineros, la organización del operativo en persecución de los delincuentes, su ingreso al sector de La Laguna en Temucuicui y los disparos que terminaron con el joven mapuche muerto, es investigado por los fiscales Roberto Garrido y Jorge Calderara.
Ambos fiscales también deben reconstruir lo que ocurrió desde el momento en que se constató que Catrillanca estaba moribundo. Los minutos clave de esta historia tienen su foco en el cuartel de las Fuerzas Especiales de Pailahueque, a partir de las 21:00. Fue allí que se empezó a urdir la versión que horas más tarde entregarían a autoridades de gobierno y judiciales.
Transcurridos 78 días de una muerte que provocó conmoción y desencadenó una grave crisis en Carabineros, la investigación de Roberto Garrido ha logrado establecer que tanto el“Resumen Ejecutivo” como el Parte N°01130 dan cuenta de hechos que nunca ocurrieron. El primero fue despachado a las 3:30 de la madrugada del 15 de noviembre y llegó a las manos del ministro del Interior Andrés Chadwick, a las 8:00. Esta es la reconstrucción que hizo CIPER de esas horas.
Uno de los testimonios que entregó pistas sobre cómo se elaboró el “Resumen Ejecutivo” es el del funcionario policial Cristián Pincheira Díaz. El día en que Catrillanca fue asesinado, Pincheira era jefe Administrativo de la Zona Araucanía de Control de Orden Público, en funciones logísticas y de apoyo a las operaciones.
Apenas Pincheira escuchó a través de la Central de Comunicaciones (CENCO) que una persona quedó con heridas graves en el operativo en Temucuicui, supo que esa jornada sería muy larga. El protocolo de la Dirección de Orden y Seguridad (Dioscar) establece que cuando un hecho así ocurre, requiere de un “Resumen Ejecutivo”, a cargo del funcionario más antiguo al mando: el coronel Jorge Contreras, prefecto de Fuerzas Especiales.
Con 25 años en la institución, Pincheira supo que estaba frente a un hecho muy delicado. Por eso, y a pesar de encontrarse accidentalmente ese día en Pailahueque, decidió cooperar con sus superiores: “No podía simplemente desentenderme de la circunstancia”, le dijo al fiscal Garrido el 17 de diciembre.
Así fue como Cristián Pincheira comenzó a confeccionar “un bosquejo” del polémico “Resumen Ejecutivo”, el que le llegaría a las 3:30 del 15 de noviembre al general Christian Franzani (hoy en retiro), y que luego se entregaría a las más altas autoridades del país y de Carabineros.
“En cuanto a la mención que contiene la primera página del ‘Resumen Ejecutivo’ y que se refiere a la existencia de individuos parapetados en la vegetación, premunidos con armas de fuego cortas y largas efectuando disparos de diversos calibres hacia el personal policial, puedo manifestar que ello fue incorporado al documento directamente por mi coronel Contreras al revisar el bosquejo que yo había elaborado. Estos hechos no recuerdo haberlos escuchado en las comunicaciones radiales”, afirmó Pincheira.
“Las referencias del ‘Resumen Ejecutivo’ en las que indica que la patrulla del GOPE desciende del J-040, sobrepasan los diversos obstáculos existentes en la vía, recibiendo disparos de distintos sectores, por lo cual repelieron el ataque utilizando para ello armamento fiscal de cargo, circunstancias en las que se cruzó en la ruta el tractor, atravesándose en la línea de fuego; también fueron incorporadas directamente al ‘resumen ejecutivo’ por mi coronel Contreras”, continuó Cristián Pincheira.
La parte final del testimonio de Cristián Pincheira fue clave:
“Según recuerdo, mi coronel Contreras revisó el bosquejo del ‘Resumen Ejecutivo”, en papel, pasadas las 2:00 de la madrugada del 15 de noviembre. Luego, al cabo de algunos minutos, solicité a mi coronel que me diera el visto bueno del bosquejo elaborado. Mi coronel se dirigió entonces al computador, revisó allí el informe e introdujo los cambios y las menciones a las que me referí: las relativas al enfrentamiento y al hecho de que el tractor se cruzó en la línea de fuego. Estimo que el ‘Resumen Ejecutivo’ estuvo terminado y aprobado por mi coronel Contreras cerca de las 3:00. Una vez que estuvo terminado recibí la orden de mi coronel Contreras para tramitarlo… Yo estaba apurado, pues la orden de Dioscar era entregarlo a las 23:00, y recién pudimos cumplir a las 3:30”.
