El rey ha muerto, ¡viva Tommy Rey! La voz que hizo bailar a todo Chile
27.03.2025
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27.03.2025
Quien escribe esta columna es autora junto a Lorena Ardito, Alejandra Vargas y Antonia Mardones del libro ¡Hagan un trencito! Siguiendo los pasos de la memoria cumbianchera en Chile. En el siguiente texto repasa la historia de Patricio Zúñiga, más conocido como Tommy Rey, un artista cuya “voz le dio melodía y ritmo a las cumbias que bailó todo Chile, cumbias antiguas y nuevas, cumbias chilenas y extranjeras, cumbias alegres y tristes”, y quien dejó de existir este miércoles a los 80 años.
Imagen de portada: Víctor Huenante / Agencia Uno
En Chile nos sorprendemos cuando nuestros y nuestras artistas son profetas en su tierra, cuando se les valora y reconoce en vida. Es un lujo de pocos y Tommy Rey fue uno de ellos.
Tommy Rey falleció este 26 de marzo, a los 80 años de edad, de los cuales más de 60 los pasó cantando y alegrando la vida de chilenas y chilenos. A menos de 24 horas de su muerte las redes sociales se llenan de sentidos homenajes, el metro de Santiago le agradece, el gobierno declara duelo nacional, las y los músicos chilenos lo lloran. Es conmovedor, pero no sorpresivo.
Es que Tommy Rey tuvo la fortuna de recibir de forma ininterrumpida el cariño de su gente desde que comenzó a cantar a fines de los cincuenta hasta aquella presentación en marzo de 2025, en Viña del Mar, que, sin saberlo, sería la última. Fue también en vida que recibió importantes reconocimientos institucionales, como el Premio a la Música Nacional Presidente de la República (2005) y, casi dos décadas después, en 2024, la sonora que lleva su nombre recibió el Premio Figura Fundamental de la Música Chilena de la SCD y la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, del MINCAP. Sabemos que recibir reconocimientos así, en vida, es una excepción en el mundo de la música, y, sobre todo, en un género tan contradictorio como la cumbia.
La cumbia nos da alegría, aunque muchas de sus letras son tremendamente tristes. La cumbia nos hace bailar, aunque nos de vergüenza y movamos más los hombros que las caderas. La cumbia es extranjera, pero en este país han surgido incontables grupos de cumbia, desde inicios de los sesenta, con composiciones propias, como la emblemática “Un año más” del músico coquimbano Hernán Gallardo que tanto cantó Tommy Rey. La cumbia es una música antigua, pero aquí vivimos el fenómeno de la “nueva cumbia chilena”, que siempre apoyó Tommy Rey, haciendo feats con Chico Trujillo, Santa feria y muchas otras bandas. La cumbia es para distenderse y olvidarse de los problemas, pero tenemos cumbias de denuncia desde que tenemos cumbia en Chile, como la “Bombita de De Gaulle”, escrita por Nelson Navarro y que también cantó Tommy Rey en el primer LP de la Sonora Palacios, en respuesta de los ensayos nucleares que el presidente de Francia comenzaría a hacer en la Polinesia en 1966.
Al igual que la cumbia que tanto amó, Tommy Rey fue un hombre de contradicciones: un rey humilde, comprometido con su pueblo y para quien las fiestas eran un trabajo. Pero el rey también fue consistente y consecuente, con una voz hermosa y sentida cantó desde los 18 años música tropical, aun cuando ésta no gozaba del mejor prestigio artístico entre los medios ni la academia.
“Te miraban pa’ abajo” resumía Tommy Rey en la entrevista del 30 de abril de 2011, que publicamos en 2016 en el libro ¡Hagan un trencito! Siguiendo los pasos de la memoria cumbianchera en Chile (1949-1989). Los medios le daban espacio a la cumbia en dos momentos puntuales del año: en septiembre, cuando se debatía si la cumbia merecía o no un lugar en las fiestas patrias, y en diciembre, para animar incansablemente las fiestas de año nuevo.
Tommy Rey logró una importante trayectoria, mucha experiencia musical y sabía que las modas vienen y van, pero estaba convencido de que la cumbia no iba a pasar de moda, porque “es lo más sencillo para bailar”, como nos dijo en la misma entrevista. Comenzó a cantar desde niño en concursos y shows radiales, soñando con algún día cantar como Joselito, mientras ayudaba en la mueblería de su papá pintando carteles. A los 18 años vestía su primer uniforme, con humita, como cantante de la orquesta Los Peniques donde dejó de ser Patricio Zúñiga para volverse para siempre Tommy Rey.
A los 20 años, se integraba a la Sonora Palacios que recién comenzaba a grabar sus primeras cumbias y cumbiones como “El caminante” y “La mafafa”. Hizo también sus propias composiciones como “Dios me la llevó” o “El pañuelo que un día”. Se presentaron en radios, canales de televisión, hicieron giras al extranjero a países tan cercanos como Argentina y tan lejanos como Yugoslavia. Vivieron tiempos de esperanza, así como tiempos oscuros, que llevaron a una escisión del grupo 18 años después de la cual surge la Sonora de Tommy Rey en 1982, para empezar de nuevo, pero esta vez bajo dictadura y toque de queda. Esto no estuvo exento de problemas, como cuando los bajaron del Festival de Viña en 1987, según declaró Tommy Rey en más de una ocasión, por haber ido a tocar para grupos de exiliados en Suecia meses antes. Tuvieron que pasar varios años para que pudieran estar en Viña, en 2004, por primera vez, en 2006 junto a la Sonora Palacios y en 2013, la última vez.
Con esta sonora, Tommy Rey cantó la mayor parte de su vida, y en su voz conocimos cumbias y cumbiones como “Daniela”, “El galeón español” y la ya nombrada “Un año más”. También su voz nos regaló la hermosa “Cumbia para adormecerte”, del trompetista Leo Núñez, canción que inspiró la novela “Mientras dormías, cantabas”. Nayareth Pino Luna, con su novela, hace un guiño al popular error con que muchas veces se canta esta canción, pero, sobre todo, sitúa a la cumbia en un lugar clave de los recuerdos de infancia de una generación, en la cotidianidad de las familias de clase media, llenas de heridas, pero también de fiestas.
Su voz le dio melodía y ritmo a las cumbias que bailó todo Chile, cumbias antiguas y nuevas, cumbias chilenas y extranjeras, cumbias alegres y tristes. Bien lo supo Jorge González que hizo un homenaje a la cumbia, en su proyecto musical Gonzalo Martínez y sus congas pensantes de 1997, interpretando un repertorio que Tommy Rey ya había entonado alguna vez. Pero, como en la novela de Pino Luna, González tuvo la cumbia cerca desde niño, y pudo expresar sus contradicciones en su canción “La cumbia triste”.
Tommy Rey nos deja un legado inconmensurable de canciones, de recuerdos de fiestas y de pasitos cumbiancheros que quedarán para siempre en nuestra memoria al ritmo de la cumbia que ahora está más triste que nunca.