De frente a las críticas. De frente al futuro: el dilema del Frente Amplio
13.04.2025
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13.04.2025
Los autores de esta columna escrita para CIPER, ambos parte del centro de estudios Nodo XXI, cercano al Frente Amplio, reflexionan sobre los problemas que ha tenido ese partido para llevar adelante su programa de gobierno y reconocen la frustración de parte de su electorado por las expectativas incumplidas. Sostienen que “la coyuntura eleccionaria actual será un escenario propicio tanto para destacar estos logros, defender el programa implementado parcialmente, explicar por qué no se ha podido avanzar más y dar cuenta, con total franqueza, del sentido de las concesiones realizadas para alcanzar dichos objetivos”.
Imagen de portada: Víctor Huenante / Agencia Uno
Finalmente, en la misma semana en que circularon varias columnas de opinión que realizaban un crítico balance del Frente Amplio en el gobierno, esta formación política presentó a Gonzalo Winter como su candidato para competir en las primarias del oficialismo. Este proceso eleccionario, en particular las primarias, serán tanto una oportunidad como una prueba para demostrar que el Frente Amplio cuenta con la capacidad para seguir conduciendo al país. La tarea no será fácil. Es necesario poner en valor lo conseguido por el Gobierno en este periodo, al tiempo que se le exigirán explicaciones de cara a las fuertes, y en ocasiones destempladas críticas realizadas al Frente Amplio como partido base para la construcción de la actual coalición oficialista y desafiante de los partidos que gobernaron el país en las últimas tres décadas.
Así, ante las acusaciones de vaciamiento político, este partido tendrá en las primarias la oportunidad de ofrecer una visión de futuro en los temas más urgentes para los chilenos y chilenas: economía y seguridad. Winter, como candidato proclamado, ha sido enfático en afirmar que su partido propone un proyecto que enfrenta la acumulación de la riqueza y oportunidades construyendo una estrategia nacional de desarrollo donde el Estado juegue un rol central, aporte a la diversificación productiva e industrial e incentive la sofisticación de la producción a través del conocimiento e innovación. Al mismo tiempo, haciéndose cargo de lo urgente, en materia de seguridad ha puesto el énfasis en la necesidad de profundizar la actual estrategia de fortalecimiento de las policías, de recuperación de espacios públicos para las comunidades y la implementación de una estrategia de inteligencia, seguimiento del dinero y control de fronteras.
Por otro lado, a un año de su consolidación como partido político, tres años en el gobierno y ocho años de existencia como coalición (¡vaya paradoja!), el Frente Amplio ya no cuenta con el beneficio de la duda ni el encanto de la juventud. El espíritu anti establishment ya no alcanza y en este nuevo periodo necesita demostrar que puede echarse al hombro la tarea de encabezar un nuevo ciclo de desarrollo, crecimiento económico y de expansión y distribución de bienestar. Para eso, la experiencia liderando el actual gobierno es clave, pues le proporciona una trayectoria valiosa para agenciar el Estado. Sin embargo, junto con la experiencia ganada, el paso por el Estado ha significado, en muchos casos, frustraciones provocadas por las expectativas incumplidas en estos años de gobierno. Sobre esto, dos ejemplos breves: las reformas tributaria y de pensiones.
La reforma tributaria, pilar fundamental en el programa de gobierno para la ejecución de las políticas públicas comprometidas y que contemplaba un aumento en la recaudación en régimen del país de un 4,1% del Producto Interno Bruto, luego de un año de discusión en la Cámara de Diputados e importantes cambios introducidos al proyecto original, fue rechazada por un voto (73 votos a favor, 71 en contra y 3 abstenciones). Fue un golpe importante para el gobierno, a la vez que una advertencia de lo dificultoso que sería la tramitación de la agenda legislativa que venía por delante.