Cuando el 26 de noviembre -12 días después de la muerte de Catrillanca- el coronel Jorge Contreras Figueroa se sentó frente a los fiscales, el prefecto de Fuerzas Especiales de La Araucanía ya estaba en retiro. Y aunque el “Resumen Ejecutivo” lleva su firma, Contreras negó ante los fiscales el enfrentamiento del que sí da cuenta ese informe y que, según Cristián Pincheira, habría sido agregado por el propio coronel al revisar el borrador en un computador:
“Quiero decir que en este procedimiento concreto del 14 de noviembre, yo en ese lugar no escuché ni percibí que se nos estuviera disparando”, declaró Jorge Contreras.
Lo que sí asumió en esa declaración Contreras, fue que efectivamente le hizo cambios al borrador del “Resumen Ejecutivo”: “Al leerlo me di cuenta que este informe contenía varios errores tanto de redacción como de contenido, pues faltaban antecedentes que a mi juicio debían incorporarse”.
La declaración de Cristián Pincheira reveló otro punto clave: el supuesto enfrentamiento entre policías y desconocidos solo apareció después de que se informara por las vías institucionales de un herido grave en el operativo.
Fiel a su hábito de registrar cada hecho que recoge en su bitácora, Cristián Pincheira puntualizó: “Con posterioridad a ello (al herido grave), sí se comunicó que se estaban produciendo enfrentamientos y disparos en contra de los funcionarios y los vehículos, lo cual implicó muchas dificultades para salir del lugar”.
Cada uno de los dichos de Pincheira ya había sido corroborado por los fiscales. Lo hicieron al observar las impactantes imágenes de los más de cien videos que se filmaron con las 40 cámaras que registraron el operativo. En esos registros, publicados por CIPER, no se oyen disparos ni se ven individuos parapetados en la vegetación, como se aseguró en el “Resumen Ejecutivo” firmado por el coronel Contreras y en el parte entregado como prueba a la Fiscalía y tribunales.
El mayor Manuel Valdivieso Terán, jefe del GOPE de La Araucanía, no participó del operativo, pero a las 18:30 ya estaba en el lugar donde le dispararon a Camilo Catrillanca (La Laguna). Llegó junto al general Mauro Victtoriano, jefe de Control de Orden Público de la región.
A esa misma hora, el joven mapuche agonizaba en el Cesfam de Ercilla. Pocos minutos después, a las 18:36, el coronel Contreras recibió en Temucuicui un llamado desde el Cesfam de Ercilla: “Mi coronel, falleció. Monte 6 (muerto) a esta hora”.
Valdivieso había sido alertado de lo ocurrido por el suboficial Patricio Sepúlveda, uno de los cinco miembros del GOPE que participó directamente de los disparos a Catrillanca: “Cerca de las 17:00 informé de lo sucedido inmediatamente a través de mi celular a mi mayor Valdivieso, por ser el jefe del GOPE en ese momento. Le conté lo sucedido y que una persona que estaba en el tractor había resultado herida”.
Valdivieso fue uno de los pocos altos oficiales de la región que se salvó del retiro en esos días de crisis: solo lo trasladaron a Talca. Hasta que el 2 de diciembre, el sargento Carlos Alarcón, autor del disparo que mató a Catrillanca, grabó un video que se viralizó. Allí, Alarcón (conocido como Rambo) responsabilizó a sus superiores de haberlo acosado para que mintiera en su primera declaración.
Un día después, Carlos Alarcón identificó ante los fiscales a los autores del acoso y las presiones: el mayor Manuel Valdivieso y el abogado Cristián Inostroza. Y relató que “la mentira” habría sido fraguada en la reunión de las 21:30 del 14 de noviembre, en el segundo piso del cuartel de Pailahueque. Allí fueron convocados los cinco integrantes de la patrulla del GOPE que se adelantó a la caravana blindada y disparó contra Catrillanca:
“La reunión en Pailahueque debe haber durado como una hora antes de ir a declarar a la Fiscalía de Collipulli. Durante ese tiempo el abogado Cristian Inostroza nos dijo lo que teníamos que decir y mi mayor Valdivieso lo apoyaba. También el abogado Inostroza nos preguntó si andábamos con cámaras. Raúl Ávila dijo que andaba con una cámara, y ante esto, el abogado Inostroza nos señaló que la versión sería que nadie andaba con cámaras”.
Alarcón agregó: “Fuimos a la Fiscalía de Collipulli en la madrugada del 15 de noviembre, donde prestamos declaración entregando la versión que nos dio el abogado y mi mayor (Valdivieso). Luego, el 16 de noviembre concurrió a Pailahueque mi general director de Carabineros Hermes Soto. Yo estaba muy angustiado por decirle a mi general la verdad de lo que había pasado, pero el abogado Inostroza y mi mayor Valdivieso me insistieron que tenía que mantener la versión que habíamos señalado al principio. Recuerdo que mi mayor me vio muy complicado y me llamó la atención, me trató de débil, me decía que estuviera tranquilo, que todo iba a salir bien, pero al decirle la verdad él me preguntaba: ¿te querí ir preso? Me decía que no fuera débil y que me mantuviera firme”.
Manuel Valdivieso refutó ante los fiscales los dichos del sargento Alarcón: “No tengo explicación de por qué el sargento Alarcón me indica como una de las personas que lo habría obligado a mentir”.
Valdivieso entregó su versión: dijo que fue el propio Alarcón quien le narró los hechos cuando él llegó a Temucuicui. Le habría dicho que desde el helicóptero les habían informado que venía un tractor en su contra y que luego recibieron disparos desde ambos costados mientras caminaban.
“Producto de ello, Alarcón dice que comienza a realizar tiros de cobertura y que, de pronto, apareció un tractor que gira rápidamente y que desaparece de su vista. Contó que siguen avanzando y que divisan al tractor, que se acercan a él, indica que el sargento (Raúl) Ávila corre y logra la detención de un sujeto (el menor M.P.C) y que al llegar hasta donde estaba el tractor, había una persona lesionada”.
De Temucuicui Valdivieso se habría ido al cuartel de Pailahueque. Dijo haber llegado a las 21:30, donde hizo un conteo de los tiros de cobertura que disparó en la comunidad mapuche:
“Al cabo (Braulio) Valenzuela le dije que esperara al resto de la patrulla para que posteriormente se fueran a entrevistar con el asesor jurídico. Luego fui al casino de oficiales (segundo piso del cuartel de Fuerzas Especiales). Hasta ese lugar fueron llegando todos los oficiales que participaron en el procedimiento, también íbamos siguiendo la información que aparecía en los medios de comunicación. Recuerdo haber visto ahí a mi general (Mauro) Victtoriano, al coronel (Jorge) Contreras, al comandante (Rodrigo) Sotomayor, al comandante (Cristián) Pincheira, al mayor (Cristián) Fernández, al capitán (Cristián) Torres, entre otros. No recuerdo haber visto en dicho lugar al asesor jurídico de la Prefectura, el señor Cristián Inostroza, quien tiene dependencia directa del coronel Contreras y a quien yo conocía de antes”.
Sería el suboficial Patricio Sepúlveda quien lo desmentiría:
“En esta reunión (en Pailahueque) entre todos fuimos contando al abogado (Inostroza) lo que había sucedido. Quien más habló fue el sargento Alarcón, porque desde el principio señaló que él había disparado al tractor. En un momento el abogado Inostroza nos preguntó si nosotros portábamos cámara y si habíamos grabado el procedimiento. El sargento Ávila dijo inmediatamente que él sí llevaba una. Yo no señalé en esa reunión que portaba una cámara de grabación personal y que había registrado parte del procedimiento. Y no lo hice, porque tan pronto como Ávila señaló que llevaba la cámara, el abogado dijo de manera inmediata que todos debíamos decir que nadie tenía cámara”
“Después de que le contamos toda la versión al abogado, este salió cerca de dos veces de la oficina y según creo fue a entrevistarse con oficiales. Luego el abogado regresó y nos dijo que en la Fiscalía debíamos declarar que en el procedimiento los disparos habían sido realizados de manera disuasiva y que el tractor se había cruzado en la línea de fuego, porque nosotros en ese momento supuestamente estábamos siendo sujeto de ataques. Ante esto, el sargento Alarcón señaló que debíamos contar la verdad, porque igual se iba a saber después”.