Los analistas políticos tendrán que conceder un punto en este sentido: el rechazo de una reforma es más perjudicial que una reforma aprobada que no cumple todas las expectativas, pero que mejora sustancialmente la vida de las personas. Tomar postura en este dilema es esencial para analizar la reforma de pensiones. Su aprobación con una agresiva campaña en contra de la asociación de AFP’s es, sin dudas, un mérito político relevante del gobierno que logra incorporar el aporte patronal y un componente de solidaridad en el sistema, luego de una década de discusión neutralizada. No obstante, durante su tramitación el Frente Amplio se vio enfrentado al dilema de aprobar una reforma que, a la vez que mejoraba la vida de los jubilados, mantenía a las AFP sin separar la industria, debido a la imposibilidad material de aprobar esa parte de la reforma con la composición actual del Congreso Nacional.
Con todo, la frustración de sus bases no solo recae en las consecuencias propias de un gobierno con minoría parlamentaria, sino también, en la insuficiente construcción de un relato que lograra disputar la agenda política. Esto hizo que gran parte de las prioridades y agenda del gobierno estuviera marcada por la oposición, lo que exacerbó diferencias dentro del oficialismo, provocó errores propios y retrasó la presentación de proyectos tan relevantes para el Frente Amplio como el fin al CAE junto con la creación de un nuevo sistema de financiamiento para la Educación Superior, la ley del Sistema Nacional de Cuidados o la incorporación de la negociación ramal como herramienta de distribución de la riqueza fuera del Estado. Todas políticas públicas concretas para el beneficio de grandes mayorías que, de acuerdo a la experiencia se puede advertir que, si ven la luz, será con relevantes modificaciones durante la tramitación legislativa que las distanciará de su diseño original.
Con todo, el Frente Amplio tiene, sin duda, resultados que mostrar. El royalty minero, la estrategia Nacional del Litio, el Copago Cero, el Pago efectivo de pensiones de alimentos, la solución a la deuda histórica, el aumento del salario mínimo, la reducción de la jornada laboral y la aprobación de la reforma de pensiones, son triunfos significativos. La coyuntura eleccionaria actual será un escenario propicio tanto para destacar estos logros, defender el programa implementado parcialmente, explicar por qué no se ha podido avanzar más y dar cuenta, con total franqueza, del sentido de las concesiones realizadas para alcanzar dichos objetivos. Será la oportunidad para reencantar a los decepcionados y levantar la moral de aquellos cuya esperanza se ha debilitado ante las enormes dificultades experimentadas durante este periodo.
La coyuntura electoral actual ofrece al Frente Amplio oportunidades y riesgos. Ya no puede presentarse como el partido joven que viene a renovar la política. En buena hora, porque ni la juventud ni la novedad pueden ser pilares de un proyecto político. Esta vez, el Frente Amplio tendrá el desafío de convencer que tiene claro hacia dónde propone que el país camine para alcanzar el desarrollo y bienestar para todas y todos los chilenos; que tiene convicciones y que no ha renunciado a ellas, aunque ha debido adaptar su marcha a las dificultades, no siempre previstas, que ha encontrado en el camino.
El Frente Amplio llega más maduro y más humilde ante las lecciones y los golpes de la historia reciente. Ha aprendido que ser gobierno es tan imprescindible como insuficiente y que articular una coalición amplia de izquierdas y fuerzas progresistas es cada día más necesario frente al avance de la extrema derecha, lo que debe ir de la mano con la construcción de la fuerza social necesaria para empujar las transformaciones que Chile necesita. Llega también con un proyecto político fortalecido, mejor trabajado y actualizado para enfrentar desafíos ineludibles para una fuerza transformadora del siglo XXI. El abanderado presidencial tendrá que demostrar durante este debate público que el Frente Amplio es un proyecto de futuro y que ese horizonte de desarrollo justo requiere de un periodo más prolongado para su concreción.
En estas primarias el Frente Amplio deberá reconocer que no basta la voluntad de transformación para lograr las transformaciones, defender la responsabilidad de concretar lo que las condiciones te permiten avanzar y aprender a mejorar su capacidad de instalar agenda y fortalecer sus posiciones con fuerza social y mayor claridad en el relato. Por supuesto, habrá quienes no se conformen y el candidato y el Frente Amplio tendrán que saber abordar esas frustraciones. Entre muchas cosas, la política implica entrar al barro, asumir costos y continuar, de frente al futuro.