“En ese momento ya había ingresado a la reunión mi mayor Valdivieso, quien al escuchar lo que Alarcón señaló, le dijo que tenía que mantener la versión que nos había entregado el abogado, y dirigiéndose a Alarcón le preguntó: ‘¿o te queris ir preso?’. Esta frase se la repitió varias veces a Alarcón, incluso fuera de la reunión”.
Una segunda reunión tuvo el mayor Valdivieso con cuatro de los carabineros que participaron de los disparos contra Catrillanca: Carlos Alarcón, Raúl Ávila, Braulio Valenzuela y Patricio Sepúlveda. El encuentro también se hizo en Pailahueque, cerca de las 11:30 del 15 de noviembre.
En su declaración, Valdivieso sostuvo que en esa reunión solo les preguntó cómo estaban. La respuesta que obtuvo –dijo- fue solo la expresión de su inquietud por haber sido interrogados como imputados. “Les expliqué que era normal, que aún no se podía determinar quiénes habían disparado, que se quedaran tranquilos, que se les estaba prestando asesoría jurídica con abogados de Temuco y Santiago”, detalló.
El problema que enfrenta el mayor Valdivieso es que en la carpeta de la investigación, la Fiscalía tiene testimonios y antecedentes de que los cinco policías imputados habrían seguido recibiendo instrucciones para mantener su versión el 16 y 17 de noviembre. Porque a partir del 18 de noviembre todo cambiaría.
Cristian Inostroza Quiñiñir se ha negado a dar entrevistas desde que estalló la crisis. En marzo próximo iba a cumplir cuatro años en Carabineros como abogado contratado por resolución (CPR), pero su carrera terminó cuando los miembros de la patrulla que participó en la muerte de Catrillanca lo apuntaron -junto al mayor Manuel Valdivieso- como artífices de sus versiones falsas.
Desde enero de 2018 Inostroza era asesor jurídico de la Prefectura de Fuerzas Especiales de La Araucanía, luego de haber pasado por la Fiscalía Militar de Santiago y una prefectura en Cautín.
En su declaración del 4 de diciembre ante los fiscales Garrido y Calderara, confirmó su participación en la reunión en la noche del 14 de noviembre, en el cuartel de Pailahueque. Así la relató:
“Al regresar a Pailahueque, aún no llegaban los funcionarios que habían participado en el procedimiento. Esperé cerca de 30 o 40 minutos hasta que llegaron los cinco funcionarios del GOPE que habían participado en el incidente en el que falleció Camilo Catrillanca. Lo primero que hice fue dirigirme a la oficina de mi comandante (Cristián) Pincheira, allí realizamos una reunión en la que participaron los cinco funcionarios de la patrulla, el capitán (Miguel Antonio) Olivares (jefe Administrativo del GOPE de La Araucanía) y yo. La finalidad de esa reunión era tomar conocimiento respecto de la dinámica de los hechos y qué participación le correspondía a cada uno. A esa hora ya tenía conocimiento de que esos funcionarios del GOPE -Alarcón, Ávila, Sepúlveda, Valenzuela y Pérez- eran quienes habían participado en el incidente en el que falleció Camilo Catrillanca, ya que ellos eran quienes iban a la cabeza del operativo”.
A pesar de que cuatro de los cinco integrantes de esa patrulla han dicho que a esa reunión se unió el mayor Manuel Valdivieso, Inostroza lo negó, aunque sí reconoció que lo vio esa noche: “Pero nunca sostuve una reunión o una conversación con él. Debo afirmar enfáticamente que no participé en ninguna reunión a solas con el mayor Valdivieso y con los funcionarios del GOPE”.
Sería el sargento Raúl Ávila, quien en su tercera declaración (21 de diciembre), entregaría más detalles de esa reunión. Relató que al llegar a Pailahueque, recibieron la instrucción de subir al segundo piso donde los esperaba Cristián Inostroza. Tras presentarse como abogado de la institución, éste les dijo que tenía órdenes del mando para asesorarlos.
Ávila describió el inicio de esa reunión: que Inostroza les pedía todos los detalles, que el que más hablaba era el sargento Carlos Alarcón, y que “en un momento ingresó a la oficina mi mayor Valdivieso y estuvo presente en gran parte de la reunión”.
Ese encuentro, según el abogado Inostroza, fue diametralmente diferente: “Recuerdo que el único que no hablaba era el conductor del carro, los demás me referían que desde el helicóptero les habían informado que andaba un tractor, que los sospechosos habían abordado ese tractor y que se habían encontrado con ellos. Decían que en el momento en que se encuentran con el tractor recibían disparos en su contra y que incluso alcanzaban a percibir el lugar donde impactaron los proyectiles. No señalaron que les hubieran disparado desde el tractor, pero sí me manifestaron que ellos habían hecho disparos”.
La inexistencia de cámaras que registraran la muerte de Catrillanca, fue una de las primeras versiones falsas –junto con el supuesto enfrentamiento- que entregaron los policías que participaron del operativo. Y también la primera que desarmó la Fiscalía. La misma noche del 14 de noviembre, la PDI incautó un disco duro con cientos de imágenes.
Sobre ese punto, Inostroza afirmó que, en la noche del 14 de noviembre, en la reunión en el cuartel de Pailahueque, lo primero que les preguntó a los miembros del GOPE era si alguno de ellos portaba una cámara durante el operativo: “Todos señalaron que ninguno de ellos”. Lo mismo hicieron los integrantes de esa patrulla en su primera declaración ante el fiscal Enrique Vásquez.
Fue en su tercera declaración, que el sargento Raúl Ávila decidió empezar a contar parte de la verdad. Ese día, rectificó sus versiones anteriores y reveló una reunión previa a la sostenida en Pailahueque, que tuvo lugar al interior de Temucuicui, en el sector de La Laguna:
“Me encontraba junto al cabo (Braulio) Valenzuela parapetado en el interior de un bosque, resguardando uno de los vehículos que estaba ahí, y escucho vía radial que se me comunica que debo ir donde se encontraban los oficiales (el general Mauro Victtoriano, el coronel Jorge Contreras, el mayor Manuel Valdivieso y el comandante José Correa). Debí caminar menos de cien metros y en eso pude ver que el sargento Alarcón estaba conversando con el mayor Valdivieso y más allá se encontraban los otros tres oficiales”.
“Cuando llegué el mayor Valdivieso me comenzó a hacer preguntas en relación a los disparos que yo había realizado. El sargento Alarcón estaba junto a mí. Yo veía cómo el mayor Valdivieso le iba transmitiendo a los otros oficiales lo que le decía. Yo nunca conversé con el general Victtoriano ni con el coronel Contreras, todo lo que yo informé se lo dije al mayor Valdivieso y al comandante Correa. En un momento el mayor Valdivieso me preguntó si yo con la cámara que llevaba puesta había grabado el procedimiento y le dije que sí, pues momentos antes de que ellos llegaran yo había revisado las imágenes que tenía en la memoria de la cámara y efectivamente se había grabado todo el procedimiento. Entonces, el mayor Valdivieso me da la orden de que la cámara no debería aparecer, que las imágenes no debían ser mostradas. Por lo tanto yo, obedeciendo dicha orden, me saqué la cámara del casco y la guardé en un bolsillo del chaleco”.
Ávila también reveló otra participación del abogado Inostroza en esta trama. Dijo que cuando la PDI lo intentó ubicar para interrogarlo por la cámara que portaba en su casco –la que evidenciaron los videos-, le avisó de inmediato al mayor Manuel Valdivieso y luego se comunicó con Cristián Inostroza:
“Lo pasé a buscar (a Inostroza) en mi vehículo particular. Y me dice que estaba la ‘cagá’, que se había filtrado una imagen mía con una cámara en mi casco, y el mando quería saber qué iba a decir yo en relación a ello. En ese momento yo vi que al abogado Inostroza lo llamaron por teléfono dos o tres veces y, por lo que el mismo abogado dijo, se trataba del general (Hermes) Soto que lo llamaba para saber qué iba a decir yo respecto de la cámara”.
Cuando Inostroza declaró, se defendió recordándole a los fiscales las primeras versiones entregadas por Ávila y Alarcón. Sin mediar pregunta, afirmó:
“Ávila señaló directamente no haber portado cámara al momento del procedimiento, pero cuando se le preguntó si tenía inconveniente en entregarla, él se incomodó y titubeó, lo que motivó al fiscal a preguntarle si tenía algún material delicado. Recuerdo que Ávila expresó que días antes había estado de vacaciones y había llevado su cámara a Santiago. Y dio a entender que había registrado imágenes con su señora que la podían comprometer”.
Inostroza siguió recordando lo que había ocurrido frente a los fiscales:
“Intervine para pedirle al fiscal que periciaran imágenes registradas solo a contar del día 14 de noviembre, con el fin de confirmar que no existían registros del procedimiento, pues el sargento Ávila indicó en todo momento que no llevaba cámara. Una vez que concluyó su declaración, Ávila, bajó al primer piso de la Fiscalía en compañía de un funcionario de la PDI, a quien le hizo entrega de la cámara. Luego me enteré que esa cámara no tenía tarjeta de memoria. Pero eso solo lo supe el sábado 17 de noviembre en la tarde”.
El relato del abogado Cristián Inostroza permitió entender por qué el 18 de noviembre, un día después de que supuestamente se descubriera el misterio de la cámara de Ávila y de su tarjeta de memoria, el ministro del Interior Andrés Chadwick debió informar en una conferencia de prensa que existían cámaras en el operativo y que las imágenes habían sido destruidas.
Más de un mes después del punto de prensa del ministro Chadwick, los fiscales conocerían de boca del propio Raúl Ávila cómo las imágenes habían desaparecido en la misma madrugada del 15 de noviembre:
“Cuando estaba terminando de declarar (la primera vez), el fiscal me preguntó por la existencia de una cámara de grabación. Le dije que en el procedimiento no llevaba ninguna, pero sí tenía una a mi cargo y de hecho se la entregué de manera voluntaria a un funcionario de la PDI. Sin embargo, como la orden que habíamos recibido era que no debían revelarse las cámaras, yo antes de entregarla, le envié un mensaje vía whatsapp al cabo Pérez para que sacara la cámara del bolso y retirara la tarjeta de memoria. Entonces, cuando la entregué, esta ya no tenía memoria. Debido a la hora en que ocurrió, cerca de las siete de la mañana, la verdad es que nadie se dio cuenta. La tarjeta de memoria me la devolvió el cabo Pérez luego de que nos devolvimos a Temuco”.
Cuando los fiscales le preguntaron por las supuestas imágenes íntimas con su esposa, Ávila apuntó a Inostroza: “Eso fue una mentira inventada por el abogado Inostroza para justificar la destrucción que yo hice de ella el mismo día 15 de noviembre, una vez que llegué a mi casa desde el procedimiento”.
Todo indica que la primera preocupación de los oficiales y del abogado institucional que se reunieron desde la noche del 14 de noviembre hasta la madrugada del 15 en el cuartel de Pailahueque, se centró en los cinco miembros de la patrulla del GOPE que participaron del ataque a Catrillanca.
En esas horas de mucha tensión, ellos debieron hacer un relato de los hechos –el que se adjuntó después al Parte Policial Nº01130– y que da cuenta del procedimiento, como lo establecen los reglamentos internos de Carabineros. Esa declaración entregó la segunda versión oficial falsa de gran parte de los hechos y está firmada por los cinco funcionarios del GOPE. ¿Cómo se hizo su redacción?
Según el abogado Cristián Inostroza, él vio a los cinco integrantes de la patrulla del GOPE redactando esa declaración, cuando en la madrugada del 15 de noviembre esperaban en la Fiscalía de Collipulli ser interrogados por el fiscal Enrique Vásquez:
“Respecto de la declaración que se adjunta al parte denuncia y que firman conjuntamente todos los funcionarios del GOPE, recuerdo que mientras esperaban su turno para declarar, en la sala de reuniones del segundo piso (de la Fiscalía), los observé redactando la declaración en un notebook que portaban. Incluso recuerdo que el suboficial (Patricio) Sepúlveda expresó que el cabo (Braulio) Valenzuela era mejor para redactarla. No me consta, pero al parecer la declaración la fueron a imprimir a la Comisaría de Collipulli”.
Sobre el texto de ese parte, Inostroza relató que él le pidió al coronel Jorge Contreras, jefe de las Fuerzas Especiales, que lo redactara. Y lo hizo –dijo- por recomendación del fiscal Enrique Vásquez, por ser Contreras el funcionario más antiguo que actuó en el operativo. Y le pidió a Contreras que para ello se trasladara a la 2ª Comisaría de Collipulli. Según Inostroza, Contreras se habría enojado “pues dijo que ya había entregado el ‘Resumen Ejecutivo’ donde estaban indicados los hechos”.
¿Quién redactó finalmente el Parte N°01130? Inostroza afirmó que Contreras no quiso hacerlo, y acotó: “No presencié la confección material del parte denuncia”.
Sería finalmente la cabo Tamara Barros, quien ese 15 de noviembre estaba de guardia en la 2º Comisaría de Collipulli, quien comenzó a develar el misterio de la segunda pieza oficial de los hechos que nunca ocurrieron.
Tamara Barros ingresó a su turno de guardia en la tarde del 14 de noviembre. Y apenas puso un pie en la comisaría supo que algo grave ocurría. La información era confusa y en ese escenario de caos, el comandante Juan Pablo Espinoza le encargó su redacción:
“Mi comandante Espinoza tomó la decisión de confeccionar el parte en la unidad, y me ordenó que comenzara a hacerlo. Le indiqué que necesitaba una minuta con los datos básicos, él me respondió que en el ‘Resumen Ejecutivo’ estaba la información y me envió un correo que tenía un documento adjunto: el ‘Resumen Ejecutivo’”.
Ese correo electrónico fue enviado por el comandante Juan Pablo Espinoza a la cabo Tamara Barros a las 5:25 del 15 de noviembre. A partir de ese momento, ella comenzó a escribir el parte: su principal insumo fue el “Resumen Ejecutivo”, el mismo que se despachó a las 3:30 desde el cuartel de Pailahueque, una vez que el coronel Jorge Contreras le hizo los agregados del enfrentamiento, los atacantes parapetados y el fuego cruzado que nunca existieron. Cinco horas duró la redacción del parte oficial. A las 10:00 el documento estaba listo. ¿Quién lo revisó? Hubo sorpresas.
Porque a pesar de lo relatado por el abogado Cristián Inostroza, de que el coronel Jorge Contreras se había enojado negándose a ir a la 2a Comisaría de Collipulli, su versión es incompleta. Así recordó Tamara Barros lo que ocurrió esa madrugada:
“La persona que sí llegó y vi directamente fue mi coronel Contreras, prefecto de Fuerzas Especiales. Estuvo en la guardia y llegó tarde, no sé exactamente la hora. Él estuvo conversando con mi capitán Barraza, subcomisario de los Servicios de Collipulli. Lo que recuerdo es haber visto en ese momento a mi capitán Barraza con un acta de declaración de mi coronel Contreras, pero esa acta nunca se adjuntó al parte, ignoro la razón”.
Una vez que el parte fue firmado por el mayor Mauricio Campos Torres y el suboficial Eduardo Guirriman Quidel, se imprimió una copia, la que fue llevada a una oficina de la misma Comisaría de Collipulli. Allí se encontraban ya reunidos “abogados”. Tamara Barros dijo no recordar sus nombres.
A la misma hora que el parte estuvo listo, el menor M.P.C. era llevado en calidad de detenido al tribunal de Collipulli. Y ya estaban en la zona el general Christian Franzani, director de Orden de Seguridad, quien llegó esa madrugada desde Santiago, acompañado de un abogado: el capitán Álvaro Sobarzo.
Ni el “Resumen Ejecutivo” ni el Parte Policial Nº 01130 dieron cuenta de la utilización de las 40 cámaras de grabación que registraron un centenar de videos ese 14 de noviembre cuando murió Camilo Catrillanca.